Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

miércoles, 28 de marzo de 2018

Noruega y los fiordos II



   Puede haber quien piense, y sin duda lo hay, que Noruega es los fiordos y nada más. Nada más y nada menos. Como se verá de ahora en adelante los fiordos y su entorno son el resultado del mejor trabajo realizado por la Naturaleza. Así con mayúscula.

  Creo que no te lo he dicho aún. Nuestro viaje tiene como finalidad recorrer una zona de fiordos, razón por la cual lo que domina es la naturaleza: agua y monte. También restos de nieve en muchos sitios.
  La zona a la que dedicaremos este cuarto día es la de Stavanger y Sandnes. Ya la llegada nos fascinó por su impresionante entorno de fiordos y montañas. También en estas ciudades hay museos, tiendas y todo lo que uno quiera, pero nosotros hemos ido a otra cosa.
  Ese día nos toca un crucero por el fiordo Lyse. Pero no te lo pierdas. Para llegar a tomar el barco hemos viajado a través de un paisaje indescriptible con mi exiguo léxico, por una de esas carreteras que parece que hizo el diablo en una noche de borrachera, yo atiborrada a chiclidas y … ¡atravesando un túnel de más un kilómetro, sin luz, cuesta abajo y con curva cerrada. Está claro que belleza paisajística y comodidad no se llevan bien. Esto de los túneles en Noruega es de pánico.
  Por fin el crucero en un barco particular, o se para nuestro grupo solito. 
    
El fiordo Lyse

   Pasamos por unos acantilados impresionantes; por ejemplo, el del Prekestolen ,el famoso Púlpito.
  Regresamos al hotel a media tarde. Se propone una excursión opcional al “Púlpito”. Es una plataforma mirador, situada a 604 metros sobre el nivel del mar. Es quizá la atracción más visitada y se ha calificado como una de las más espectaculares del mundo. Mi marido se va, pero yo con mi piececito del diablo no me atrevo pues cada día me duele más.
  No me resisto a explicar un poco sobre el nombre de la ciudad. En realidad, todos los nombres de los lugares noruegos son muy curiosos (y los de todo el mundo, tal vez). En nórdico antiguo su nombre era Stavanger que posiblemente era el nombre de un entrante de mar que ahora se llama Vägen. Como el primer elemento stafr significa rama, podría referirse a la forma del entrante. Hay otras versiones, pero sería excesivo explicarlas aquí. 
  Al día siguiente, miércoles, nos van a llamar a las 6 de la madrugada, pero no hay problema pues desde las 4 es de día. Sólo es noche de 12 a 4.
  Nos espera un día completito. El programa comprende, entre otras cosas tres cruceros por fiordos hasta llegar a Bergen.
  Primero cruzamos las islas de Rennesoy atravesando los túneles del Rennfast, los más profundos del mundo pues transcurren a 233 metro bajo el nivel del mar. Menos mal que estos datos, el guía los iba dando cuando ya habíamos pasado, pues si no pienso que a más de uno le podría haber dado un ataque de claustrofobia o similar. ¿Te imaginas? Es fascinante y espeluznante.
  Llegados a Bokna haremos un crucero de una hora por su fiordo. 

