Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

lunes, 15 de abril de 2024

 

 

 Pérdida inasumible

Nunca se van del alma quienes hicieron magia en nuestra vida (El Principito)

 Apenas unos días después de la trágica pérdida de su fraternal amigo Óscar, decidieron revisar sus recuerdos y encontraron una entrañable carta,

Como en las películas, si estáis leyendo esta carta será porque yo

ya no estaré con vosotros.

Apenas leídas las primeras frases, Viki rompe en un llanto desconsolado. Álvaro traga saliva. No quiere llorar, pero la pena lo ahoga. Poco a poco consigue reponerse y petición de Viki lee.

No querría causaros dolor, sólo deseo que sepáis lo mucho que os quiero y agradezco vuestra compañía, y comprensión; vuestro cariño. Tal vez me avergüenza que me veáis demasiado sentimental y por eso prefiero que sepáis, cuando ya no esté, lo que siento por vosotros. Más de una vez os he dicho que me habéis dado la vida, que sois mi familia y lo repito. No sé cuánto tiempo podré disfrutar de vuestra compañía. Querría que si un día el amor y la necesidad de ser madre o padre llama a vuestra puerta no se la cerréis. ¡Me gustaría tanto veros construir, como lo hacéis con los edificios, una familia como la que yo habría intentado crear si natura no hubiera sido tan cruel conmigo! Viki, tú serás la madre más maravillosa del mundo, cariñosa, dulce…y tú, Álvaro un padre excepcional. No en vano habéis tenido el ejemplo de la familia que os vio crecer. No me importaría veros salir hacia ese destino aun a costa de quedarme solo pues sé que, aun así, no me abandonaríais.

Chicos, siento si os he ocasionado dolor con estas letras. Sé que

me perdonaréis porque me queréis como nadie me ha querido jamás,

Os estaré eternamente ¡que paradoja! Agradecido.

Un fuerte abrazo a tres bandas.

 Vuestro siempre, Óscar.

Acabada la lectura los dos amigos, llorando se funden en un abrazo.

lunes, 1 de abril de 2024

 

    

La última función (Landero)

Para el lector habitual, medio, puede ser una obra entretenida, que se lee bien y de una tirada porque Landero escribe bien.

Para un lector ávido de hallar algo profundo en la obra hay mucha materia en la que detenerse.

Podría iniciarse el análisis caminando de lo general a lo particular.

Una vista panorámica y general de la novela nos lleva, casi de inmediato, al posible deseo de hacer un homenaje a García Lorca. Son muchos los momentos en que la historia contada nos conduce al poeta y dramaturgo granadino: citas de sus obras, referencias directas al poeta, y otros factores que se irán analizando a lo largo de este breve comentario crítico.

Subyace también la idea calderoniana de que la vida es sueño y el mundo un teatro.

Por otro lado ,la problemática de los pueblos vaciados que confían su salvación al turismo.

Todo ello se nos da a través de los personajes, como suele ocurrir con las buenas novelas. La autoridad paterna, las ilusiones perdidas, el amor, el arte, la actitud del actor, los libros…

Sin dejar, en cierto modo, lo general, cabría señalar que todos los personajes se conducen a lo largo de sus vidas, deambulando entre “la realidad y el deseo” como en “La casa de Bernarda Alba”.

La obra, como si fuera un drama, se estructura en actos.: dos, divididos en partes que podríamos considerar escenas.

 El primero, constituye el planteamiento. Presentación del lugar donde va a tener lugar la acción, de personajes (Tito, Paula, D. Ángel Cuervo) con momentos tanto de analepsis (retrospección de los hechos) como prolepsis. (interrumpe la narración para llevar al lector al futuro.)

Vayamos, en este sentido, pasando a lo particular, al caso de cada personaje.

