¡Año nuevo, etiqueta nueva!
Vamos a iniciar una nueva
andadura en este blog: los viajes. Y para hablar de ellos me he buscado una
protagonista muy viajera. Se llama Constanza y viaja desde hace muchos,
muchísimos años, unas veces con toda la familia, otras solo con su marido
(viajero compulsivo), bien en viajes organizados, bien con grupo de amigos.
Dado que lleva tantos años viajando, me va a ser difícil y además tal vez sería monótono, seguir un
orden cronológico. De ahí que los viajes irán apareciendo de forma aleatoria,
según vayan apareciendo los documentos pertinentes. Porque, eso sí, siempre
recurriremos a sus notas de viajes para no caer en errores y/ o falsedades.
Al tratarse de notas y relatos
distantes en el tiempo, el estilo de cada narración será distinto del de las
demás.
Habida cuenta que los viajes duran
varios días y el relato se haría largo y pesado, lo iré fraccionado en entradas
varias.
¡Vamos allá!
Viaje
a Almería. Enero del 2009.I
Vamos a hacer algo parecido a lo que decía
Proust acerca del verdadero viaje de descubrimiento, (que lo deberían ser
todos, digo yo): “mirar con nuevos ojos”.
−Eso
está bien. ¡Allá vamos!
−Pues,
Señor, este es el caso que se nos ha ocurrido ir de viaje en pleno invierno.
Menos mal que es a Almería donde no espero pasar demasiado frío. Los viajes
para mí empiezan siempre con un madrugón. No obstante hemos salido de casa a
las 9, una hora muy buena pues la
gente ya está donde debe, por lo general, salvo los dormilones que salen a toda
le...mecha porque ¿para qué quieren un coche si luego han de madrugar? ¡No,
hombre! Hay que apurar y después que se me quiten de delante que tengo prisa.
Por suerte no hemos encontrado muchos de esos.
No está mal que hagamos el relato en presente
¿verdad? Así tiene más vidilla, es como si estuviera pasando, como si fuera un
diario. ¿Cómo lo ves?.
−A
mí me gusta. Creo que es una buena idea. Sigue.
−Pues,
a lo que íbamos. A eso de las 10´30, ya en la carretera de
Almería, parada para un tentempié y….
Para
llegar a Roquetas y el Hotel teníamos un
esquema sacado de Internet que resultó, como era de esperar, una tontería
porque en cada glorieta aparecen los nombres de las direcciones y no hay más
que leer y seguir la dirección de la flecha. Pero aquí nos gusta hacer las
cosas difíciles y actuar como si nunca hubiésemos estado en una carretera. Total,
que la cosa fue fácil y a las 12’30 ya estábamos aparcando en la puerta del
Hotel Golf Trinidad, que no era otro que nuestro destino. En realidad lo
encontramos al segundo intento.
Como
siempre, yo entro y hago la inscripción mientras Tomás aparca justo enfrente.
Muy bien. Comprobamos los horarios de las comidas: desayuno, de 7’30 a 10’30;
comida, de 12’30 a 15 y cena, de 7’30 a 9’30(es lo más importante) y subimos a
la que va a ser nuestra habitación, casa y de todo durante los 8 días que vamos
a estar en Roquetas de Mar.
La habitación es la 367, en el tercer piso, al
final del pasillo que acaba con una enorme cristalera desde la que vemos toda la
playa cada vez que entramos o salimos. Es una especie de pequeño apartamento,
muy acogedora
He aquí nuestra confortable habitación |
A
la 1’30 bajamos a comer. Es el sistema bufet libre. Me gusta porque así como lo
que me apetece en cantidad y en variedad. No es una gran cosa pero está bien, no nos podemos quejar o no debemos
en justicia. Después el café en la cafetería que es muy chula. Está situada en la planta baja,
igual que el comedor; en un espacio entre dos cuerpos del hotel, formando como
un pasadizo cuyo techo es de cristal y deja ver el cielo. Al frente se cierra
con una enorme cristalera que va del suelo al último (4º) piso y que da al mar.
La vista es espléndida. A la entrada nos recibe una fuentecita que desemboca en
un canalito lo que da un aire natural y muy agradable al lugar.
Aquí tenemos la fuentecita |
A
media tarde, nos vamos a pasear desafiando el viento que es ya respetable.
Descubrimos que estamos en un sitio ideal. El paseo que hay junto al hotel
llega tanto por un extremo como por otro a considerable distancia. Se llevaría
más de cinco horas recorrerlo. Empezamos hacia la derecha, damos un largo
paseo, casi dos horas, hago una foto del atardecer aunque no está muy
espectacular pero por si no pillo otro (que por suerte sí pillaré) y volvemos a
casa.
No iba a dejaros sin disfrutar de la puesta de sol |
Antes
del paseo, Tomás se ha informado de las excursiones que organiza el Mundo Senior, por si nos interesara alguna. Hemos decidido unirnos a tres: jueves,
viernes y sábado. Al volver del paseo las hemos contratado y pagado ya. Antes
de bajar a cenar, hablo con mi hijo.
