….nunca
más volveremos
a
ser niñas
(Aurora
Saura)
Cuando cada año, a
principios de diciembre, en los grandes almacenes empiezan a sonar los
villancicos y en las calles aparecen las luces y adornos navideños, a Simplicia
le invade una profunda tristeza, una dulce nostalgia..
Viene a su mente uno
de los pocos recuerdos agradables de su infancia., la instalación del belén.
Ya desde los
primeros días de diciembre empezaban los preparativos. Por las noches, en torno
a la mesa de la cocina, las manos de sus padres, como por arte de magia, iban convirtiendo
cajas de origen vario, en las casitas de Belén, puentes, algún corralito para
pastores y sus rebaños, el Palacio de Herodes y unos castillos de los que
partirían los Reyes Magos. Ella y sus hermanos ayudaban pintando las paredes,
puertas, etc. bajo la dirección y atenta mirada de los padres pero sin leyes ni
reglas. Puertas rojas, amarillas, verdes. Ventanas cuadradas, redondas y de mil
colores. Palacio y castillos variopintos y profusamente decorados: cosas de
niños, de niños felices.
Después, alguna tarde,
con el padre y amiguitos iban al río a
recoger arena y chinarro para extender por el suelo y bordear el riachuelo y el
lago que harían con papel de plata del que envolvía las pastillas del chocolate
¨Tárraga o con trocitos de cristal, incluso de espejo. Había que dar mucho
realismo al belén, − “tiene que parecer
de verdad” –decían.
También recogerían
piedras para delimitar el espacio arenoso y unas negras y porosas que
encontraban en la vía del tren, debían ser restos del carbón de la máquina. Con
estas últimas hacían la cueva y alguna montaña.
Ya el día
veintitrés se iniciaba la instalación. El Belén se ubicaba en una sala en el
piso de arriba de la casa, donde los
niños jugaban los días de frío y hacían sus tareas de la escuela en unas
mesitas a modo de pupitres que les habían colocado allí a tal fin.
Se empezaba por
extender la arena en el suelo, en un rincón. Se construía la cueva y se iban
colocando montañas, el río, un lago, y ramitas secas para simular los árboles.
El segundo paso
consistía en ubicar las casitas y demás edificios. Por último, se abría la caja
que contenía las figuritas y se iban colocando en sus respectivos lugares. Todos
los años les regalaban alguna figurita nueva, bien para sustituir alguna que
hubiera sufrido un involuntario accidente, bien por ir ampliando el repertorio.
El fondo se cubría
con papel de forro azul y se tachonaba de estrellas hechas con papel de plata.
En esto era la madre una verdadera artista. Cortar, doblar, volver a doblar,
corte certero y! zas, una estrella! Por supuesto no se olvidaban de colocar
sobre el portal una "con cola", o sea un cometa,
como parece debía ser la que guiaba a los reyes.
Fue muy divertido
cuando los abuelos de Alicante les
regalaron un “caganer”. A la madre no le pareció serio poner ese personaje
escatológico en el belén pero la abuela dijo: no seas pava, hija, es un
personaje de los belenes catalanes y valencianos, por tanto nosotros podemos
ponerlo.
Ya está el belén
montado. Ahora, durante todo el tiempo de Navidad los niños se dedicarán a
jugar en y con él. Moverán a los pastores para que vayan acercándose al portal;
irán desplazando a los reyes magos, Sacarán los patitos del estanque para que
tomen el sol y los volverán a meter. Pondrán trocitos de tela sobre las piedras
como si fuera la ropa que las lavanderas ponían a secar…..
Al final, el día de Reyes, cuando estos
lleguen al Portal, allí no cabrá un alfiler.
¡Era tan bonito!
Hoy, en el mundo que la rodea no cabe el belén. Desapareció hace mucho tiempo
de su hogar. De ahí esa nostalgia que, tal vez se deba a la sensación de pérdida de la infancia. Piensa Simplicia que
tal vez debió luchar por mantener esta tradición que a ella le gusta, paro es
que ¡hay tanto por lo que luchar que una se cansa!
Últimamente le
queda el consuelo de visitar todos los días el que ponen en la ciudad donde ha
acabado viviendo. ¡Ah! Y no falta el “caganer”.
Pero no volverá a ser niña.
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El típico "caganer" de los belenes catalanes y valencianos. Belén de Torrevieja. |
Mercadillo en las calles de Belén. Belén de Torrevieja. |
Para más información sobre este personaje-figurita de belén os paso estos curiosos enlaces.
Buey, mula y ' caganer ', por Enric Sierra
Buey, mula y ' caganer ', por Enric Sierra
Caganer - Personaje Simpático de tradición típica catalana
Esta ha sido mi aportación a estas tradiconales fiestas. esperoo os satisfaga.
Esta ha sido mi aportación a estas tradiconales fiestas. esperoo os satisfaga.
Ya lo decía Rilke, creo: La verdadera patria del hombre es la infancia.
ResponderEliminarGracias por hacerme recordar mi infancia, bien muy preciado. Ojalá todos tuvieran tan buenos recuerdos de un tiempo tan importante en la vida del ser humano. Un relato hermoso.
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