Desde
que tenemos el correo electrónico mi amiga Constanza me envía los reportajes de
sus viajes por este medio, ya redactados y con las fotografías incluidas. Por
tanto, tal y como me llegan los incluyo aquí.
Domingo 25. La
llegada
Salimos de Casa
de mi hija a las 3’15. Los niños prefieren quedarse con su padre pues la
despedida, vernos entrar en el tren y que nos vamos, no les gusta nada.
En la estación de momento Esther: ¡mamá, el Matamulas! Efectivamente, es el actor que en “Cuéntame
“hace el papel de un personaje con ese apodo. Es auténtico. No necesita
caracterización, con esas cejas enormes, pequeñito, el pelo un poco largo por
detrás ¡el Matamulas en persona!
El tren llega en hora, hay sitio para las maletas, nos da
tiempo a decir adiós a mi cachito de cielo y ya situados empiezo mi sesión de
lectura. Primero el País que no me ha dado tiempo a leer pues la mañana se ha
ido en hacer las maletas, preparar el arroz que les gusta, salir a comprar
dulces para postre y dar un paseíto. Sigo con el Dominical y por último vuelvo
a la novela que empecé al principio del viaje.
Casi a las 8, a la altura de Burgos, nos
dan la merienda
A las 9’30 más o menos, como estaba
previsto, llegamos a Segovia. Tomamos un taxi y podemos comprobar que, tal y
como yo había visto en Internet, la estación está en el quinto pino respecto a
la ciudad. Es la estación del AVE.
Por fin, tras bastante carretera y bastante
callejeo por callecitas estrechas que podía dudarse que cupiera el coche (luego
supe que se trataba del barrio judío, claro), llegamos al Hotel “La Casa
Mudéjar”.
Está en la esquina casi a la Plaza Mayor.
Una ubicación perfecta para las salidas y entradas y para ir a descansar tras
la comida.
Estamos en el primer piso, o sea que solo
tomaremos el ascensor para subir y bajar las maletas. En el trayecto del
ascensor o de la escalera a la habitación, la 110, hay un ventanal que da a una
claraboya por la que se ve parte del comedor del restaurante con sus columnas y
techo de decoración mudéjar. Es todo lo que veremos pues comeremos fuera. Es
una pena porque parece que el hotel tiene unos salones y unas habitaciones
(pero no la nuestra que es del programa de ofertas) muy interesantes por la decoración. Bien, no se
puede tener todo. Es curioso que de día esa cristalera de la claraboya no es
traslúcida sino que refleja la estructura del edificio.
La habitación, no obstante, está bien. Lo más curioso es
la cama y también lo peor, dura como una tabla ¡qué nochecitas! Nos instalamos,
hago algunas cosas urgentes y…... por fin, a dormir o intentarlo.
Lunes 26. Las tres joyas.
Antes de las 9 estamos en la calle.
Salimos directamente a la Plaza Mayor con la intención de desayunar pronto y lo
primero que vemos ¡la Catedral totalmente iluminada por el sol! Olvidamos el
desayuno y hacemos las primeras fotografías.
¿No es una maravilla? |
Luego, desayunamos en LA
CONCEPCIÓN, y paseamos por
la Plaza Mayor con fotos, del Ayuntamiento y su reloj, para dejar constancia de
nuestro afán por madrugar. Esta plaza se denomina Mayor desde 1461. Está
limitada por la Catedral, el Ayuntamiento y el teatro de Juan Bravo. De ella
parten calles en todas las direcciones. En el centro un templete de música. Casi
todos los bajos son cafeterías, restaurantes y tiendas.
¿Se ve bien la hora? Creo que sí |
Quizá, antes que nada, habría que dejar
constancia de algunos datos curiosos sobre la ciudad por si lo lee algún
curioso.
Así, hemos sabido que en 1985 la UNESCO
declaró Segovia Ciudad Patrimonio de la
Humanidad. Antes, en 1941 ya se había declarado Monumento Histórico Artístico
toda la parte antigua de la ciudad; y mucho antes, el 11 de octubre de 1884 lo
había sido el Acueducto.
