Mujer y nieve.
Convencida de que la función de la mujer, como
la de la nieve, es borrar esquinas, a esa labor se ha consagrado durante
décadas. A fuerza de borrarlas, ha acabado por no verlas y, consecuentemente se
va estrellando paulatina y progresivamente en ellas.
Las esquinas tienen bordes afilados
y dejan heridas dolorosas cuando se tropieza con ellas. A veces es un roce casi
imperceptible, otras un choque en toda regla y entonces la herida se vuelve
indeleble, perdurable, eterna.
Cuando se percató del error,
concluyó : He tirado mi vida por la borda.
Muy bella y original la metáfora de las esquinas. Lo mismo que el símil de la mujer con la nieve. Una ráfaga de aire feminista ha pasado por tu ventana.
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