Autor
y lector
Mi curiosidad hoy gira en torno a la relación
escritor -lector. Ando reflexionando acerca de qué pensará un escritor de su
posible lector. ¿Lo necesita? ¿Lo ignora? ¿Lo valora?
Que el autor, de una u otra forma necesita al
lector o lo tiene presente cuando escribe parece deducirse, por ejemplo, de los
prólogos y dedicatorias de un considerable número de escritores, muchos de
ellos de nuestro mundo clásico.
Mas ¿Qué tipo de
lector imagina, desea, necesita? El “desocupado lector” al que se dirige
Cervantes en el prólogo a “El Quijote”. O ese virrey de Nápoles que gobierna,
lucha, caza y se dará unos momentos de ocio para leer, a quien Garcilaso dedica
sus “Églogas” como futuro lector.
Estas dedicatorias
hacen pensar en la literatura con una función únicamente lúdica, de
distracción. Esa es la lectura que, tal vez, con frecuencia realizan la mayoría
de los lectores.
¿Piensa el autor
acaso en un lector que simplemente está ahí, casi como una obligación?: si alguien
escribe, alguien lee. Por ejemplo, Unamuno cierra el prólogo a San Manuel Bueno
Mártir con la frase: Adiós, pues, lector. Y en “La tía Tula:”: PRÓLOGO
DEL AUTOR (que puede saltar el lector de novelas).
Otros autores
parece que tienen la necesidad de advertir al posible lector sobre algún
detalle tal vez escabroso de su obra. Así Fernando de Rojas en La Celestina;” no
quiero maravillarme si esta presente obra ha sido instrumento de lid o
contienda a sus lectores para ponerlos en diferencias, dando cada uno
sentencias sobre ella a sabor de su voluntad”. palabras que nos llevan a
reflexionar sobre la variedad de lectores e interpretaciones que puede tener
una obra, no solo literaria, cualquier obra de arte. Más adelante da por
sentado que su obra se leerá:” Así que cuando diez personas se juntaren a
oír esta comedia…”
En esta línea se
situaría Stendhal en esa “Advertencia” a modo de prólogo que figura en “La
cartuja de Parma” donde hace alusión al lector.
Dejando a un lado
estos prólogos, hay infinitos indicios que nos hacen sospechar que el autor
piensa en el lector a la hora de escribir. Evidentemente, el poeta sabe que
tendrá un reducido número de lectores; a fin de cuentas, la poesía, casi toda,
es solo como dijo Juan ramón para “una inmensa minoría”.
¿También el pintor
pensará en su posible observador? ¿Quizá al elegir un tema, o un formato?
Tal vez el
narrador, sobre todo el novelista sea el que más expuesto está a la opinión, a
la respuesta del lector puesto que la novela es, a fin de cuentas, lectura de
mayorías.
"El escritor de narrativa es el más denostado por el público
"(entre los artistas) …"y basta con que alguien viva para que se
considere una autoridad en la materia" (Flannery O`Connor)
"En la era de la profesionalidad, el oficio de
escritor no se considera tal. Porque lo puede ejercer cualquiera."
…"El oficio de escritor existe, y es distinto de lo que se suele
pensar" Leemos en ESCRIBIRES UN TIC. De
Francesco Piccolo
Parece
que hoy, son los lectores los que tienen la última palabra, más allá de los críticos
y de la publicidad.
Recordemos aquí un
pasaje de “Niebla” (Cap. XXX, ) Hablan Víctor y Augusto. Víctor: “El alma de un personaje de drama,
de novela o de nivola no tiene más interior que el que le da…−Sí, su autor.
−No, el lector.
O sea que “La novela no la hace
el novelista, la hace el lector”
Por tanto: El momento del lector es la hora de la verdad para el texto y
para el propio lector.
Parece, pues que el autor piensa en su posible lector. Así Pérez-Reverte opina
sobre la importancia de que el lector
vea lo que el autor ve o imagina. El autor debe convertirse en los ojos del lector,
dirá.
Ian McEwan, en “Expiación”
dice de Briony, la protagonista que, a la edad de once años había escrito su
primer relato; una tontería…que años más tarde “descubrió estaba desprovisto de ese
conocimiento vital de las cosas del mundo que inspira respeto a un lector.” O sea que el autor piensa en ese
posible lector al que espera inspirar respeto.
También se platea
a través de su protagonista la interpretación que algún lector podría dar de
algún personaje “el lector no podía no conjeturar que estaba
describiéndose a sí misma”. O
sea, teme ciertas gratuitas y aceleradas interpretaciones.