Hacia el Acueducto
Volvemos a la calle Isabel la Católica, la
del hotel, que desemboca en la plaza del Corpus donde está el Convento del
Corpus Cristi, antigua Sinagoga Mayor. A partir de aquí entramos en la calle de
Juan Bravo (por el comunero) A mitad de la calle encontramos la iglesia de San
Martín, compendio, dice la guía, de románico castellano; tan pequeña, tan
bonita, con su precioso claustro
exterior que fotografié así como el detalle de algunos capiteles. No pudimos
verla por dentro, razón por la cual no hablo de ello. Recuerdo perfectamente
que la otra vez que estuvimos aquí también me impresionó e hice varias fotos.
Claustro
Detalle de un capitel
|
Al fondo, descubro el Restaurante El Hidalgo donde comimos, me acuerdo perfectamente, en el viaje anterior. Casi enfrente está la Casa del Siglo XV. Estamos en la Plaza de Medina del Campo, donde destaca el torreón de Loyola, la estatua de Juan Bravo y, cerrando, las sirenas. Al final de ésta o principio de la Cervantes está la Casa de los Picos difícil de fotografiar pues no le da el sol en todo el día, o eso parece.
El mirador de la Canaleja con una espléndida
vista sobre los tejados del barrio de San Millán y la montaña de la Mujer
Muerta.
“Desde la Canaleja
contempla Doña Inés el panorama de la sierra” diría Azorín
La calle de Cervantes termina en la Plaza
del Azoguejo con el Acueducto como magnífico telón de fondo. ¡Es impresionante!.
Una se quedaría allí mirando horas y horas. Hacemos varias fotos desde un lado
y el otro, buscando perspectivas y enfoques interesantes.
Ambiente de la plaza con el acueducto al fondo |
Del Acueducto diría el gran Galdós:” Causa miedo ponerse bajo la atrevida arcada
y no se puede uno convencer de que aquellas piedras han resistido, sin moverse,
al paso de las guas por arriba, al de la historia por abajo, al del tiempo por
todos lados” No sabía entonces D. Benito que el acueducto ha estado a punto
de sucumbir al paso de los coches, autobuses, camiones …bajo sus arcos, Es
decir que el acelerado siglo XX casi se lo lleva por delante. Hoy está cerrado
el paso al tráfico y se han restaurado los desperfectos. ¡Menos mal que alguien
se dio cuenta a tiempo!
Detalle |
Pocos escritores se resistieron a cantar
esta maravilla. “Gran cordillera de
arcos; espadaña para todas las campanas del mundo; sus piedras, de poros
abiertos y como impregnadas son las esponjas del tiempo; la luna lo enhebra
constantemente, lo ha enhebrado miles de veces, tantas que quizás eso ha servido
para coserlo al cielo, para darle estabilidad….”. No renuncia el autor de
las Greguerías a hacer una o dos en este texto.
Otra perspectiva
También una graciosa coplilla nos dejó D.
Antonio Machado:
|
”El
acueducto romano
Canta
una voz de mi tierra y
El
querer que nos tenemos,
Chiquilla,
¡vaya firmeza!
El acueducto tiene historia y leyenda.
Construido por los romanos en el siglo I d.C. y primera mitad del II. Tiene
14,965 kms., 166 arcos, 120 pilares y una altura máxima de 28,10 ms. Según la
leyenda es obra del diablo y consecuencia de la pereza.
Y a mí no se me ocurre ninguna frase
grandiosa, poética, bellísima, a la altura de las circunstancias. ¡Qué torpeza,
Cielos!
En la Plaza destaca otro icono de Segovia:
Casa Cándido. No comeremos ahí porque lo del cochinillo no nos llama la
atención, nosotros somos de “pezqueñines
no, gracias”
De esta plaza diría un personaje de “Judíos,
moros y cristianos” de Cela “El Azoguejo
es una plaza irregular y graciosa, anárquica y enloquecedora, punto de carros y
estación de autobuses, tabladillo de sacamuelas y escenario de pícaros y
picardías, bolsa de trabajo y lonja de contratación de todo lo que se puede-y
aun de mucho de lo que no se puede ni se debe- comprar y vender, y recreo y
distracción de vagos, de forasteros y de arribistas”
Aún tiene un poco de todo esto esta plaza, sigue siendo
irregular, graciosa, anárquica y enloquecedora (sobre todo la vimos así el
martes pues el lunes era fiesta local y la ciudad se mostraba al visitante
tranquila, vacía y solitaria)...Con gente que te quiere vender lo que sea y
recreo y distracción de vagos y forasteros. Vagos se veían por todos lados y de
todas las edades, sentados en la escalinata que la cierra por uno de sus lados,
y en cuanto a los visitantes está claro que es lugar obligado.