A las 8’15 bajamos a cenar. Como suele ocurrir
en estos viajes se cena más de lo acostumbrado. Tomás, en el total y yo porque
les meto mano, o diente, a los dulces.
Nos subimos enseguida a la habitación para
poder ver el telediario y, según las perspectivas meteorológicas organizar el
día de mañana.
Decidimos ir a Almería. Vemos “Mira quién
baila” y mientras, empiezo una colchita de ganchillo para que mi nietecita
benjamina tape a sus muñecos. Me he llevado labor y lectura (“El viaje del
elefante” el último de Saramago).
Nos
acostamos a eso de las 12’30 que es tarde si tenemos en cuenta que hemos
madrugado. El día ha sido completo y aprovechadito. ¡Buenas noches! O no, porque nos andamos temiendo que las
camas van a ser como las de la ranchera:
“De piedra ha de ser la cama….”
− ¡Oye! De momento va todo muy bien, muy
dentro de un orden y etc. etc.
− ¡Ya, ya irán saliendo los gazapillos!
Al día
siguiente, martes, nos levantamos a las 8’15. ¡Dios qué nochecita y las que me
esperan! Mis caderas, glúteos, y coxis no soportan tanta dureza! ¡Qué horror!
Tengo unas ojeras que me llegan a las mejillas.
Desayunamos y a las 9’15 salimos hacia la
capital.
A lo largo del viaje se me ocurre una idea
brillante, como todas mis ideas, “la autovía ( y autopista, por extensión) es
para desplazarse, la carretera para viajar y los caminos para disfrutar” ¿Qué
tal? Chulo ¿no?.........
−Sí, sí. Me gusta. Es que tú en los viajes te
inspiras; será porque duermes poco
−Sin guasas.
Llegamos a Almería y, como es
natural, frecuente y usual, nos vemos negros para aparcar. Al final lo hacemos
en un aparcamiento público cerrado. Nos vamos, en primer lugar hacia el puerto
donde vemos el antiguo conducto del mineral hasta los barcos. Algo parecido a
lo de la sal en Torrevieja. Lo fotografiamos, damos una vuelta por allí y nos
encaminamos al centro ciudad hasta la Catedral.
La torre entre palmeras |
Es ésta, una típica Catedral-fortaleza, como la de Ávila, la iglesia de Zumaia y
algunas otras que hemos visto .La bordeamos por completo fotografiando los
ángulos y enfoques más idóneos y llamativos. No entramos porque hay que hacerlo
mediante pago de diezmos y primicias y con guía. ¡A estas alturas vamos a visitar una catedral
con guía, nosotros que hemos visto casi todas las que existen en España, muchas
del extranjero ..... . ¡Ah y que tenemos los suficientes
conocimientos como para no tener que aguantar que nos expliquen ciertas cosas a
veces sin fuste! No es por los guías en
general, es que de los de las iglesias no me fío mucho. Me acuerdo de aquel
cura en Soria que se las daba de enterado y sólo nos habló de los Cristos, y
otras imágenes aludiendo exclusivamente
a milagros, a altura de la talla y cosas así; de arte,nada. Además dirigiéndose
siempre a Tomás como si los demás, yo incluida, no fuéramos capaces de alcanzar
a entender sus “doctas” explicaciones.Y deja éste y cógete al de Guadalupe. Pues,
mira, no. Nos vamos
Seguimos
paseando, ahora hacia la Alcazaba.
La fotografiamos por fuera porque ya la
conocemos de otro viaje .
Alcazaba |
Nos da tiempo a volver al hotel a comer. Después de
todo llevamos la comida incluida y no es cuestión de perderla por media hora y
para comer peor.
Por
la tarde damos un paseo por la urbanización y hago las compras de las cositas
para todas mis personitas queridas. Ha habido suerte. Me encuentro con una
puesta de sol impresionante. Hago varias
fotografías que han salido de libro, o de concurso sin tener que arreglarlas
con el photoshop ese.
Después de cenar, hablo con mi hija pequeña.
No me apetece acostarme. Solo de pensar en la cama me dan ganas de llorar. En
fin, no se puede tener todo. Mañana nos vamos por nuestra cuenta a cabo de
Gata. Hemos decidido madrugar.
Y también mañana o pasado aparecerá la siguiente entrega de este curioso viaje.
Se aceptan comentarios.
Recomiendo a la amiga Constanza que pida crear una etiqueta en este blog titulada "Viajes" o "El gen de Marco Polo" o algo así y en ella que vaya alojando sus relatos viajeros.
ResponderEliminarComo ves la nueva etiqueta ya está en circulación. Eso del "Gen de Marco Polo" tiene gracia. Te aseguro que Constanza ha viajado lo suyo y está dispuesta a compartir experiencias. Pero poco a poco que no conviene cansar al personal.
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