¿Qué tal? ¡Fascinante! 
   A continuación, desde Arnes otro crucero, ahora por el fiordo de Hardanger. Después de atravesar una zona boscosa de la isla de Stord, en Sandvikväg volveremos a embarcar para cruzar el fiordo de Björna, otra hora y una vez desembarcados en Halhejm continuaremos por carretera hasta Bergen.
  Pero no acaba aquí nuestro periplo pues sin ir al hotel nos llevan a visitar la Ciudad Vieja Hanseática y subimos, menos mal en funicular, a la colina Floyfollen que tiene unas vistas impresionantes de la ciudad.
  Por fin alojamiento y cena. ¿Cómo no voy a dormir como un lirón después de semejante día? Habitación mala. Es una característica de los hoteles noruegos que tienen las habitaciones pensadas para gente que va de negocios o trabajo. Son minúsculas e incómodas. Las mejores son las de lugares ya preparados para el turismo.
  No podemos olvidar que Bergen y toda su zona fueron un lugar elegido por los artistas del romanticismo noruego.  Aquí nació el 15 de junio de 1843 Grieg. Descendía de una familia escocesa y creció en un ambiente musical. De hecho, su madre fue su primera profesora de piano. También murió en su ciudad natal el 4 de septiembre de 1907. Fue llamado por algunos “El Chopin del Norte” porque a ambos les une un especial don para convertir la música en la más exquisita poesía.,
 Su música está estrechamente relacionada con la cultura noruega:  el paisaje, los fiordos, las danzas populares, los personajes. Su sueño era crear un estilo nacional que pudiera conceder a su pueblo una cierta identidad.
Como es natural visitamos su casa museo, construcción típica del siglo XIX enclavada en un paraje único a unos pocos kilómetros de la ciudad. Junto a ella se hizo construir una pequeña cabaña que dedicó a su lugar de trabajo, a componer su música. Las vistas desde allí son magníficas. Se comprende así su música, mucho mejor. No sé si su “Amanecer “o “La mañana” como creo que es el título original se compuso ahí, pero bien pudo ser.
   Por la mañana salimos a las 7´30 para tomar el tren de Flám. En cualquier parte que busques información te dirán que es uno de los viajes en tren más bonitos del mundo. Yo, como de este tipo solo he hecho este, creo que es el más bonito, espectacular y mágico. El tren es uno de esos antiguos que han restaurado sin que pierda su aspecto original. Circula por una pendiente escalofriante. Se pasa por 20 túneles y se pueden contemplar a uno y otro lado del camino numerosas y magníficas cascadas. Como el propósito del viaje es disfrutar del paisaje, se detiene en los puntos panorámicos más espectaculares para que se puedan hacer fotografías. Pero hay una cascada ante la que se detiene unos 10 minutos. Es la de Kjos o Kjosfossen.

¡Indescriptible!

