Un verano para leer: Claudio Guillén y “El infinito en un junco”
Empecé el verano acabando la lectura de
“Hierba mora”. Una novela interesante y curiosa.
A continuación, me enzarcé
en la lectura de un estudio sobre Literatura comparada, una materia que me
entusiasma. Como no es lectura de recreo, al menos no para todos, no la voy a
comentar aquí. Su título es “Entre lo uno y lo diverso “de Claudio Guillén. Ed.
Planeta.
A mí me vino muy bien para
refrescar ideas y conocimientos que creía tener, pero dudaba algo de mi
memoria. También me ayudó en la lectura de las novelas que leí a continuación.
Pero de esto ya hablaré cuando lo requiera la ocasión.
Llegó luego el
turno a “El infinito en un junco” de Irene Vallejo. La tercera lectura o
segunda relectura Me he empeñado en descifrar qué es realmente esta obra, en
cuanto a género literario. Para unos es novela; para otros, ensayo.
Un breve intercambio de ideas en wasap, me despertó el deseo de
profundizar en la obra que ya había leído. Resulta que alguien comentó que le
sobran unas cuantas páginas; otra persona insistió que es ensayo sin lugar a
dudas, no en vano acababan de otorgarle el premio “Ensayo 2020”. Hubo quien
dijo que el ensayo no es literatura. Lo primero que hice fue empezar por la
base. Me fui a Lázaro Carreter
Premio
OJO de la Crítica. Mejor Obra de No Ficción en los recientes X
Premios de Literatura Histórica por El infinito en un junco. La invención de los libros en el
mundo antiguo (Siruela, 2019) Premio Ensayo 2020
Empezaré, como debe ser, por definir
“Ensayo”. En el manual de lengua de COU de Lázaro Carreter con el que hemos
estado martirizando durante años a los alumnos leo: “Hoy el ensayo es tal vez
el género literario más cultivado en todo el mundo.” En él “un autor
presenta, a ser posible con originalidad, un tema cualquiera, destinado a
lectores no especializados en un espacio normalmente abarcable en una sola
sesión de lectura” (Muy breve o de unas pocas páginas).
Aquí me surge el
primer problema. Esta obra no se lee en una ni tres sesiones.
Continúa: “El buen ensayista suele exponer y argumentar.” “El ensayo es un género literario por
tanto quienes lo cultivan suelen prestar especial atención a la forma”.
La exposición no
describe, no cuenta, no argumenta.
Se presenta la segunda duda. La obra se
inicia con un prólogo narrativo mediante la forma del presente: “misteriosos grupos de hombres a
caballo recorren los caminos de Grecia…
Continúa con unas digresiones, a
veces metaliterarias, en torno al proceso creador. “Todo debería estar ahí,
el tono, el sentido del humor, la poesía, el ritmo, las promesas…”, “¿Y
si empiezo narrando un viaje?”
Incluso plantea los sentimientos, de los viajeros encargados
de ir a buscar los libros que se muestran hartos de jugarse la vida por los
caprichos de un loco. ¿No es esto perspectivismo?
Por fin, casi al final leemos:” Este relato es un intento de continuar la aventura de aquellos
cazadores de libros…”
En cierto modo en el prólogo está contenido todo. No haría falta más.
Continuemos con las características
del Ensayo de que hablábamos.
En el expositor ha de dominar una actitud
objetiva. A veces aparece la argumentación con el fin de convencer.
No es así,
precisamente en esta obra.
Exponer
es presentar una cuestión con la intención de hacerla conocer y comprender a
otras personas. Consta de tres componentes: invención (acopio de hechos,
documentación), la hay; disposición (orden en que se exponen, requiere
un plan que dependerá de varios fatores), aquí me permito dudar; elocución
(expresión lingüística definitiva: objetividad: ¿?; orden, ¿? claridad,
sencillez…)
No
obstante, no deberíamos olvidar que Actualmente
algunos de estos principios se han flexibilizado de manera que el ensayista
puede realizar un escrito con una extensión elegida dependiendo del tema, por
ejemplo; manifestar un estilo personal con que expresar lo que sabe más lo que
siente y opina. Estas novedades nos quitarían la razón en algo de lo que hemos
dicho.
