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Presento hoy una osadía no precisamente pequeña
Breve monólogo teatral en un acto y una escena
Cartel anunciador |
La acción ocurre en el cuarto de estar de
una casa de clase media. En primer término aparecerá una mesa camilla vestida y
a su lado dos silloncitos orejeros. Sobre la mesa pende una lámpara tipo
quinqué. Sobre uno de los sillones habrá ropa doblada.
En el lateral izquierdo una ventana con
visillo.
Al fondo una estantería con libros,
periódicos y adornos (figurillas, portarretratos, etc.) de buen gusto. De una de
las baldas pende un gran cartel en el que se lee BUSCO PAREJA y sujeto con
alfileres un calcetín negro (Debe estar muy visible para el público pero la
mujer en ningún momento mirará hacia la estantería, sólo al final). Entre la
estantería y la ventana una mesa con
ordenador y toda clase de útiles de escritura (un montoncito de folios, algún
libro o cuaderno abierto, algún periódico, etc.). Este rincón deberá iluminarse
en su momento independientemente del resto de la habitación, flexo por ejemplo.
En las paredes libres, algún cuadro. En
general decoración sencilla y que denote buen gusto.
En el lateral derecho, junto a la pared del
fondo habrá una puerta que comunica con el resto de la casa. En el mismo
lateral pero en primer término, una tabla de planchar. Sobre ella, la plancha y
montoncitos de ropa doblada.
Todo debe dar la impresión de que allí vive
una persona ordenada, culta y con buen gusto.
La acción ocurre al atardecer.
(Al levantarse o abrirse el telón, la
habitación estará iluminada con luz tenue que entra por la ventana. Entra una
mujer de unos 40 años con chándal y zapatillas de casa; peinada y aún un poco
maquillada como si acabara de llegar de la calle o tuviera costumbre de estar
debidamente aseada en casa; lleva un balde lleno de ropa que vacía sobre la mesa;
SON CALCETINES, UN GRAN
MONTÓN DE CALCETINES NEGROS. Empieza a doblarlos.)
¡Hala, 700 calcetines negros! Todos con calcetines negros; el padre, los
niños, las niñas, hasta yo he caído en la trampa. Con esta moda de los
calcetines negros me van a volver loca
porque ¡a ver cómo sé yo de quien es cada par!, y encima los fabricantes se
entretienen utilizando en la fabricación de calcetines negros tintadas, les
llaman ellos, diferentes, o sea, matices; y además unos llevan más lavados que
otros; vamos, que no son todos igual de negros. (Va doblando calcetines y dejándolos un junto a otro sobre la mesa)
uno, dos,.. (Imitando la voz de su madre
y dirigiéndose al público como si pretendiera explicárselo) mira hija, se
hace así; el calcetín debe estar del
revés, se mete la mano derecha hasta el fondo, (se da cuenta de un rotito en la punta del calcetín. Recupera su voz))
¡Ahora un agujerito, justo en el dedo
gordo! ¡Lo que faltaba! ¿Qué hago?, ¿Lo aparto para darle unos puntos y que
aguante otra puesta o lo tiro directamente a la basura y santas pascuas?, (lo aparta) (otra vez la voz de la madre) con
los dedos índice y pulgar se coge la puntera, con los mismos dedos de la mano
izquierda se coge otro pellizquito en el talón, así, y se tira con las dos
manos al mismo tiempo pero en dirección contraria hasta que el calcetín queda
así. ¿Ves? Ahora tú. (Al decirlo se lo enseña al público). (Imitando su voz de niña) Pero se quedan
del revés. (Voz de la madre) Claro,
porque al ponérselos se mete el pie de forma que se cubre y se queda el talón
en su sitio, luego se coge la boca y se va deslizando hacia la pierna; conforme
avanza se va dando la vuelta y se queda del derecho. (Con su voz) ¡Darle la vuelta como a un calcetín! de ahí debe venir
la expresión. Eso es lo que ha hecho conmigo el matrimonio ; bueno, eso es
lo que ha hecho conmigo la vida ,lo que han hecho siempre...15, 16, 17...se
mete la mano, así…¿Cómo se me han podido juntar tantos calcetines ? (Con su voz de niña)Mamá, y ¿no sería más
rápido dejarlos estiraditos y que cada cual se ocupe de ponérselos como pueda o
quiera ? (Voz de la madre)¡Qué
barbaridad ! y ¿tú piensas ser una mujer de provecho ? (Con su voz)¡Una mujer de provecho !
