Mitologías comparadas
Al leer “Mitología vasca” de José Miguel de
Barandiaran, alguno de los personajes mitológicos o legendarios encontrados me
recordó otros que en algún momento conocí de otras culturas incluso clásicas,
así como cierta similitud con figuras de la religión cristiana, y se me ocurrió
hacer el estudio comparativo de algunos de ellos.
Mitología vasca. MARI.
En la Mitología
vasca, Mari es un genio de sexo femenino que acabó acaparando muchas funciones
y que se la considera jefe de los demás genios. Solía aparecer en montes o cuevas,
razón por la cual casi siempre se acompaña su nombre de el del lugar en donde
aparece. Aunque, en general se la nombra simplemente como MARI.
El origen del nombre no está claro. Podría
ser del cristiano “María”, pero también un derivado de MAYA por su marido MAJU.
Suele aparecer o se la representa de
diferentes maneras. Así, señora elegantemente ataviada que lleva en la mano un
palacio de oro. O bien, señora que surca los aires sentada sobre un carro
tirado por cuatro caballos. También como una mujer que despide llamas. Con
frecuencia se la asocia con el fuego.
Se le atribuyen
pies de ave o de cabra, incluso figura de animales. También dicen haberla visto
con figura de nube blanca o de arco iris. En realidad, en cada lugar se le
atribuye una forma de aparición.
Se cree que sus habitáculos son riquísimos,
decorados con oro y piedras preciosas. Incluso se cuenta que una vez regaló a
una cautiva suya un puñado de carbón que al salir de la cueva se convirtió en
oro. Otras veces se cuenta lo contrario, que objetos que en su cueva parecen de
oro al sacarlos se convierten en palos podridos, por ejemplo.
En algunas de las leyendas se dice que tiene
un marido MAJU (llamado Culebro en otras partes. Coincide con un
personaje de Cantabria). También se hace mención de dos hijas.
Hay muchas leyendas en torno a muchachas que mantiene
como cautivas, a veces como castigo por algo que hicieron o por una maldición
de la madre.
En realidad, se la asocia o hace responsable
de casi todo: tormentas, lluvia, buena cosecha. Depende de sus premios o
castigos.
Se la imagina
peinándose con un peine de oro, hilando, cocinando…
También
se cuenta que se casó con un hombre D. Diego López de Haro, de cuya unión nació
uno de los primeros señores de Vizcaya…
El culto a Mari tiene diferentes ritos, que
deben seguirse si no se quiere caer bajo su maldición: regalarle un carnero,
echar piedras en un charco sagrado…
Algunos relatos presentan a Mari en sus
diversas localizaciones, como si se tratara no de una divinidad sino de varias
divinidades hermanas.
Es curiosa la coincidencia con la Virgen
María en sus diversas advocaciones. Incluso algunas leyendas populares
presentan a las diferentes advocaciones de la Virgen como si se tratara de
hermanas.
Por esta razón, con todo respeto y salvando las
correspondientes distancias he
intentado una
comparación entre las dos divinidades. He realizado un somero recorrido por la
historia de algunas de las advocaciones Marianas.
Sabido es que tenemos Vírgenes para todos los
casos y circunstancias. A una se le pide lluvia, a otra que ayude en el parto, etc.,
etc.
Aunque en sus apariciones no se suponga a la Virgen
María ricamente ataviada, sí se la viste con toda clase de ricas prendas y se
la adorna con joyas en su representación icónica. Hay imágenes que tienen todo
un fondo de armario y se las atavía según el momento en que deben aparecer o la
ocasión.
