Me pregunto por qué yo que soy tan ordenada
no tengo coleccionados cronológicamente los viajes de mi amiga Constanza. Cada
vez que revuelvo algún papel encuentro uno de hace dos días o diez años. En fin
ya que he empezado así, seguiré.
El que nos toca disfrutar hoy es
VIAJE
OCTUBRE 2010. Aranjuez, Alcalá, Soria
Del sábado 23 al miércoles 27
Querida amiga: Vuelvo con mis historias de viajes. Vas a terminar un poco harta de mí. Dado que mi marido necesita amortizar el
viaje a Euskadi, con algún otro, he decidido organizar viajecitos
complementarios.
Esta vez pensé que estaría bien quedarnos en
Madrid unos días y, además de tener algún encuentro agradable y deseado,
visitar Aranjuez, Alcalá y Soria. Para ello fue fundamental buscar el hotel
adecuado. ¿Cuál? El mejor para nuestros planes era el Hotel Chamartín. Está en la misma estación y resulta comodísimo. Empiezo.
El sábado 23, salimos de Donostia. ¡Qué pena
da venirse! mis nietos se levantaron antes de las siete y media para
despedirnos. Hasta que salimos de casa estuvieron pegaditos a nosotros. La niña
cogida de mis piernas. ¿Por qué te vas, abuela? No quiero que te vayas. Luego
lágrimas. ¡Pobres! Queda el consuelo de que nos veremos en Navidad.
Llegamos a Madrid hacia las dos. Nos
instalamos, comimos y nos fuimos a descansar hasta las seis, hora a la que
había quedado con una encantadora
sobrina de Tomás . Pensamos que la reunión duraría dos horitas, como mucho,
pues los dos jóvenes (iba con su novio) no tendrían gana de aguantar a un par
de setentones durante más tiempo. Pues
bien, nos encontramos, tomamos café y hablamos por los codos en una cafetería
de ambiente galdosiano; decidimos seguir juntos y cenar y nos despedimos con
pena a la una de madrugada. Fue un encuentro muy bonito, agradable y
entrañable. Como ambos son filólogos congeniamos a las mil maravillas; mi
marido, como sabes, no es filólogo pero si tiene ocasión de hablar de nuestra
hija aventurera y sus viajes, o de meter baza con algo de Biología o Geología,
ya feliz y no calla. Lo más gracioso es cuando la sobrina, suya, me pregunta a
mí cosas de su familia
ARANJUEZ
El domingo nos levantamos temprano, no
demasiado, y tras desayunar en la propia estación (allí hay de todo por eso nos
ha sido tan cómodo el alojamiento) salimos en un Cercanías para Aranjuez.
Fuimos primero al Palacio, a los llamados
Reales Sitios. Aranjuez fue inscrito como tal en 1561 por deseo de Felipe II, dentro de una
Corte itinerante que pasaba el invierno en Madrid, la primavera en Aranjuez, el
verano en El Escorial y el otoño en La Granja. ¡No sabían nada estos reyes!
Palacio |
Por cierto, tendremos que visitar en otra ocasión El Escorial, pues ya no recuerdo en absoluto cómo es, aparte de la
estructura externa que me sé de memoria. La Granja la visitamos hace poco. En
cuanto al Palacio Real de Madrid está por ver. En realidad podrían haber pasado
bien en Aranjuez, bien en La Granja cualquier época del año pues sus jardines
son una maravilla y en verano debe hacer fresquito con tantas fuentes, el río,..
Estos palacios seguían una organización
refinada basada en la arquitectura, la jardinería y la decoración. Como es
natural cada rey o reina que pasaba por allí continuaba la obra, cambiaba la
decoración o la organización interna del palacio: habitaciones que pasaban a
ser salas de música; dormitorios que cambiaban de ubicación, así como los
Despachos, etc. También los jardines sufrían los cambios consecuentes según los
nuevos inquilinos.