Vista de la plaza a media mañana |
La plaza fue en tiempos centro de
contratación, lugar elegido para establecer contratos con validez jurídica plena.
La Plaza del Azoguejo es evocada en El Quijote como escuela de pícaros.
Entramos a la oficina de Información y
Turismo, ubicada en la misma plaza, donde
nos informan de los autobuses turísticos y los de La Granja..
Volvemos sobre nuestros pasos con la intención de llegar
al Alcázar pero antes un cafetito para aguantar hasta la comida y como excusa
para visitar el escusado.
La Catedral
Visitamos la Catedral. De estilo gótico tardío, empezó a
construirse en 1525. Sustituyó al antiguo templo románico que se ubicaba frente
al Alcázar y fue destruido en la Guerra de las Comunidades. Entonces Carlos V
propuso al cabildo de la Catedral la construcción de un nuevo templo. Para
abaratar costes, algunos elementos de la antigua fueron trasladados a ésta, por
ejemplo el ´coro y el Claustro del siglo XV. Se la considera la última catedral
gótica y tiene elementos que responden a una estética renacentista. En el
interior, destacan 27 capillas de diferentes épocas, dignas de admirar pero
para mí lo más interesante es el techo. Verdaderamente me gusta más por
fuera.
Un fragmento del techo |
Otro detalle del magnífico interior |
Ábside y agujas |
El Alcázar
Llegamos al Alcázar, imponente edificio del
que también me impresiona más el exterior.. Hago bastantes fotografías del
exterior, torres, puertas etc. Desde la explanada de acceso, bonita foto de la
iglesia de la Vera Cruz.
¡Es una joyita! |
Visto desde la carretera parece un barco. Ya
sé que es un tópico que repiten todas las guías pero es una verdad
indiscutible.
Se alza sobre el tajo en el que confluyen
los ríos Eresma y Clamores.
De él diría A. Machado:” Otoño con dos ríos ha dorado/ el cerco del
gigante centinela/ de piedra y luz prodigio torreado/ que en el azul sin mancha
se modela.”
A él se llega por unos bonitos jardines en
los que se encuentra una estatua de Daoiz y Velarde y se cierran por la
izquierda con la Casa de la Química en la que sólo entramos porque en su
recibidor se compran las entradas. Qué
curioso, dice Tomás ,ya no nos piden el DNI en ninguna parte para darnos entrada
reducida. ¡Qué iluso! Será que no se nos ve la edad a vista de pájaro.
A la derecha los jardines dan al valle con un precioso
paisaje,
fotos
Se accede al palacio o fortaleza por el
puente sobre un profundo foso. A pesar de su sobriedad no deja de recordar los
castillos de los cuentos por ejemplo el de “La Bella y la Bestia”. Lo primero
que se ve al acercarse es la gran torre de Juan II, de 80 m. de altura decorada
con bellos esgrafiados (como los que se ven en muchos palacios y casas de la
ciudad) y 12 torrecillas. Nos dicen que se puede subir pero se advierte de la
dificultad de las escaleras por lo que desistimos pues aún me acuerdo de las
dificultades que tuve para subir y sobre todo bajar en el castillo de la Hiedra
en Cazorla. Por poco me tengo que quedar allí a vivir.
Torre de Juan II |
Era un castillo que fue convertido en
Alcázar-residencia real- en el siglo XIII y adquirió su fisonomía gótica en los
reinados de Juan II y Enrique IV.
Visitamos el museo donde hago alguna foto
pensando en mi hijo. Destacan los artesonados de algunas salas.
O sea, que hemos visto las tres joyas de
este joyero que sería la ciudad de Segovia: el Acueducto, la Catedral y el
Alcázar. En realidad esto es Segovia y
para mí, sobre todo Segovia es su Acueducto. ¿Qué sería de esta ciudad sin él?
Y ¿Qué sería de España sin esta joya arquitectónica entre todas las que posee?
Comida y tarde
Ya hemos llegado al momento culminante y más
conflictivo de nuestros viajes: la comida. Volvemos hacia la Plaza Mayor
callejeando por las callejuelas del barrio judío. Tras un recorrido por algunos
de los restaurantes que hemos ido viendo sobre la marcha decidimos comer en Las
3 BBB. Que sugiere bueno, bonito, barato ¿Bonito? Nos sentamos junto a un
ventanal desde el que veo la Catedral mientras como.