Empecemos por el maestro que tuvo en su infancia Tito, el protagonista. Representa al enseñante vocacional. Se hace maestro con el deseo de ayudar a niños que sientan ansias de saber, de hacer algo especial, de aprovechar alguna cualidad que les concedió natura. La realidad lo abruma y desilusiona, casi lo deprime. Pero, por fin llega Tito, un alumno con unas dotes excepcionales a causa de su voz y de su ambición por hacer algo especial en la vida. Este alumno colma sus ansias, sus sueños. Concluye que aquel niño era su obra, como ese profesor que a fin de curso piensa que se conforma con poder dar un diez a uno solo de sus alumnos, o que alguno siga su línea, su rastro, tal vez, entre más de cien.

Hemos nombrado a Tito. A través de él siempre estará presente la obra de García Lorca, desde sus comienzos hasta “Poeta en nueva York”. Vocacionalmente se inclina por el mundo del arte. Su deseo gira en torno a cualquier aspecto artístico: escribir, actuar, montar obras teatrales, sencillas, atractivas, populares llevarlas (como Lorca) por los pueblos. Pero su padre, descrito con detalle, tiene otros proyectos para él, abriga otras esperanzas más materiales, positivas al menos económicamente hablando. La realidad se impone. Acabará dirigiendo la gestoría del padre, pero luchará toda su vida por mantenerse unido al mundo del arte. Acabará llevando, en cierto modo, una doble vida. También con este personaje hace el autor un guiño a Machado al hablar de su “torpe aliño”.

Paula a la que conocemos cuando se ha confundido de tren o de estación. Un claro símbolo de la lucha humana por encontrar su destino. También ella se debate entre, en este caso, la ciencia y el arte. La vida la lleva a enfrentarse a una realidad que la irá abrumando primero, casi anulando después…mientras ella sigue soñando, con el vivo deseo de encontrar su camino, de ser ELLA. ¿lo será convertida en Claudia por obra y gracia de la imaginación humana?  La estación donde se apea, un apeadero casi desierto que podría recordar el de Toro. A partir de ahí vivirá entre la sensación de soñar y la realidad absolutamente palpable.

Cualquiera de estos personajes, sus vidas, sus ansias de ser algo distinto a lo que les impone la realidad podríamos ser uno de nosotros. Dicho sea de paso, algo que suele ocurrir con todos, o casi, los del autor.

 En cuanto a los temas, es curiosa la visión que de los libros ofrece Tito en una de sus representaciones.

Aparece disfrazado de enorme libro y se queja del trato que recibe.  Hace notar lo difícil que es la vida de un libro. No obstante, se podría objetar que su queja debería ir encaminada al uso inadecuado que recibe, no material sino intelectualmente. Por ejemplo, se queja de que algunos lectores lo subrayan. Eso debería alegrarlo porque sería indicio de que lo leen con detenimiento buscando extraer de sus páginas toda su esencia sin quedarse en la mera superficie.

 Segundo acto

Sigue la historia de Tito y aparecen nuevos personajes, secundarios estos. También soñadores, ilusos, pesimistas, silenciosos, de todo hay.

Destacan: Francis Pinto ¿periodista?, Quinito Maya y Regina Casal.

Quinito se debate entre la literatura, la tienda de su madre y heredar el oficio de su padre. Todo más fácil que conseguir ser un buen escritor, con un estilo digno, etc. Aprovecha aquí el auto para hablar de lo que se necesita para ser escritor. A través de Quinito y su profesor de Lengua D. Leandro (Landero) Lobato.

Regina es diplomada en turismo. Considera, algo muy frecuente hoy, que el turismo es la salvación de pueblos vaciados como este.

Todo el acto gira en torno a la posibilidad de retomar el festejo de la Santa Niña Rosalba, como salvación para el pueblo. Reaparición de Paula, convertida en Claudia. Los ensayos y la obra y festejos aledaños.

Por fin, un final algo abrupto.

En cuanto al estilo cabría señalar metáforas, comparaciones, lenguaje sencillo pero poético a veces.

Destacaría el detalle en las descripciones. Se detiene mucho en la vestimenta, los ojos, la estatura, la forma de la cara. Toda suerte de detalles, en sus acciones más frecuentes, su forma de gesticular etc. A veces nos parece estar ante una acotación teatral o una escena cinematográfica.

