La tradición une Reyes Magos, Papá
Noel, Santa Claus…
Al aproximarse una de las fechas navideñas
más queridas por los niños, los Reyes Magos, se me ha ocurrido no solo traer a
colación recuerdos entrañables sino también establecer una relación entre los
distintos personajes asociados a la Epifanía que la iglesia católica celebra el
seis de enero. Hablaré, pues de Papá Noel o Santa Claus, del Olentzero vasco navarro,
y de la Befana italiana.
Empezaré por los Reyes Magos que es la
tradición más arraigada en España y parte de Europa e Hispanoamérica.
El único texto bíblico que cita a los Reyes
Magos es el Evangelio de S. Mateo donde solo se habla de “magos” pero nada
acerca de que fueran reyes ni tres. Tampoco da sus nombres. Con el tiempo, para
remediar la parquedad de este relato en los Evangelios Apócrifos se desarrolló
la historia de” Los magos de Oriente”.
A lo
largo de la Edad Media, se fue completando la leyenda que hoy conocemos. Se
decidió que eran tres, habida cuenta de que habían sido tres las ofrendas de
que habla el Evangelio (oro, incienso y mirra), y tal vez por el simbolismo del
número tres en el cristianismo. También se les adjudicó nombre: Melchor, Gaspar
y Baltasar.
Su culto se extendió por Europa y sus reliquias se
conservan en la Catedral de Colonia
Como he dicho es
una de las fechas que con más entusiasmo esperan los niños y a veces los no tan
niños. Tengo los recuerdos más entrañables de mi infancia y más tarde de mis
hijos incluso mis nietos.
Aquello de dejar los zapatos junto a una ventana,
o el balcón y discutir con los niños del pueblo que vivían las cosas de otra manera,
acerca de la existencia real de los reyes magos. Ellos insistiendo en que eran
los padres y nosotros que no. Recuerdo, creer incluso que durante la noche
había oído los cascos de los caballos, o un ruido en la puerta del balcón. Lo
cierto es que esos señores, fueran quienes fueran no fallaban, ni en las
circunstancias más adversas.
Con
el tiempo, cuando vienen los hijos, la ilusión se trueca en hacer de rey mago,
en contribuir a esa carita de gozo, a esa mirada ilusionada del niño.
Más tarde, si hay suerte, se puede hacer
el mismo papel con los nietos. Recuerdo la primera vez que mi nieto tuvo reyes
(fue Papá Noel, pero de eso hablaré más tarde). Había estado mostrando una
ilusión casi impropia de su cortísima edad por una moto, en realidad un
correpasillos. Al ver el paquete y quitar la primera parte del envoltorio que
dejó ver el manillar supo lo que era y empezó a hacer Ruuuum, ruuum.
Al principio, cuando yo era niña y vivíamos en el pueblo todo era más
íntimo. Ya existían las cabalgatas de reyes, pero no llegamos a verlas hasta
muy adultos y en televisión.
De
hecho, la primera cabalgata que se celebró en España, fue en 1866 ¡ahí es nada!,
y yo sin saberlo. Fue en Alcoy (localidad alicantina) y de ahí se fue
extendiendo por el resto del país, incluso pasó a otros países en los que hay
cierta cultura hispánica. Esta es la más mágica de las cabalgatas. Los reyes
desfilan por las calles, los pajes, ayudados de escaleras de mano, suben a los
pisos en cuyos balcones y ventanas esperan lo niños. La he visto muchas veces
en televisión, pero me gustaría haber podido disfrutarla en directo. Es de esas
cosas que emocionan, aunque se tengan setenta años o más.
Hoy, hay variedad de estas cabalgatas. Los
reyes magos llegan en camellos, caballos, avión, helicóptero, barco…depende de
la localidad.
Una llegada muy bonita que he podido
contemplar es la de Zumaia, (Guipúzcoa). Se apagan las luces de la ciudad. Los
reyes entran por la ría del Urola en un barco del que se ve solo la silueta iluminada.
Es absolutamente mágico.
En el pueblo desembarcan y entonces lo
recorren en carrozas tiradas por tractores, pero también a veces a caballo
incluso alguna vez en camello, regalando golosinas a los niños.
He hablado de que esta costumbre española se exportó a países de
costumbres similares heredadas de nosotros. Así por ejemplo en Puerto Rico, los
niños han de recoger césped y dejarlo en una caja junto con la carta para que
los camellos puedan comer y recuperar fuerzas para la tarea que les espera.
