A finales
de octubre recibí un correo de Constanza en que me ponía al corriente de su
último viaje.
Hace unos
días se nos ocurrió, decía, que nos apetecía volver a Zamora. Es fácil pues
está a dos pasos de Madrid y ya que pasamos por la capital con frecuencia, en
una de esas ocasiones estaría bien hacer una escapada a Zamora. Barajamos la
posibilidad de hacer el viaje en un día pero yo recordaba que Toro está muy
cerca y es un lugar que vale la pena visitar. Estuvimos en ambos sitios hace
casi treinta años pero teníamos un recuerdo bonito.
Sin
pensarlo dos veces nos pusimos manos a la obra o, lo que sería más exacto, pies
en camino.
Pero este
viaje ha tenido poco que contar y mucho que ver por lo que te envío más
fotografías que texto.
Dicen que
“no se ganó Zamora en una hora” y habría que agregar se ve bien en un día. Eso
sí, sin parar.
Lo primero
que vimos y, además, varias veces pues la teníamos frente al hotel y había que
atravesarla para ir al centro, fue la puerta de Doña Urraca, uno de los
emblemáticos lugares de la ciudad.
Puerta de Doña Urraca |
Muralla |
Después,
fuimos desviándonos cada vez que vislumbrábamos una torre o algo parecido a una
iglesia (es de lo que más hay) o a cualquier tipo de monumento. Así vimos la iglesia de Santa María la Nueva
Es una de
las más antiguas de Zamora construida en el siglo XI y reconstruida en el XII. Destaca
en ella y llama la atención el ábside semicircular , adornado con siete arcos murales a los que sostienen seis columnas capituladas.
Ábside de Santa María la Nueva |
Santa
María Magdalena
Una hermosa iglesia románica y gótica, construida entre los siglos XII y XIII. Se empezó
bajo influencia románica y acabó en el gótico.
De sus tres
puertas la más antigua es la meridional que conserva su original decoración con
motivos vegetales y figurativos. Se dice que representa el paraíso celestial.
Se cuenta que si no ves al obispo labrado entre tanta vegetación, no te casas.
Yo creo que no lo vi pero lo mío ya no tiene remedio. Siempre queda la
posibilidad de buscarlo en la fotografía aunque ya sería casualidad que
apareciera.
Llegamos
después a la Plaza Mayor. Es la típica pero no de las mejores que he
visto. Con el ayuntamiento; en realidad dos el antiguo y el nuevo. fotos: el Nuevo y el Viejo.
Seguimos en
busca de la Catedral y al final dimos con ella. Es pequeña, he leído que
una de las más pequeñas y antiguas de Castilla
y León. Construida en el siglo XII y situada en la parte más alta de la ciudad,
destaca en ella el cimborrio de influencia bizantina. Está adornado con cuatro
pequeñas cúpulas que refuerzan las esquinas.
Cúpula o cimborrio de la Catedral |
Otro elemento digno de mención es la torre de estilo
románico aunque fue construida durante el siglo XIII .
Torre de la Catedral |
En la fachada sur destaca la Puerta del Obispo con
una original decoración.
No sé si estoy siguiendo el orden de nuestro
peregrinar por la ciudad pero, como es natural, fuimos a dar con Santiago del Burgo también románica del
siglo XII. Tiene una puerta que recuerda la del Obispo.
No se han abstenido los decoradores espontáneos. |
Al
acercarnos a uno de los miradores de la ciudad, dimos con San Cipriano. Es una
de las más antiguas de Zamora ciudad y tiene como curiosidad un triple ábside
cuadrado.
Es original ¿Eh? |
Desde aquí
hice una fotografía del puente
Al final de
la mañana, ya a punto de cerrar, entramos en el castillo. Pertenece este al
siglo XI y parece ser que nunca fue castillo habitable sino fortaleza de
protección de la ciudad.
Desde él hay
unas bonitas vistas de la catedral.
Panorámica del Castillo |
La Catedral vista desde el Castillo |
Por la
tarde nos bajamos al paseo que bordea el río, muy acogedor y agradable. Siempre
que hay algún lugar así en las ciudades nos gusta disfrutarlo. Me habría
gustado tomar una puesta de sol pero no se dio la posibilidad- Lo que sí es
bonito es la catedral desde este lugar, desde la margen opuesta del río.
Al día
siguiente, domingo, pensábamos ir a Toro. Yo me empeñé en ir en tren y no por
puro capricho. En la estación me dijeron que había un pequeño problema. La
estación está a nivel del río y el pueblo a cien m. de altitud. Había, pues que
subir andando por una carretera en cuesta. Pero eso no nos arredró pues
nosotros somos andariegos.
Bien, pues
nos levantamos tempranito; el tren pasaba a las 8. Llega puntual, lo tomamos y
al llegar a Toro, mientras conseguíamos encontrar la puerta para bajar había
parado y se había vuelto a poner en marcha. Creo que se detuvo algún segundo.
Hétenos aquí asustados, Tomás tocando todos los timbres, el revisor accionando
la alarma; para de nuevo, bajamos y…¡Oh consternacione,! como diría el conde
Romanino, allí no había un alma, la estación cerrada a canto y lodo o lo que es
igual precintada con unos enormes paneles de hierro rojizo. Investigando vimos
el camino de salida y emprendimos la ascensión hacia nuestro destino. Yo, que a
veces tengo mejor humor del que parece, iba recitando un poema de mi tío:
”Sube
que sube que sube,
Trepa que trepa que trepa.
