Compuesta en tres partes, narrada en tercera
persona por un narrador omnisciente, la primera, y en primera persona la
segunda y tercera, así como una cuarta a modo de epílogo.
La primera parte
se divide en capítulos. Se centra en la protagonista y la vida familiar. Las otras constituyen cada una un todo
compacto. La segunda abarca casi por completo la que podría considerarse huida
del campo de batalla de Robbie y dos soldados más. La tercera la vida de Briony
como enfermera. En el epílogo, Briony vuelve a ser protagonista y aclara algunos
pormenores del total de la obra.
Hay dos temas que se podrían
considerar el núcleo o, tal vez la razón de la novela: la adolescencia y la
literatura
Es casi
inevitable que la niña Briony nos recuerde ipso facto a otras protagonistas que
viven ese difícil paso de la infancia a la vida adulta, es decir la adolescencia.
Me refiero a Adriana de “Paraíso inhabitado “de Ana maría Matute, a Paloma de
“La elegancia del erizo” de Muriel Barbery, y
Antoinette de “El baile” de Irène Némirovsky.
Entre
las cuatro niñas hay ciertas concomitancias, a veces bastante consistentes.
Adriana,
de “Paraíso inhabitado” es una niña nacida en un momento en que
ya no se la esperaba:” Nací cuando mis padres ya no se querían" con
una hermana bastante mayor con la que difícilmente podrá relacionarse, no
quiere compartir habitación con ella, y casi olvidada por todos los miembros de
la familia menos del servicio. Esto la lleva a crearse su propio mundo de
fantasía. Como cualquier niño, mucho más en sus circunstancias. “Si no tenía acceso a sus
vidas, ellos no lo tendrían a la mía. Y la mía era infinitamente mejor".
"Cosas como estas contribuían a aumentar día a día la distancia que me
separaba del mundo de las personas mayores: Gigantes lejanos, impredecibles y un poco
ridículos"
También Briony debió nacer en circunstancias parecidas. Tiene una hermana
mayor (también un hermano) con la que tampoco se relaciona de una forma normal.
Por ejemplo, leemos que” Es, al contrario que su hermana, muy ordenada; de
hecho, la suya era la única habitación ordenada de la casa”. Igual
que Adriana se siente algo marginada del mundo de los mayores a los que observa
con curiosidad. Así mismo es soñadora.
Paloma, de “La elegancia del erizo”: “Tengo doce
años, vivo en un piso de ricos, soy muy inteligente. Excepcionalmente
inteligente, incluso. Como no me apetece mucho llamar la atención, y en una
familia en la que la inteligencia se considera un valor supremo, a una niña
superdotada no la dejarían nunca en paz en el colegio trato de hacer menos de
lo que podría…" Así se presenta esta nueva adolescente.
El hecho de que se trate de una adolescente
superdotada ayuda a comprender su actitud ante la vida y las personas que la
rodean. Como ella misma ha dicho se esfuerza por parecer tonta, muy tonta.
Lleva una vida bastante solitaria dentro de una familia con más pretensiones
que cerebro. En esa soledad, harto frecuente entre los adolescentes, la niña
observa y juzga a los adultos con una clarividencia extraordinaria, que nos
pasma, a veces. Y todo lo va plasmando en su diario. Este placer por la
escritura es uno de los rasgos que la asemeja a Briony.
También tiene una hermana mayor de
la que confiesa ser absolutamente distinta. Viven
enfrentadas porque para su hermana la vida es una batalla en la que
indefectiblemente hay que vencer, aniquilar, aplastar al contrario. No piensa
nunca en los demás, anda haciendo ruidos, molestando, sintiéndose superior a
todos, etc.