Una idea que tal vez podríamos aplicar no solo a la literatura sino también a la vida es que, aunque haya muchas historias, en realidad todas son la misma pero contadas de forma distinta. De hecho, en esta hay algo que nos recuerda alguna de sus otras novelas, algún personaje que pasa por vicisitudes parecidas.

En fin, una novela digna de ser leída, como todo lo que escribe este autor. De la que se podría decir mucho más pero no es este lugar una tesis doctoral ni quien escribe está en situación de hacerla

jueves, 14 de marzo de 2024

 

 

 De mentiras y verdades

Tenía que parar. Me lo estaba creyendo…” C.M.G)

 Los textos literarios, novelas por ejemplo, para la inmensa mayoría son fundamentalmente contenido, tema, mensaje, argumento.

 Sólo unos pocos, estudiosos, enamorados de la literatura se aceran a ella para analizar, estudiar y disfrutar de una creación artística.

 No obstante, no es nada desdeñable la aportación de la primera actitud señala.

 Así, por ejemplo, la frase de un personaje de Carmen Martín Gaite, invita a reflexiona sobre determinadas actitudes del ser humano.

Tal vez lo primero que puede venirnos a la memoria es alguna de las historias que los alumnos inventan para justificar la imposibilidad de hacer un examen. Profesora, anoche me atacó un dolor terrible de cabeza, me pasa a veces, y fui incapaz de estudiar…. O bien: Mire Don…ayer murió un familiar, mis padres se fueron al velatorio y me dejaron en casa a cargo de atender las llamadas telefónicas que no pararon nen toda la tarde. No me pude concentrar un momento en el examen… Es muy posible que el chaval, a fuerza de repetirse la historia acabara creyéndosela.

 Otro sería el caso, bastante frecuente, por cierto, de la persona que desea ser vista por los demás de una forma determinada; por ejemplo, como una persona encantadora, o brillante, o ingeniosa y no cesa de contar historias, anécdotas, actitudes personales que van creando en torno la imagen que busca. Posiblemente, a base de repetir la mentira acabará creyéndola y pensando que efectivamente es esa persona que ha inventado. Es muy probable que jamás se percate de lo que está haciendo y no piense lo que el personaje arriba citado.

 Hay quien piensa que recordar es mentir. Es posible pero muy relativo. Puede que al recordar no siempre podamos repetir con exactitud lo que ocurrió, mas si   contamos el recuerdo intentando repetirlo tal y como nos vino en un momento dado, acabemos creyendo que efectivamente fue así.

 Quizá un caso especial y digno de analizar sería el del actor que a base de transformarse día tras día y, a veces año tras año, en un mismo personaje podría perder la conciencia de quién es él en verdad. Suelen decir los actores que se esfuerzan en desligarse del personaje apenas acaba la función. Lógicamente, si no lo hicieran acabarían locos.

No deja de ser peligroso esto de mentir, enredarse en una cadena de mentiras que quién sabe cómo puede acabar. Entre otras cosas podría recordarse el dicho: la mentira tiene las patas muy cortas y que se coge a un mentiroso antes que a un cojo.

 En otro orden de cosas, podríamos aplicar este asunto de la mentira, al final creída, a los creadores de historias, al cuentista, novelistas …

 Creo haber leído en alguna parte que el novelista ha de creerse lo que escribe, a los personajes, etc. si quiere que el lector los crea también. Pero, cabría preguntarse hasta qué punto. ¿Es posible que el novelista, una vez creada la historia se sienta identificado, quizá paulatinamente, con algún o algunos de los personajes, que sienta que vive sus cuitas, esas que les está inventando y que llegado ese momento se vea obligado a escribir la palabra FIN? ¿Sería posible que acabara creyendo real la historia que inventó?

 Tal vez estas sean elucubraciones sin sentido provocadas por la lectura de una frase en una novela. Siempre nos quedaría concluir que “…nada es verdad ni mentira/todo es según el color del cristal con que se mira”.

viernes, 1 de marzo de 2024

 

 

¿Hurgar en el pasado?

