Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

miércoles, 14 de junio de 2017

Budapest. Fin de viaje.


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  Y llegamos al final. El jueves 3 de Viena a Budapest también en autobús. A la carretera, aunque no es nada sinuosa le llaman “Carretera de las curvas” porque en ella se instalan prostitutas.
  Si en Praga y Viena hemos pasado frío, a Budapest llegamos con calor. Antes de ir al hotel nos han hecho una visita panorámica y hemos parado en una magnífica plaza, la de los Héroes, donde el guía nos ha explicado infinidad de cosas de tipo histórico. Hacía una tarde espléndida, con sol y una luz, por fin, adecuada para conseguir buenas fotografías
  Ya desde el primer momento, y me afiancé en la idea progresivamente, pensé que no debería visitarse esta ciudad tras las dos anteriores. Viene uno tan saturado de belleza que no puede apreciar en todo lo que vale Budapest. Y siento en el alma no tener la suficiente fluidez léxica, no saber encontrar las palabras precisas  para explicar lo que la belleza de estas tres ciudades me ha hecho sentir.
  A ver si explico algo sobre la ciudad. Budapest. Está considerada como una de las ciudades más bellas de Europa. Yo doy fe de que es bellísima. Creo que a mí me ha emocionado, incluso, más que las dos anteriores ¡que ya es decir! Tiene varios lugares que son Patrimonio de la Humanidad, como por ejemplo el barrio del Castillo de Buda, la avenida Andrassy y la Plaza de los Héroes que, como he dicho, fue lo primero que vimos.
  Antiguamente eran dos ciudades, pero se convirtió en una el 17 de noviembre de 1873 cuando ocupó las dos orillas del Danubio, uniendo las ciudades de Buda y Óbuda situadas en la orilla oeste, con Pest en la este.
  Así pues, el Danubio que no es azul sino, como dijo el poeta Attila József “turbio, sabio y grande”, a la vez divide y une la ciudad.
  Voy a empezar hablando de la Plaza de los Héroes , nuestra primera visita a esta hermosa ciudad. Está situada en un extremo de la avenida Andrássy. Es una de las más importantes de Budapest. Tiene forma semicircular y está formada por dos hileras de columnas.
 En el centro se levanta un conjunto escultórico llamado Memorial del Milenio con estatuas de los líderes de las siete tribus magiares fundadoras de Hungría allá por el siglo IX, así como de otros personajes importantes de la historia de Hungría.

Plaza de los Héroes


Memoria

  También en ambas hileras de columnas hay representados santos y otras personalidades importantes en la Historia de Hungría.


Detalle de la columnata

   La columna central la remata una escultura  del Arcángel Gabriel y alrededor del pilar, los siete líderes tribales húngaros: Arpád, Elöd, Tas, Huba, Töhötöm, Kond y Ond.
   A ambos lados de la Plaza se encuentran dos de los edificios más emblemáticos de la ciudad: a la izquierda el Museo de Bellas Artes de estilo ecléctico-neoclásico;

Museo de Bellas Artes

a la derecha, el Palacio de Arte.

Palacio de Arte

 Por la proximidad nos llevaron al Castillo de Vajdahunyad que se encuentra en el Parque de la Ciudad. Es curiosísimo. Parece que al entrar en su entorno hemos hecho un viaje en el tiempo. Recuerda al famoso castillo de Drácula. De hecho, es una copia de un castillo en Transilvania (Rumania) del mismo nombre. Inicialmente se construyó en madera y cartón con vistas a la exposición de 1896 y fue tal su éxito que se decidió reconstruirlo en piedra y ladrillo. En realidad, contiene una mezcla de estilos arquitectónicos.

Castillo de Vajdahunya

Otro detalle del castillo

Bonito detalle de una cúpula

Y otro más

   En los terrenos del castillo hay una estatua llamada el Anónimo, que se dice es un cronista del siglo XII (tal vez el rey Béla III) Posiblemente autor de los primeros libros sobre la historia de los antiguos húngaros, basados en leyendas, la mayoría.
Cuentan que tocar el lápiz del Anónimo trae buena suerte. La verdad es que no recuerdo si lo toqué, pero supongo que sí; por si acaso.
  Ando un poco perdida, tal vez por tratarse de un viaje con tal densidad de visitas, rutas, imágenes, y no recuerdo ya el orden que seguimos en esta hermosa ciudad. De modo que, ya que de castillos estamos hablando, seguiremos con ellos.
  Precisamente en el Barrio del Castillo encontraremos el Castillo Real de Buda. Se le conoce también como Palacio Real porque antiguamente fue la residencia de los reyes de Hungría.
  Se puede subir andando por una escalera que arranca junto al Puente de las Cadenas o en funicular. Creo recordar que optamos por el medio más cómodo y rápido; por el tiempo, como siempre en este viaje. La bajada ya la hicimos por una cuesta que discurre junto al funicular. Es cómoda y se disfrutan unas espléndidas vistas panorámicas.
 Originariamente fue construido en estilo tardogótico en el siglo XIV, pero fue reconstruido a mediados del XVIII en estilo tardobarroco o neobarroco que es como hoy lo contemplamos. (Parece que siempre llegaban tarde; todo es neo o tardo). Hice infinidad de fotografías. Ya que no podía detenerme en casi nada, al menos me llevaría a casa un buen recuerdo. Te adjunto algunas.
         
