No es un
juego
Al entrar en la sala
de profesores sorprendió una conversación interesante, incluso algo acalorada
entre tres de sus compañeros: el catedrático de Química, el de Historia y la
catedrática de Lengua.
El catedrático de
Química, dirigiéndose a la catedrática de Literatura decía: No acierto a
comprender la importancia que dais a vuestra materia. A fin de cuentas, se
trata de enseñar a poner tildes y a corregir la ortografía.
_ ¡Hombre! Algo más hacemos. Les enseñamos a conocer y
utilizar correctamente su lengua, nuestro idioma. Además, está la Literatura.
_ Esa es otra. Dedicar tantas horas a leer cosas inventadas,
sin sentido, a veces sin pies ni cabeza
_Es obvio que tú no lees mucho.
_ Tienes razón, intervino ahora el profesor de Historia. Pero
tal vez te hayas excedido. Debemos respetar el trabajo de los demás. Tal vez
alguien podría decir algo sobre tu asignatura que no te gustara. Es verdad que
la Literatura es solo un juego. La distracción de personas que tal vez se aburren,
o no tienen otra cosa que hacer. Es cierto que algunas novelas inciden en temas
históricos o sociales. O sea que hay novelistas que se comprometen. Hablo por
ejemplo de La Regenta o El Gatopardo. Es decir que se podría hacer un
escrutinio como en la biblioteca de D. Quijote.
_Veo que has leído El Quijote. Claro es obligado, aunque no
tengamos ni idea de todo lo que contiene. Y ya que lo has nombrado ¿Crees que
El Quijote es el resultado de jugar un ratito a juntar palabras por aburrimiento?
_ contestó la catedrática de Literatura
_Pues mira_ interviene el químico_ podría ser. Si como dicen
lo escribió en la cárcel, un poco aburrido debería estar.
_ No me gusta soltar peroratas ni hablar ex cátedra _die La
profesora de lengua_ pero me lo habéis puesto en bandeja.
No es un juego la Literatura como obra de arte, como
creación, a pesar de que un escritor pueda disfrutar escribiendo, haciendo una
novela. Son muchos los escritores que hablan de su oficio como de una dura
tarea.
Cela, sin ir más lejos, dijo a propósito de LA COLMENA, “su estructura es compleja, a mí me
costó mucho trabajo hacerla” y hay que creerlo. Y M.ª Guelbenzu dice refiriéndose
a su último libo UN PESO
EN EL MUNDO:” la verdad
es que ha sido un trabajo de chinos”.
¿Quién puede pensar que libros así sean el resultado de jugar
un ratito a juntar palabras? Y ¿Qué decir de RAYUELA, por ejemplo, o LA REGENTA, LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA, LAS OLAS, ULISES y un largo etcétera de complejísimas
novelas?
_ Pues-habla ahora el historiador_ a mi hija que es
licenciada en Modernas, inglés, le dijeron que Ulises era una especie de
trampa, que el autor les tendía a los críticos, para fastidiarlos, enredarlos.
_ Lo siento por tu hija, y con todos mis respetos, esa
afirmación es una necedad. Fijaos, a veces, la dificultad está ya en encontrar
un título que sea preciso, sugerente, expresivo…Quizá sea lo más fácil utilizar
el nombre del protagonista: LA REGENTA, EL CAPITÁN ALATRISTE, CAPERUCITA EN MANHATAN… Pero ¿RAYUELA, LAS OLAS…?
¿Y empezar o acabar? ¿Sabemos la dificultad que puede
entrañar conseguir un buen principio y un final correcto?
El caso es que, con este sentido lúdico de la vida, con tanto
querer ser innovadores, con tanta ansia de protagonismo, con tanto subestimar
la literatura, el arte, estamos ocasionando graves desaguisados en todo aquello
que tiene algo que ver con la creación.
En este orden de cosas, siempre ma ha llamado la atención
aquello que dijo Bécquer a propósito de la inspiración, la razón y el genio creador.
Para él la inspiración es, entre otras cosas “Ideas sin palabras, /palabras
sin sentido;/cadencias que no tiene / ni ritmo ni compás…/ La razón, sin embargo,
es “Gigante voz que el caos/ ordena en el cerebro, / y entre las sombras
hace/ la luz aparecer;/… Y termina “con ambas siempre en lucha/y de
ambas vencedor, /tan solo el genio puede/ a un yugo atar las dos/”
Me parece que no habla el poeta de un juego sino de una lucha
muy respetable, de un trabajo, a veces, ímprobo
Así, no es un juego la Literatura. Decía Fray Luis que escribir
es negocio de particular juicio. Algo que todo el que escribe debería tener
siempre en cuenta.
Y la Literatura nos lleva a leer. “Aquell que llig és
lliure;i si ho fa en la seua llengua, encara més.”(Aquel que lee s libre y si lo
hace en su lengua ,todavía más) Este texto ilustraba un marca páginas que apareció
el otro día sobre mi mesa como por arte de magia. ¿Y de qué otra forma podría parecer
algo que guarde relación con la lengua y la Literatura? Porque eso son la
lengua y su hermana mayor, no su hermanastra, la Literatura, magia.
¿No es mágica la forma en que aprendemos a través de las
obras literarias? Todo está en ellas. La historia, la realidad, la ficción, el
amor, la muerte, la vida todo del ser humano en cuerpo y alma. Pero nosotros
que vivimos unos tiempos tan materialista y prácticos despreciamos olímpicamente
este tesoro.
El que lee es libre. Qué verdad tan grande. No hay más que
recordar los tiempos en que leer era poco menos que pecaminoso. Claro, es que
el que lee aprende y el que aprende sabe y el que sabe exige, protesta, ve lo que para otros está
oculto.
_Bien. Pero ¿qué debemos leer, sólo literatura?
_En principio, todo. Porque como dijo el Arcipreste de Hita,
el libro es pariente de todos los instrumentos, la cuestión es saber pulsarlo.
O sea que no hay libro malo, depende del lector.
_ Entonces todo vale. Lo que yo entienda, aunque no sea lo
que pensó el autor, vale. No lo veo claro.
_ ¡Ay! Luego os metéis con los de letras. Si el libro es de
Química, Filosofía o Historia, no. Pero estamos hablando de literatura, de
arte. La obra literaria es por definición polisémica, polivalente, metafórica,
sugerente. Tal vez no hay dos lectores que vean exactamente lo mismo en una
novela y menos en un poema lírico. Esa es parte de su grandeza, que ayuda a
desarrollar la imaginación, a razonar, incluso a soñar.
Y, ya voy a terminar que se acaba el tiempo y además si sigo,
me vais a odiar. Leyendo aprendemos nuestra lengua, esa lengua cuyo dominio
según García de la Cocha nos da la libertad. “Un dominio más amplio de la
lengua significa un espacio mayor de libertad. La lengua no solo nos permite
tener o conquistar. La lengua nos hace ser”. Y en cuanto a la Literatura es ahora,
por desgracia, la Cenicienta de la enseñanza; y los que deberíamos ser sus
madres y padres somos más bien madrastras y padrastros y nos la dejamos sin
baile a ella que podría ser la más gentil y elegante princesa.
Y no lo olvidéis. No es un juego. Incluso hay quien vive de ella.
Unos mejor que otros.
Sonó el timbre de fin
del recreo y se acabó la charla. Le habría gustado oír más pues el tema ,pensó,
promete.