Esta adolescente superdotada nos
introduce en la vida familiar y de pareja (a través de sus padres) con una
tremenda lucidez. Claro es que habría que detenerse a pensar si un adolescente necesita ser
superdotado para ver con claridad los errores que cometen los adultos, sus
manías, su hipocresía…Esta niña nos demuestra que un adolescente es alguien que
observa, piensa, tiene un mundo interior rico, que necesita ayuda y no desprecio
Que está viviendo una etapa muy difícil, a la vez que bonita, de su vida. Se
debate entre querer ser adulto y seguir siendo niño, porque aún necesita mimos,
ayuda…
A
través de ella se nos muestra la necesidad que tiene el ser humano de buscar la
belleza de la vida a través del arte y revela la soledad que puede abatir una
vida, aunque esta se encuentre en la flor de la adolescencia. La inconformidad
en el caso de Paloma, criatura a la que la necesidad de un afecto según la
percepción de ella no se cubre, le hace sentir que esta vida no tiene sentido.
Coincidencias con Briony, como la siguiente: Paloma se
enamora de la lengua y la gramática “…creo que la Gramática es una vía de
acceso a la belleza. …cuando se estudia Gramática, se accede a otra dimensión
de la belleza de la lengua. …Y eso es lo maravillosos, porque te dices: pero
¡qué bonita es por dentro!, ¡qué bien formada!, qué sólida, qué ingeniosa, qué
rica, qué sutil..."
También Briony ama la lengua y sus cualidades, propiedades: “Se
podía construir un mundo en cinco páginas”. Podía expresar el hecho de
enamorarse con solo una palabra “mirada”. “Se podía hacer que una crisis en la
vida de una heroína coincidiera con granizo, vendavales, y truenos…”
Vamos, por último, a fijar la mirada en la
otra adolescente, Antoinette de “El baile”. En este caso no hay una hermana
mayor pero la acción se centra en la relación madre hija, que por determinadas
circunstancias se asemeja a la que podría haber con una hermana mayor.
Esta es algo mayor que nuestras
otras niñas, catorce años.” —¡Te lo suplico, mamá, te lo suplico!
Tengo catorce años, mamá, ya no soy una niña_ “Desea asistir al baile que proyecta su madre, pero no se le permitirá.
“Nadie la quería, ni una sola alma en el mundo.” Su madre no solo
la ignora, en cierto modo la odia:” Siempre está en la luna,
esta niña —comentó a media voz—. Un baile, ¿no te sientes orgullosa, acaso, al
pensar que tus padres van a ofrecer un baile? No tienes mucho empuje, me temo,
pobre hija mía” A veces está tan enfadada con ella que confiesa que la
mataría. La incrimina constantemente: “Y tú, ¿qué estás escuchando? ¿Te
interesa lo que dicen los mayores?”, Sí le interesaba y escuchaba, a veces
escondida como hemos visto en las otras niñas, pero “A veces odiaba tanto a las personas mayores que querría matarlas,
desfigurarlas, o bien gritar: «Sí, me molestas»
Pero es descubrir el amor en los
mayores lo que la llevará a la sublime decisión de hacer daño, de hacer
fracasar el baile de su madre. Fue cundo vio a la nurse con el novio: «Ya suponía yo
que tenía un enamorado. Sin duda ahora se están abrazando como hacen en los
libros... ¿Él le dice "Te amo"? ¿Y ella? ¿Es... su amante?», pensó con vergüenza y repugnancia, mezcladas con una oscura ansiedad. Incluso
cuando se besaron, adivinó más que vio…¿Y esos dos que seguían besándose? No
habían separado los labios... La embargó una especie de vértigo, una necesidad
salvaje de desafío y de hacer daño. Con los dientes apretados, agarró los
sobres de las invitaciones que debía echar en un buzón de correos próximo, y
los estrujó, los rompió y los lanzó todos juntos al Sena.” Por supuesto no
llegaron a sus destinatarios y nadie acudió al baile.
En este deseo de vengarse de lo
mayores tras presenciar una escena que la fascinó consiste la mayor
coincidencia con Briony, que tras ver unas escenas entre su hermana y Robbie,
primero en el jardín y más tarde en la biblioteca, decide de forma casi
inconsciente vengarse de ellos.
