_ ¡Querida Laura! Qué alegría encontrarte por estos
lares.
_ ¿Qué diré yo, mi admirada Beatriz?
_Pues ahora que ambas, con inmortales pies, pisamos y
medimos el cielo, aquí en la tercera rueda, busquemos algún llano o monte o
ribera de río, o valle florido y con sombra y mano a mano hablemos de la
historia de nuestras vidas...
_Más bien, tal como andan las cosas
por estos lares, tendremos que buscar alguna biblioteca o rincón de algún
estudioso.
_Tienes
razón.
_Beatriz, me corroe una duda. ¿Tú crees que fuimos
reales? Algunos historiadores sostienen que yo morí el año 1348, el de la “gran
plaga” y que Petrarca conoció la noticia en Parma y luego lo que ya sabemos,
eso de que me lloró y escribió un magnífico poemario en mi honor y por mi amor.
Otros, en cambio dicen que fui una invención del poeta. Quizá una imagen ideal,
simbólica, un recurso poético. Que tal vez el poeta se refería a laurus
o sea laurel el árbol sagrado de Apolo, dios tanto del amor como de la poesía.
Contra esta idea se rebelan historiadores que piensan que esto es un atentado
contra la verdad histórica. Que existí, conocía al poeta y me llaman Laura de
Noves. Yo no sé qué pensar.
_ ¡Ay, Laura! Otro tanto me ocurre a mí. Según una
versión me llamé Beatriz Portinari, aunque mi verdadero nombre era Bice. Hija
de un acaudalado señor, nací en 1266, me casé con un banquero y en 1290, muy
joven aún, morí. Parece que incluso existe mi sepulcro en la Iglesia de Santa
Margherita dei Cerchi. Que, como en tu caso, el poeta me lloró e inmortalizó en
sus obras, en las que me da el nombre de Beatriz, que como sabes significa
bienaventurada, beatificadora o dadora de
bienaventuranza. Bueno, tiene su gracia.
Pero
también están los que dicen que soy un puro ente de ficción, una metáfora, un
símbolo del amor sublime, incluso de la fe. ¡Chica, a los poetas no hay quien
los entienda!
_Algo positivo hemos sacado. Nos
convirtieron en símbolos de un amor puro, romántico, platónico, juvenil. Nos
hicieron inmortales. Tal vez tú algo más divina y yo más humana, pero poetas,
novelistas e incluso personas normales nos citan una y otra vez. Tú has pasado
a la historia de la literatura italiana y universal como un mito imprescindible,
como una musa irrenunciable.
_Pues, sí. Pero mira, ven, vamos a
fisgonear lo que está leyendo esta estudiante en ese chisme que llaman
ordenador: “Beatriz Portinari fue un amor imposible, el amor, de Dante. La
inmortalizó en La Divina Comedia y en la Vita Nuova” … “Escribió esta obra, en
verso y prosa, entre los años 1292 y 1293. Consta de una serie de visiones y
alegorías en torno al amor y la experiencia poética” …” Bice Portinari, la
Beatriz real, cuya figura culmina en la Beatrice del Paradiso, protagoniza,
junto al propio poeta, la obra…”
_Curioso, en verdad. ¿Podemos
seguir leyendo?
_Sí, rápido antes que acabe y nos deje a
dos velas. Leamos: “En esta obra aborda el amor platónico e intenta
demostrar que una persona, cuando se enamora puede experimentar una renovación
vital…” “…la mujer es exaltada. El sentimiento amoroso lo describe de una forma
intensa a la vez que sublime e idealista…” Y mira, dice un poco más
adelante, que Dante descubre al mundo, a los lectores, una nueva forma de amar,
sin egoísmo, idealizado, incluso sin esperanza. Y Beatriz sigue viviendo como
musa.
_La verdad es que es muy bonito inspirar
un amor así. Tanto que a la estudiante se le están escapando unas lágrimas,
está emocionada. ¡Y quién no! Esto de pulular por donde una quiere y poder ver
todo lo presente y pasado es muy divertido a la par que interesante. Hemos de
acabar con tu historia y luego buscar la mía que también debe ser bonita.
_Sí. Hoy ya descansamos y mañana
seguimos fisgoneando. No sé qué pensarían nuestros poetas si nos oyeran hablar
así, tan a lo llano.
_Pues que hemos progresado adecuadamente.
Ja. Ja
Y
siguen pululando por los espacios siderales viendo todo sin ser vistas. Hoy
están en Italia, mañana en España o en cualquier otro lugar. Persiguen sobre
todo a los estudiantes y hacedores de tesis doctorales que son los más
interesantes pues investigan y a través de ellos se van enterando de cosas que
no pudieron llegar a saber en vida.