En brazos cae de un querube
La
hija del conde, la Pepa."
Y al llegar arriba había un hermoso castillo, pero
no estaba la Pepa. Allí solo había una mujer, la dueña dolorida. Yo que iba con los pies en un ¡ay! O sea que
mis pies eran una plegaria o más bien una saeta, profana pero saeta.
Cerca está la magnífica Colegiata.
Verdaderamente vale la pena toda la pena que habíamos pasado y la que nos
quedaba por pasar pues a la tarde había
que bajar a tomar el tren en aquella especie de ciudad muerta. A mí, la llegada
a la estación me recordó la novela aquella de Pedro Páramo, creo……
En el camino
de subida nos detuvimos a hacer alguna fotografía del puente que se presentaba
envuelto en una tenue neblina muy sugerente. Pertenece a un románico tardío aunque
su origen es romano
Detengámonos en La Colegiata. Edificio del siglo
XII. Románica en un principio aunque luego evoluciona al gótico. Su
arquitectura está inspirada, es fácil adivinarlo, en la Catedral de Zamora.
Como en ella destaca el cimborrio que inevitablemente nos recuerda también el
de la Catedral Vieja de Salamanca
También destaca la torre que conserva solo los dos
cuerpos inferiores.
En el exterior cabe destacar la portada
septentrional, formada por diferentes arquivoltas donde se combinan decoración
vegetal y religiosa. Parece ser que es una de las mejores muestras del Románico
zamorano.
Pero aún queda una sorpresa en el interior. Se llega
a través de la Colegiata. Es el Pórtico de Majestad. En realidad constituye la
antigua puerta principal de la Colegiata, la del mediodía. Su importancia,
desde el punto de vista de la historia del arte, radica, sobre todo en que es
uno de los pocos casos en que se conserva la policromía original. No obstante
llama la atención en su conjunto y uno no se cansa de contemplarla.
En el parteluz destaca la figura de la Virgen María
con el niño Jesús en brazos. Otros así hemos visto a lo largo y ancho de toda
España. Es fácil adivinar que se concibió con pretensiones de magnificencia, de
grandeza. Tampoco podemos evitar el recuerdo del Pórtico de la Gloria de
Santiago de Compostela.
Luego otras iglesias. Muchas están desacralizadas
por exceso de ellas y defecto de curas y, tal vez, de gente para llenarlas. En
el interior no puedo hacer fotografías pues hay poca luz peroTomás hace algunas muy interesantes de
restos de pinturas románicas y góticas.. Le pediré prestada alguna
Además de las iglesias hay que destacar la plaza
mayor, rectangular con dos laterales porticados, como es frecuente en estas plazas
castellanas, con su ayuntamiento.
La torre del
Reloj o Puerta del Mercado que yo recordaba muy bien de mi viaje anterior. Es
del siglo XVIII. Cuenta la leyenda que era tal la cantidad de vino que se
producía entonces en el lugar, que para la argamasa de la construcción de este
edificio se utilizó vino en vez de agua pues resultaba más económico que subir
el agua del Duero.
Algo más adelante está la Puerta de Corredera que
enlaza con el extrarradio o parte nueva de Toro.
Las casas medievales
Y, por fin, la
reja dorada con su leyenda. Cuenta la historia que en 1476 los toresanos,
partidarios de Isabel la Católica decidieron sublevarse contra los portugueses
que ocupaban la ciudad. Entonces el gobernador Juan de Ulloa partidario de La
Beltraneja hizo ahorcar a los conjurados y mandó dar garrote vil a Antonia
García , esposa de Juan de Monroy en la reja de su propia casa. En desagravio,
cuando Isabel entró en toro mandó dorar esa reja.
Lo curioso es que yo esperaba ver una gran reja y
nos costó dar con ella pues es una pequeña ventanita como se puede observar en
la fotografía.
La famosa Reja Dorada |
La aventura de Toro acabó bien, si por bien se
entiende que al volver a Zamora no se veía un taxi por ninguna parte y aún
tuvimos que andar lo nuestro para llegar al hotel. Pero, claro,
algo raro tenía que pasarnos. Es la seña de identidad de nuestros viajes.
El fin de la
excursión estuvo marcado por un día en Valladolid que dedicamos casi por
completo a la naturaleza pues no hace mucho tiempo estuvimos y lo teníamos todo
muy reciente.
Por la
mañana paseamos por la orilla del Pisuerga
Paseantes del río |
Un paseo a orillas del Pisuerga |
Y por la
tarde ,Campogrande, un precioso parque.
Los habitantes del estanque |
El famoso cisne negro |
De aquí te
envío solo fotografías pues no hay anécdotas que merezca la pena contar.
Eso sí, me sorprendió la Plaza Mayor que no
recordaba tan hermosa.
Al amanecer |
La plaza a mediodía
Y hasta aquí la última aventura de Constanza y Tomás.
|
Pues esta entrada me viene fenomenal. El verano pasado planeé un viaje en el que una de las ciudades a visitar, casi imprescindible, era Zamora. Pues bien, ni a la ida ni a la vuelta. Soy una persona flexible, a veces demasiado y siempre, siempre con plan B, C y D, pero ahora me alegro por que cuando decida ir de verdad a Zamora y Toro le sacaré más partido.
ResponderEliminarA mí también me han entrado ganas de ir. Estuve una vez, pero fue tan fugaz que tengo que volver :)
ResponderEliminarA mí también me han entrado ganas de ir. Estuve una vez, pero fue tan fugaz que tengo que volver :)
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