 

…” Hurgar en el pasado remoto puede ser un lenitivo. El cercano hace más daño…” (Martín Gaite)

 Pues no sé qué diría yo al respecto. Porque eso de que todo tiempo pasado fue mejor solo es verdad en tanto en cuanto es tiempo ya vivido, ya nuestro. Bueno o malo pero nuestro per in saecula. Es cierto que el pasado nos puede traer hermosos recuerdos pero que, una vez convertidos solo en eso, recuerdos, puede ser bastante triste y desde luego poco lenitivo.

¿El cercano hace más daño? ¿Quién sabe? Puede ser que así sea precisamente por la inmediatez. Ahora bien, si entra en contacto o relación con el pasado puede ocurrir cualquier cosa. O sea que este asunto, como casi todo en la vida, es muy relativo.

Podría ser que en este caso nos indujera  recordar  aquel soneto de Garcilaso que reza:” Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por do me ha traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

……………………

Se me ocurren mil ejemplos, pero, de momento, no voy a incluirlos. Tal vez más tarde. Tiene esto algo que ver con un pasado absolutamente imaginario, pero…

jueves, 15 de febrero de 2024

 

  

Un hormiguero humano

“A mí, cuando viajo en metro, siempre me da por pensar…”  

(Carmen Martín Gaite)

 Querida, identificas tú el metro con el bosque. Una metáfora interesante que luego vas convirtiendo en profundidades, en subterráneos del alma. A mí, cuando viajo en metro, también me da por pensar. Pero yo en el metro no veo bosque. Veo un hormiguero.  Infinidad de galerías subterráneas que se cruzan y superponen. Cientos, miles tal vez, de personas que como laboriosas hormigas corren de un lado para otro, suben y bajan. Van cargadas o ligeras de equipaje. Van al trabajo o vuelven. Van en busca de la persona amada con la que tienen cita en la parada siguiente, van felices, tal vez sonriendo por dentro. O van hacia un hogar deshecho al que no querrían llegar. También podría ser que se dirijan a un dulce hogar donde les espera la paz, el descanso, el amor de su pareja y unos hijos; o unos amorosos padres… Habrá, como entre las hormigas, zánganos y obreras, incluso laguna reina.

  También, pues, a mí me da por pensar. Pero no en mi mundo subterráneo sino en las personas que me rodean. Me gusta mirar de soslayo las caras, las manos, los bolsos, la actitud que adoptan al sentarse o ir de pie, o el libro que leen. Son muy curiosas las caritas de los niños. Es un mundo que puede sugerir muchos mundos. 

Este hormiguero humano que es el metro debería dar para mucho a la hora de crear.

jueves, 1 de febrero de 2024

 

La magia de las manos

“Una mano larga y joven de apretón firme”

(Martín Gaite)

 

Si me lo permite le subo la maleta.

 Al volver la cara para ver al amble dueño de aquella agradable voz, se quedó asombrada. Las manos que cogían su maleta eran las más hermosas que había visto en su vida. Agradeció el detalle y se acomodó en su asiento. Su compañero de viaje, doblaba con sumo cuidado la cazadora para depositarla también en la repisa maletero y pudo así seguir contemplando aquellas manos. Luego, también él se acomodó, sacó un libro que al igual que había hecho ella colocó sobre la mesita abatible del asiento.

 Al manejar el libro las manos seguían totalmente expuestas a la observación de su compañera de asiento. Ella se sentía incapaz de retirar la mirada de las manos del hombre. Eran grandes, como no podía ser de otra amanera dada su estatura, viriles, muy masculinas pero bonitas, estilizadas, hermosas, casi delicadas.

 La mujer incapaz de concentrarse en la lectura, había dejado las suyas, las manos, reposar sobre el libro, lo que dio lugar a que su compañero se detuviera en su contemplación. Pensó éste, que eran las manos de mujer más bonitas que conocía. No recordaba haber visto otras igual. Le parecieron delicadas, suaves, tiernas y se adivinaban cuidadas, algo que añadía encanto a la persona que las lucía.

