Se dibuja una sonrisa
mellada que deja atónita a la
enfermera reacia a la entrad del niño en la UCI.- Su madre está en coma − Ya, pero para mis hijos su abuela…; permita
entrar al mayor-No puedo. - ¡Por favor! pide Eneko con los ojos arrasados en
lágrimas - Está bien. Cinco minutos. El niño, tembloroso, se acerca a la cama –
abuela, soy Eneko, estamos todos aquí. La abuela sonríe.- ¡Increíble! ¡Háblale,
cariño! -Abuela ¿y tus dientes? Hay que avisar al ratoncito Pérez. Ahora, en la
boca desdentada de la abuela, una amplia sonrisa. Fuera, la familia intenta contener la
emoción.- ¡Chaval, has salvado a tu abuela!
Vuestros comentarios siempre son dignos de agradecer.
Me ha dejado muy sorprendido esta historia pero lo importante es el final feliz que ha tenido.
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