La siguiente curiosidad viene
presentada a manera de diálogo
De los brillantes,
Porque brillan pero no alumbran,
Libéranos Dómine
-Prefiero las circonitas
− ¿A qué vendrá esto ahora? Sigámosla.
Tengo la impresión de que los seres humanos nos dividimos en dos grupos, tal vez uno mayor que otro: los brillantes y los que no lo son o somos. Y ¿qué es ser
brillante? Esta es la cuestión.
- - Mucho
me temo que la vas a analizar detallada y ampliamente
- - Y
¿qué esperabas?
- - Ya,
ya. Cuando tú te pones a reflexionar no hay quien te pare. Y también es difícil
seguirte pero lo intentaré.
- -Eso.
Tú a lo tuyo. Yo pienso. Tú escribes.
- -¡Cómo
si fuera tan fácil! Veamos.
- -Para
algunos ser brillante es casi sinónimo de empollón, un alumno que es capaz de
repetir al dedillo las páginas del libro de texto o de los apuntes. También
puede ser el que tiene facilidad para las matemáticas o para hacer las
traducciones del idioma de turno, ya sea lengua viva o muerta. Son alumnos a
los que se califica automáticamente con el 10, el sobresaliente. Sin embargo no
suele darse ese calificativo al alumno que piensa, razona, intenta comprender
lo que estudia y en lugar de repetir como un loro, cinta magnetofónica o disco
de ordenado, expone las respuestas según sus deducciones.
Otrosí se suele considerar brillante a la persona de respuesta rápida
como si la inteligencia y la rapidez fueran sinónimos o anduvieran por el mundo
cogiditas de la mano.
Hoy, no se habla tanto de brillantes como de excelencia y excelentes. A los alumnos diagnosticados como
excelentes se les matricula en los cursos bilingües que luego se disputarán
algunos profesores porque serán más fáciles de llevar, podrán insuflarles más
sabiduría y quedarán muy satisfechos al terminar el curso y haber podido
conceder un sinfín de sobresalientes. Esto no deja de ser una marginación de
cierto número de alumnos, una discriminación.
Y lo
que es peor. A esas criaturas diagnosticadas como excelentes se les comunica su
excepcionalidad, lo saben los profesores, se cacarea por todas partes, lo que
lleva a que los compañeros “normales” les den de lado. No por desprecio sino
porque creen que no van a saber jugar,
que solo les interesa estudiar etc. En una palabra .porque los consideran
raros.
Muchos
de ellos, además, inevitablemente caen
en manos de psicólogos.
Pasan
así parte de su adolescencia y juventud entre libros y halagos. Hacen las
carreras más difíciles y complicadas. Hacen tesis doctorales calificadas cum laude. Con suerte consiguen trabajos
excelentes, pero….
-Ya
sabía yo que en algún momento aparecería el “pero”. Se le veía venir. A ver.
Pero ¿qué?
- Muy
sencillo. Generalmente fracasan en su vida afectiva, emocional, cotidiana. No
están preparados para la vida diaria, para compartir y formar una familia; se
suelen equivocar al tomar ciertas decisiones. En una palabra: no son felices.
Pasarán por la vida como brillantes, brillando pero sin alumbrar.
Alguien dijo que los brillantes brillan pero
no alumbran. Además son muy caros ,pienso yo.. Por eso prefiero las circonitas que también brillan
pero son más accesibles. Al igual que los brillantes, que son carísimos,
deslumbran pero ¡qué pocos se los pueden permitir! y hay que llevarlos con
guardaespaldas. Sin embargo las zirconitas (o circonitas, que tanto monta)
están al alcance de todos. Como esas personas que no brillan, no destacan en
nada pero son capaces de autosuficiencia total, no se apoyan en nadie, entre
otras cosas porque los brillantes se apoyan en ellas, y si se las observa o
escucha se puede ver que también tienen su brillito o mejor diríamos son las
que alumbran.
A esto de ser brillante o no se le podría aplicar el dicho “Cobra fama y
échate a dormir”
-¿Seguro?
-Sí, sí. Cuando una persona es considerada
brillante no tiene que preocuparse ya de demostrar su valía. Todo lo que haga
recibirá ipso facto el beneplácito de cuantos le rodean y toda suerte de
elogios.
Mira.
Supongamos un grupo de personas que deciden realizar una actividad, digamos
intelectual. Se comprometen a aportar ideas y, si es posible, alguna cosita ya
preparada que pueda servir para iniciar el trabajo. En esto de los trabajos en equipo siempre hay
quien se retrasa pero puede ocurrir que algún miembro se interese seriamente
por el proyecto, dedique días, incluso unas vacaciones, a preparar actividades,
a reunir ideas. Llegan a la reunión de trabajo. Esta hormiguita presenta su
proyecto, en cierto modo orgullosa de haber dedicado su tiempo a planificarlo y
considerando honradamente que es bueno lo que ha hecho... Pero llega la o el brillante
y dice que no ha tenido tiempo porque, claro, tiene infinidad de actividades,
pero en unos minutos antes de acudir a la reunión ha hecho un esbozo, un
bosquejo de lo que puede ser el definitivo proyecto. Pues esto es lo que se
valorará. La rapidez, la improvisación. En realidad estaba previsto. Es brillante
y lo que haga o diga “irá a misa”.
Del
mismo modo, si no eres considerado/a brillante, o aunque solo sea algo
inteligente, ya puedes despedirte de que cualquier cosa que hagas sea valorada;
en realidad ni se molestarán en comprobar su valor. Lo mejor que puedes esperar
es el silencio. ¡Y qué elocuentes son algunos silencios!
-¿No
andas un poco pesimista?