¡Menuda estafa! Aprender a doblar calcetines, a zurcirlos, a coser, a planchar,
(con la voz de niña) ¿por qué hay que
doblar los pañuelos tan artísticamente si luego en un instante se deshace todo?
Siempre que papá y el abuelo sacan el pañuelo del bolsillo lo llevan hecho un
gurullo. (Voz de la madre)No importa.
Una mujer tiene que saber hacerlo todo y
yo no voy a permitir que el día de mañana, si te casas, (Su voz)- ¡parece que lo dudaba! - un hombre me eche a mí en cara
que no te he educado como Dios manda.(Con
su voz) Siempre metiendo a Dios por medio, como si no tuviera nada mejor
que hacer que vigilar para que una niña aprenda a doblar calcetines o comprobar
si yo los estoy doblando bien ahora. Ganas me dan de ir dejando montoncitos
sobre las camas y que se las apañen. Pero sí, sí; ya los oigo :(imitando
las voces correspondientes) mamá, ¿qué es esto, qué locura te ha dado? -
Porque está claro que ellos pueden ser desordenados, hacer lo que les venga en
gana pero yo no, claro; además que no es mi estilo y ellos lo saben - ¿te has
vuelto loca?- o - Debes controlarte, así nos vuelves locos. ¿Cómo voy a saber
cuáles son mis calcetines?, ¿no ves que no son todos iguales? (Recupera su voz) Y se quedan tan
panchos.
Están muy orgullosos de tener una mamá que no es simplemente ama de
casa. (Cambiando la voz, según a quien
imita, y con la entonación de quien presume de lo que dice) Mi mamá es
periodista. Yo estoy muy satisfecho del trabajo de mi mujer, no por el sueldo
aunque venga bien, sino por ella, porque así se siente liberada, se realiza,
bla, bla... (Volviendo a su voz) ¡Liberada!
(Imitando la voz del anuncio de
“Pezqueñines, no…) ¡Liberadas no, gracias! (Todo sin parar de doblar calcetines pero con lentitud; debe dar la impresión de estar soñando, reflexionando).
¡Atiza! 39. Que yo sepa, los calcetines se usan por pares; si aquí hay 39 está
claro que, o me falta uno, o me sobra uno. (Empieza
a mirar por el suelo, bajo la falda de la mesa...)¡Ay! ya no soy yo la que
era. Me duelen las piernas, me duele la espalda….y menos mal que no me duele la
cabeza; el dolor de cabeza les está prohibido a las mujeres. (Dirigiéndose al público) Ustedes me
entienden ¿verdad? Pues por aquí no se ve. No, si como andan desquiciados, a
saber por dónde andará el dichoso calcetín, lo habrán metido con lo limpio,
habrá ido a parar a la papelera, ¡Cualquiera sabe! igual se ha
traspapelado con otra ropa. (Con expresión y tono de sorpresa)
Traspap... ¿Qué estoy diciendo? Y digo yo ¿por qué no hay una palabra para
cuando se traspapela un calcetín u otra cosa en lugar de un papel? Los señores
académicos mucho reunirse, mucho pulir y
dar esplendor pero qué poco prácticos.