La escena del jardín la ve a
bastante distancia y la interpreta erróneamente, ayudada de su portentosa
imaginación de escritora en ciernes. La de la biblioteca la presencia escondida
y después de haber leído una nota que la dejó perpleja, asqueada y confusa. La
segunda es de índole amorosa algo similar a la que presencia Antoinette.
Su venganza llegará a extremo de mentir,
incluso a la policía, acerca de una posible violación. Acusará sin miramientos
a Robbie que acabará en la cárcel primero y en la guerra después. Destrozará
así dos vidas la de él y la de Cecilia, su hermana.
Sé que habrá quien opine que
los adolescentes son unos locos, malvados, etc. Pensemos, en primer lugar, que
estas niñas de las que acabamos de hablar, son meros entes de ficción, si bien
su historia puede hacer reflexionar sobre el mundo de la adolescencia, edad tan
hermosa como conflictiva. Según los especialistas: La empatía es necesaria en
todas las facetas de la vida, especialmente de cara a la compresión de un
adolescente. La capacidad para ponernos en lugar de otra
persona y comprender sus sentimientos y procesos mentales es básica. Algo que a los mayores de las historias de que nos
ocupamos les faltó, y también nos falta, tal vez en más de una ocasión, en la
vida real. El pasado nos puede ayudar, pero si queremos entenderlos tenemos que ver la situación desde sus
circunstancias actuales, no desde las nuestras pasadas.
Sigo recordando las teorías de los científicos que nos
ayudarán a entender mejor a estos personajes. Un adolescente comienza a vivir una etapa de su vida en la que necesita una
mayor independencia y autonomía. El hecho de cómo es visto por los demás o su
encaje en su mundo social es de vital importancia para ellos. Hemos visto cómo se siente la protagonista del baile
cando se le niega asistir a él. Briony se enfurece cuando nadie le ayuda ni
entiende su obra dramática. Paloma, no lo hemos dicho, pero incluso se plantea
el suicidio y también Antoinette.
Hemos visto cómo reaccionan todas ellas ante el
ninguneo de los adultos. Ningunear o restar
importancia a sus problemas es un error mayúsculo que un adulto no debe
cometer; debe comprender que el problema que para él es una mota de polvo para
los adolescentes puede ser una gran torre de piedra. Usar la empatía y
reconocer su sufrimiento, su necesidad de independencia…si no queremos que se
alejen de nosotros.
Hay en las obras que hemos repasado auténticas
lecciones sobre la adolescencia. Se ve con claridad meridiana.
Pasaré ahora al otro tema que, como he señalado, me
interesa En este caso podríamos decir, más literario pues se trata de la
afición, vocación literaria de Briony. A través de esta niña su autor trata de
forma interesante temas relacionados con la literatura, los géneros literarios,
el sentido de la escritura, el acto o hecho de escribir etc. O sea que hace
metaliteratura. En algún momento volveremos a relacionarla con Paloma.
Briony, a la edad de once años había escrito su primer relato; una
tontería…que años más tarde “descubrió
estaba desprovisto de ese conocimiento vital de las cosas del mundo que inspira
respeto a un lector.”
Al hablar el
autor ( lo hace por boca de la niña haciendo uso del estilo indirecto libre)
ahora de lo que va comprendiendo y aprendiendo esta aprendiz de escritora, da,
en realidad, una clase de escritura.
Según el autor la niña aprendió que la imaginación es una fuente de
secretos: “una vez empezada una historia no se la podía contar a
nadie”. Es lo contrario de lo que piensa
Carmen Martín Gaite que tiene constantemente la necesidad del interlocutor, de
contar lo que imagina y piensa.
