KAFKA Y LA MUÑECA VIAJERA de Jordi
Sierra i Fabra. Edit. Siruela.
Cuenta con ilustraciones de Pep
Montserrat.
Sencillamente una deliciosa novelita. Está catalogada como literatura
infantil y juvenil, categoría en la que ha sido premiada, pero su lectura es
absolutamente grata a un adulto de cualquier edad.
Formalmente está estructurada en
cuatro partes o capítulos titulados:
Primer sueño: la muñeca perdida;
Segunda fantasía: las cartas de
Brígida;
Tercera ilusión: el largo rumbo de la
muñeca viajera;
Cuarta sonrisa: el regalo.
Acaba con un corolario, donde se dan
algunos detalles biográficos sobre Kafka.
Es difícil imaginar al Kafka que
conocemos de "El castillo", El proceso " o "La
metamorfosis", por ejemplo, tratando de consolar a una niñita que ha
perdido una muñeca, inventando para ella una bonita historia de una muñeca que
viaja recorriendo el mundo y, por último, entrando en una tienda de juguetes a
comprar una muñeca que regalará a la
niña.
La acción se sitúa , casi exclusivamente en el parque Steglitz de Berlín. El inicio, al
tiempo que realista es muy bonito, muy poético. Describe el ambiente que se
respira en el parque, las gentes que lo frecuentan, el silencio, los sonidos,
la paz .
El llanto de una niña provoca un cambio de rumbo. Kafka reflexiona sobre
qué es un niño, cómo tratarle, él no tiene hijos y no entiende de niños. Nos
describe a la criatura que llora con todo detalle, desde su carita, sus
facciones hasta su indumentaria. Por fin se atreve a hablarle, solo una palabra:
¡Hola! .Y la niña, que no lo había visto acercarse, levanta los ojos hacia él,
ojos que "…eran dos lagos
desbordados …." Después de
una serie de preguntas más o menos acertadas, descubre que la desolación de la
pequeña se debe a que ha perdido su muñeca.
Continúa preguntando, ahora como si se tratara de un interrogatorio
policial, y acaba concluyendo que " la relación de una niña con su muñeca
es de las más fuertes del universo". Por de pronto, se le ocurre una idea
que resolverá, de momento, el problema: la muñeca se ha ido de viaje. Le cuenta
que él es cartero de muñecas y tiene una carta de su muñeca par ella pero con
tanto trabajo se le había olvidado.
Reflexiona acerca de la relación de las niñas con sus muñecas, si hablan con
ellas, si creen que les hablan.
Lo cierto es que, por resolver el problema de la niña, se ha metido él
en uno personal. Le promete llevarle al parque al día siguiente la carta de
Brígida, que es como se llama la muñeca.
A partir de aquí, cada día tendrá que llevarle a la niña una carta de su
muñeca viajera. La va situando en diversos lugares del mundo. Primero en
Londres y aprovecha para citar algunos de los lugares más típicos: Picadilly
Circus, paseo en barco por el Támesis, caminar por Trafalgar Square e ir a una
representación teatral en el Soho. Algunas cosas no son muy apropiadas para una
muñeca, pero es que se supone que se ha hecho mayor y ya necesita volar por su
cuenta, como hará en su momento la niña Elsi.
Nos conduce a ese gusto de los niños por saber si los adultos tienen o
han tenido sus mismos problemas y para acercarse más a ella Kafka le cuenta que
perdió un soldadito de plomo que exploró medio mundo.
Al día siguiente, Brígida recorre
París: el Sena, el Louvre, los Campos Elíseos, la Torre Eiffel.
La carta siguiente está escrita desde Venecia.
Y Brígida siguió viajando a una velocidad vertiginosa pues cada día
escribía desde lugares cada vez más lejanos y alejados entre sí. Cruzó el mar
Muerto, el desierto del Sahara, estuvo en China, en el Himalaya, en Pekín, en
Tokio, en Nueva York…
Por fin piensa que de alguna manera
tiene que poner fin a aquellos viajes y decide escribir una última carta que
llega desde Tanzania en la que Brígida
le cuenta a su amita y querida Elsi que se ha enamorado, que se casa y ya no
volverá. Lo curioso es que la niña lo comprende todo.
Ahora había que pensar en un final feliz y fue el regalo de otra muñeca
que la niña aceptó con total naturalidad.
Es muy interesante como a través del
personaje de Kafka, el autor nos introduce en el mágico mundo de los niños, su
inocencia, su capacidad para creer en las cosas más inverosímiles como esa
muñeca viajera que hoy está en Londres y mañana en París, etc. Así como las
alusiones a la vida personal de Kafka, al hecho de que no tenga
hijos y a su delicada salud.
Llama la atención como le impresionan
los ojos de la niña, de manera que nos lleva a reflexionar sobre ese hecho: la
magia especial que desbordan los ojos de los niños.
En resumen, una delicia la lectura de esta novela.
Está inspirada en un hecho real de la
vida de Kafka pero esas cartas ,que parece cierto él escribió, no han salida a
la luz.Las que escribe aquí son obra del autor que ha recreado esta bella
historia.
Casa de Kafka en una calle del castillo de Praga. |
Espero que su lectura haga disfrutar a todos como a mí.
El libro está
editado por Siruela y ha recibido el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2007
Otras obras
del autor: Banda sonora, Una dulce historia de mariposas y libélulas,
Trilogía de las Tierras, Las guerras de Diego.
Sería bonito e interesante recibir algún comentario,sobre todo de alguien que haya leído la obra, pues enriquecería este sencillo comentario.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLamentablemente no he leído la novela de la que hablas pero, la verdad, dan ganas de hacerlo. Parece muy sugerente. Casualmente, esta tarde con mi hija Violeta he ido a dar un paseo y, aprovechando, he tirado algunas cosas en la basura una de las cuales era, precisamente, un muñeco. Violeta, cómo no, se ha percatado del hecho y se ha enfadado y mucho. Le he dicho que el muñeco estaba roto, literalmente destrozado y me ha respondido muy enfadada que los muñecos no se tiran". Sus ojos no eran dos lagos desbordados, eran más bien ojos de mirada negra y acerada ante los que apenas he podido balbucear "Mañana, mismo te compro otra". Leyendo tu entrada en el blog hace que uno se de cuenta de lo maravillosa que es la creatividad y la imaginación sobre todo cuando se contrapone, como es mi caso, con una evidente falta de luces.
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