 Cada uno por su lado admiraba las manos del otro. Fingían leer, pero observaban las manos. Aprovechando el paso del carrito del bar pidieron un café y el hombre, que iba en el asiento de pasillo, le acercó la taza. Esta circunstancia les sirvió para entablar conversación.

_No es muy bueno este café, pero ayuda a sobrellevar las horas del viaje

_Es verdad. Es una pena que hayan eliminado las meriendas y/o desayunos que ofrecían hace algún tiempo.

_Perdone, ¿va muy lejos o se apea pronto?

_Voy al final del trayecto.

 A partir de ahí se fueron enzarzando en una interesante conversación, pero a ambos, más que el tema les interesaba la forma de gesticular.

 Pensaba ella: Parece que habla con las manos. No gesticula en exceso, pero apoya constantemente su discurso con el movimiento de las manos. Tal vez sea actor. La verdad es que hasta siento vergüenza pensar algo que me está rondando la mente.

 A su vez a él le fascina la forma de moverlas ella. Pensaba: parecen mariposas revoloteando, parecen florecillas movidas por la brisa. Es una delicia contemplarlas. ¡Quién fuera poeta o pintor para inmortalizarlas! Son maravillosas, exquisitas, acariciadoras. ¡Qué dicha sería poder acariciarlas o sentirse acariciado por ellas! ¡Qué osadía!, piensa al fin.

 El viaje ha llegado a su fin. Al despedirse en la estación un apretón de manos, que es saludo y despedida. Ambos sienten una calidez nunca experimentada y aquellas manos emitirán un mágico mensaje: Nos hemos de volver a encontrar.

lunes, 15 de enero de 2024

 

  

Sobre la espacialidad en la narrativa.

  Normalmente, al analizar una novela siempre se prestó más atención al tiempo que al espacio. No obstante, yo, atenta a   la propuesta de Bajtin de que no hay tiempo sin espacio, he tenido la tendencia a estudiar ambos. Sin embargo, no me había percatado, o quizá no del todo, del valor simbólico que puede aportar el espacio al relato, a la acción, a la vida de los personajes.

  Y no solo eso, sino también la importancia que adquiere la ciudad en novelas como La Cartuja de Parma, el Quijote, Nuestra Señora de París, La Montaña Mágica…de las que señala García Berrio:como el protagonismo del espacio conforma una fascinación novelesca”, y el contraste entre el espacio exterior y el interior.

 Esa fascinación la encontramos no solo en las novelas citadas como el París de Notre Dame sino también en la Vetusta de La Regenta, a o la Barcelona de Mendoza, por ejemplo.

 También a esas novelas como a otras de Mendoza (la isla inaudita), algunas de Carmen Martín Gaite y otras más actuales, que iremos viendo, se puede aplicar lo que decía Charles Du Bos “El tiempo del novelista tiene necesidad del espacio, para asociarnos a los procesos concretos de los personajes y para que, gracias a ese entrecruzamiento, pueda darse la composición de un mundo”, que es lo que persigue el novelista.

 En cuanto al valor simbólico, como el contraste fuera - dentro podemos seguirlo ya en textos de épocas remotas. Pensemos en la primera escena del Cantar de Mío Cid. Rodrigo, situado en el exterior, vuelve la vista atrás y la fija en su casa, ese espacio cerrado, íntimo, que albergó su vida familiar y llora “de los sos ojos tan fuertemientre plorando…” Fuera le esperan el destierro, la soledad, las penalidades…; dentro queda el vacío de lo que fue.

Una escena parecida encontramos en la Ilíada cuando Héctor, tras despedirse de su familia, ve el que ha sido su hogar hasta ese momento.

 Mucho más actual y muy significativo es el espacio en las novelas de Carmen Martí Gaite. Por ejemplo, en “nubosidad variable” el espacio, como tal, apenas cuenta. Su función es básicamente simbólica.  Fijémonos en que apenas si hay alguna situación que se dé en un espacio abierto, exterior. Solo algún paseo de Mariana por la playa y, muy importante, el momento final en que las dos amigas, en la terraza de un chiringuito de playa intentan poner orden en todos sus papeles con el fin de escribir con ellos una novela. ¿Por qué ese momento? Porque les ha llegado la liberación. Pero empieza a llover y tendrán que refugiarse en el interior, que tal vez las acogerá con un útero materno.

