No. Definitivamente es
algo que jamás haría. Lo suyo es resistir, no claudicar.
Recuerda ,mientras contempla la ría, que va a
dar al mar, por la que este asciende cuando sube la marea, desde la casa
escondite en la costa cantábrica donde se ha refugiado, los momentos de su vida
en que, tal vez inconscientemente, estuvo al borde del abismo.
Por fortuna jamás sucumbió, salió a flote como
un corcho arrojado al agua de un estanque, de un pozo, del océano. De cada una
de las vueltas de tuerca a que era sometida, se recuperaba, se regeneraba como
ave fénix.
Cuántas personas, piensa, apenas la vida les
deja de sonreír se suicidan o al menos se plantean hacerlo. De cualquier sexo y
edad.
Ella no, no; aunque hubo un tiempo…,
en que corrió ese riesgo. Pero ¡no! ¡no! ¡Jamás! Rechazó la idea. Por varias
razones.
No obstante, el peligro estuvo ahí. Lo tenía
fácil, al alcance de la mano. Regenerarse en un vuelo; o cuando
al avistar los focos como dos brillantes ojos, del tren que como una enorme
serpiente argéntea entraba en la estación, sentía el impulso de abrazarlo, pero
se dirigía al coche número 3 dispuesta a seguir con su vida.
¿Razones? varias. No dejar a las personas queridas el recuerdo de una
suicida a la que incluso, sobre todo al principio, odiarían. Tal vez se
sentirían culpables si recapacitaban un poco. ¡Eso no, por favor! También por
evitarles ciertas dramáticas imágenes.
¡No! no lo merecen. Debe seguir adelante
y luchar.
Por ella misma. ¿Cómo la iban a recordar siempre? No sería justo, después de tanto luchar,
pasar al recuerdo de familiares y amigos como una loca suicida y cobarde.
Y… algo más que no quiere ya recordar y es lo
que la ha llevado a casi huir y esconderse.
A partir de ahora vivirá sola, lejos de sus seres queridos y no queridos, pero libre, y cual ave fénix salida de sus propias cenizas. Sí, así fue, ha sido, su vida: un incendio del que le ha costado escapar Aquí piensa acabar sus días. Frente a este Cantábrico, valiente y luchador como ella.
Hasta pronto.
Recuerdos de vivencias dramáticas con final feliz, destacando la belleza de vivir en soledad pero al mismo tiempo en libertad. Sin embargo lo que le da carácter literario es la forma de expresar esos sentimientos mediante metáforas (la vida es un incendio), símiles (como un corcho arrojado al agua), además de exclamaciones e interrogaciones retóricas. Para terminar siempre con el mar, en esta ocasión el Cantábrico, que aparece con la personificación de valiente y luchador.
ResponderEliminarUn delicioso texto.