Claro que eso pasa porque en la Real Academia
nunca ha habido mujeres o, en todo caso, una como botón de muestra para
que no se diga, para que los señores académicos, carcamales la mayoría - con
todos mis respetos -, tengan la oportunidad de ser caballeros. (Haciendo una inclinación caballerosa y
con el tono de voz adecuado) Usted delante, por favor. Vamos como floreros;
además, las nombran cuando ya están para sopitas. Seguro que si, por ejemplo,
Carmen Martín Gaite hubiera sido académica, yo ahora tendría el problema de
haber perdido un calcetín pero podría llamarle al hecho de alguna forma
precisa. ¿Podría decirse trascalcetinar? Mira, se lo puedo preguntar a Lázaro
Carreter, incluso escribir un artículo sobre el asunto. Bueno pues ¡al cuerno
con el calcetín. ! Ya están todos dobladitos, qué monos. Ahora cada oveja
con su pareja. Uf, no veo siete en un burro. Habrá que encender la luz. (Enciende la que hay sobre la mesa) a ver
si así consigo emparejarlos como Dios manda. ¡Toma y yo también metiendo a Dios
entre los calcetines! Bueno, después de todo si estaba entre los pucheros ¿por
qué no entre los calcetines ?(los va
emparejando) No me digas que tanto soñar, tanto estudiar, tanto traje
blanco, para esto. (Imitando voces de
marujeo) Y ¿vas a la Universidad? Haces bien, hija, así no tendrás que ser
una esclava como nosotras. Mira tu madre y yo, todo el día en la casa dale que te pego. (Con su voz) ¡Sí, sí, dale que te pego! (Voz de las otras) Pepe, yo no puedo con
todo, tendré que tomar una chica. (Voz de
Pepe) Pero, hija, mi sueldo no llega para tanto. Pues mira Mari Puri, bien
que tiene quien le ayude y no me dirás
que Paco gana más que tú. Claro, él sabe… (Con
su voz) Ellas sí que sabían, y saben, - porque quedan 1 -,
lloriquear, quejarse, colgarse del brazo del marido todos los domingos y
fiestas de guardar…Y aquí estoy yo,
universitaria, mujer liberada, ¿liberada? ¡Ja! ¡Currante! (Cambiando la voz) ¿Asistenta? Si nos
gastamos el sueldo (con su voz) los
sueldos deberíamos decir (vuelve a
cambiar) no podremos viajar y a ti te gusta. (Con su voz)Claro que me gusta aunque no tanto como a ti, seamos
sinceros. Me gusta viajar, y dormir, y hacer mi trabajo, ese por el que me
pagan un sueldo que es el que nos permite, os permite, ciertos caprichos, como
Dios manda. Porque veamos, si Dios andaba entre los pucheros y entre los
calcetines, - pues estos dos no sé si tienen el mismo matiz o tinte - también
opinará en esto de cumplir en el trabajo y, que yo sepa, el ser mujer no me
exime de ello. En todo caso parece que exime del derecho a tener derechos y yo
quiero, por lo menos, tener derecho a hacer bien mi trabajo y aquí estoy dale
que te pego a los calcetines del demonio, que es lo que ha tocado hoy, y luego
me darán las tantas haciendo los deberes.
(Imitando la voz del marido) Cariño,
nena, ¿no te acuestas? ya ha terminado la película, yo me voy a la cama. (Con su voz) Sí ya voy. (El marido) ¿Se puede saber por qué te
quedas por ahí haciendo el panoli?- Pues mira, ¡panoli que es una! ¡No te
…. ! Ya tenemos 10 pares emparejaditos. Aquí se me va a mí la tarde
¿eh ?( Como soñando)...¿Quiere
usted a Fulanito por marido para amarlo, servirlo - sobre todo servirlo- en la alegría y en la tristeza en la salud y
en la enfermedad - sobre todo en la enfermedad, que hay que ver lo quejicas que
son- , etc. etc. Sí quiero. Un nudo en la garganta, la emoción contenida. Sueños, traje blanco, virgen,(dirigiéndose
al público) - porque entonces nos casábamos vírgenes- toda para él, sé
doblar calcetines, pañuelos y camisas
(aquí puede ir derivando el tono hacia el de un pregonero ) hacer un buen
arroz y otras delicias, -no sabía yo entonces que al hombre se le conquista y
mantiene contentándolo del estómago para abajo - el mundo está a mis pies, y
este hombre joven, guapo, inteligente… me ama, me ha escogido entre tantas a
pesar de que no soy rubia. Claro que ¡ya se sabe! para tontear valen todas pero
para madre de mis hijos y santa esposa….Entonces ya no las prefieren rubias, se
casan con las morenas ¿será que las morenitas tenemos más cara de panoli o de
ángel bobo? Pues me parece que éste se va a quedar viudo (dirigiéndose al público) ¿Lo quiere, señora? ¿No? Usted se lo
pierde, podría resolverle un problema como el mío, sin ir más lejos al volver a