Castillo de Buda

magnífico grupo escultórico en el Castillo

Una de las fachadas

 Desde el Castillo se contemplan unas panorámicas extraordinarias de la Ciudad. Por ejemplo, es sensacional la vista del Parlamento

El  Parlamento visto desde el Castillo

  En la misma colina de Buda, al oeste del Danubio, se encuentra el Bastión de los Pescadores, llamado así en honor al grupo de pescadores responsables de defender esta parte de la muralla de la ciudad en la Edad Media. Es una terraza o mirador de estilo neogótico y neorromántico.

Bastión de los Pescadores

Panorámica del Bastión de los Pescadore

  Consta de infinidad de paseos, escaleras y siete torres de forma cónica y blancas. Se dice que representan las siete tribus magiares que se establecieron en la cuenca de los Cárpatos hacia finales del siglo IX. En cuanto a su nombre hay varias versiones , entre ellas que se debe a que originariamente allí había una lonja de pescado. ¡Vete a saber! Lo cierto es que es una delicia pasear por allí y, de nuevo, disfrutar de las maravillosas vistas.
Entre el Bastión y la próxima iglesia de Matías se alza la estatua ecuestre de San Esteban I de Hungría en cuyo pedestal se reproducen episodios de su vida.

Estatua ecuestre de San Esteban

  Puesto que estamos cerca vamos a visitar la Iglesia de Matías, la joya de Buda, y continuaremos con otras iglesias insignes de la ciudad.
En realidad, este no es su auténtico nombre, aunque es como lo conoce la mayoría de la gente. Este nombre se debe a que el rey húngaro Matías Corvino la restauró y reformó hacia 1470. En realidad, se llama Templo de Nuestra Señora y fue construido durante el reinado de Béla IV. Según tradición eclesiástica, en el lugar que ocupa esta iglesia el primer rey húngaro S. Esteban I ya construyó un templo allá por el 1015.Una vez más, como ya nos tiene acostumbraos la Historia, todos los reyes posteriores a Bela IV fueron haciendo alguna modificación: ampliación del edificio, agregar una torre o una puerta. Se le hicieron modificaciones góticas y renacentistas. Pasó, incluso, por ser mezquita. Su forma actual se debe a la restauración de finales del siglo XIX. En ella fue coronado Francisco José I de Austria como rey húngaro.

Iglesia de Matías. Torre

   
Basílica de S. Esteban. Es la catedral y recibió el título de “Basílica menor” del papa Pío XI. Esta y el Parlamento son los dos edificios más altos de la ciudad. Su construcción duró 54 años (de 1851 a 1905 debido a serios problemas con la cúpula y la cimentación).
Su fachada principal mira al Danubio.
Construida bajo los cánones neoclásicos. Tiene planta de cruz griega. Completan la fachada principal dos torres gemelas. Se puede subir a la cúpula (hay ascensor) para contemplar, supongo, un magnífico panorama. Ya te digo. Hay cosas que tuve que conformarme con imaginarlas. La decoración interior es suntuosa.

Basílica de San Esteban

   
Ahora nos vamos a detener en la Gran Sinagoga. Llamada también la sinagoga de la calle Dohány. Está considerada la mayor sinagoga de Eurasia y la segunda más grande del mundo.
Fue construida entre los años 1854 y 1859, en estilo neomorisco y su decoración tiene como modelos la arquitectura islámica del norte de África, y de España (la Alhambra).
Junto a ella está el Museo judío. De hecho, la calle Dohány tiene fuertes connotaciones del Holocausto pues constituía el límite de “gueto de Budapest”. La Sinagoga constituye un complejo formado además de por la propia sinagoga, por el Museo que ya hemos citado, el Templo de los Héroes, el cementerio judío y un memorial dedicado al Holocausto. Yo el cementerio lo vi desde fuera. Todas estas cosas me dan escalofríos y no soy capaz de contemplarlas.

La Gran Sinagoga

Gran Sinagoga. Detalle de la cúpulas.

   
 Vamos a echar una ojeada a los edificios civiles fundamentales, los que nadie debería dejar de ver. Algunos se ven porque prácticamente salen al paso del viandante, como los puentes.
  Empiezo por La Ópera de Budapest, llamada también Ópera Nacional de Hungría.
El edificio está considerado como uno de los más importantes del mundo, en este género, y con la mejor acústica. Está ubicado en la parte Pest de la ciudad, en la calle Andrássy.
Construido entre los años 1875 y 1884 la fachada es de estilo neo-renacentista y la adornan 16 estatuas de los compositores mundiales más importantes y de las Musas.
El interior está decorado con pinturas de artista húngaros del XIX. La cúpula central está decorad con un fresco que representa el Olimpo, del pintor húngaro Károly Lotz. Destaca la magnífica escalera de mármol que lleva a los palcos privados.
¡Ah! Esto si lo pudimos visitar y es impresionante.

