Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

sábado, 14 de diciembre de 2013

Las uvas de la bisabuela.cuento de Navidad.


   Nochebuena. Tras la cena, la pequeña Simplicia y sus padres se reúnen junto al fuego en  espera de la hora de la misa del gallo. Una mesita con un plato repleto de dulces navideños, cuya cantidad y número va disminuyendo con más rapidez de la aconsejable, los acompaña.
. Al cabo de un ratito el  padre: ¡las uvas de mi abuela!. Aquella de casi cien años que vivía sentada en una mecedora, toda vestida de negro a la que Simplicia visitaba todas las semanas con su padre.
   La madre saca unas cuantas en un platito y lo deja junto a los dulces. Comen los padres de aquel delicioso manjar y come Simplicia sin que ellos se percaten. Tal vez  solo una, pero esas uvas maceradas en un fuerte licor, aunque no se percibe al tomarlas, no son aptas para niños.
   Quizá por efecto de la dichosa degustación, al cabo de un ratito los padres discuten acaloradamente y  Simplicia llora sin saber por qué.
   Así las cosas, se oyen las campanadas del primer toque a misa. Se preparan y salen bien abrigados apenas suena el segundo toque, Cabe suponer que a los padres el aire de las 12 de la noche navideña les refresca la cabeza. En cuanto a la niña, vivirá la misa más angelical de su vida. Lucecitas de colores, angelitos revoloteando por la iglesia, cánticos absolutamente celestiales. y qué sé yo que más cosas. Al final de la misa, el padre la acerca, en brazos, a besar el piececito del Niño Dios, lo que hace casi dormida y así  vuelve a casa. No conseguirán despertarla hasta bien entrada la mañana. Luego cuenta que ha soñado que iba al Portal con otros muchos niños, que el Niño Dios dejaba su cunita y jugaba con ellos y con muchos angelitos que los acompañaban y todos juntos cantaban y reían. “Ha sido un sueño precioso” dice la madre. Sonríe y la besa. ¡Feliz Navidad ,mi niña!. ¡Feliz Navidad, mami!.


Feliz Navidad



lunes, 2 de diciembre de 2013

El tango de la guardia vieja .De Arturo Pérez-Reverte


    No sé por dónde tomar el comentario de esta novela. Podría escribirse mucho a cerca de ella tanto en lo que al contenido se refiere como a la forma.
   Para empezar, es difícil resumir su argumento.
   ¿Una historia de amor como apuntan algunos? Yo más bien diría de pasión, de atracción física, puramente sexual. Aunque, curiosamente en este caso, el hombre, el golfo, el bailarín mundano, sí ama. Y llego a esta conclusión porque ya sexagenario, y con una sospecha sobre una posible paternidad, se juega literalmente la vida por  hacer un favor al hijo de la mujer que ama.
   O ¿Más bien una trama de intrigas, robos, traiciones, personificadas en unos individuos nada recomendables, de moral más que dudosa, mezclados con gente de los más bajos fondos, con espías y otras rocambolescas historias? Bastante de ello hay. Y no es de extrañar pues estos asuntos, sabido es, son del gusto de nuestro autor.
   A todo esto la historia tiene su origen en el desafío, casi una incongruente apuesta entre dos músicos.
   A lo largo de sus casi 500 páginas el autor nos deleita con su estilo minucioso, concreto, a veces incluso poético y otras muy directo.
   Destaca su capacidad para la ambientación y para el retrato.
   En lo que a la primera se refiere, transmite constantemente no solo la sensación de realismo sino de verosimilitud. Describe los ambientes con tal minuciosidad, con tanto detalle que nos transporta a ellos, que tenemos la sensación de que son espacios perfectamente conocidos por el autor. De hecho sabemos que, bien por influencia de escritores realistas, bien por su condición de periodista y, sobre todo por su natural afición a investigar y conocer esos mundos en los que se va a adentrar al escribir, visita los lugares, entrevista personajes, se impregna del mundo que luego va a novelar.
  Dada la extensión de la novela, solo citaré algunos ejemplos dignos de reseñar en este sentido. El ambiente elegante y casi trasnochado de la vida en el trasatlántico; o el totalmente opuesto de los bajos barrios bonaerenses, o las pizzerías italianas del extrarradio de Nápoles. O los contrastados ambientes de la habitación del hotel del matrimonio De Troeye y el cuartucho de pensión barata de Max.