En Perú, sin embargo, no hay regalos. Se
trata de una fiesta familiar para desmontar el belén “Bajada de Reyes”.
Cierta relación con los reyes magos tiene Santa Claus, llamado en
algunas partes Papá Noel o S. Nicolás o, simplemente Santa. Es un personaje legendario que trae
regalos a los niños por Navidad, la noche del 24 al45 de diciembre.
Tal y como se cuenta
el mito hoy, Santa Claus vive en las proximidades del Polo Norte con la señora
Claus y ayudado por duendes en la fabricación de los juguetes que los niños
habrán pedido en sus cartas.
Esta figura, en los países europeos suscitó cierta
polémica porque se le asoció a un producto comercial por haber sido importada
de Estados Unidos y que amenazaba las tradiciones locales.
Si vamos a lo de producto
comercial hoy también lo son los Reyes Magos, y San Valentín, el día del padre
y de la madrea y cualquier acontecimiento que queramos celebrar.
También el halloween es importado y ha modificado nuestra
forma de celebrar el día de las almas o difuntos
En cuanto a la figura,
hay que reconocer que resulta entrañable, tan gordito y coloradote, con cara de
bueno …No se puede pedir más. Por otro lado, la fecha de sus visitas, ofrece
grandes ventajas familiares. ¿Quién no recuerda tener que irse a la escuela al
día siguiente de Reyes, cuando lo que le pedía el cuerpo era jugar, leer,
disfrutar de los regalos? Al llegar Santa, o Papá Noel con sus regalos al
principio de las fiestas navideñas, tenemos a los niños entretenidos todo el
tiempo que no van a la escuela.
De hecho, yo cambié
la fiesta y mis hijos recibían los regalos el 24 por la noche. Mis nietos
también. Algo no muy bien visto pero hay que ser realistas, No obstante, hay
quien por no perder la tradición reparten las sorpresas entre los dos días. Es
otra opción.
Hay en España otros
personajes relacionados con esta fecha y que forman parte de una tradición
local. Son el Olentzero en Euskadi y navarra y el Tío de Nadal en Cataluña. En
Galicia se ha recuperado la figura del Apalpador.
El Olentzero es un
personaje de tradición navideña vasca. Es un carbonero mitológico que trae
regalos en navidad, cuyo origen se localiza en Lesaca (Navarra). Parece que su
origen es anterior a la cristianización de navarra y correspondería a las
celebraciones del solsticio de invierno. Con su aspecto desharrapado y
descuidado podría simbolizar el fin del tiempo viejo, que muere y da entrada a
uno nuevo, lleno de vida.
Hoy su función es similar a la de los reyes magos o Papá
Noel. Los niños, también le escriben cartas en las que exponen sus deseos.
Recuerdo un año,
que no pudimos celebrar las navidades con mis nietos vascos, la pequeña después
de pensarlo mucho expuso a su madre la solución para que se pusieran de acuerdo
el Olentzero y papa Noel que llegaría de Murcia: se wasapearán. ¡Qué pena
perder la inocencia de la infancia!
El Olentzero fue prohibido durante la dictadura. ¿¡!?
Podemos observar que algo común y no puede faltar es la carta.
En Italia,
existe la “Befana”, personaje de estilo y funciones miliares a Papá Noel, pero
con apariencia diferente. Más bien recuerda a una bruja, mal vestida, con cierto
temperamento pero que siempre sonríe y tiene cierto sentido del humor. Viaja en
una escoba y lleva una bolsa con regalos para los niños. Su aparición es como
la de los Reyes Magos del 5 al seis de enero.
Parece que actualmente no goza de mucho
prestigio.
No sería justo cerrar este artículo sin
mencionar el roscón de reyes. Parece que los humanos somos incapaces de
celebrar algo sin comer. Las navidades son fechas en las que la comida es la
protagonista. Comida abundante, rica en grasas y glucosa. ¡Calorías a tope!
Para cerrar el ciclo navideño qué mejor que el famosísimo roscón. Eso sí.
Sepamos que su origen no guarda relación con el nacimiento de Cristo o la llegada
de los Magos a Belén.
A quien lo deguste este año, suerte para que
no le salga el haba y que sea quien sea le traiga algún regalito.
Supongo que algún curioso
pensará que me he dejado mucho en el tintero, o la tecla del ordenador. Es
posible pero no se trata de hacer una tesis doctoral, ni trasladar aquí todo lo
que se pueda encontrar en internet, sino de recordar esta entrañable fiesta.