Ópera
Ópera. Detalle de la cúpula

  Veamos algo de El Parlamento. Para empezar, te diré que lo vi solo de lejos, muy de lejos. Con todo, impresiona su majestuosidad.
 Se le cita en las guías como el edifico más representativo de la ciudad (algo obvio, por otra parte); y uno de los más famosos de Europa y el tercero más grande del mundo.
Es de estilo neogótico, pero con alguna influencia renacentista e incluso bizantina. Construido entre 1884 y 1904 en la orilla danubiana de Pest. Cuenta su historia que se construyó como contrapunto del Palacio Real de buda para demostrar que el futuro de Hungría estaba en la democracia.
La fachad principal mira al Danubio y está decorada con estatuas de gobernantes húngaros, líderes de Transilvania y famosos militares de la historia del país.

El Parlamento

  Nos quedan los Puentes. Los más conocidos e importantes son tres. El de las Cadenas, el de Isabel y el de La Libertad.
  El Puente de las Cadenas es el más antiguo. Es un puente colgante en el que los cables principales de han sustituido por eslabones rígidos de cadena. De ahí su nombre.


Detalle del famoso Puente de las Cadenas

  El segundo en importancia, símbolo para los húngaros de la independencia y la libertad del país es el de Isabel, dedicado a la Emperatriz Sissi.
 El tercero, el de La Libertad característico por su estructura metálica pintada de verde.
  Voy ahora un poco a lo personal. Parece que la suerte nos depara un cambio en nuestras desastrosas comidas. Resulta que al   llegar al hotel nos dijeron que, a la vuelta, en la calle de atrás, teníamos un restaurante bueno y económico, por supuesto más que el del hotel. Pues allá que nos vamos nosotros en plena noche a buscar la cena. Tras dar varias vueltas por el entorno no damos con el dichoso local y hambrientos decidimos tirar la casa por la ventana e ir a cenar al hotel. ¡Qué sorpresa, qué acierto y qué maravilla! La cena exquisita, el precio de fábula y el ambiente de película con música en directo realizada por un grupo de violinistas que era una delicia. Recuerdo que tocaron, entre otras, “Ojos de España”, esa de “los ojos de una española que yo soñé”. En noches sucesivas ya no buscamos, nos quedábamos allí. Con las comidas no recuerdo qué pasó, pero da igual. Compensa el acierto de las cenas.
  He dejado para cierre la aventura nocturna. Nos habían dicho que lleváramos mucho cuidado con las calles por donde nos metíamos, con las salidas nocturnas y hasta con policías que resultaban falsos y robaban graciosamente. Nosotros somos muy sensatos, pero en este viaje hemos pecado de aislamiento, pienso yo. El caso es que la última noche deicidios esperar al pie del Puente de las Cadenas a que anocheciera para hacer nuestra foto nocturna. En todas las guías habla de la impresionante vista que constituye el conjunto Puente con Buda al fondo sobre todo de noche. ¡No nos íbamos a ir nosotros sin esa foto! Y allí estuvimos hasta conseguirlo como vas a comprobar con la que te regalo. Luego, tomamos un tranvía y llegamos al hotel tiritando de frío, medio mojados por la humedad nocturna del Danubio, pero felices. Ahora bien, nuestros compañeros de viaje estaban histéricos pues nosotros, que siempre éramos los primeros en llegar al hotel, nos estábamos retrasando sospechosamente. ¡Pobres, qué caras tenían! Cuando vieron que no nos había pasado nada nos perdonaron, pero el guía nos dijo que no deberíamos haberlo hecho.
¡Valió la pena!


Imagen nocturna del Puente de las Cadenas con el Castillo de buda al fondo

  Este maravilloso viaje llega a su fin. Me ha sabido a poco. ¿Podré algún día volver con más tiempo para disfrutar de todas las bellezas que ofrecen estas magníficas ciudades?
 Día 6, domingo. Nosotros en Valencia y las maletas en Frankfurt. Como el vuelo Budapest -Frankfurt se había retrasado, al llegar al segundo pudimos embarcar nosotros, pero no dio tiempo para par hacerlo con las maletas.  En el aeropuerto nos dicen que ya las mandarán a casa, pero nosotros empecinados en que no nos movemos de allí sin nuestras maletas. Armamos un buen bochinche. Faltó poco para que no nos echaran. Al final en el siguiente vuelo llegan casi todas y a pesar de la resistencia de los que no las habían podido recoger, salimos para Murcia.


Nubes desde el avión
Espero que hayáis disfrutado con mi viaje,como lo hice yo y,si os apetece dejad algún comentario