Diálogo intergeneracional
El
encuentro fue casi rocambolesco. De repente alguien se le abraza repitiendo su
nombre sin descanso. Gracias a eso desechó la primera impresión de que era una
de esas mujeres que te abordan y mientras te abrazan te roban. Por fin se
fundieron en un abrazo interminable. ¡Almudena! ¿Es posible?
_¡Ay Paula! Qué alegría. Cuánto tiempo
sin verte. Seguro que estás enfadad conmigo. Hace años te conté mi vida, no te
escuché y para colmo te di un plantón.
_¿Cómo voy a estar enfadada? Lo que me sorprende
es el tiempo que ha pasado desde aquel encuentro una mañana, no sé si del siglo
pasado. ¿Tienes prisa? ¿Podemos hablar un ratito? Me he acordado mucho de ti
pues, como supondrás me dejaste preocupada.
_Tengo algo de prisa, pero no importa,
te debo muchas explicaciones. Llamo a mi marido para que recoja a la niña y me
quedo contigo.
_O sea que te casaste. Me lo dijo tu
madre una vez que nos encontramos, pero no quise preguntar más.
_Sí. Me casé, pero no aquel que te dejó
preocupada. Tengo un marido bueno, cariñoso, respetuoso. Como debe ser y yo,
como todas supongo, necesitaba. Fíjate que en aquellos años que no se hablaba
aún de los malos tratos, de la defensa de la mujer, el feminismo y el machismo,
tú ya me advertiste, viste que aquello no debía continuar. Me dijiste:” no te
humilles ni te dejes humillar! pero yo casi me enfadé por tu advertencia. ¡Qué
torpe!
_Bien, pero rompisteis, ¿tuviste valor o
se alejó él? Si no quieres recordar, lo dejamos, no me gustaría que nos
volviéramos a separar distanciadas.
_Tuve valor. Me costó. Yo creí que estaba
enamorada…yo qué sé. Recuerdo que te eché en cara que para ti era fácil pues ya
tienes a tu marido. ¿Me has podido perdonar?
Tú qué crees. Eras muy joven y es difícil en la juventud y con una historia
de amor por medio escuchar a las personas mayores. Se piensa que sus consejos se
deben al rencor, a las experiencias negativas que no tienen por qué ser las de
una, incluso por envidia al verte joven y en los inicios. Pero aquello pintaba
muy mal.
_Tú lo has dicho. Luego, cuando se
empezó a hablar de estas cosas me di cuenta de que su actitud era la del maltratador
psicológico. Ya ves, por eso no me daba o quería darme cuenta. Aquella tarde
que te dejé plantada estaba muy molesta contigo, pero quizá era por haberme hecho
ver lo que yo era la única que no veía.
_Es normal, criatura. Además, si lo
piensas el maltrato psicológico es el más peligroso. No deja huella externa,
nadie lo ve y si lo cuentas no te creen porque ese tipo de personas sabe dar
siempre su mejor cara. Y, sin embargo, quizá es el más doloroso. Además, hay una línea muy poco clara que define
lo que es maltrato o simplemente falta de respeto, educación equivocada…También
protestaste de la actitud de tus padres.
_Claro. Los hice sufrir mucho. Tú sabes
como son y lo pasaron muy mal. Incluso cuando empecé una nueva relación vivían
sobre ascuas. Pero era todo muy distinto. Yo también tenía miedo de volver a equivocarme,
pero esta vez todo fue hermoso, y positivo. Ahora soy feliz, somos felices.
_ Ya ves, una vez más el refrán sale
cierto “no hay mal que por bien no venga”
_Y tú ahora ¿cómo estás? Físicamente te
veo bien. Cuéntame algo
_Estoy bien. En Navidad he reunido a mis
hijos y nietos. Pero también he tenido tristezas. Enterrar a una de mis más
queridas tías (tenía 89años, pero…) También he recibido la noticia de la muerte,
hace 8 años de una persona muy querida. Imagina, una eternidad sin saber nada
de ella y de pronto me entero de que lleva ocho años muerta. Eso me ha llevado
a reflexionar sobre las relaciones humanas y la amistad. ¿Por qué pasé tanto
tiempo sin noticias? Ya se sabe, mañana le escribo, mejor la llamo, ha pasado
otro día, la otra persona tampoco da señales de vida y el tiempo pasa, y…
Pues con todo esto, me ha dado por pensar
que, si todos los egoísmos del mundo consistieran en desear el encuentro
frecuente con los amigos separados por el espacio, el tiempo y las
circunstancias, otro gallo nos cantara. En ese sentido me estoy volviendo muy egoísta.
Me he hecho el firme propósito de no perder la pista a mis amigos.
Siempre he apreciado y necesitado la
amistad, por eso me ha alegrado tanto volver a encontrarte. He reflexionado
sobre la rapidez con que pasa el tiempo. De pronto ocho años sin noticias,
veinte sin vernos, diez sin encontrarnos…Al menos yo he de poner remedio a esto
También pienso que los humanos necesitamos
vernos, hablar, intercambiar ideas y experiencias, y vivencias. Es algo que no
solo alivia al alma de nostalgias y otras emociones parecidas si no que enriquece
el espíritu.
_Tienes razón, Paula. Y no hace falta
coincidir en la edad. Date cuenta de qué bien hemos estado hablando ahora tú y
yo. Bueno, siempre me llevé muy bien contigo, me gustaba tu conversación…solo
en aquella nefasta ocasión. Y no pienso dejar que siga pasando el tiempo sin vernos.
Te llamaré y conocerás a mi marido y mi niña. Ahora, sí, me tengo que ir ya. Un
abrazo.
_Espero que sea verdad. Mas ya te he
manifestado mis propósitos. Si tú no llamas te recordaré yo tu promesa. Un
abrazo.
No sé que puedo comentar porque coincido en todo con lo que dices, lo que muchas amigas pensamos y no decimos. Es maravilloso recuperar amigas que creías perdidas. sin importar la edad. Tu y yo tenemos amigas de noventa y tantos años al mismo tiempo que jovencitas, antiguas alumnas. Es maravilloso. A mí aún me queda por recuperar a alguna de los años de estudiante de bachillerato, que viven fuera. ¿Podríamos decir lo mismo de los amigos?
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