Otras veces el color de su vestimenta se
convierte en símbolo. Por ejemplo, la Inmaculada Concepción y la Virgen de
Fátima suelen vestir de blanco y azul celeste; la Del Rosario la recuerdo de
rojo y azul algo intenso; la Virgen de los dolores, las famosas dolorosas,
visten de negro…
En casi todas las advocaciones la virgen
lleva algo en la mano, aparte del niño Dios en los brazos todas las que
representan la maternidad divina. Pueden llevar, pues, un rosario, un corazón
herido, un globo terráqueo…
Muchas de las advocaciones marianas coinciden
con leyendas parecidas entre ellas y con Mari, o sea parecer en o cerca de una
cueva, una fuente…y sobre todo en lugares en plena naturaleza. Luego reciben el
nombre del lugar donde se las vio o aparecieron.
Así la Virgen de Covadonga,
(Asturias) parece que dio guerra a los paisanos hasta que comprendieron que
quería estar en la cueva, sobre la que construyeron la ermita que conocemos,
lugar de peregrinación y visitas curiosas’. Normalmente va cubierta con un
manto rojo, lleva en el brazo izquierdo al Niño y en la mano derecha una rosa
de oro.
Virgen de la Fuensanta. Apareció en
el monte conocido como El Hondoyuelo. (Murcia) Cuenta la leyenda que, en esta
sierra, situada a unos 5 kilómetros de la capital y ya considerada como enclave
sagrado por las primeras civilizaciones que habitaron la zona, María había
hecho brotar la "fuente santa" que dio nombre a la advocación.
Se la
presenta con pelucas de tirabuzones, manto de forma triangular claramente
símbolo de la Santísima trinidad. Una luna de plata reposa a sus pies. Tanto
ella como el niño se acompañan de atributos de realeza. En la mano derecha un cetro y corona sobre la
cabeza. En la mano izquierda lleva al Niño que también en su izquierda porta
globo terráqueo terminado con una cruz mientras bendice con la derecha. La cara
de la virgen aparece enmarcada por un rostrillo de plata y piedras preciosas lo
que resalta la belleza de su “cara morena”. Aún porta más atributos todos ricos
y esplendentes signos de poder. Tiene un magnífico “fondo de armario”. Se suele
acudir a ella para pedir agua, algo que tanto necesita Murcia.
Vamos
por la tercera y conocidísima advocación: la Virgen de Fátima, aparecida
a tres pastorcitos en Cova da Iria (Portugal). Se la ha representado siempre
como una hermosa mujer vestida de blanco con un rosario en la mano.
Origen parecido tienen las Vírgenes de
Guadalupe, de Aránzazu, de Lourdes, de Begoña, y muchas más.
Seguimos con las leyendas mitológicas.
Como es natural
en toda la cornisa cantábrica, encontramos leyendas y personajes mitológicos
que recuerdan a los vascos.
Cantabria.
En la mitología autóctona cántabra se han
encontrado reminiscencias de mitos celtas y romanos que también se encuentran
en leyendas y tradiciones de toda la cornisa cantábrica.
En general todas estas tradiciones se han
transmitido por vía oral lo que ha hecho difícil su conservación y su estudio.
Con el tiempo, al llegar la cristianización, muchos de estos mitos se fueron
fundiendo con los ritos cristianos, llegándose, a veces a un sincretismo
religioso.
Fijémonos en
algunos casos.
Las Ajanjas son las hadas buenas de la
mitología cántabra. También reciben el nombre de Insanas, xanes, xinsanes e Ijianas.
Etimológicamente su nombre deriva de Jana, antiguo nombre con que se designaba
a las hechiceras durante la Edad Media. Son mujeres atractivas pero menuditas:
medio metro de altura.
Sus cabellos son
largos y finos; los llevan adornados con flores y lazos de seda de colores, y una
cruz roja en la frente. Visten túnicas de seda blanca, que cubren con una capa
azul (negra en invierno). Calzan sandalias (aunque algunos dicen que van
descalzas). También se acompañan de un báculo de mimbre coronado por una
estrella con propiedades mágicas; se dice que con él realizan sus magias y
curaciones milagrosas. Esconden unas alas prácticamente imperceptibles y casi
transparentes con las que pueden volar.