Todo lo que las dos autoras de las cartas relatan ocurre o ha ocurrido en lugares interiores, cerrados: sus viviendas, una exposición, una cena fría en un loft, un tren, la habitación de un hotel…. Esa insistencia en el interior no es otra cosa que el símbolo de ese mundo cerrado, esa prisión en que han vivido y viven estas dos mujeres junto con el striptease psicológico, emocional, que están haciendo a través de las cartas.

 También es simbólico el espacio en El cuarto de atrás. En realidad, las novelas de esta autora requieren un estudio detenido en lo que a este tema se refiere.

También es claramente simbólico el espacio en DEMONIOS FAMILIARES de Ana M.ª Matute. Por un lado, está la casa con sus lugares habituales, cocina, comedor, salón. Casa que para Eva es casi símbolo de cárcel. Por otro, los que representan el pasado, los recuerdos, los secretos. Son el dormitorio de Eva y el desván.   El desván, símbolo muchas veces en la literatura del mundo interior, con sus buenos y malos recuerdos, con sus secretos y sus miedos.

  También el interior de una vivienda puede significar quién es en realidad su ocupante. En “la elegancia del erizo” la casa de la portera es índice de su ocupante. Ella es consciente de lo que se espera de su condición de portera y en la habitación que da a la portería suele tener puesto el televisor a todo volumen, pero al fondo está su mundo, su refugio, su vida auténtica con sus libros y películas de culto.

 Ya en El Quijote, señala García Berrio la diferencia entre el valor del mundo exterior y el interior. Entre la llanura de la Mancha que recorre en pleno verano y la sensación de bienestar de una casa, sea venta, o castillo.

 Volvamos a dos novelas ya citadas: Notre Dame de París y La Regenta. En estos casos nos vamos a centrar en el valor que la Catedral aporta a la acción y a la vida de los personajes.

 En Notre Dame será refugio para Quasimodo. También durante un tiempo para la gitana Esmeralda a la que oculta y protege Quasimodo. En algún momento funcionará como asilo para perseguidos por la justicia como solía ser en los tiempos en que ocurre la acción. Es, por otra parte, el escondite de la afición a la magia, los hechizos… del deán. O sea, refugio, intimidad personal.

 Qué es la Catedra en La Regenta. El lugar donde el magistral muestra su dignidad, el lugar de las confesiones de Ana Ozores, bien en el confesionario bien en un monólogo íntimo. Pero también es con su torre el lugar que sirve a D. Fermín como sucedáneo de sus añoradas montañas, y la atalaya desde la que puede ver la vida de Vetusta. El huerto de Ana, pero también la pequeñez e insignificancia de los vetustenses a los que desde las alturas ve como como simples insectos que pululan por la plaza. Es, además el espacio en que se cierra la novela. En este caso más que el sosiego y la paz que suelen transmitir las iglesias fue para Ana su sarcófago.

Este tema sería como el cuento de nunca acabar. Vamos ahora a centrarnos en el espacio exterior, las ciudades.

 Para Asunción Rallo La ciudad literaria debe tener referentes reales, pero también asumir escenarios que configuren su identidad espacial y temporal, correspondientes a los personajes y a la trama.” Considera que ciudades como el Madrid de “Fortunata y Jacinta” o la Venecia de “La isla inaudita” no son menos literarias por aparecer en toda su verdad realista que las imaginadas, dado que aparecen con nombres ficticios, como Vetusta de “La Regenta”.

Continúa Asunción Rallo hablando de cómo “en esos escenarios se manifiesta la dependencia de los que los habitan sin que esto tenga que ver con su valor ficticio.” Así pues, comprobaremos que, en estas ciudades, ficticias o no, se hacen palpables todos los elementos de la ciudad y sus habitantes; tanto en el aspecto físico como en la vida privada de los personajes.