  
Allí todos nos bajamos del tren y
disfrutamos de un bonito espectáculo. En la parte más alta se puede ver a una ninfa que deleita a los visitantes con un baile al ritmo de ópera. Según las leyendas escandinavas, se trata de Huldra, una criatura que vivía en los campos. Una vez de nuevo en el tren y tras haber asimilado semejante maravilla empiezan las bromas: Ya le pueden pagar bien a quien esté allí haciendo de ninfa pues debe hacer un frío terrible (era julio y nosotros íbamos abrigados). A mí se me ocurrió una jaimitada: ¿Y si fuera ninfo? Porque tener ahí arriba a una mujer en esas condiciones es casi inhumano. Fuimos riéndonos un buen rato.
  Termina el ascenso y bajamos por el mismo camino, claro. Otra vez la parada con la ninfa. Mi marido se tira literalmente del tren para volver a grabar. Toso los compañeros de viaje muertos de risa: tu marido se ha enamorado de la ninfa. Y yo: pues se lo dejo; seguro que me lo devuelve antes de una semana.
  Durante esta excursión hice bastante amistad con dos parejas extremeñas que, en realidad se habían conocido en el viaje, muy agradables con las que coincidí en los asientos.
  Gracias a las grabaciones de mi marido, cuando en casa vimos la película pude comprobar que la ninfa efectivamente era ninfo. Al ampliar un poco la imagen se le veían unas manos enormes y mucho bello en la parte de brazo que se le veía al moverlo para aquel simulacro de danza. 
   Y ahora ¿qué? Pues estando en Noruega no se puede esperar otra cosa, otro fiordo. Crucero por el Fiordo De Sogne o   de los sueños, (Sognefjorden) . Dos horas y media navegando por el fiordo más profundo y fantástico del mundo (200km.de largo, alturas de hasta 2.045m y profundidades que llegan a más de 1300m). Las montañas que lo circundan son majestuosas, impresionantes. Se debe viajar en la cubierta más alta del barco en la que hay sillas apiladas para que cada cual se coloque donde quiera o pueda.  Hay que ir en popa o en las bordas Yo consigo un sitio privilegiado un poco hacia tras con lo que tengo vistas casi a los cuatro costados.
  Te aseguro que jamás he visto, y dudo que vea, nada más hermoso, fascinante, subyugante, emotivo. Ante semejante espectáculo de la naturaleza los sentimientos son encontrados. Sientes ganas de llorar y reír, de gritar o guardar un respetuoso silencio. Lo siento, no puedo explicártelo mejor. No tengo palabras.
  Aún nos queda ver un pequeño pero bellísimo glaciar y un museo. En el Museo de los Glaciares de Fjærland, los puedes explorar todos. Un edificio espectacular diseñado por Sverre Fehn, un prominente arquitecto noruego, acoge el museo interactivo que promueve el conocimiento sobre los glaciares y el clima en formas nuevas e innovadoras.
  Después de 13 horas, a las 8´45 llegada al hotel Reina Alexandra en Len. Buena cena y buena habitación. Sitio precioso. 
  Desayuno- buffet.
  Excursión al glaciar de Briksdal, uno de los brazos del glaciar de Jostedal, la lengua de hielo más grande de Europa; experiencia única. Protegido como parque nacional, con el nombre de Parque Nacional de Jostedalsbreen.En la zona de aparcamiento hay restaurante y tienda de recuerdos, donde compraré unos imanes.
  La mayoría del grupo inicia el ascenso al glaciar, pero la señora catalana y yo nos quedamos pues ninguna de las dos está en condiciones de semejante excursión. Nos quedamos con gana, eso sí. No obstante, haremos un tramo del camino por un sendero señalizado que asciende por la margen derecha del río hasta llegar a un puente desde el que se puede disfrutar la vista de un gran salto de agua. 
            
Vista desde un puente próximo
 Nos queda otra extraordinaria (aquí todo es extraordinario) experiencia: el crucero por el Geirangerfjord 
  Llegamos al embarque por la carretera de montaña Trollstigen, una atracción en sí misma. Discurre serpenteando a través de empinadas laderas de montaña, junto a cascadas, tanto que a veces agobia (otra vez mi idea del diablo borracho haciendo carreteras durante la noche) casi da miedo, pero es fascinante.
  Por fin en el barco dispuestos como Dante a salir, si no a las estrellas,sí hacia otra gran maravilla de la naturaleza noruega. Y digo noruega porque dudo que exista algo así en el resto del universo. Está considerado uno de los lugares más espectaculares del mundo. Al frente agua, de un azul intenso; a uno y otro lado surgen continuamente cascadas a cuál más hermosa. Destaca la llamada “las siete hermanas”. 
                                                               las siete hermanas
  Se trata de siete corrientes separadas, que caen en vertical y la más alta con una caída libre de 250 metros. Se encuentra en el lado norte del fiordo; justo enfrente se encuentra una cascada de una sola corriente llamada “El Pretendiente “. La leyenda cuenta que las siete hermanas  bailan alegremente mientras descienden. Entretanto, al otro lado del fiordo, el pretendiente coquetea alegremente con ellas desde lejos.
Otra de las cascadas que destaca es la llamada “El velo nupcial” por su apariencia.
Como puedes imaginar intercalado con el rumor de las cascadas se oye constantemente el tintineo de las cámaras fotográficas. ​ Yo aún no me he repuesto de las emociones que este viaje me ha propiciado. Ha sido un sueño.
 Tras desembarcar pasaremos por Lom donde estaremos un breve espacio de tiempo. Este bello pueblo de madera es famoso por tener una de pocas Stavkirke (iglesias de madera) que quedan en Noruega. 
             
