Anclado en recoleto puertecillo. Limpio, radiante. Recogido
su níveo velamen.
El nombre los paseantes miran. VIDA.
Rojo sobre la albura del casco. ¿Cuál su bandera? Inidentificable. Azul celeste,
en el ángulo izquierdo una humilde violeta.
Nadie, la razón de su inmovilidad pregunta. A nadie, la
identidad de su dueño interesa .
¡Con soltar amarras, cuántas veces ha soñado! ¡Izar las
velas, ¡levar anclas y zarpar! ¡Ponerse al timón sin nadie que le ordene a
babor o a estribor! Entre dos azules, dos mares, dos cielos, navegar ¡A toda
vela! En su velero llamado VIDA
FIN
Hasta la próxima travesía
Comentario de texto.-
ResponderEliminarLas tres oraciones nominales con las que se inicia el texto, con su ausencia de verbo, dan sensación de quietud, paz y tranquilidad, como si se tratase de un cuadro. El nombre del barco, marinera metáfora de la vida, es muy romántico. ¿Por qué va pintado de rojo?
Observo tres hipérbatos que con sus verbos al final, "miran", "pregunta", "interesa" nos remontan al clasicismo latino.
Me falta saber qué clase de velero es este ¿un bergantín como el pirata esproncediano? ¡Qué ilusión!.
Y por último los colores, entre los que destacan los tonos de azules, del mar, del cielo, de la bandera. Me huele a Semana Santa lorquina. Confieso que soy azul.