La Navidad en la Literatura
La Navidad es un tema que ha atraído a
escritores de todos los tiempos y lugares. Relatos, cuentos, poemas, piezas
teatrales. Todos los géneros literarios están representados en obras con este
tema.
Podemos
empezar por la literatura de la época medieval y renacentista. En el caso
de España, algunas de las piezas teatrales más antiguas que conservamos son autos de Navidad. Así, el anónimo Auto de los Reyes
Magos, de hacia 1200 o, unos siglos después, las piezas de Gómez Manrique “La representación del nacimiento de Nuestro
Señor”; de Juan del Encina o Gil Vicente. Generalmente aparece un
ángel anunciando el nacimiento de Cristo a unos rústicos pastores, que
expresan su sorpresa y su alegría en un convencional dialecto literario
denominado sayagués.
Precisamente
en la región de Murcia el Auto de los Reyes Magos goza de una tradición bien
lejana. Parece que el texto de Aledo pertenece a finales del siglo XIII. En
Churra esta tradición se remonta al siglo XVIII.
Tiene
este Auto que se representa en las tierras murcianas la novedad de haber
adquirido ciertos tintes regionalistas. Se incorporaron al texto dos
personajes, Jusepe y Rebeca que son huertanos y hablan murciano. Este hecho
supone un atractivo añadido para el gusto del público. De hecho, yo que vi
representar el auto más de una vez en mi infancia, en Javalí Nuevo, casi lo
único que recuerdo es a estos dos personajes y a los Magos llegando a caballo a
la plaza de la iglesia, donde estaba el escenario, por cada una de las tres
calles que iban a desembocar en ella.
Son muchos de los pueblos de la Comunidad en
los que se sigue representando.
Posteriormente, aparecen los cancioneros y
romanceros de Navidad. Más tarde los escritores místicos y muchos de nuestros
grandes clásicos escribieron villancicos.
Son muy conocidos los de Lope y Góngora. Del
primero recordamos “Pastores de Belén”, escrito en nueve estrofillas
” Las pajas del pesebre,
niño de Belén,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel…”
Tiene la
característica, que ya se vio en autores medievales de fundir el nacimiento con
la Pasión, como si de una premonición se tratara.
Bellísimo es
el más conocido aún de D. Luis de Góngora:” Caído se le ha un clavel” que se
inicia con la estofa que se convertirá en estribillo”
“Caído se le ha un clavel
Hoy a la Aurora del seno
¡Qué gloriosos que está el heno,
Porque ha
caído sobre él!
En este caso no se anticipa el dolor, todo es belleza.
Es fundamentalmente descriptivo.
Vamos a pasar al siglo XIX en el que muchos escritores
dedicaron algún relato a la navidad. Muchos de nuestros más destacados atores,
tal vez siguiendo el camino iniciado por Dickens, pero distanciándose del
modelo, dedicaron algún texto al tema de la navidad. Recordaremos algunos
cuentos de Pardo Bazán y Clarín.
De Clarín: “El rey Baltasar”.
De Pardo
Bazán:
Cuentos de
Navidad y Año Nuevo: Nochebuena en el Infierno, en el Purgatorio, en el Limbo y en el Cielo.
Cuatro deliciosos relatos de inspiración dantesca con reminiscencias
románticas. Todo ocurre la noche del 24 de diciembre. Es lo único,
prácticamente, que los convierte en cuentos de Navidad.
Cuentos de Navidad y Reyes. En general, al igual que el de Clarín, cuentos de corte social, con
moraleja cristiana. En realidad, no son cuentos para niños, aunque, quizá en
aquellos años se opinara lo contrario, tal vez por la moraleja o la presencia
de algún detalle navideño.
El
inglés Charles Dickens escribió “Canción de Navidad”, cuento fantástico en el que,
a un hombre rico y avaro, se le aparecen cuatro fantasmas en vísperas de
Navidad, que lo hacen cambiar de carácter aprendiendo a sonreír. En su obra
Dickens registra la condición social de la infancia en un mundo de avaricia y
podredumbre.
Cuento
de Navidad de Antón Chéjov: “Vanka” Consiste en la carta de un niño huérfano y
maltratado a su distante abuelo, en Rusia
Alphonse Daudet: “Las tres misas” Historia situada en el siglo XVII. Con cierto estilo
de leyenda romántica. Un sacerdote tentado por el diablo que toma la figura de
su monaguillo, pecará de gula en la cena de noche Buena, Tanto comió y bebió
que aquella misma noche murió de una indigestión.
Relato
corto de Colette: “Ensueño de año nuevo”. Recuerdos en Año Nuevo de una mujer
sola que se ve envejecer.
No
podía faltar un “Cuento de Nochebuena” (Rubén Darío): “El hermano Longinos de Santa María era la perla del convento. Perla es
decir poco, para el caso; era un estuche, una riqueza, un algo…” Nos recuerda
la leyenda de Bécquer “Maese Pérez, el organista “con el que coincide, así como
con los de Nochebuena de Pardo Bazán, en situar la acción en la hora de la misa
del gallo, en Noche Buena.
También encontraremos un cuento navideño” de Azorín “El
primer milagro”: “La tarde va declinando; se filtran los postreros
destellos de sol por el angosto ventanito del sótano. Todo está en silencio…”
Con su peculiar estilo, nos relata Azorín una bonita e increíble historia
relacionada con los milagros que según la tradición cristiana pueden darse en Navidad.
Los autores de algunos de estos cuentos
parecen elegir la fecha navideña como pretexto para recrearse en las descripciones
de los paisajes invernales.
Agregaremos
ahora los escritos específicamente para niños, aunque, a veces, con reservas. Son los de Hans Christian Andersen: “La pequeña cerillera” y “El abeto”.
O
el cuento navideño infantil de los hermanos Grimm: Los táleros de las estrellas
Los protagonistas de los cuentos navideños, en
la literatura tradicional, son niños pobres y vagabundos, abuelos sabios y
entrañables, animales fieles que hablan, espíritus malignos y toda clase de
personajes misteriosos. Se registran las costumbres, tradiciones e ilusiones de
la Navidad, pero los escritores escribieron, tal vez, sus historias más allá de
estos estereotipos, historias profundas y fantásticas, como El Cascanueces de
Ernest Hoffman
Tal vez los cambios sociales y familiares
llevan a introducir en estos cuentos navideños y de Reyes Magos, unos temas nuevos,
como ocurre con el de Rafael Reig: “Noche de Reyes” en que se inserta el tema
del adulterio.
“Ya había cumplido once, pero se negaba a
aceptar la realidad. No existen los Reyes…” intentan explicar los padres. Ante
la insistencia del niño de que los ha visto beberse el agua y comido los
mazapanes los padres confiesan que son ellos. El padre se bebía el agua y la
madre se comía el mazapán.
La hermana pequeña que prefiere seguir en
la ilusión de la mentira acaba deduciendo algo que va a resultar peligroso…” No
puede ser…porque … ¿entonces quién es el tercero?...el tío Julio ¿a que ´sí?
Por eso viene cundo no está papá…” La situación se tensa pero el autor no
quiere ir más allá y concluye:”… Julio era el hermano pequeño de Gerardo, el
tercer rey mago…” (Gerardo es el padre)
Fin