_ ¡Ya tenemos otro estudioso de Dante! A
ver qué descubrimos. Mira. Otra vez con la historia de que soy un personaje
simbólico. Dice que Dante jamás indicó en sus escritos nada acerca de la
identidad de Beatriz, que es solo y ante todo un personaje simbólico. Al hablar
de cuando la, o me, vio por primera vez dice la dama a la que muchos llamaban
Beatriz porque no sabían su nombre. Y tenemos en italiano lo que dice él mismo
al principio de “La vita Nuova”: “la quale fu chiamata da molti Beatrice lí quali non sapevano che sì
chiamare”. ¡Pues estamos
listas!
_ ¡Mira, mira lo que dice aquí! Que fue Boccacio, quien
en su “Trattatello in laude di Dante” identificó por primera vez a Beatriz con
una mujer real. Incluso dice más adelante que tú al enterarte de lo que se
decía por ahí, te enfadaste.
_ ¡Hombre te diré! Si soy real y una
dama casada, algo así perjudicaría mi honor y de mi marido. Tiene gracia que el
poeta sea discreto y luego venga la gente a enredar.
_Pero en “La Divina Comedia” está claro que tienes una
función simbólica. Al final de “el purgatorio “está la famosa frase:” Io ritornai da la
santissima onda rifatto si` come piante
novelle rinnovellate di novella fronda,
puro e disposto a salire alle stelle.
(Volví de aquellas sacrosantas ondas tan reanimado como las plantas
nuevas, renovadas con nuevas hojas, purificado y dispuesto para subir a las
estrellas), tan hermosa como repetida. Luego en
“El cielo” conversáis largo y tendido. Tú apareces con un tono maternal y
didáctico. Y al final otra hermosa frase:” Aquí faltó la
fuerza a mi elevada fantasía, pero ya eran movidos mi deseo y mi voluntad, como
rueda cuyas partes giran todas igualmente, por el Amor que mueve el Sol y las demás
estrellas” (“L`Amor che mueve il sole e l`altre stelle”.)
_ Después de todo, real o no fue hermoso. Ahora toca
indagar sobre ti.
_Sí. Estoy ansiosa por saber qué o quién fui.
_Ya vimos que también podrías ser un símbolo pero que
hay quien lo niega y te da vida real. A ver qué más tenemos. Mira: Parece que
te conoció un día de Viernes Santo, precisamente el seis de abril en una
iglesia de Aviñón.
_ ¡Hombre! Eso del Viernes Santo no encaja mucho con
un amor por una mujer que, además, está casada. En aquellos tiempos de nuestra
hipotética juventud esos días eran considerados santos y de mucho respeto por
todo lo divino. Poco propicios para encuentros amorosos y casi adúlteros ¿no crees?
_Tienes razón. Pero ahí sigue diciendo que si bien tu
apellido de soltera, que dicen ahora, era Noves, estabas casada con un tal Hugo
de Sade, un aristócrata.
_Espera, espera. Hay otro texto en la página que lee
este estudiante que dice que el propio Petrarca habla de que nuestros
encuentros fueron escasos y su amor no correspondido. ¡Normal! Digo yo. Si
estaba casada no iba a andar tonteando con un señor casi desconocido, ni de
ningún tipo. Pero qué chismosa es la gente. Ahora otro dice que mi marido y
Petrarca eran ¿amigos? Que teníamos trato frecuente hasta que yo “puse freno”
dice, a ese trato. También es normal que, si noté algo raro, intentara poner
distancia.
_¿Sabes a dónde me lleva todo esto? A que es una pena
que esos poetas, si es verdad que se inspiraron de alguna forma en nosotras, fueran
discretos, prudentes, y a los llamados estudiosos les haya dado por buscar y
descubrir lo que ellos dignamente callaron.
_Creo que esa
es una costumbre muy extendida. Bien, de algo nos ha servido nuestro encuentro.
Ha estado bien esto de vernos y hablar de nuestras vidas. Debemos encontrarnos
alguna otra vez. Arrivederci, Beatrice.
_Arrivederci, Laura.
Un saludo. hasta la próxima entrada.
La elección de la forma dialogada me parece un acierto porque le da agilidad a la lectura. Es un diálogo entre dos deliciosas muchachas que se han vuelto muy curiosas porque fueron musas de famosos poetas italianos y que gracias a ellos, dice Laura, "nos hicieron inmortales".
ResponderEliminarEs maravilloso el poder casi divino del arte.
El punto de modernidad lo colocas en internet para investigar la vida de cada una ante la opinión de ciertos críticos que dudaron de su existencia real. Y lo haces a través de una estudiante. Ellas van sobrevolando por los espacios siderales cual "diablo cojuelo" jajaja.
No podía faltar el tono de humor cuando comentan lo que pensarían sus poetas si las vieran "fisgoneando" en el pasado.
Muy interesante la investigación de las musas y muy divertida la conversación, con un lenguaje coloquial que dicta bastante de la lengua culta del renacimiento italiano. Me ha gustado.