Pero sigamos con el
ensayo y con la obra que nos ocupa. Así, los ensayos hoy se pueden
clasificar atendiendo no solo al tema (históricos, filosóficos, etc.) sino
también a la forma, en cuyo caso podríamos estar ante el llamado ensayo
literario porque narra, o se ha buscado un valor estético que se verá reflejado
en el estilo y el uso del lenguaje (Gabriela González). Algunos los consideran
un género híbrido porque unen el análisis lógico con la creación estética, el
uso artístico del lenguaje…
Suelen, entonces, contar con la siguiente estructura:
Una breve introducción
donde se coloca la tesis que se intenta desarrollar o el tema que se abordará.
También aquí, puede el autor especificar la metodología que piensa usar,
incluso textos y obras que tiene la intención de analizar.
A
continuación, el desarrollo, donde el autor describe los datos que ha
encontrado acompañándose de apreciaciones personales.
Continuará
analizando el contenido, estableciendo argumentos con que sostener su tesis inicial,
con citas de textos y autores que coincidan con sus puntos de vista.
Por último, llegará a la conclusión
donde puede resumir lo expuesto, realizar un esquema que explique el proceso de
escritura, bibliografía, agradecimientos etc.
Con la NUEVA CRÍTICA la noción de género pasa a un segundo
plano y solo N. Frye concede una atención pormenorizada al problema: “el género
se determina por las condiciones que se establecen entre el poeta y el
público"
Últimamente, para Lázaro Carreter, la noción
de género no se justifica solamente desde el lado del emisor del mensaje
literario sino también desde el lado del receptor. O sea que la
crítica moderna otorga un papel indiscutible en el problema de los géneros al
factor de RECEPCIÓN. En este caso habrá que contar con la
formación del receptor, songo.
Como veremos más adelante esto ha ocurrido con
los lectores de “El infinito en un junco”
En
cuanto a los géneros ha surgido un nuevo concepto: Plurigénero, cuando
la construcción de un texto requiere el concurso de géneros diversos.
Centrémonos en “El infinito en un junco” ´
Se presenta como ensayo. No obstante, la
misma autora ha comentado como el jurado del primer premio que recibió, el que
la dio a conocer, le hizo notar que había “creado” una especie de género nuevo,
una mezcla de ensayo y novela. De hecho, el premio fue “de narrativa”
Verdaderamente cuando leemos el texto,
casi en todo momento, nos sentimos más cerca de la novela que del ensayo. Nos
puede recordar la lectura de una novela histórica. De hecho, en las breves
notas que acompañan las ediciones se alude a su carácter tanto de novela
histórica como de aventuras.” es también una historia
del helenismo”.
Recurriré ahora a
comentarios críticos en prensa y entrevista.
Leo,
por ejemplo:” El cuidado ensayo de Irene Vallejo sobre la invención de los libros en
el mundo antiguo aúna la voluntad pedagógica y la calidad literaria”. O bien: “el relato de Vallejo,
adquiere una dimensión literaria que trasciende el mero recuento.
¿Es, pues, un ensayo literario?
Más adelante:” …logra
su propósito de contar una historia de muchos siglos en pocos cientos de
páginas, aunando la sensibilidad y el criterio con la capacidad narrativa
y una idea de la pedagogía que no rebaja la materia de la que trata” …
O sea que es un ensayo, pero lo que destaca es la capacidad
narrativa. Ya hemos señalado como la obra se inicia con un prólogo narrativo. :” Este relato es un intento de
continuar la aventura de aquellos cazadores de libros….”
El capítulo 57 empieza como un cuento:” érase
una vez…”
También encontraremos técnicas propias de la
novela como cuando plantea los sentimientos, de los viajeros encargados de ir a
buscar los libros que se muestran hartos de jugarse la vida por los caprichos
de un loco. ¿No es esto perspectivismo? Nos hemos preguntado.
Continúo informándome, y leo: “…el relato de
Vallejo, adquiere una dimensión literaria que trasciende el mero recuento.” Su originalidad se pone
de manifiesto en la estructura
digresiva, con eventuales apelaciones al lector, a quien Irene Vallejo se
dirige en segunda persona, y en el frecuente uso de reflejos y referentes contemporáneos que
aportan luz retrospectiva. Esto último no deja de tener sus riesgos…” (se da por
sentado que la autora los ha superado).… o interpola en la narración numerosos
episodios –muy alejados en el tiempo, pero no en el espíritu– del largo
itinerario que se remonta a la legendaria neápolis fundada por Alejandro junto al
delta del Nilo.”