En este sentido es muy curiosa la visita a la
parte del Palacio considerada museo en donde se puede ver la manera de vivir y
los cambios que de acuerdo con cada momento se introducían.
Los jardines de Aranjuez fueron anteriores a
la ciudad. Representan un ejemplo de como la intervención humana supo entender
y respetar la naturaleza, dando lugar a un paisaje diverso. Esta especial
actuación del hombre hizo que Aranjuez fuese declarado Paisaje Cultural
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001.
Primero se visita el pequeño Jardín del
Parterre y desde allí se dirige uno a los grandes y famosos jardines. Estos,
cruzados por el Tajo, proporcionan un delicioso paseo en el que encontrar
avenidas de árboles, rosaledas, fuentes, y siempre un estar agradable casi
idílico.
Detalle de una de las magníficas fuentes |
El río y sus habitantes |
Bonito rincón con el río cruzado por un bello y decorado puente. |
Ahora en otoño lo más bonito es la variedad de
tonos del verde al amarillo o marrón que lo cubre todo. Los suelos alfombrados
de hojas amarillentas que crujen como si se quejaran al pisarlas.
Aquí
el aficionado a la fotografía se extasía y quisiera llevárselo todo encerrado
en su cámara para no perderlo jamás.
Entre la visita a los Palacios (por cierto,
Tomás otra vez llevaba su dichosa navajita) y el paseo por los jardines fuimos
a comer. Éste fue el peor momento del día. Nos sentamos en un Restaurante RINCÓN
DE GODOY
De todo hay que dejar constancia |
porque vimos un menú del
día de precio razonable. Una vez en la mesa yo vi los platos combinados y pensé
que sería más llevadero por las cantidades y parecía que el precio apenas iba a variar. Al final el precio se subió un
poco 45 € los dos. ¡Dios Santo, que error el mío! La protesta de mi ínclito
esposo ya duró todo el viaje. Claro, si él alguna vez comiera fuera, sabría que
por menos es difícil comer.
Por la tarde recorrimos los jardines y
estando en ello me llamó una queridísima amiga, para concertar cita en Madrid.
Quedamos para el lunes a las seis de la tarde. Este paseo por los jardines es
lo más bonito. Tanta naturaleza, a pesar de ajardinada, es vida natural, es una
delicia. Como es natural hice fotografías hasta la saciedad.
Otro detalle de fuente monumental |
Un idílico rincó |
Hacia las cinco nos fuimos encaminando a la
estación y a eso de las siete ya estábamos en el Hotel. Hubo una pequeña y,
como siempre absurda, discusión acerca de la cena que se resolvió, como
siempre, en un café con leche con algo de repostería. Tomás se tomó medio
bocadillo y una cerveza porque había comido mucho y muy caro y no tenía
apetito.¡!
Bello y amenos paseo |
ALCALÁ DE HENARES. Ciudad monumental
Lunes. Madrugar pues queremos volver
temprano, si es posible a comer en
Madrid. Un paseíto desde la estación. Un café.
Antes de seguir, veamos algo sobre nombre y
ciudad. Los árabes la llamaron al-Kala Nahar que dio, Alcalá de Henares.
Su
urbanismo es del siglo XVII.
Es un sueño callejear recordando a Cervantes, mirando
casas, palacios y colegios de antaño, ( de Santa Catalina, de S. Pedro y del
Rey. En la calle de Los Colegios: Santo Tomás, S. Agustín, de Málaga y S.
Basilio Magno) hasta llegar al Colegio Mayor de S. Ildefonso, antigua
Universidad.
Fachada de la Universidad. Detalle |
Como ya
es frecuente en nuestros viajes, la Universidad está en pleno proceso de
restauración. Falta le hace, a la mi fe.
No obstante encontramos este patio de columnas sin andamios y puedo hacer una de mis fotografías favoritas.
Un ángulo de "el patio de columnas" |
Otro detalle |
Ahí capté al páter familias cámara
en ristre (metafóricamente hablando) fotografiando hasta el aire.
