-Doctor, estoy como una chiva
-¿? ¡Caramba! Eso es muy duro,
demasiado tajante; yo no me atrevería a decirlo.
-Espere
a oír mi caso y ya, ya me dirá.
-Cuando
quiera
-Doctor,
yo no conduzco
-Bueno.
Y ¿qué?
-Pues
que soy una inutilidad, una frustración con piernas, un desastre, una…
-Y…
¿sabe hacer alguna de las otras muchas cosas que en este mundo se suelen hacer?
-
¡Hombre, sí! Sé, por ejemplo, coser, cocinar, engendrar, parir, criar, trabajar,
y un largo etcétera.
-Entonces
¿para qué quiere conducir?
-Todo
el mundo lo hace, y tal vez me daría una cierta libertad ¿No cree?
-No
crea. Hay gente que no conduce. ¿Libertad? Depende…
-Pero
es que me ocasiona una terrible obsesión. No duermo, no descanso.
-Eso
es otra cosa. Y ¿Cree que es a causa de la conducción? O mejor, ¿de la no
conducción?
-Sí.
claro
-Dígame
algo más.
-Son
los sueños, doctor, los sueños. Sueño que conduzco aspiradoras, cochecitos de
bebé como si fuera un coche normal, autobuses, el coche familiar… A este paso
voy a terminar conduciendo un tanque, una yunta de bueyes, un gusano de seda ¡¿Yo qué sé?! ¿Qué hago? ¿Qué me aconseja?
-Sáquese
el carnet de conducir.
Es una opción. Ya me dirán.
Muy simpático tu corto relato. ¿ Es verdad que nuestras frustraciones aparecen en los sueños? A mí me ha pasado más, tengo el carnet pero mi marido no me dejaba el coche. Me compré uno pequeño pero siempre tenía que ir con él. Cuando me cansé de discutir lo abandoné (al carnet) . Desde que murió lo echo de menos (el carnet).
ResponderEliminarTiene gracia tu doctor. Que si sabes hacer otras cosas... ¡ Madre mía¡
Y de hacerlas a la vez. Mientras cocinabas le explicabas literatura a tu hijo, mientras cosías estabas pendiente de la lavadora...etc.