Estructura digresiva: leamos ejemplos de la obra: Ya en el
prólogo podría hablarse de metaliteratura:”
Siempre me asusta escribir las primeras letras”. “Todo debería estar ahí el
tono, el sentido del humor, la poesía, el ritmo. Las promesas…” “Escribir es
intentar descubrir lo que escribiríamos si escribiésemos”.
Intercala una historia de tipo celestinesco, traducción
libre de un texto del siglo III a. de C. Considera la alcahueta como una de las
primeras Celestinas de la historia de la Literatura. Introduce el diálogo. Hay
narración y descripción.
Hay
que hacer notar el subjetivismo presente en innumerables momentos de la obra. En el capítulo 21 asistimos a un relato auto biográfico. Su estancia en
Oxford. En los capítulos 27 y 28 se ha trasladado a Italia, Florencia. Relato
de su periplo a la caza de información.
El capítulo 61 también muy personal:”” Mientras escribo, termina diciembre en medio de la habitual neurosis de los más
vendidos…” (mira por donde ella acabó en una de esas listas)
Cap. 62 y ss. Safo. Un toque
feminista. Su relación con la profesora
de griego de bachiller
Cap.67 el teatro
Más opiniones: Uso de reflejos
y referentes contemporáneos que aportan luz retrospectiva.
Por ejemplo, Cavafis,
“Cuarteto de Alejandría”, Borges y su “Biblioteca de Babel”. Incluso “El señor
de los anillos” para hablar de la obsesión de Alejandro por perpetuar su recuerdo:”
igual que Frodo y Sam, Alejandro soñaba con tener una leyenda propia, entrar en
los libros para permanecer”.
Sin
olvidar el cine.
Muchas de estas idas y venidas en el
tiempo no dejan de ser ejemplos de analepsis y prolepsis.
Bien
avanzada la obra, la primera parte, aparece por fin la que parece la idea primigenia
y esencial de la obra: el libro. “:” El primer libro de la historia nació
cuando las palabras, apenas aire escrito, encuentran cobijo en la médula de una
planta acuática”
Descripción
de los primeros libros y:”. Conocemos las palabras aladas (metáfora), a través
de su contrario, las palabras inmóviles de la escritura. Una vez transcritas
esas narraciones perdieron para siempre su fluidez, su elasticidad…salvar
aquella herencia exigió herirla de muerte”
Termina esta parte con referencias
autobiográficas, a la tecnología moderna, etc.
. Y Safo, un toque
feminista.
La
obra consta de dos partes: I. GRECIA IMAGINA EL FUTURO. De la
que acabamos de hablar
II.LOS CAMINOS DE ROMA
Se inicia con Rómulo y Remo
Sigue
en la misma línea de las digresiones: literatura, cine, pasado, presente…
Historia
de roma.
Incluye
la vida pobre del escritor, el peligro de ser librero. Parece en algún momento
que la librería sustituye a la biblioteca,
También,
casi para acabar la figura de una mujer Sulpicia.
Tal
vez entre el prólogo y el último cap. se
podría condensar la historia del libro.
En definitiva:” El infinito en un junco', un ensayo atípico, no le
tengan miedo, en el que la ficción sirve de hilo conductor de la información.
¿Dónde empieza la lección, la tesis, lo que nos quiere enseñar la autora? Se
preguntarán al adentrarse en sus páginas”. Tan atípico que no sabemos cómo
calificarlo, dónde incluirlo. ¿novela- ensayo.?
BIBLIOGRAFÍA
Lázaro Carreter “Lengua de COU”
García Berrio.” Los géneros literarios”
Varias páginas de Internet.
¡Madre mía! ¡Qué lección de crítica literaria! ¿Cómo voy a comentar un comentario?
ResponderEliminarPor añadir algo diré que no comparto la idea de Irene Vallejo cuando señala que ha creado una especie de género nuevo, una mezcla de ensayo y novela. Eso ya lo hicieron otros como Unamuno y actualmente Javier Marías. Quizás ella ha añadido los elementos históricos.
Lo cierto es que me has animado a leerlo. Esa es una de las grandes virtudes de los críticos literarios, y tú ese oficio lo dominas muy bien. En ti ha fructificado la semilla que sembró nuestro añorado profesor D. Mariano Baquero.