Siguiendo por las calles de Santa Úrsula y
de Escritores, llegamos a la Iglesia Magistral
Detalle de una de las puertas. |
Seguimos callejeando hasta llegar al Palacio
Arzobispal, que mereció alguna fotografía.
Aunque la guía recomienda comer en la
Hostería del Estudiante, no es aconsejable salvo que quiera uno pagar bastante
más de lo que pagaría el estudiante que le dio nombre .
¿Se podrá comer aquí? |
La Calle Mayor nos fascina. La recorremos en las dos direcciones y de punta a cabo, a pesar de
su longitud. Los soportales albergan toda clase de tiendas, incluidas las confiterías
en cuyos escaparates destacan las almendras garapiñadas.
Calle Mayor |
Por todas partes hay conventos con vida o
convertidos en Colegios, y por doquier asoman torres de iglesias con sus
campanarios y sus nidos de cigüeñas.-No abandonan ya las cigüeñas nuestra península, desde que el clima se ha hecho más benigno a lo largo
de todo el año para ellas.
Nido de cigüeñas |
Una de la múltiples torres que adornad los cielos de la ciudad. |
Extrañamente, no encontramos tanta huella
cervantina como esperábamos. Sólo un monolito en el Parque culminado por la
figura de Cervantes y decorado por escenas de EL QUIJOTE; una escultura que más
que representar sugiere la figura de D. Quijote,
a la entrada o salida, según se mire, de la ciudad y otra de los dos famosos personajes cervantinos en amena conversación, dejando, eso
sí, un espacio entre ellos para que el visitante se siente a participar de la
charla y ,cómo no, a hacerse la típica fotografía.
D. Quijote y Sancho en amena charla |
¿Estará el caballero -recitando
aquello de “ Dichosa edad….” O proponiendo a su escudero la busca de Dulcinea para entregarle su carta?
O ¿anda recriminándole su manía de ensartar refranes vengan o no a cuento?
Aunque normalmente sí venían a cuento
También
pudimos disfrutar de hermosos jardines
Visitada conveniente, aunque someramente, la
ciudad, nos marchamos por donde habíamos llegado a tomar nuestro tren de
regreso para comer en Madrid y descansar un ratito antes del encuentro con mi
amiga y familia. No es esta una ciudad para conocer en una mañana, pero así nos
habíamos organizado. Habrá que volver.
Y digo bien familia porque apareció
acompañada por Ana y su nene, y Angelito con su mujer y niña. ¿Cómo no iban a
ir ellos a ver a Constanza y Tomás? Perdón por colocarme antes, no es un acto
reflejo feminista, sino que los críos me recuerdan más a mí de los tiempos de
su infancia en los veranos y otras vacaciones.
Pasamos una tarde deliciosa y he de decir, en
honor a la verdad, que me emocionó, me llegó al alma, el detalle de los chicos.
Se acabó el lunes. Cena, y descanso que
mañana hay que madrugar pues el tren para Soria sale a las ocho y cuarto.
MARTES. SORIA.
Este día hubo que madrugar bastante. Cuando
sonó el despertador a las siete menos cuarto, recuerdo que refunfuñé “¿quién me
manda a mí meterme en estos berenjenales? Mi compañero de habitación soltó una
carcajada. Y es que una cosa es animarse y decir “vamos a ir aquí, allá y
acullá “y otra, levantarse de noche por todo el mundo para poner en práctica
los planes.
El caso es que nos levantamos, bajamos a
desayunar donde todos los días y ¡al tren! El viaje dura unas tres horas, pero
como no tenía gana de ir luego todo el día cargada, no me llevé lectura, opté
por dormitar y ver el paisaje.
Vimos la salida del sol desde el tren. Cuando
el sol fue subiendo en el horizonte, a Tomás empezó a molestarle en los ojos.
De momento me lo veo tapándoselos con la mano, retorciéndose para ocultar la
cara de la luz, en fin, haciendo cosas raras. Entonces le digo: ¿Y si te pones
las gafas de sol? Tienes razón, contesta y se las pone. ¡Este chico!