Viven en cuevas con suelos de oro y paredes de
plata, donde acumulan riqueza para la gente necesitada. Pueden vivir 400 años.
Pueden transformarse y hacerse invisibles. Suelen prestar ayuda siempre que
crean merecedor de ella a quien la pide, si no, lo castigan.
Destacan por su voz armoniosa e
inolvidable, así como su afición a cantar y bailar. Pueden casarse con un
humano, pero si lo hacen perderán su belleza y juventud y se transformarán en
una anciana (hecho insólito entre las hadas). Ayudan a los animales heridos, a
los enamorados, a aquellos que se extravían en la frondosidad del bosque, a los
pobres y a los que sufren.
Pasan el día
andando por las sendas del bosque, sentándose a descansar en las orillas de las
fuentes y los arroyos que parecen cobrar vida a su paso. Allí, en las fuentes,
conversan con las aguas, que entonces manan más alegres y cristalinas
Durante las noches,
en algunas ocasiones, se pasean por los pueblos dejando regalos en las puertas
de las casas de aquellos que se lo han merecido por sus buenas obras.
Se reunían durante
el equinoccio de primavera a medianoche en Fuente Dé para intercambiar
experiencias, fortalecer su hermandad…
De origen Celta, tienen grandes semejanzas con sus hermanas
de provincias hispanas del mismo origen, como las Xanas (Asturias), Mouras
(Galicia), Mari y Mairu (País Vasco) Las
leyendas sobre las anjanas montañesas se localizan preferentemente en la parte
occidental de Cantabria lindante con Asturias.
Asturias
En Asturias existen las Xanas. Son mujeres
que tienen una gran cabellera rubia y poseen ojos verdes o azules, su labor es
hilar y tejer diariamente todas las urdimbres de oro,
Se les atribuye la posesión de auténticos
tesoros que son adornados de muchos utensilios muy comunes del uso cotidiano,
como peines y ruecas, las cuales ellas mismas ofrecen como una
recompensa a cambio de ser liberadas del hechizo que las ata al lago donde se
encuentran.
Se les atribuye un sentido de la justicia
implacable para castigar a todas aquellas personas que poseen un corazón malo,
personas que traicionan la confianza de ellas o entre sí mismos
Otra divinidad asturiana
estrechamente relacionada con Mari es La Serena. Una sirena que aparece como una criatura que representa a la madre de los linajes; también
aparece, según diversas referencias, como un personaje capaz de interactuar y
vivir como un humano más; entre estas referencias se destaca que en el siglo
XVII dentro de las tierras de Asturias existía un conde llamado Don Froilán el
cual hizo de una sirena su esposa.
Conclusión:
En todos los ejemplos hemos podido encontrar
varias similitudes entre estas divinidades paganas o cristianas. A saber: la
relación con la naturaleza en cuanto a los lugares en que aparecen o viven; su
relación con los humanos consiste en ayudarles o castigarlos en caso de que no
se comporten debidamente (recordemos el ejemplo de “la casulla de S. Ildefonso”
en donde se cuenta como al querer el nuevo arzobispo vestir la casulla que la
Virgen había regalado al santo, es ahogado por la prenda.); incluso algunas
pueden contraer matrimonio con un humano. Siempre se las presenta como mujeres
de belleza extraordinaria y ataviadas con espléndidos ropajes; también
adornadas con flores, coronas, atributos de poder, etc. y acompañadas de
utensilios de materiales preciosos como por ejemplo peines de oro. No
olvidemos el villancico “Los peces en el río” en donde se canta que “La Virgen se está peinando entre cortina y
cortina/ los cabellos son de oro, el peine de plata fina”.
Aquí lo dejo, aunque habría materia para mucho más.
Muy interesante tu estudio comparativo de la mitología femenina vasca, cántabra y asturiana con las distintas advocaciones de la Vírgenes cristianas. Has realizado un buen trabajo de investigación. Tendremos que esperar el segundo capítulo porque, como tú dices, hay materia para mucho más.
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