Más tarde, con el tiempo plantaremos un árbol en el centro del
jardín; dijimos al comprar la casa. Más pronto que tarde, lo plantamos y
creció rápidamente gracias a nuestros cuidados. A su sombra, jugaron los niños,
leyó el periódico el abuelo, soñó la adolescente, se arrullaron los
jóvenes enamorados. Con el tiempo, como ocurre
con casi todo, se olvidaron de él. Pero cuando murió el abuelo, recordando cuánto le gustaba disfrutar de su sombra,
enterraron sus cenizas junto a las raíces
del árbol que, desde entonces, pareció revivir.
Hoy el árbol da sombra al
recuerdo del abuelo.
Este relato se encadena con otro por medio del final.
La sombra del abuelo.
Hoy el árbol da sombra al recuerdo del abuelo. Cuando miramos hacia
el jardín desde el porche, con su enorme árbol en el centro, vemos al
abuelo. Allí está, en su hamaca, con su
sombrero y sus gafas leyendo el periódico.
O, red en ristre recogiendo las hojas de la piscina para que no estorben el
baño de los nietecillos. Luego, se baña él, solo, con su gorro, sus gafillas (como llama a las gafas de piscina), su camiseta para protegerse del sol porque
es muy blanco, contando los largos que hace para después presumir de estar en
una forma física envidiable. Después come y se duerme el telediario. ¡El abuelo !
Por hoy ,no hay más. ¿Os ha gustado?
Mucho. Especialmente la última frase del primer relato "Hoy el árbol da sombra al recuerdo del abuelo". También eso que dices de que con el tiempo se dejan cosas y afectos por el camino.
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