Es Rosamunde Pilcher una creadora de historias que fascinan. Con
personajes tan reales como entrañables y bien trazados.
Si hemos leído CARRUSEL, encontraremos algunas similitudes entre ambas novelas y
algo parecido nos ocurrirá cuando leamos alguna otra de sus novelas y es que,
aparte de situar la acción en lugares similares, por ejemplo el N. de
Inglaterra, hay personajes que reaparecen o nos recuerdan a los de la anterior
historia.
Destacan en esta como en todas sus novelas una galería de personajes,
tanto femeninos como masculinos, muy bien diseñados, tipos humanos un poco
especiales, fuera de los tópicos, pero con los que podemos sentirnos identificados o parecernos familiares.
Un tema importante es el de las relaciones materno-filiales. En
ésta, nos encontramos con tres hijos que
reaccionan de manera distinta ante una misma madre que por consiguiente también
actuará de manera diferente frente a cada uno de esos hijos sin que eso
signifique ni un ápice de diferencia en la intensidad de su amor por ellos. El
momento culminante quizá sea la actitud de cada uno ante el testamento de la
madre.
En todo caso se trata de personas
que viven su vida. Una madre que deja, ha dejado, a sus hijos elegir su
destino, y sólo pide que la dejen vivir tranquila, a su manera, cuando por fin
ellos se independizan y se siente libre.
Parece que le interesa ahondar en los diferentes tipos de mujer
que se desarrollarán a principios del siglo XX y sobre todo tras la segunda
guerra mundial. Va desde la hija única, en cierto modo mimada y criada en una
familia de ideas liberales hasta la que vive obsesionada por el lujo y las
apariencias; de la que no es capaz de mirar más que su ombligo hasta la que, a
pesar de sentir una tremenda necesidad de libertad e intimidad es capaz de
vivir para los demás.
Es curioso el tipo de mujer que aun teniendo una fuerte tendencia a la
independencia, a la soledad, que defiende con uñas y diente, llega a un momento
en que se humaniza, muestra su ternura. Esta es Olivia que resulta ser mucho
más humana tras su máscara de dureza que su hermana Nancy siempre dispuesta a
las lágrimas y la nota dramática: "se
dio el lujo de lanzarse a una orgía de
autocompasión. Ser esposa y madre, se decía, es una tarea ingrata."
Entre los masculinos también hay variedad de tipos. El pintor
bohemio esposo cariñosos y padre tierno y comprensivo; el caradura, trepa,
derrochón y que no respeta a nadie menos aún a su mujer; el puntilloso de
mente cuadrada que subestima a todo el
que no sea y piense como él empezando por su mujer; el cariñoso, prudente,
respetuoso con todos, dispuesto a
contraer un compromiso casándose y
creando una familia.
Más una serie de otros
personajes de ambos sexos que completan y enriquecen esta galería original
y pintoresca a veces.
Las descripciones, en general, buenas
y bonitas, espléndidas, a veces.
La traducción,
o la edición, dejan algo que desear.
Podría decirse, a pesar de los recelos
que hay en este sentido, que se trata de una novela femenina. No sólo
porque la escribe una mujer, quizá pensando en las mujeres, en donde destaca el
conocimiento profundo de la mujer; sino también porque no creo que un hombre disfrutara
leyéndola. Hay poca acción que es lo que los hombres más buscan por regla
general; y se presenta un mundo fundamentalmente femenino.
Esto no es un defecto de la novela puesto que
este mundo está muy bien trazado y presentado.
Espero comentarios y si la leéis,que os guste.