Lo que se ve  delante es un cementerio
  Continuamos hacia el Valle de Lillehammer (“pequeña colina rocosa".) donde solo estaremos una noche. Después de cenar nos reunimos un ratito para despedirnos.
Tras desayunar, un paseo por el pueblo y salida hacia Oslo donde tendremos tiempo libre hasta la hora de salir para el aeropuerto. Se cierra el círculo.
  Allí volvimos a pasear por la ciudad, comimos y tuve problemas para hacer un pis porque en ese maravilloso país se paga para todo y ya no teníamos coronas. .En fin, un episodio que resolvimos gracias a encontrar una cafetería en la que si tomábamos café podía hacer uso del excusado. ¡Lo que no pase en un viaje!
  No quiero terminar sin hablarte de Los trolls, unos de los muchos seres misteriosos o mitológicos que habitan en los bosques, el fondo del agua, incluso en el subsuelo de las casas. En general, duendes que se portaban bien con los hombres siempre que ellos lo hicieran a la recíproca.
  Pero los trolls, son pura maldad. Criaturas desagradables que se parecen a los humanos, pero con solo cuatro dedos en manos y pies. Su piel, irregular, de color azul, gris o verde. Los ojos, hundidos en la cara, de negro intenso; podían verse incluso de dos y tres cabezas o con solamente un ojo en medio de la frente. Incluso en cabezas y narices crecían a veces árboles y musgos. Su furia es ilimitada.  Por eso es importante no enemistarse con ellos. Eso sí, a pesar de ser espantosos, son apacibles, sobre todo ingenuos —cualidades que les dan cierto sentido de cercanía, de gracia. 
   
Uno de los que decoran las ciudades
   Tal vez por eso se siente la necesidad de hacerse una fotografía junto a alguna de las reproducciones que hay en las ciudades, incluso de tocarlos. Pero parece que eso no se debe hacer. Yo le toque a uno la nariz y creo que por eso nos perdimos en Bergen y luego el carrete que contenía la visita a esa ciudad se me perdió. Bueno, me lo perdieron en el laboratorio fotográfico. 
  Ya ves que este viaje me ha fascinado. Perdona que haya sido excesivamente prolija en su relato. No he podido evitarlo.
Un consejo: Visitar EL HUMANISMO SIMBÓLICO EN LA ESCULTURA DE GUSTAV VIGELAND (página de Internet)

lunes, 12 de marzo de 2018

Noruega y los fiordos I



   
No sé por qué no tengo ordenados por fecha los relatos de viajes de mi amiga Constanza.  Digo esto porque acabo de encontrar un largo relato sobre su viaje a Noruega. Como siempre, me adjuntó bastantes fotografías, tantas que tendré que hacer una selección. ¡Qué mujer! . La verdad es que comprendo que se volviera loca, como dice ella en su relato, fotografiando todo lo que se ponía a su alcance. ¡Qué maravilla!
 