Piensa Briony
que fingir con palabras es algo inseguro, vulnerable, embarazoso. Hasta
escribir los ella dijo y los entonces le daba escalofríos, y se sentía
una tonta al simular que conocía las emociones de una criatura imaginaria. Al
describir la debilidad de un personaje, piensa, era inevitable exponer la suya
propia; “el lector no podía no conjeturar que estaba
describiéndose a sí misma”. Nada más
cierto. Parece inevitable que el lector piense indefectiblemente que tal
personaje es el propio autor, que lo que cuenta es su vida, que está exponiendo
sus vivencias incluso las más íntimas. No digamos si el lector se encuentra con
una primera persona. Es verdad, hasta cierto punto lo que dice o piensa la
niña. Algo del autor habrá siempre, pero será el punto de partida, esa realidad
que su imaginación, incluso su ingenio si cuenta con él, irán modificando y
convirtiendo en una historia distinta del punto de partida. Que su alma estará
en un personaje o repartido entre varios, que ese que todos piensan que es él
sea precisamente su contrapunto o sea lo que le habría gustado ser y no fue
jamás y un largo etcétera.
A Briony,
escribir relatos no solo entrañaba secreto, sino que también le brindaba todos
los placeres de miniaturizar. “Se podía construir un
mundo en cinco páginas” …” Podía expresar el hecho de enamorarse con solo una
palabra “mirada”. “Se podía hacer que una crisis en la vida de una heroína
coincidiera con granizo, vendavales, y truenos…” Hoy, con la aparición del microrrelato se puede construir un mundo en una
página y con menos de doscientas palabras. Y cuántas veces hemos encontrado esa
relación del estado del cielo con el de ánimo del personaje.
Ante el
fracaso de la representación que había proyectado, empieza a plantearse si habrá hecho bien al escribir
una obra de teatro:” las letras del título, la portada ilustrada, las páginas encuadernadas:
en esta sola palabra residía la atracción en la forma limpia, limitada
y controlable que había dejado atrás cuando decidió escribir una obra de
teatro. Un relato era simple y directo, no permitía que nada se interpusiese
entre ella y el lector; no había intermediarios……En un relato solo había que
desear, bastaba con escribirlo y tenías el mundo…” “un relato era una forma de
telepatía. Mediante el proceso de trazar símbolos de tinta en una página,
enviaba ideas y sentimientos desde su mente a la del lector. Era un proceso
mágico, tan ordinario que nadie se detenía a pensarlo…” “Veías la palabra castillo
y allí estaba, a lo lejos, con bosques…” Una bonita e interesante comparación de
géneros con unas notas más sobre la narrativa.
Ya hemos dicho
que desde su ventana contempla una escena entre su hermana y Robbie que
interpreta, con su mente de niña que por primera vez ve algo entre adultos que
no conoce, erróneamente. A partir de ahí, inventa una historia que no tiene
nada que ver con lo que está ocurriendo. Convertirá a su hermana y a Robbie en
auténticos entes de ficción, tendrán sus nombres y apariencia, pero, en realidad
no son ellos, no hacen lo que Briony cree ver. Le pareció tener acceso a la
conducta adulta, pero lo juzgó erróneamente...Presintió que podría empezar a
escribir una escena como la que había visto…Podría escribir la historia tres
veces desde tres puntos de vista. Incluiría un observador oculto. “solo en un
relato se podía penetrar en esas mentes distintas y mostrar que valían lo
mismo. Era la única enseñanza que debía haber en una historia. Estamos ahora
ante el recurso del perspectivismo, que tanto juego ha dado en la literatura de
casi todos los tiempos.
Para Briony
todo se vuelve escritura, creación, literatura. Por ejemplo, en un momento en
que está muy enfadad ha empezado a golpear ortigas, pero su mente va por otros
derroteros. Convierte el acto en un relato casi metafórico. “Una alta ortiga de
primorosa apariencia, con la testa tímidamente agachada y las hojas medianas
extendidas hacia fuera, como manos que protestan inocencia: esta planta era
Lola…” todas las ortigas apaleadas eran Lola. “Después la escritura de una obra
de teatro se transformó en una ortiga… o varias y había que acabar con ellas.