-
¡Qué va! Soy realista. Mira, algunas personas consideradas brillantes o al
menos bastante inteligentes en algunas facetas de la vida, en lo cotidiano, son
bastante cerraditas, pedrusquitas, dependientes, etc.
−
¡Qué inspirada estás! ¿Te has dopado?
− ¿Tú también? ¡Vete a freír
espárragos! Estas ideas y otras igual de estupendas, como lo de la historia de
Simplicia, se me ocurren mientras nado o anadeo (nadar como un pato o ánade)
porque ¡llamar nadar a lo que yo hago!.....
−Tú
te lo dices todo.
−Pues sí. Y también digo que me cuesta
entender muchas cosas por más que ocurren a mi alrededor cada dos por tres. Por
ejemplo, cómo se complican cosas que son sencillísimas solo por no querer
verlas, por vagancia o yo no sé por qué. Por lo visto es más cómodo que los
demás, los que carecen de brillo, piensen, hagan cálculos, reflexionen y cuando
plantean el tema, por principio, poner pegas y luego ya se verá. Ese luego
puede ir de unas horas a unos años.
−Tienes
razón. Es agotador encontrarse siempre con el mismo panorama. Pero, chica,
tendremos que seguir luchando pacíficamente.
- Hoy,
Simplicia ha leído una frase en uno de esos pasatiempos que tiene en......
−
¿Qué vas a decir?
−Nada,
lo de la frase.
−
¡Ah!
-Dice:
“Para ser grande hace falta mucho
talento, mucha disciplina y mucho trabajo". Rápidamente ha empezado a
reflexionar. Un poco más y se monta un ensayo sobre el tema. ¡Allá va!
-
Está claro; sin talento no hay nada que hacer. Pero también es cierto que por
más talento que haya si no se trabaja y si no se tiene un mínimo de disciplina,
el talento se desperdicia. El talento, aunque no sea extraordinario, si se
cultiva puede dar para mucho. Hay quien piensa que ser muy inteligente es
hacerlo todo a salto de mata y en un
pispás. Pues las personas que son así, creo que más de una vez se
equivocan. Creo recordar que los libros
de Filosofía dicen que inteligencia es la capacidad para resolver problemas.
Pero en ninguna parte dice que se trate de resolverlos a la velocidad de la
luz. Más vale reflexionar, aunque parezca que se ha perdido un tiempo
hermosísimo en hacerlo, que correr el riesgo de cometer errores, a veces
graves, o de tener que desdecirse.
Cuántas
veces, alguien a quien no se le supone demasiado talento, después de mucho
reflexionar ha expuesto una idea que ,naturalmente , ha sido rebatida al
instante, y tiempo después otro alguien
ha dicho exactamente lo mismo con aires de hablar ex cátedra. Tengo infinidad de ejemplos. Y me planteo ¿Será
posible que alguna vez el ser humano cambie un poquito? Bien es cierto que por
suerte no todos son así pero los que hay van por el mundo chafando a los demás
que a veces necesitan hacer acopio de todas sus energías mentales para no
hundirse en la miseria.
-¿Soy
de verdad una Quijote? O ¿debería decir un Quijote? ¡Da igual!
−No
creo. Lo que ocurre es que observas y piensas. Piensas por tu cuenta y sacas
conclusiones. Y eres realista porque también sabes ver dónde hay una persona
con otras características y apreciar su valor o sus valores.
−Tienes
razón. Y qué gusto da cuando puedes decir "hoy creo en el ser
humano".
−Ya
nos hemos salido del tema
−No.
Volvemos con otro ejemplo, éste reciente. Bla,bla,bla…….
-¡Oh,
no! Ya se enzarza en otro tema... ¡Uffff! No, no la sigo. Cuándo entra en esa
dinámica es mejor esperar. Seguimos con el tema de los brillantes; esto ya es
fijación. Ahora recuerda un asunto personal que me prohíbe escribir. Pues es una
pena porque tiene su gracia. Pero hay que respetar la intimidad de los demás.
-Lo
dicho, de los brillantes líbrenos Dios porque brillan pero no alumbran. Fíjate,
por ejemplo en un espejo. Brilla y hasta te deslumbra si lo colocas en
determinada posición respecto a una luz. Pero ¿para qué sirven?
−Mujer,
sí son útiles. Los retrovisores sin ir más lejos.
−Claro,
siempre hay honrosas excepciones. Pero en realidad sólo sirven para devolverte,
siempre que haya una luz en su entorno, la imagen y recordarte cada mañana que
tienes una cana más, que las patitas de gallo se están convirtiendo en un
gallinero, en una palabra que cada día eres más vieja o viejo. “Los espejos, esas cosas terribles “( que
como dice Aurora) “no deberían estar tan a mano”…..
Sin
embargo la llamita de una simple vela nos alumbra, nos ayuda a encontrar las
cosas o el camino cuando una tormenta nos ha dejado a oscuras.
Las estrellas, brillan en la noche,
son una maravilla, adornan el cielo pero las luces de la ciudad las hacen
invisibles; y no nos sirven para mucho más. Además no sabemos nada de grandes
obras literarias escritas a la luz de las estrellas, que brillan mucho pero no
alumbran, y sí a la tenue luz de una vela o de una humilde bombilla colgada del
techo.
No
todo en esta vida es brillo, relumbrón o adorno, incluso belleza. Hacen falta
personas y cosas útiles, capaces de resolver problemas incluso los más
sencillos, los más tontos si quieres como darse cuenta de que para que una
puerta del tren al que quieres subir se abra hay que pulsar un botón que hay
justo a la altura de tus ojos y no que tenga que decirlo quien apenas si llega
a la manivela y menos a la altura del botón.
Lo dicho:
¡De los brillantes, libéranos dómine!
(23-6-2016. Sobre un texto anterior más
extenso y complejo)
¿Algún comentario aunque sea jocoso?