  Querida amiga: como te comenté, un día apareció mi marido diciendo que este verano vamos a Noruega.  Ya sé que te estarás preguntando si este viaje tiene como finalidad celebrar algo. Pues no. En esta familia no celebramos. Simplemente ha visto información sobre el viaje y le ha gustado. ¿A mí? Ya sabes que yo viajar, comer y leer, lo que me den.
 Pero como la felicidad no puede ser completa he empezado el verano con mal pie. Y nunca mejor dicho pues me fui de viaje con esguince de tobillo o algo así. No habrá sido cosa vuestra que envidiosas de mi nueva situación me habéis echado una maldición ¿verdad? El caso es que unos días antes del viaje, habíamos ido a pasar el fin de semana a la playa y apareció una de mis hijas a pasarlo con nosotros. Yo me asomé a la puerta de su habitación a explicarle no recuerdo qué y puse mal el pie en el escalón que le da acceso. ¡Plaf! Al suelo y con un dolor terrible. Mi hija llama a mi marido muy a su estilo: ¡papá, ven que la mamá se ha pegado una ostia (¡perdón!) y no se puede levantar. Y mi marido me mira y en lugar de ayudarme me dice ¡Coño, Constanza, que estamos a punto de salir de viaje! No te cuento más por no liar la cosa. El caso es que he hecho el viaje arrastrando el piececillo no sé si como el niño que vende aceitunas de “La Colmena” o medio patizamba como aquel mejor poeta de España que se acercaba al Parnaso con paso quedo. Total, un suplicio. Pero valió la pena. Noruega es un país de ensueño.
  De Madrid salimos con una hora de retraso sin formar grupo, aunque estaba claro que casi todos los que esperaban el vuelo lo hacían con la misma finalidad, incluso pertenecían a nuestro grupo pues vi personas de Murcia con las que luego coincidimos en el primer hotel.
  Al aterrizar (12 y 30 de la noche) recogidas las maletas nos fuimos reuniendo en un punto del aeropuerto junto o en torno a un joven que llevaba una pancarta que nos identificaba. Una vez todos juntos nos introdujeron en un autobús y nos llevaron al hotel. El guía que nos había tocado nos dijo su nombre con la explicación previa de que, por motivos razonables no cito, no lo olvidaríamos fácilmente, como así fue. A todo esto, eran las 2´30 y no parecía de noche. Nos adjudicaron habitación, y nos dijeron a qué hora nos iban a despertar.
Estábamos en Oslo. Hotel RICA Travel. Habitación 508
  Yo que me suelo dormir en el canto de un duro, mucho más si estoy cansada, caí rápidamente en un profundo sueño. De pronto me despierto sobresaltada pues o sé si el rubicundo Apolo o la Aurora de rosados dedos era quien me acariciaba dulcemente. ¿No he oído la llamada? Miro el reloj y son las cuatro de la mañana. Naturalmente me di la vuelta y seguí durmiendo. Así fue todo el tiempo, pero te aseguro que no necesité antifaz. como casi todos los del grupo.
Amanece buen día. Desayuno-buffet. Nos hacen la típica visita panorámica: Parque Frogner con las esculturas de Vigeland; el trampolín de saltos de esquí de Holmeenkollen desde donde tenemos una magnífica vista de Oslo y su fiordo;

Trampolín

 La calle Karlc Johans; el Ayuntamiento;


Fachada Ayuntaiento

 El Castillo de Akersuhus;


Detalle del Castillo 

 El Palacio Real 


Fachada del Palacio Real

  Y el Parlamento. Tarde libre.
  Como me he quedado impresionada por el Parque, después de comer, a pesar de que está lloviznando y de mi pie dolorido, nos vamos a visitarlo con detenimiento y a hacer fotos. Poco faltó para que lo fotografiara absolutamente todo. Es una maravilla.
  Es prácticamente un museo al aire libre; se encuentra en el interior del Frognerparken y fue creado por el escultor noruego Gustav Vigeland, entre 1907 y 42 por encargo del Ayuntamiento.
 Se organiza en varias áreas o secciones que se visitan de forma continuada. Te lo explico así para mayor claridad, pero no es como yo lo visité.
 Primero la cancela de la entrada. Es imponente, colosal. A este portal le confirió Vigeland una gran fantasía a través de simbólicas representaciones en formas circulares. En el canto a la vida que es todo el parque, en el portal recurre a lo animalesco como por ejemplo lagartijas que nos recuerdan nuestro más remoto origen. Posiblemente. Como todo el conjunto de su obra este portal tiene una gran carga simbólica.
 Segundo El Puente. 


  Aquí las figuras voluminosas, robustas nos hacen pensar en una fuerza vital extraordinaria. Se dice que el autor, según confesión propia, había buscado el tipo general de hombre y mujer nórdicos. En los extremos del puente destacan dos columnas coronadas con esculturas que sugieren influencia gótica. Por ejemplo, la presencia de dragones y hombres en lucha. 