El teatro en el jardín de las artes era una mala hierba y debía morir. Ahora
que ya no era dramaturga la emprendió con la infancia, pues ya no necesitaba la
suya. Siguió cortando hierbas metafóricamente y así acabó con todas las etapas
de su infancia. Mientras realizaba estos trabajos compuso una crónica de prensa
en la que se presentaba a sí misma como cortadora de ortigas, en los juegos
olímpicos de Berlín donde ganaría el oro. La imaginada crónica no carecía de
detalles importantes para su triunfo.
Horas después,
en su cuarto, siente que la necesidad de escribir era más fuerte que cualquier
barrunto que tuviera de lo que fuese a escribir. Lo que quiere Briony es
perderse en el desarrollo de una idea irresistible. Reflexiona y explica las
dudas y los problemas que surgen a la hora de encontrar la frase exacta, el principio de la
historia…
Otro problema
que se le plantea ahora a la futura escritora es acerca de lo que creía saber
hacer. “Creía saber describir bastante bien las acciones, y poseía el tranquillo
del diálogo. Podía hablar de los bosques en invierno, y del siniestro muro de
un castillo. ¿Pero cómo hablar de sentimientos? … ¿cómo se describía la
tristeza misma?, ¿cómo se pintaba de tal manera que se sintiese su cercanía enervante?”
Puede ser este
uno de los grandes problemas de cualquier escritor: penetrar en el alma ,en los
sueños, los sentimientos, de sus personajes. Es lo que el autor nos transmite a
través de su joven protagonista.
A pesar de su
ansia de escribir, ante los problemas reales que la rodean pensó que en ese
momento escribir un relato era una empresa vana y banal. ¿Quiere decir con esto
el autor que, dados los problemas que azotan el mundo, tal vez el arte o
concretamente el de novelar no tiene sentido? Y ¿Por qué no habría de tenerlo?
Me pregunto. El arte, la novela en este caso, no tiene por que estar al
servicio de ideas, ideologías, acontecimientos…pero los puede transmitir al
mundo futuro, los puede juzgar, etc. Eso sí, siempre haciendo ARTE, LITERATURA.
Más adelante
cuando desaparecen sus primos los traviesos gemelos y todos los de la casa
andan en su busca, Briony piensa que pueden haberse ahogado,
y solo se le ocurre cómo describiría la escena de los
niños flotando en el agua del estanque. Hace una descripción formidable…y
concluye volviendo a su obsesión de escritora en ciernes: “¿No era escribir una especie de vuelo, una forma asequible de vuelo, de
imaginación, de antojo? Continuando con sus reflexiones acerca del acto de
escribir, se pregunta si tener la responsabilidad última de alguien era
diametralmente opuesto al viaje agreste e interior de escribir. La inquietud
protectora, comprometerse con una mente ajena después de haber penetrado en
ella, asumir las riendas de un destino ajeno, difícilmente era libertad
mental…Lo que tendría que hacer era descubrir las historias, no solo los temas,
sino una manera de desarrollarlos.
Qué bien nos
transmite el autor las dificultades con que se encuentra el novelista hasta
conseguir enhebrar y por fin concluir la historia.
No podemos por
menos que recordar al leer estas reflexiones cuantas veces, al leer una novela
o cualquier relato, nos entusiasmamos más con la manera en que se está narrando
la historia que con ella misma. No en vano la literatura es arte y la forma
interesa tanto o más que el fondo. La forma como, tal vez, el color en un
cuadro es lo fundamental para atraer e interesar al lector.
Hemos de
llegar a la tercera parte de la novela para volver a encontrarnos con la Briony
que sueña con ser escritora, pero ahora ya adulta y enfermera voluntaria en un
hospital en plena guerra. A pesar de ello la vemos inmersa en su sueño: tal vez
pareciese, piensa, una enfermera en prácticas y se comportara y viviese como
una de ellas, pero en realidad era una escritora importante encubierta. En
aquellos momentos estaba distanciada de su familia, su hogar, sus amigos, por tanto,
escribir era el hilo de la continuidad era lo que siempre había hecho…Pensaba,
eso sí, en un relato largo…Ojalá lograra, piensa, reproducir la luz clara de
una mañana de verano. Cree, y no sin razón, que la novela del futuro sería
distinta de todo lo que se había escrito en el pasado. Había leído tres veces Las
olas de Virginia Woolf…” No andaba muy desencaminada.
