Estaban un día todas las vocales jugando en
la plaza que había delante de sus casas. Jugaban al corro mientras cantaban
aquello de “el patio de mi casa es particular, cuando
llueve se moja como los demás”. De pronto U que era muy juguetona empezó
a decir “¡uuuuuuuuuu!
Todas gritaron: ¡Qué miedo!
A, que siempre llevaba la voz cantante, dijo: ¡Llueve! ¡Nube! ¡Truena! Mirad, en todas las palabras
que dan miedo o que hablan de algo fastidioso está la señorita U.
U, que puesta a defender su
derechos era de lo más decidida dijo: _ pues tú también sirves para asustar: fan-tas-ma ,¿Ves?
Eso, eso, dijo E muy
divertida. Fantasma también asusta y lleva tres
veces a doña presumida.
La pequeña I, siempre
dispuesta a la risa, dijo: yo sé una palabra que lleva 4 veces a U ¡cucudrulu! Ji,ji,ji.
Y yo otra que la lleva 6
¡utru cucudrulu! Todas las vocales rieron a carcajadas.
Y tururú,
dijo O que hasta el momento había permanecido un poco apartada jugando con su
aro de cristal y mil colores.
_ Tú ¿por qué te metes?
Calladita estabas más mona.
_ Ya me he cansado de estar
callada porque soy la más importante de todas.
_ ¡Ah, sí? ¿Cómo es eso?_ Preguntó A, que como
ya sabemos creía ser ella la más
importante.
_Pues mira, porque
“soy
la redondez del mundo
Sin mí no puede
haber sol,
Papás y mamás, sí,
Pero hijos y
abuelos, no.”
¡Toma! ¿Tienes tú algo
mejor?
_Pues sí:
Estoy en el aire y
no me caigo.
Estoy en el mar y
no me mojo.
Y estoy en papás y mamás que
pueden existir sin ti pero no sin mí. ¿Qué dices ahora?
_ ¡Bah! Eres una presuntuosa.
Ji,ji, volvió a reír i. Os
estáis peleando y habéis tenido que reuniros todas, menos yo para decir presuntuosa. Ya no peleéis más. Acordaos que el
otro día dijo la profesora que hemos de
ser buenas amigas porque hemos de trabajar juntas, en equipo, y que todas somos
necesarias.
_ Habló quiquiriquí. Hay que hacerle caso.
Pero i no se enfadó porque
ella siempre reía y era feliz.
En ese momento acertó a
pasar por allí G con su guitarra y dijo: ¿Qué
pasa, tías?
_ ¡Ala, si te oye la seño!
_ ¿Qué pasa? Estamos en la calle,
no en la clase. Pero, bueno, ¿me vais a decir por qué discutís?
_ Estas que se están metiendo
con migo porque dicen que todas mis palabras dan miedo.
_ No las creas; si a veces ni
suenas, eres muda como H. Fíjate: guitarra. ¿Has sonado?
Las niñas-vocales se
retorcían de risa: Ja, ja, ja; jeeee, je; jiiiiiiiii; jo,jo.
U se puso un poco mosca pero
acabó por reírse también un poquito y dijo: vale, pero con ayuda de la diéresis
sí sueno. Escucha cigüeña ¿Qué?
Mientras, G se marchaba
tocando la guitarra, y en esto era un genio, cantando “Cucú, cucú,
cantaba la rana; cucú, cucú debajo del agua………
La paz volvió y el problema se resolvió,
como siempre, gracias a la voz de las mamás que decidieron que era hora de
volver a casa, para la merienda y hacer los deberes.
Y así, este
cuento también ha terminado.
Espero que lo paséis muy bien con este otro cuentecillo. Feliz verano y hasta pronto.
Un delicioso y movido baile de escritura y vocales.
ResponderEliminarUn cuento precioso. Desde hoy, 29 de agosto, me tienes como seguidora. ¡No ha podido ser antes, porque soy un poco diésel y no hago las cosas cuando quiero, sino cuando puedo! Pero una vez que arranco... tengo mucha cuerda y constancia, como esos coches...
ResponderEliminarPor cierto, he ido hacia atrás y me ha parecido preciosa la aventura de Eneko y la diéresis.
Gracias y ¡Hola! Me hace muy feliz encontrar algún comentario.
EliminarAún me quedan algunos cuentos,espero que te gusten igual.¡Ah! el de Eneko está inspirado en mi nieto.