Apenas se despierta ve un mensaje en el móvil. Era de Alberto ¿Podrías abrir tu correo? Es muy importante.
A ver qué quiere
Querida Beatriz, mi
Beatrice: Empiezo por lo más importante para que no haya ambigüedades ni
malentendidos. Te quiero. Te quiero con toda mi alma y si me aceptas, mi mayor
deseo es pasar el resto de mis días junto a ti.
Has podido observar que desde nuestro feliz encuentro he
estado escribiendo. Una especie de diario comentando todo lo que habíamos
hablado y lo que aún me quedaba por contar, que cada día era menos.
A ti te han quedado algunas cositas guardadas. Sé, o creo
saber, porqué lo has hecho y te comprendo, pero recuerda que prometiste ir
contándomelas cuando fuera oportuno. Creo que ya lo es.
Antes de tener el alta médica no me atrevía a decirte estas
cosas, aunque supongo que algo habrás intuido pues eres, como has demostrado en
todo este tiempo, muy inteligente.
Te dije que venía a explicarte que te había buscado, pero
no podía decir que volvía a buscarte y pedirte lo que entonces no pude. En
aquel momento vine a ofrecerte una vida en Italia, tal vez con algunas
estrecheces y ahora, no iba a ofrecértela junto a un enfermo. Hoy puedo
ofrecerte una vida tranquila donde tú quieras, de la forma que tú quieras.
Siento no poder darte ya esos hijos que habrías querido tener, pero te ofrezco mi
hija que sueña con hacerte la abuela de los suyos.
Cuando leí tu nombre en aquel periódico de Burgos comprendí
que no te había olvidado. Cuando te vi al llegar a tu casa supe que seguía
enamorado. Durante estos meses me he ido enamorando cada día más.
Me enamoré de una Beatriz preciosa, tímida, inteligente y
muy estudiosa. Me he reenamorado de una mujer espléndida, aún preciosa, y la
mejor persona que se pueda imaginar. Eres bella por fuera y por dentro. Me
muero por abrazarte, acariciarte, mimarte, si me lo permites.
No sigo pues vas a
pensar que soy un cursi y con razón. Espero con ansiedad ver tu carita cuando
nos encontremos dentro de un rato tras haber leído mi carta.
Hasta enseguida. Te quiero.
Eternamente tuyo, Alberto
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