¿Se plantea esto gran número de escritores
actuales que no solo escriben en primera persona, tan peligrosa en este
sentido, sino que trasladan a la novela unos personajes reales absolutamente
identificados e identificables? También, hay poetas que aun tratando temas muy
íntimos declaran, sin pudor alguno, que son autobiográficos.
Tal vez, en este orden cosas
decía Carmen Martín Gaite que hay que conseguir que en este punto confluyan la
autora, el narrador, los personajes y el lector. Esto no
significa exactamente que hay que identificar a la autora con un personaje,
sino que debe haber una compenetración entre todos.
Por
otra parte, el hecho de que los autores hoy cuenten su porqué ¿no
se deberá a que son conscientes de lo mal que se lee? Hoy responden a
entrevistas en las que explican ciertos pormenores sobre su obra. Por ejemplo,
Pérez-Reverte explicó magníficamente en una de ellas, el origen, el proceso
creador…de tal forma que al lector no deberían quedar dudas sobre su
significado e interpretación. Ahora bien ¿Quién lee, escucha o se hace eco de
estas palabras? ¿?¿?¿? Se han oído comentarios, si no vergonzosos, sí
dolorosos.
También Fernando Aramburu,
ha explicado en una entrevista a Televisión Española importantes detalles de su
novela “Los vencejos”.
Estos días estamos asistiendo a lo mismo en
cuanto a “El castillo de Barbazul” de Javier Cercas.
Esto no debería ser necesario. Bastaría con
que los lectores de cualquier tipo, pusieran algo de interés al leer.
Así, siguiendo a Laín Entralgo podríamos
concluir que el lector que practica una lectura “Diversiva”, o sea, solo
con la intención de distraerse, ( a fin de cuentas esta es una de las funciones
de la literatura)dentro de su posibilidades debería prestar más atención. No obstante,
en este caso, (tal vez no si el lector goza de un cierto nivel) sería
perdonable su actitud de leer “por encima”, e interesarse solo del ¿de qué
trata?
Otra
sería la lectura “convivencial” (correspondiente entre autor lector.) En
este caso el lector, tal vez con un cierto nivel intelectual y conocimientos
sobre la materia, debería pensar en el autor, intentar comprender su obra,
interpretarla con respeto aun con cierta libertad de criterio.
Por
último, hay una lectura “perfectiva” (iniciática para el lector que encuentra en la palabra
“la morada humana del ser”). Es la lectura del estudioso, del especialista,
del que con sus comentarios e interpretación podría dar brillo a la obra,
enriquecerla, colaborar con el autor, en cierto modo. A veces, incluso, si
fuera posible un coloquio sincero, inteligente y respetuoso, hacerle ver,
incluso algo que él no vio.
Y esto sirve para
cualquier tipo de creación literaria. Pero, tal vez, también artística.
No obstante, yo
me pregunto hasta qué punto es
correcto o justo que nos adentremos en la obra de otro y casi la descuarticemos
tratando de explicar todo lo que al leerla vemos en ella. Si el escritor no lo
vio ¿por qué nosotros sí?
Otrosí,
me sigo preguntando: ¿Qué piensa un autor cuando cree que no se ha sabido
interpretar su obra? ¿Duda sobre su capacidad a la hora de expresar lo que
siente o ha imaginado? ¿Duda, por el contrario, de la capacidad del lector?
O
una vez dada su obra a la imprenta, al mundo, ¿intenta no volver sobre ella ni
querer saber lo que piensan los lectores?.
¿Podría
ocurrir que solo le interesara el volumen de ventas? ¡Sería una pena! Mas no podemos
olvidar que el escritor profesional vive de escribir y publicar.
Sin
embargo, me gustaría creer que hay más altruismo y vocación creadora que
mercantilismo en la literatura, en el arte.
Querría acabar
con esta frase que reojo del artículo “Teoría impertinente de la lectura” de Luis García
Montero: “Cada lector se ha formado gracias a las palabras de muchos
autores, que también llegaron a conocerse a sí mismos cuando organizaron sus
palabras, sus ideas y sus sentimientos para establecer un diálogo con sus
lectores”
Poco puedo aportar desde el punto de vista del escritor porque no me tengo por tal, pero si podría hablar acerca del lector, que depende del tipo de lectura. No es lo mismo leer poesía que otros géneros. Lo que sí he observado es que depende de la edad del lector. Se puede cambiar de opinión con el paso de los años. Ayer, en una entrevista televisiva, Javier Cercas decía que el primer lector y el que más le importa es él mismo.
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