   En cuanto a los retratos, diría que se ha superado a sí mismo. Son excepcionales. Llenos de detalles que casi no dejan al lector la posibilidad de imaginar, los ve. Como si tuviera delante una fotografía o al mismo personaje en persona. Al describir a la mujer, a Mecha, la protagonista, no se deja nada en el tintero: el cuello y el efecto que ejerce sobre Max, el traje con la espalda totalmente al aire, el peinado, el color de los ojos, el collar de perlas….

  O el siguiente fragmento que no me resisto a transcribir en que se describe el ritual de vestirse Max: Se vio en un espejo…la blancura resplandeciente de la camisa entre las solapas de raso negro, del pañuelo que asomaba en el bolsillo superior, de la porción exacta del puño almidonado que sobresalía de cada manga……una mano introducida con negligencia en el bolsillo derecho del pantalón, otra medio alzada con el cigarrillo humeante…..
  
  No puedo evitar la comparación, a este respecto, con "La piel del tambor". Hay momentos, así lo he visto yo, en que parece haber resucitado a algunos personajes de aquella novela, la primera que leí del autor. Para cerciorarme en mi apreciación he ido a ella y me he reafirmado en la idea. Veo bastante parecido entre Max el bailarín mundano y Pencho Gavira, el elegante, coqueto, rico y trepa banquero que se ha hecho a sí mismo. No solo se parecen físicamente, sino que tienen ciertas manías en el vestir como cuidar la parte del puño de la camisa que debe asomar bajo la manga de la chaqueta, el peinarse con bastante brillantina…
   Si en algunos personajes de "La piel del tambor" era fácil reconocer a personajes reales de la vida española de los años en que la escribió ( Gavira parecía un retrato de Mario Conde, Peregil peinándose el poco pelo que tenía " bien aplastado, el pelo hacia arriba desde una raya situada a la altura de la oreja izquierda" nos llevaba directamente a Anasagasti…), de la misma manera que a los personajes de Galdós se los podía uno encontrar por las calles del Madrid de la época, estos del "Tango.." más parece, para mí que no conozco esos mundos en la realidad, sacados del celuloide. Es curioso. En un momento leemos:"…me recordabas a Vittorio de Sica cuando hace de aristócrata ful
  También Mecha, la protagonista, presenta cierto parecido con  Macarena Bruner, esposa de Gavira en "La piel…"

   Está dividida la novela en trece capítulos, numerados y titulados, precedidos de dos páginas sin título a modo de introducción en las que se nos sitúa en el lugar donde en principio tiene comienzo la historia y nos presenta al músico De Troeye y su joven y bella esposa.

    La novela gira en torno a tres encuentros entre Max, el bailarín mundano, y Mecha una hermosa  mujer de clase acomodada, esposa de un afamado músico, de  modales sorprendentes y moral inexistente.
   Estos tres encuentros, bastante breves, pero intensos por otro lado, se producen en tres lugares diferentes y separados por el tiempo. Esto nos lleva también a tres tiempos.
   El tiempo total que abarca la novela es de unos cuarenta años, lo que nos proporciona la oportunidad de conocer a los personajes desde muy jóvenes hasta bastante mayores; el último encuentro se produce cuando tienen en torno a los  sesenta años.
   El relato empieza por el final, cuando Max ya ha dejado su vida canalla y sirve como mayordomo de un conocido e importante doctor. Es en ese tiempo cuando casualmente se produce el tercer encuentro y en la historia se van entrelazando acontecimientos actuales con los recuerdos de los otros dos encuentros.
   El primero había sido en un trasatlántico de lujo camino de Buenos Aires; el segundo en la Riviera, Niza. El tercero en Sorrento.

   Parece que el bailarín nació, como el pícaro, para no levantar cabeza ni dentro ni fuera de la ley. Da la impresión de  que lo persigue una especie de maleficio que lo lleva a caer de nuevo cuando ha decidido vivir como una persona normal. Y lo peor es que ese maleficio  está personificado en una mujer que aparece dotada como única característica positiva, de una gran belleza física que no encierra, en absoluto, belleza moral. Es ladina, malvada, egoísta, y un largo etcétera de cualidades negativas.
   Desde la primera vez que se encuentran, y a cada reencuentro, lo conduce a hacer cosas que él no haría a pesar de ser un rufián. Juega con él y  lo utiliza a sabiendas de que ha tocado su punto débil. El bailarín, aunque no quiera reconocerlo hasta el final, se ha enamorado de la mujer. A ella le gusta mucho, le atrae extraordinariamente pero siempre pondrá por delante sus intereses personales que mucho tienen que ver con el dinero y el bien vivir.