casa. Porque usted tiene cara de haber doblado más de un calcetín. No se
enfade, mujer, si eso no es malo, lo
malo es tener que compaginar tantas cosas siendo como somos sencillamente
humanas. (Se oye un reloj que da las 8)¡Las
ocho! Dentro de nada empezarán a llegar pidiendo la cena. (Va recogiendo los calcetines que están emparejados y poniéndolos junto
a la otra ropa por grupitos) .A ver si me da tiempo a pergeñar el artículo
de mañana y después de cenar lo redondeo (mientras
organiza la ropa. Se supone que según lo que es
de cada uno) En esto he quedado, en escritora de artículos
ocasionales. Yo que quería ser periodista, una gran periodista, la mejor
reportera del mundo. (Imitando las voces
correspondientes)- Mamá, he decidido que quiero ser periodista! -¡Qué barbaridad! Tú periodista,
como esos locos que andan por ahí atosigando a
los ministros, a los artistas, y hasta al Papa….Esa no es una profesión
para mujeres decentes -¡Ya estamos! - Cómo vas a llevar así una casa, atender a
un marido, a unos hijos… ¡Qué disparate! ¿Se lo has dicho a tu padre ?Además
tendrás que irte fuera, tú sola por ahí, a Madrid… y lo caro que debe ser,
nosotros no podemos hacer ese gasto y seguro que no sacas los curso completos
porque tú, perdona que te lo diga, no eres una estudiante brillante y…- ¡Mamá,
voy a ser periodista! Estudiaré más fuera de casa que aquí a tu lado porque con
tanto aprender a doblar calcetines, limpiar cristales y otras cosas de mujer
decente no queda tiempo para estudiar. Yo me apañaré, no sufras. Y me fui y
trabajé y estudié y fui libre. Razonablemente libre porque yo nunca he sido una
cabra loca. Libre hasta que me enamoré. Allí se acabó la libertad. Salí del
trueno y di en el relámpago. Primero todo fueron buenas palabras: tú tienes
madera, serás una reportera genial; has de realizarte, tienes que romper
amarras….- Romper amarras…. ¿Cuáles? Con
el pasado, claro, y atarse al futuro .Esa fue la realidad. Y no es que me
arrepienta de lo que he hecho, de tener una familia, unos hijos, no, ni
muchísimo menos. Son todos maravillosos, mi marido y mis hijos, los quiero con
locura, no sabría vivir sin ellos, - ni contigo ni sin ti tienen mis penas
remedio -,.Si yo de lo que me quejo es de que una mujer no pueda elegir, que
elijan siempre por ella, a veces apelando a su sentido común, a su vena
afectiva, a mil cosas ; pero la manipulan, la manejan, le dan la vuelta
como a un calcetín, la usan como una pizarra donde cada cual quiere escribir y
borrar a su antojo sin que ella tenga nada que decir…..De lo que me quejo es de
que por ser mujer se supone que no hay que esperar que hagamos un trabajo bien,
lo nuestro es otra cosa. El trabajo, para callarnos la boca y para honra y
gloria de la familia , pero cuando una quiere realizarse de verdad, es decir,
hacer bien ese trabajo que ayuda a comer
mejor, o permite comprar el vídeo, o viajar, o lo que sea, entonces no. Porque
no le llega el tiempo. Porque, vamos a ver ¿por qué tengo yo que escribir mis artículos cuando
todo lo demás esté hecho? ¿Por qué no empiezo por ahí?; los podría hacer mucho
mejor. Y además, es que ni respetan tu trabajo. Te ven escribiendo y te
interrumpen sin miramientos, aunque sea para una insignificancia. ¿Es tan
difícil comprender que durante un cierto tiempo del día una no está para nadie?
¡Yo quería y quiero ser reportera! (Al
volverse para salir de la habitación con los brazos llenos de ropa, ve el
calcetín colgado.) ¡Oh, no! encima con pitorreo. Aunque hay que reconocer
que tiene su gracia.
(Deja
la ropa, coge el calcetín y lo empareja con el que había quedado y...)
Mejor, me pongo a escribir antes de que
vengan y luego, mientras atiendo al consultorio sentimental, profesional, etc.
recojo la ropa. (Se dirige a la mesa del
ordenador, enciende la luz y empieza a trabajar. Unos segundos de silencio. De
repente empiezan a oírse golpes de puertas, voces…) ¡Mamá! Ya estoy aquí;
pero me voy. No ceno,- Vale - Nena, ya estoy a tu disposición.- Mamá, ¿puede
quedarse Cuqui a cenar ?Mamá… (La mujer
se coge la cabeza con las dos manos, es echa hacia atrás con un gesto de
desesperación y poco a poco se va cerrando el telón.)
1 Quiere decir que aún
quedan mujeres así.
FIN
Por Maetma Primavera 2000-Enero 2.001
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