“¡Espejos, esas cosas terribles,
no deberían estar tan
a la mano!”
(Aurora Saura:
“Las Horas”)
Suena el despertador. Lo para. Son las
7´45.Dentro de unos minutos volverá a sonar; ha cogido la costumbre de ponerlo
en SANZ
para saborear el placer de no tener prisa.
Conecta la radio que hay sobre la mesilla de noche, se arrebuja en la
manta y se dispone a disfrutar de unos minutos de duermevela que se le antojan
los más dulces del día. No hay prisa. Lleva unos meses jubilada y todo el
tiempo es para ella. Además es su primera primavera libre de ocupaciones,
liberada en el más estricto sentido de la palabra, y piensa gozarla plenamente.
Aquello de “las mañanitas de abril son muy dulces de dormir” no lo ha
disfrutado prácticamente en su vida y ahora ha llegado el momento. Luego,
saldrá a la calle, respirará el aire fresco de la mañana primaveral, de la
estación más hermosa del año. ”Era del año la estación florida….”Aspirará el
olor de las flores y la incipiente hierba; contemplará los colores de la
naturaleza revivida, renacida; escuchará los trinos los pájaros…De hecho los
está escuchando en los árboles que bordean la casa.
Se da la vuelta y mira hacia la ventana.
Ya casi inunda el sol la habitación. ”Son las ocho, las siete en Canarias” dice
la voz del locutor. ¡Quién viviera en Canarias; una hora más de sueño! Retira
la ropa, la empuja poco a poco con los pies. Le gusta esta especie de rito del
destaparse que no ha podido practicar casi nunca y que la resarce de aquellos
despertares bruscos, incluso en su infancia,
cuando su madre aparecía por la habitación y en vez de un cariñoso beso y un “
venga, arriba, perezosilla” pegaba un tirón de las sábanas y la dejaba fría,
como indefensa ante el mundo. Se va levantando lentamente, cadenciosamente. Hay
que tener precaución pues los huesos y músculos no son ya los de antaño y aunque se siente fuerte sabe
que es mejor prevenir que….
Se calza las zapatillas, se pone la bata y,
canturreando feliz se dirige al cuarto de baño. Al mirarse en el espejo se
estremece .¡No es posible. Este año no! Se encontraba bien hace un instante y
en una fracción de segundo…… Se repite el efecto primavera de los últimos años.
Diez, ya, quizá. Es el primer indicio de la depresión. En el espejo no se
refleja su cara, sino que aparece el rostro de su madre ,que a la sazón tiene casi 90 años. Hace tiempo que le
ocurre por estas fechas y de manera súbita. Siempre igual. El rostro de su
madre 30 años mayor que ella y de inmediato las ganas de llorar, el hundimiento
anímico. Su primer impulso es romper el espejo,todos los espejos de la casa. ¡Malditos
espejos! Romperlos y volverse a meter en la cama y no levantarse hasta que pase
todo. Se tapa la cara con las manos, no quiere verse, no quiere ver a esa mujer
mucho mayor, llora con desconsuelo. En unos minutos pasan ante ella todos los
malos momentos de su vida; aquellos, sobre todo de las primeras veces, en que incluso le rondó la idea del suicidio.
Aquellos de los viajes diarios en tren cuando dudaba si tomarlo por la puerta,
como todo el mundo, o de frente; o lanzarse al vacío al pasar por aquel puente cuya función parecía haber sido, desde
su creación, la de acoger suicidas…. Épocas en que pensó que no duraría ni un mes…Los
años malos ,los de las cuatro horas de sueño, la incomprensión, las excesivas
responsabilidades …..
No sabe cuánto
tiempo ha estado llorando. Un poco más calmada se descubre los ojos y se vuelve
a mirar despacito, como el niño que juega al escondite, para ver si ha
desaparecido la aciaga imagen. Se ve los ojos brillantes por las lágrimas,
limpios como los árboles después de un día de lluvia y recuerda sus años de
juventud cuando después de llorar pensaba que tenía los ojos más bonitos. Ese
recuerdo de juventud le inyecta un airecillo de optimismo. ¡Maldito espejo!
Nunca has sido un buen amigo, siempre recordándome lo que me falta o lo que me sobra.
Pero si en momentos más difíciles no has podido conmigo menos vas a conseguir
ahora. ¡Vete a fastidiar a la madrastra de Blancanieves!
Gracias, Aurora, por
tu poema, origen de este relato.
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Delicioso relato, que combina magistralmente la ternura y la dureza con esa chispa de humor tan característica de tu estilo, optimista y desenfadado a la par que profundo. Gracias a Aurora por inspirarlo y a ti por compartirlo 😘
ResponderEliminarDelicioso relato, que combina magistralmente la ternura y la dureza con esa chispa de humor tan característica de tu estilo, optimista y desenfadado a la par que profundo. Gracias a Aurora por inspirarlo y a ti por compartirlo 😘
ResponderEliminarPrecioso relato. Con poso amargo y una leve brisa de alegría o tal vez al revés y sea pura alegría con un pequeño aire de tristeza que la vida siempre se encarga de ofrecernos por el camino. Eso sí, por muchos tragos amargos que la vida nos deje al paso del camino hemos de procurar siempre como la protagonista del relato no pararnos ante ellos, es mejor ignorarlos y seguir adelante.
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