   “Estas ciudades imaginadas responden a la época y son reales en cuanto que    recuerdan la ciudad vivida por el novelista. …No son meros escenarios, son creaciones en las que se puede descubrir la localidad natal o la habitada……por el novelista” comenta la profesora Rallo Gruss y cita como ejemplos el París de Balzac, la Praga de Kafka, entre otros. Nosotros tendríamos que hablar del Madrid de Galdós, de Valle-Inclán, Oviedo de Clarín y la Barcelona de Mendoza, entre otros muchos.

   Hay que tener en cuenta la razón que lleva al novelista a elegir la ciudad. En ella conviven todas las clases sociales, variedad de culturas, personas con múltiples y diferentes problemas. El escritor quiere contar la vida de esa sociedad variopinta, múltiple; quiere hacer una disección de esa sociedad, una crítica. Y esto es lo que vemos en las novelas de Galdós, Clarín, Gabriel Miró, Eduardo Mendoza, Cela….

 “Creo que las ciudades se han convertido en las grandes protagonistas de nuestras vidas. La misma historia personal no puede vivirse igual en Londres que en Nueva York, Barcelona, Roma, París o Sevilla. La ciudad es hoy el protagonista colectivo".  Comenta E. Mendoza, en una entrevista.

Nos detenemos un instante en Eduardo Mendoza. En él el espacio exterior, la ciudad, es, salvo pocas excepciones como LA ISLA INAUDITA(Venecia) Y RIÑA DE GATOS (Madrid), Barcelona.

  Tomamos como ejemplo” El caso de la modelo desaparecida”. Queda inmediatamente ratificado que se trata, en general de la Barcelona de los bajos fondos, los bares pringosos y pobres, las viviendas en donde faltan los cristales que evitarían la entrada del frío, los bancos de los parques donde duermen los sin techo (entre otros más de una vez nuestro protagonista), y la calle: calles y plazas y parques y jardines. Calle, en una palabra.

Le sirve la calle para hacer una disección de la ciudad, lo aceptable y lo rechazable, lo conservado y los cambios más o menos, más bien menos, oportunos y la agitada vida de sus habitantes. Una visión satíricamente crítica de su ciudad.

Y ¿Qué decir de la Vetusta de Clarín en “La Regenta”?  En este caso, se ha convertido el adjetivo vetusto/a (extremadamente viejo y/o anticuado) en nombre propio para designar una ciudad cuyas gentes viven encerradas en sus usos y costumbres casi ancestrales.

La Regenta debería llevar por título Vetusta, al ser la ciudad el verdadero protagonista” dirá Albert Brent.

   La profesora Rallo Gruss incorpora esta ciudad a las de tipo metafórico:

En un grado metafórico distinto sus componentes dan nombre a un figurado lugar, la Región de Benet, Macondo de García Márquez, Comala de Rulfo, Mágina de Muñoz Molina.”

Así pues, autores hay que convierten la ciudad prácticamente en protagonista    de su obra y por tanto no le cambian el nombre. Ahí está el París de Notre Dame, el Madrid de Galdós, de Cela, de Valle- Inclán. La Barcelona de Mendoza (también hace una incursión por Venecia y por Madrid), o la Barcelona medieval de “La Catedral del mar” de Ildefonso Falcones; o la más actual de “La sombra del viento” de Ruíz Zafón.

También cabrían en este grupoVentanas de Manhattan” de Muñoz Molina; Esperando el diluvio (Bilbao) de Dolores Redondo, y El silencio de la ciudad blanca (Vitoria) de Eva García Sáenz de Urturi

Ahí, en las calles de esas ciudades veremos: dormir a los sintecho, trabajar unos, buscarse la vida otros, pasear o correr; veremos manifestaciones, alborotos, diversión, procesiones y un larguísimo etcétera. Las calles serán, pues, el pulso de la ciudad.

Los ejemplos y comentarios serían interminables y requieren mucha atención. De momento lo dejamos aquí para que sirva sólo de recordatorio acerca de lo que no deberíamos olvidar al leer una novela.