Mamá sale del armario
-Buenos días. ¿Por qué no lleva puestos los audífonos?
-Es que solo los uso para la televisión y la vida
social, que hoy tengo muy reducida. En la calle no me hacen falta. Y en la
calle, si me pita un coche lo oigo.
-Pero debe llevarlos siempre. Como las gafas. Se
levanta y se los pone.
_Ya, pero yo las gafas en casa no las uso porque de
cerca veo perfectamente. Para pelar patatas, limpiar el polvo, leer, hacer
ganchillo o punto de media no las necesito. Me las pongo para la televisión, el
ordenador y la calle.
_ ¡Ay, Dios, ¡qué lío! Pues insisto en que debería
llevarlos.
-A partir de este momento los llevaré a todas horas.
Mi marido saldrá ganando porque no le diré que no me susurre. Y los vecinos,
pues pondré el radio más bajito. El caso es que al principio me los ponía
apenas salía de la cama y no sé qué me ocurrió que dejé de hacerlo. Tal vez fue
un acto de rebeldía por aquello de que siempre me estaban preguntando si llevaba
puestos los chismes. Mire, es que necesito hacer alguna travesura si no quiero
que cuando llegue arriba, S, Pedro tenga que agarrarme de los pies para que no
me pase de piso.
-Será como usted dice. Y otra cosa. Aun estando las
cosas tan difíciles con la pandemia para la vida social, sus amigas y usted
deben hacer pequeñas reuniones de tres o cuatro como máximo, se van a una
terraza, se toman algo y hablan.es muy necesario.
-Tiene razón. Es que verá, mis amigas tienen hijos
cerca que por gusto o necesidad las visitan y no necesitan tanto la vida
social. Pero yo los tengo a todos lejos, ni sé cómo se presentará la Navidad.
-¡Hombre, alguno podrá acudir!
-Sí. Mi hijo porque tiene una revisión médica. Aunque no vive aquí no deja a su médico de toda la vida. Pero si viene su compañera, tal vez tengamos que excluir a mi yerno porque seríamos siete. Claro que si no armamos jaleo nadie se enterará y no llamarán a la puerta para comprobar el número de comensales.
-Pues no creo. Pero si llaman, uno se esconde en un
armario hasta que se vayan.
-Buena idea. Lo malo es que me tocaría a mí que soy la
de menor tamaño de todos y luego, menudo cachondeo, perdón, el de mis hijos diciendo
¡la mamá ha salido del armario!
_Sea como sea, veo que usted le pone sal a la vida.
Siga así. Esto está todo bien. Volvemos a vernos en mayo, si antes no nos
necesita. Que todo vaya bien y feliz navidad. ¡Ah! Y hable con las amigas,
aunque sea por teléfono
Al ver el título pensé que se trataría de otra cosa, pero no, es tu juego de ingenio y de frases polisémicas. Siempre le toca a la mamá el protagonismo. Te limitas a las gafas y al pinganillo aunque pronto tendremos que añadir las andaderas.Tomémosnoslo con humor, ese humor que tú tan bien dominas.Todos tus consejos son sabios, hablar con las amigas incluso por teléfono.Te ha faltado incluso por wasap o internet.
ResponderEliminarMe encanta que hayas elegido la forma del diálogo directo como la más natural para relacionarnos unos con otros. No dejes de escribir, tienes ideas muy buenas.