 Una de las figuras más admiradas y llamativas en el puente es la del niño enrabietado o el  Sinnataggen" que  ha llegado a identificarse como símbolo de Oslo. Es encantador. 

Frognerparken enfadado

  Tercero,
La Fuente


    La constituyen seis gigantes que levantan un enorme cascarón. Uno lo hace con fuerza juvenil y por encima de su cabeza; otro, sin embargo, lleva el peso sobre unas anchas espaldas. Parece ser que todo esto simboliza el conjunto de cargas, que hemos de sobrellevar a lo largo de  nuestra vida.  
En cada esquina de la fuente hay unos grupos de cinco árboles de la vida. Cada uno de ellos habla de un momento de la nuestra : infancia, juventud, madurez y vejez. Es encantador, y me llamó sobre los otros la atención, el niño que, sentado en el árbol, dirige su carita a la vida y al porvenir, mientras se chupa el pulgar 



Cuarto, el Monolito (“Monolitten”) 


   Su principal característica consiste  en que es un único bloque de granito  de 17 metro de altura, situado sobre una plataforma octogonal y escalonada, en el que se han esculpido 121 figuras humanas desnudas y entrelazadas; parece como si treparan unas sobre otras intentando alcanzar una cima ¿Otra vez lo simbólico? Tal vez.
  En las escaleras de la plataforma, más y más figuras y grupos cada cual más hermoso o más original. 


  Quinto, La rueda de la vida (“Livshjulet”). Situada al final del parque. En ella, siete figuras, cuatro de adultos y tres de niños se entrelazan en forma de círculo.
  Al final de la visita queda claro que al autor, al artista le interesaba el ser humano y consigue con su obra que nosotros también nos interesemos por él, algo que no solemos hacer. Encontramos en sus esculturas a los hombres, mujeres y niños en todos los momentos de la vida, en todas las situaciones: amor, juegos, enfado, alegría, las relaciones familiares, las dificultades con que nos tropezamos en nuestro día a día.
  En definitiva, ante esta ingente obra nos sentimos indefectiblemente muy pequeños.
Podría continuar hablando del parque, pero no debo extenderme en exceso pues el viaje es largo y denso.
  Como había dejado de llover, seguimos paseando por la ciudad y haciendo fotografías como locos.
  Pudimos pasear por la zona del palacio real que no está aislado ni protegido. Lo rodea un magnífico jardín por donde transitan los ciudadanos como por cualquier otra parte de la ciudad. Pudimos contemplar algunas costumbres de los noruegos. Por ejemplo, si un niño se acerca a un estanque lo alejan con sumo cuidado, no le gritan ni le echan la bronca. También vimos grupos de cubanos que viven allí y celebraba el día de su patria ataviados con sus trajes típicos. Todo dentro de un orden admirable, sin escándalo y sin ser observados por el resto de seres humanos como si fueran bichos raros.
Visitamos y fotografiamos el ayuntamiento que tiene una fachada muy bonita, como ya hemos visto
Nos acercamos al fiordo.
  Continuamos correteando por la ciudad a la espera de verla iluminada. ¡Qué torpes! A las 10 nos fuimos al hotel riéndonos de nosotros mismos ¿cómo iban a iluminar una ciudad en la que no llega a hacerse de noche? Al menos en julio.
  Tercer día de viaje, segundo en Noruega. Tenemos un día muy completito, todo de viaje visitando varios pueblos y sitios curiosos. Nos han despertado muy temprano y tras el desayuno-buffet emprendemos la marcha. Aún no nos conocemos casi los compañeros de viaje. Hoy va a ser un día clave en ese sentido.
  La primera parada será en Sandefjord un antiguo pueblo ballenero. Bien claro queda con la fuente monumento a la caza de ballenas ubicado al final de la calle principal de la ciudad, Jernbaneallé, en el puerto
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  El nombre, en noruego es Sandefjordsfjorden, o sea fiordo de Sandefjord.
  El centro de la ciudad se compone de una serie de edificios antiguos y modernos y bastantes tiendas. Es decir, pensado para el turismo.
  Tras una breve parada,  continuamos camino de Kristiansand donde tuvimos tiempo libre y dos horas para comer. Su primer asentamiento data de principios del siglo V, fue fundada por el rey Cristián IV a mediados del siglo XVII. Es el sexto mayor municipio de Noruega y la quinta ciudad más grande del país. Creo que más que comer, no recuerdo qué ni dónde, nos dedicamos a recorrer todo lo que pudimos de la ciudad. Es muy bonita.