Como está casi en la esquina del hotel, en un
santiamén estamos en nuestra habitación viendo el telediario y descansando un
poquito.
A las cuatro salimos para dar el paseo en el
Bus turístico que nos llevará por toda la circunvalación de la ciudad, por la
parte alta desde donde se ven todos y cada uno de los monumentos, iglesias,
rincones con encanto de Segovia. Se llega hasta Zamarramala, el pueblo en el
que desde la Edad Media, un día al año mandan las mujeres. Sólo un pero. El
prospecto informativo indica que tiene varias paradas para hacer fotografías
(ver foto) pero de eso nada o casi. Aun así algo he conseguido.
La típica pero hermosa, vista del Alcázar |
Magnfica panorámica del Alcázar y la Catedral |
A la vuelta paseamos por la Avenida de
Fernández Ladreda donde nos sentamos a merendar en COFFE
& FOODS un café con leche y un bizcocho riquísimo y vemos, fotos
incluidas, otra de las iglesitas tan típicas en esta ciudad, la de San Millán.
” En San Millán/ a misa de alba/ tocando
están” (Machado)
El bellísimo claustro exterior de San Millán |
fot Volvemos por la calle Isabel la Católica
donde compro unos imanes y un collarcito para Dunia y nos sentamos otro ratito
en la Plaza Mayor a la espera de que iluminen la Catedral pero como es bastante
temprano y empieza a refrescar un poquito nos vamos al Hotel. A eso de las
ocho, ya más abrigados, salimos para cenar. Vamos a un sitio que he descubierto
al pasar, que tiene sándwiches. ¡ Qué ricos están!.
Comprobamos que, ahora, todos los monumentos están iluminados Entramos en La Casa de los Picos que está abierta y alberga una exposición
sobre la Guerra Civil y tiempos inmediatamente posteriores, muy interesante. Me
entero de que el pantano del Cenajo lo hicieron presos de aquella época. ¡Qué
cosas!
Me duermo pronto a pesar de la cama. Quizá estoy más
cansada y no lo noto tanto. ¡Noapte bune!
Marte 27. La Granja
7’45 levantar. A las 9 desayunamos y nos encaminamos a la estación de autobuses
que está al final de la Avenida Fernández
Ladreda en la Plaza Estación de autobuses. Pues no se estrujaron el
cerebro para ponerle el nombrecito a la plaza.
Hoy, a diferencia de ayer, las calles están llenas de
gente, niños que van al cole, furgonetas que descargan su mercancía en las
tiendas, comercios abriendo. Caemos en la cuenta. Ayer debía ser fiesta y
efectivamente pregunto y nos enteramos de que así era. Y nosotros diciendo todo el día “qué ciudad más tranquila, o casi, qué
ciudad tan muerta”
Salimos a las 10’30 y en menos de media
horita estamos en La Granja.
Felipe V fundó La Granja o Real Sitio de San
Ildefonso en 1720 como residencia de verano de los reyes españoles. ¡No tenía
mal gusto,no!
Palacio y jardines sugieren la influencia de Versalles y
el conjunto obedece a tres tradiciones artísticas: española, francesa e
italiana. foto
Empezamos por el Palacio. Al entrar hay que pasar por el
arco detector de metales y demás. A Tomás, como le ocurre siempre, le pita
algo. Empieza a sacarse cosas de los bolsillos y sigue pitando, otra vez atrás
y más escarbar en los bolsillos. Por fin pasa y no pita y veo al guardia,
enarbolando una cosita alargada que parecía un bolígrafo, que dice: esto me lo
quedo yo. - ¿Qué es?- pregunto. Y Tomás- nada una navajita que llevo siempre en
el bolsillo por si hay que cortar algo-Pero ¡Hombre! ¿Qué ibas a tener que
cortar hoy? ¡Entramos a una exposición de tapices! -nada pero se me olvidó
dejarla en el bolso. ¡Estupendo, ya tengo la anécdota del viaje suponiendo que
no haya más!
Visitamos las salas de los tapices, muy interesantes pero
no es un aspecto del arte que me entusiasme. Coincidimos con un grupo al que un
guía va explicando el significado de
todas las escenas bordadas en cada tapiz. Nosotros, a lo nuestro pues vamos por
libre y además no parece de primordial interés conocer todo el contenido
temático de los tapices.