    Aprovecha el autor, como es su costumbre, para dejar caer  ciertas críticas, o a veces reivindicaciones, más o menos explícitas. Hay frases que parecen más de Pérez-Reverte que de los personajes:
Opinión de De Troeye sobre el bolero de Ravel:”…un bolero insistente, sin desarrollo, basado solo en diferentes graduaciones de orquesta…." (¡Con lo que me ha gustado siempre es bolero. Debo saber muy poco de música).

"En lugares como aquel, había oído Max decir en su casa años atrás, se aprendía la filosofía de los pueblos: italianos melancólicos, judíos recelosos, alemanes brutales y tenaces, españoles ebrios de envidia y altivez homicida…."  (¿Reconocemos en la última frase al Pérez-Reverte articulista y crítico mordaz de todo lo español?)
O en el siguiente diálogo

"− ¿no volviste a España?"
− ¿A ese lugar triste, rencoroso y con olor a sacristía, gobernado por estraperlistas y gentuza mediocre?"… pág. 289. Continúa, Mecha, hablando de la España de la época (guerra civil y posguerra) en términos parecidos en los que una vez más se descubre la opinión del autor.

   Es la novela, por otro lado, toda una lección sobre el tango, sus orígenes, manera de bailarlo, pureza, etc. Magnífica lección, dicho sea de paso que solo quien tenga los conocimientos pertinentes podrá comentar.
 Y para terminar una incursión en el mundo del ajedrez profesional. Una delicia.
  
   Llaman poderosamente la atención momentos en que nos parece estar ante un guión de cine. Frases descriptivas de la situación, movimientos etc. de los personajes: conclusión: escenas cinematográficas de un realismo y una vida impresionantes.

"Un sorbo cauto. Un gesto complacido bajo el fino bigote."
“Sorpresa genuina, o que lo aparentaba bien. El vaso estaba a medio camino entre la mesa y la boca entreabierta de De Troeye"

    Una novela que encierra junto a una historia de ¿amor?, otras de ladrones de guante blanco, de espionaje,...

    La novela se cierra con un final impreciso, indefinido. ¿Abierto? Tal vez puesto que los personajes aún siguen vivos y quién sabe si no volverán a encontrarse algún día, más aún teniendo en cuenta algo que no puedo decir pues descubrirá uno de los enigmas de la novela en un momento dado. Después de todo una de las últimas frases que intercambian es: "-recuerda de todos modos- susurra-  te debo una taza de café si alguna vez pasas por Lausana. A verme.-Bien. Puede que pase alguna vez."
¿Cerrado? Tal vez ya está todo dicho sobre estos personajes y esta historia. Aquí acaba y no hay más.
A mí me gusta saber qué pasa al final. Acepto estos finales en novelas como las de Alatriste, pues sabemos que habrá otra parte y que la historia acabará cuando muera el héroe o ya no dé más de sí, pero este no es el caso; aquí los "héroes" aún tienen una edad que  permite esperar algo más. Claro que un final feliz sería muy romanticón y rosado y no es ese el estilo de Pérez-Reverte, y uno que supusiera la muerte del bailarín, demasiado truculento, y además, lo ha tenido en la mano pero lo ha desechado... Bien, pues que cada lector se escriba su final favorito, ha podido pensar el autor. Y tiene razón ¿Por qué no?
Con todo, gracias, señor Pérez-Reverte por volver a deleitarnos con su escritura.


Está editado por Alfaguara
Pérez-Reverte es además de periodista miembro de la Real Academia Española de la Lengua.
Dos páginas de Internet interesantes:
Anotaciones sobre una novela, por Arturo Pérez-Reverte
El tango de la guardia vieja| Web oficial de Arturo Pérez-Reverte.

Y hasta aquí llega mi comentario. ¿Alguien se anima a agregar algo? ¡Gracias!