vista del puerto

   Por la tarde llegamos a Flekkerfjord donde visitamos a toda prisa el barrio o pueblo de los holandeses “Hollenderbyen” que se remonta al siglo XVIII. Contarte la historia de todas estas ciudades sería excesivo, por tanto, si te interesa te “las tendrás que apañar”. A nosotros, el guía, que es buenísimo, nos la iba contando con todo detalle durante los trayectos en autobús.
  Y, por fin llega el momento de dirigirnos al fin de nuestra ruta del día donde pernoctaremos: Stavanger, capital del Regoland. Barrios construidos en madera blanca (más de 170) y con el encanto de una ciudad marinera. (Es lo que dice en mi guía)
  Hotel Radisson. Me gusta. Buena habitación ¡Ay, mi pie!
  Te voy a contar un chiste que alguien contó en el autobús. Es el de unas hormigas que van a la carretera a ligar con el hormigón porque está caliente. ¡Qué horror!
  Ha llovido casi todo el día. El viaje ha sido bonito e instructivo y ha servido para ir conociendo a los compañeros de aventura, un momento decisivo ha sido la cena. Al entrar al comedor, mi marido como siempre busca una mesa aislada para estar solitos. Acabamos de sentarnos y dos jovencitas muy simpáticas nos preguntan si esas mesas son las destinadas a  los de este viaje y yo les digo que sí y que si quieren se pueden sentar con nosotros, invitación que aceptan felices. Supongo que entre gente mayor se sentían un poco solas. Cenamos en amena charla y ya fuimos amigos todo el viaje.
  A la noche siguiente conseguí llevarme a ellas y a mi marido a la mesa grande donde cenaba un grupo de catalanes muy majos. Fue una de las cenas más divertidas de mis viajes. Iban dos hermanas profesores de universidad que contaron como habían sobrevivido a un accidente de avión. El tópico es que los andaluces son muy graciosos; tendrías que haber oído a estas dos científicas catalanas contando su odisea. ¡Cómo nos reímos! A partir de aquí, más amigos.
  Ya había iniciado algunos contactos en Oslo a causa de mi pobre pie pues llegaba al hotel con cara de muerta y claro me preguntaron si estaba cansada y tuve que contar mi episodio. Después todos los días me preguntaban. La verdad es que resultaron ser todos encantadores. 
Continuará. Es demasiado extenso para una sola sesión.
Un consejo: Visitar EL HUMANISMO SIMBÓLICO EN LA ESCULTURA DE GUSTAV VIGELAND (página de Internet)
No obstante prometo una entrada dedicada exclusivamente a imágenes del Parque

jueves, 1 de marzo de 2018

Las siete en el reloj




       El autobús encaró un panorama alucinante. De pronto nos encontramos en un extraño paraje, caminando, rodando fuera de la carretera, por entre la hierba. Lo primero que apareció ante nuestros ojos, como dándonos la bienvenida fue un magnífico acueducto de arcos apuntados, en ruinas; más adelante un enorme y macizo puente, también en ruinas en el que se incrustaban casitas a modo de cuevas. Por fin dimos con una inmensa catedral gótica tipo León o Milán que amenazaba con caer sobre nosotros en cualquier momento. En una de sus torres un reloj se había parado a las 7.
(Basado en un sueño de la noche del 23 al 24 de noviembre de 1998. Curiosamente había leído ese día en clase “La catedral” de Azorín.)