La estación queda a unos quince minutos del
centro y allá que nos vamos dando un paseo. Pronto encontramos la oficina de
Información y Turismo. Entramos, nos dan los correspondientes planos y
explicaciones y emprendemos el paseo.
Lo primero que nos encontramos fue el Palacio
del conde de Gómara, S. XVI. Podría ser el palacio en que ocurre la leyenda de
Bécquer EL
MONTE DE LAS ÁNIMAS. Hacemos varias fotografías.
Palacio del Conde de Gómara |
Seguimos hacia el río pues nos dirigimos a S. Juan del Duero. Casi nos sale al paso la Catedral de S. Pedro, que está en obras y fotografiamos desde la acera de enfrente.es de estilo románico con una portada plateresca, pero con las obras no se ve bien.
Continuamos el paseo y llegamos a nuestro
primer destino. Es una de las razones que me ha impulsado a hacer esta visita.
Volver a ver este magnífico claustro. Donde se combinan el románico, el gótico
y el mudéjar
.
Pasamos un buen rato disfrutando de la
visita, mirando los capiteles uno por uno y fotografiando casi todos, al menos
los que aún se conserva en un estado medio aceptable. Es una pena, pero dudo
que dentro de diez años se pueda seguir contemplando esta maravilla si no se
pone algún remedio.
Entramos
a lo que queda de la iglesia en donde se conservan dos templetes con decoración
exquisita.
Detalle de uno de los templetes |
De aquí nos dirigimos al río con la muralla,
los álamos, ¡Ay, Machado! y todo el camino de S. Saturio. Disfrutamos en el
paseo por la orilla del Duero. Han ayudado a la naturaleza y han contribuido a
que se forme un parque delicioso. Mi geólogo está encantado. Yo le digo que
este paseo era otro de mis motivos para volver a Soria. Es más bonito de lo que
lo recordaba. Le recito un poquito del ROMANCE DEL DUERO
mientras pasamos junto a la muralla. El muy bobo se queda atónito por lo del
poema.
¡Qué bonito paseo! |
Un total disfrute literario y paisajístico.
Naturaleza y literatura confundidas en ese hermoso espacio. No llegamos a la
ermita porque se nos hacía tarde para comer y debíamos tomar el tren de vuelta
a las cinco, pero no me importó porque ya la tengo vista y, a saber, si no se
habrá deteriorado también o no se puede entrar a esas horas.
Donde traza el río su curva de ballesta |
Volvimos
a la ciudad y aterrizamos en la Plaza Mayor.
Damos
un paseo buscando un restaurante que nos guste. Yo voy soñando con las migas
del pastor, pero me quedo sin ellas. Y, como ya es frecuente en nuestros
viajes, más de lo deseable, no acertamos en la elección. Espero ir aprendiendo.
La
verdad es que ir a Soria a comerse una merluza a la plancha tiene poco fuste,
pero así somos nosotros.
Después de comer dimos otro paseíto por plaza
y calles hasta dar con la iglesia de S. Juan de Rabanera, románica del siglo
XIII y la de Santo Domingo, la joya románica de Soria. Destaca la imponente
fachada.
Detalle de los magníficos capiteles |
Luego, fotografiamos también la torre de la
iglesia del espino y empezamos a caminar hacia la estación.
Antes hacemos una parada en un hermoso parque
en donde el otoño pinta unos magníficos cuadros en verde, rojo y dorado que,
como es natural, recojo, en mi cámara.
El otoño es magnífico para la fotografía |
solo encontré este recuerdo de Macad |
Adiós Soria, adiós río Duero |
Ha llegado la hora del regreso. Ha sido bonito.
Podrá pensarse que las tres ciudades merecen
más y que faltan referencias a mil lugares pero ´como se ha podido observar, se
trató de viajes relámpago y esos no dan para mucho más, máxime si se está
pendiente de horarios de tren.
FIN