Abrí este blog con un texto irónico a
cerca de las esculturas de mi ciudad. Ironía pero autenticidad. Hoy, sin
embargo, quiero romper una lanza a favor de mi ciudad. No es la más hermosa del
mundo, ni siquiera una de las más hermosas pero es cómoda, acogedora y tiene,
como otras tantas, muchas cosas bonitas que ver y admirar.
Para empezar, es una de esas ciudades
con río o lo que queda de lo que fue un
hermoso río. Es el Segura, llamado por los romanos Thader. Cruza este
río la capital, lo que ha dado lugar a la proliferación de puentes.
En un tiempo no muy lejano, con las
lluvias de principios de otoño, a finales de septiembre o primeros días de
octubre, cuando aún no se hablaba de gota fría, ni cambio climático ni la mayoría
de los mortales sabía lo que es una borrasca o un anticiclón, el río se
desbordaba. Inundaba los barrios ribereños a veces con trágicas consecuencias
como en la tristemente célebre riada de Santa Teresa en la madrugada del 14 al
15 de octubre de 1879. No solo la capital sufría la furia de las aguas
desbordadas. Toda la huerta pasaba por el mismo trance. Recuerdo haber ido con
mi padre, siendo niña, a ver como el agua había anegado los bancales de
naranjos de los que solo dejaba ver las copas.
Pero hoy el río no es lo que era. Ya
no saltan los peces en el azud del puente de Los Peligros. El único pez que
ahora vemos a esa altura del río es una enorme sardina que a modo de surtidor
han colocado en el centro del cauce.
La sardina. Foto de M.et M. |
Como decía, el hecho de que el río
divida en dos la ciudad ha dado lugar a la proliferación de puentes. En un
principio eran dos. El Puente Viejo o de Los Peligros y el Puente Nuevo o de Hierro. El primero, llamado así porque lo
cierra, a la altura de los primeros pisos de las casas, en la parte del barrio
del Carmen, una hornacina con una imagen de la virgen de esa advocación. Es de
ver como los murcianos de cierta edad, al cruzar este puente se santiguan en
señal de devoción y respeto a la Virgen. El puente se inicia en el llamado
Plano de San Francisco que linda con la Glorieta de España en donde se halla el
Ayuntamiento. Aquí, en este punto se quema la sardina al final del desfile
“entierro de la sardina” con que se cierran las Fiestas de Primavera.
Puente Viejo o de Los Peligros |
Y como los puentes son un elemento
arquitectónico que me gusta mucho y siempre me invita a fotografiarlo, sigo con
ellos. Siguiendo el curso del río hacia su desembocadura se halla el Puente
Nuevo o de Hierro. Está claro que es posterior al otro y que está construido en
hierro. Podemos comprobar que a la hora de poner nombres a los puentes nos
devanamos los sesos en mi tierra. Hoy está algo reformado y convertido en
peatonal porque sufrió ciertos desperfectos por la edad, a pesar de ser el Nuevo, y por el intenso tráfico que
soportaba.
Puente Nuevo o de Hierro |
Habida cuenta que la urbe crecía a
ambos lados del río las autoridades comprobaron que se necesitaban más puntos
de unión, más puentes. Así surgió la Pasarela del Martillo entre los dos
existentes, que arranca del llamado Martillo, un saliente del edificio del
Palacio episcopal que, cosa curiosa, sugiere esa forma.
Pero aún hay más. Conforme el río casi
se va perdiendo a causa de los periodos de sequía, dicen, los puentes van
aumentando. Apareció, casi por arte magia, a la altura del Malecón, en
dirección a la cabecera del río, la
pasarela de Manterola. Esta, de estructura muy moderna, recuerda la vela
de un barco, es semicircular y vibra cuando pasamos obre ella. Muchos la
nombran como “esa cosa que dicen que es un puente” Realmente es bonito,
original y aporta a la ciudad, por fin,
un toque de modernidad.
Pasarela de Manterola |
Existe otro puente, sin leyenda ni
historia, llamado de la FICA porque está a la altura del recinto de la feria,
uno que se diseñó para ubicar la Feria Internacional de la Conserva y
Alimentación (FICA). En la actualidad en ese recinto se celebra la Feria de
septiembre, que antaño se ponía en el Parque de Ruiz Hidalgo, hoy desaparecido,
por obra y gracia de la mano del hombre. Lo recuerdo con nostalgia y cariño.
Me quedan dos puentes por describir.
Se encuentran entre este último y el de
Hierro. Los dos de arquitectos famosos. Uno, el del Hospital (ya no digo la
razón del nombre). Es amplio, con zona central peatonal con suelo traslúcido y
bancos para descansar (algo que esta ciudad y en medio de un puente no es aconsejable,
pues en lugar de descansar te asas aunque sea enero), y dos zonas laterales
para el tráfico rodado. Tiene una estructura metálica que siempre me ha
recordado una mariposa a punto de echar a volar.
Puente del Hospital |
Y por último la pasarela o puente de
Vistabella, (también denominada Pasarela Jorge Manrique) es un puente
peatonal diseñado por el arquitecto y escultor Santiago Calatrava mediante
el que se comunican los barrios murcianos de Vistabella (margen izquierda del Segura) y el Polígono Infante D. Juan Manuel
(margen derecha). El pavimento está realizado en cristal, algo muy decorativo
pero poco práctico, siempre hay algún punto roto. Este me recuerda una
mariposa con las alas cerradas.
¡Imaginación que tiene una! No obstante con las fotografías se puede comprobar
si me alejo mucho de la realidad.
Dos aspectos de la Pasarela de Vistabella |
Ante tantos y tan bonitos puentes que
cruzan tan escaso caudal no puedo menos que recordar un soneto de Góngora: “Señora doña puente segoviana´
Cuyos ojos están
llorando arena,
Si es por el río, muy
enhorabuena,
Aunque estáis para viuda muy
galana….”
Por hoy lo dejo. Mis puentes me han
absorbido. En otra ocasión hablaré de otros encantos de mi ciudad.
MurciaMet: Las inundaciones en Murcia . La Riada de Santa Teresa
La Riada de Santa Teresa (1879) - Región de Murcia Digital
Como siempre,espero que os interese y guste y tengais a bien agregar algún comentario con que enriquecer este blog y vivir la intercomunicación humana tan bonita y necesaria.
MurciaMet: Las inundaciones en Murcia . La Riada de Santa Teresa
La Riada de Santa Teresa (1879) - Región de Murcia Digital
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