Seguimos por otra serie de salas en las que
hay cuadros y esculturas (éstas son copias todas) en donde lo más interesante
son los techos, el mobiliario y las piezas de cristal hechas en la Real Fábrica
de La Granja.
Fachada principal del Palacio |
La visita termina, como siempre en estos casos, en la
tienda. Compro un par de cositas y salimos a los jardines.
Bonita fuente |
Eso sí es un auténtico disfrute. Hace una
mañana espléndida y es una delicia pasear por ellos. Lo malo es que las fuentes
están sin agua. Claro, sólo funcionan, y no todas, determinados días.
Panorámica de los jardines con bello contraste de colores. |
Ya casi a la una, salimos. Tomás recoge su navajita, hacemos una visita de
urgencia y nos vamos al autobús que pasa a la 1’30 para volver a Segovia.
Propongo comer en un sitio que ya ayer me
pareció debía ser bueno; está haciendo esquina a la
calle Cervantes y a la Canaleja. Comemos barato y bien, . El café
lo tomamos en una cafetería casi enfrente del restaurante.
Volvemos al hotel, telediario, siesta,
ducha, paseo por una animadísima ciudad, fotos nocturnas, cena en el mismo
sitio de ayer pero cambiando el menú y al hotel. Vemos el primer capítulo de la
temporada de Hospital Central y a dormir.
Vista nocturna del acueducto |
Por fin ,la Casa de los Picos con iluminación nocturna |
Miércoles 28. El regreso a casa.
Levantar temprano. Desayuno . Ir a
Información y Turismo a buscar el librito Segovia literaria. Comprar yemas.
Recoger las maletas. A la estación. Llegamos muy pronto y encima el tren se
retrasa casi una hora. Ya era raro que yendo Tomás no hubiera habido ningún
retraso. Yo creo que su impaciencia lo provoca.
Mientras esperamos leo el librito que acabo de comprar.
No sería justo ni razonable en mi caso olvidarme de lo literario. Podríamos
empezar por el nombre que le han puesto a la estación del AVE:” Guiomar”. Sí,
el último gran amor de A. Machado. Luego leo que María Zambrano definió Segovia como “un lugar de la palabra”. También ella dijo:”No cae la luz en Segovia: la ciudad toda se alza hasta ella”.
Aquí, Santa Teresa fundó el Convento de las
Descalzas (está en la calle de la Judería Nueva) y escribió parte de “Las
Moradas”. También por ahí anduvo S. Juan de la Cruz, que en estas tierras,
parece ser, escribió “Llama de Amor viva”
Otro escritor que pasó largas temporadas en
esta ciudad fue R. Gómez de la Serna y escribió “El secreto del acueducto” del que dijo” puente por cuyos ojos pasa el caudal de las vidas que van a dar en el
mar”.
Además la Literatura está presente en toda la ciudad en
nombres de calles, plazas, museos, placas conmemorativas, etc. ¡Y luego dirán
que para qué sirve la literatura!
El resto del viaje sin problemas,
A
las 9 estamos en casa. Comunico la feliz llegada a mis hijos que ahora se
comportan como padres asustadizos ante las salidas de sus niños. Por fin ¡Mi casa, mi butaca, mi cama!
Y
aquí termina la historia de este breve pero interesante y bonito viaje. Hasta el próximo.
FIN
Posdata.
Decía Cesare Pavese : Es bonito escribir porque reúne las dos
alegrías: hablar solo y hablarle a una multitud
¿Será esta la alegría del autor de un
blog aunque no reciba comentarios?
Un viaje muy bien aprovechado. Esa cuidad la visité hace diez años. Esther estaba embarazada, qué digo embarazada, embarazadísima de Darío. La anécdota de aquel viaje fue cuando después de comer cochinillo y alubias casi a las cinco de la tarde, dirigiéndonos al acueducto (cuesta arriba) la miré, y la ví toda enrojecida y como no dejaba de resoplar le dije, "niña, vamos a parar un poco que te va a dar un sopitingo". Leyendo tu crónica me han dando ganas de volver a visitar la ciudad porque hay lugares que has mencionado y no vimos. Eso sí, las yemas sí que las probé.
ResponderEliminarEs que es una ciudad para repetir. Yo,solo por ver el acueducto,volvería todos los años;por lo menos. Ahora tengo in mente conseguir un viajecito con mis nietos mayores sin sus papás para disfrutarlo a mis anchas.
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