Sabemos que sigue enviando textos a una editorial pues
leemos que tras tres meses no había recibido noticias de Horizon.
Tampoco un segundo texto tuvo respuesta.
¿Qué encontramos aquí? Las dificultades del escritor novel
para entrar en el mundo de la edición, imprescindible para llegar a los tan
deseados lectores.
En esta
tercera parte Briony relata un encuentro con su hermana y Robbie, que gracias a
una mentira de ella (Briony) ha ido a parar a prisión y más tarde a la guerra.
Les habla de cómo piensa contar la verdad para restituir el buen nombre del
joven y que ambos enamorados puedan ser por fin felices.
Pero acabaremos descubriendo que nos ha engañado.
Sigue creando ficción. Leemos: Pensaba en Robbie. Si había combatido en Francia
tal vez lo habrían hecho prisionero. O algo peor. ¿Cómo sobreviviría Cecilia a
esta noticia? Comprendió que la guerra podría agravar su crimen. Pensó que la
única solución sería que el pasado no hubiese sucedido. O sea, ese encuentro fue
ficción. Y quedará más claro cuando en el epílogo en que lo hechos suceden años
más tarde, en 1999, sabremos que su gran obra, no podrá publicarse mientras
vivan todos los personajes, aunque aparezcan con nombres cambiados. En realidad,
parte de lo que hemos leído ha sido la última versión que ha querido dar a su
historia pues no cree que los lectores quieran imaginar a Robbie y Cecilia muertos
sino enamorados camino de un final feliz.
Y concluirá Briony: “El
problema a lo largo de estos cincuenta años ha sido el siguiente: ¿cómo puede
una novelista alcanzar la expiación cuando, con su poder absoluto de decidir
desenlaces, ella es también Dios?”
No puede por
menos que recordarnos esta idea el final de “Niebla” de Unamuno en que el protagonista
Augusto Pérez se enfrenta al autor y “ _¿Qué opina usted de
mi suicidio?_ Pues opino que como tú no existes más que en mi fantasía, y como
no puedes ni debes hacer si no lo que a mí me dé la gana y como no me da la
real gana de que te suicides, no te suicidarás” O sea que Unamuno como “creador” de unos personajes, eso sí entes de
ficción como todos los personajes novelescos, de una historia, se siente Dios.
¿No es cierto, pregunto, que esta novela es una gran
lección del arte de crear, de escribir? Porque no solo es todas las lecciones
que podríamos considerar teóricas que hemos leído a través de la protagonista,
es que además el autor hace gala de un arte impresionante a la hora de las
descripciones, del relato en general y de la creación de los personajes.
No es la primera vez que un autor incluye en su relato
opiniones y reflexiones acerca del arte de crear. Lo hace Carmen martín Gaite,
lo hace Pérez -Reverte...
Además, son
numerosos los escritores que de una u otra forma nos hablan de la dificultad
que encierra la creación. Algo que hoy parece no tenerse en cuenta. Hay quien,
creyéndose un genio, lanza al mundo o sea a la hoja de papel, al libro, lo
primero que se le ocurre; hay quien piensa que, si sabes hablar, sabes
escribir. Claro que también habría que planearse qué es saber hablar. Hoy,
incluso proliferan las escuelas de escritura en las que se pretende enseñar a
escribir, a veces bajo unos estrictos cánones, en lugar de invitar a leer
buenos textos como aprendizaje. Es sorprendente la dura crítica que hacia estas
escuelas se hace en la película “El autor”.
Mucho más se podría analizar en esta novela, pero, de momento,
será suficiente.
Espero haber cubierto las expectativas.