Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

domingo, 31 de diciembre de 2017

EL REGRESO DE JULIETA ALWAYS.



       Haciendo limpieza de biblioteca encontré un libro que no recordaba tener ni haber leído y, como mi curiosidad no tiene límites, acometí su lectura.
  Novela de Ana M.ª Navales, finalista del Premio Ciudad de Barbastro 1979.
  Es una novela curiosa. La protagonista es una pintora que existió y firmaba sus cuadros como Always, pero de cuya vida no queda apenas nada. Una borrosa fotografía y algún recorte de periódico de una exposición de su obra que se va a hacer porque alguien la ha descubierto.  La autora crea una narradora a quien  la noticia de prensa  llama la atención y decide escribir, más bien inventar su vida o la que cree debió ser su vida.
  La novela está escrita casi en su totalidad en segunda persona, algo poco frecuente. Butor decía que el motivo por el cual el narrador se dirige a un representante del lector, una segunda persona, es porque así puede decirnos lo que sabe de sí mismo. Pero aquí la segunda persona es la protagonista, estaríamos pues más cerca del género epistolar.
  La narradora desde el primer momento se dirige a Julieta a la que comunica que acaba de terminar su historia. Y le explica que al saber tan poco de ella la ha inventado.
  Toma, en cierto modo, como punto de partida la visita que un periodista hace a Julieta en la residencia de ancianos, (hacia el final dice manicomio) en que se encuentra recluida.
  A partir de ahí la narradora va mezclando esa narración en segunda persona, con la típica de la tercera, a veces con el monólogo interior e, incluso, con algún diálogo.
    Me pregunto si sería aplicable a esta novela lo que alguien dijo sobre Proust que trastorna los planos como Picasso pero que el lector no tiene por qué perderse. Efectivamente no nos perdemos a pesar de las continuas analepsis. También podríamos hablar de prolepsis en tanto en cuanto la narración a veces circula por un tiempo posterior al que cabría esperar. Se mezclan los tiempos constantemente.
A veces, incluso alguna breve digresión autorial.
  Circulan por la obra numerosos personajes: amantes, familiares más o menos próximos, amigos, de cuyas vidas se cuenta algún suceso. Pero curiosamente tenemos la impresión de que Julieta siempre está sola, muy sola. Hay momentos en que su única compañía son gatos y ratones.
  El tiempo histórico se mueve en torno a la guerra civil española y la segunda guerra mundial.
  El espacio se reparte entre España, concretamente Cataluña, y Francia
  En cuanto al lenguaje, uso del idioma, estilo, llama la atención el uso de galicismos, en modo alguno improcedente.
  También recurre con harta frecuencia, de forma metafórica y alusiva a frases hechas, títulos de obras literarias o películas etc. “Está anclado su buque fantasma”, “más de una Tristana hay”, “las cinco de la tarde la hora en que la muerte tiene sonido de clarines en España” Me llamó la atención la metáfora “bóveda de crucería de tus pensamientos”
  Como conclusión diría que, pese a no ser una gran novela es una más que aceptable novela. La he leído con gusto.

Con o sin comentarios, deseo a quien nos visite estos días un feliz y próspero 2018

viernes, 15 de diciembre de 2017

CABALGATA DE REYES SIN REYES Relato de Navidad.



   Érase que se era y va de cuento. 
  Hace muchos años había un país multicolor, como el de la abeja Maya, grande y hermoso, plurilingüe, donde nadie era igual a otro, pero todos eran iguales y donde los niños eran especialmente felices la noche de Reyes. Antes de irse a dormir dejaban una ventana, balcón o puerta de patio, un poquito abierta para que los Reyes Magos, o alguno de sus pajes, pudiera entrar en casa y dejar los paquetes con los regalos que previamente ellos habían pedido en sus inocentes y larguísimas cartas.
   Junto a la ventana había que dejar los zapatos; eso sí, muy limpios. Algunos, quizá, estarían un poco viejos, pero eso a los Reyes no les importaba, sobre todo porque con un poco de suerte traerían unos nuevos. También había que dejar un vaso con agua, alguna golosina, incluso alguna copita de licor, que normalmente no tocaban porque si tuvieran que ir bebiendo licor en todas las casas, se pondrían piripis y los niños los descubrirían a otro día durmiendo la mona en algún jardín.
  Una vez todo preparado, los niños debían acostarse muy temprano. Al día siguiente madrugarían mucho más y con más alegría que para ir al colegio. Algunos aseguraban haber oído el ruido que había hecho el Rey o el paje que había llegado hasta su ventana o balcón por alta que estuviese.
   Con el tiempo, los mayores pensaron que sería bonito crear una fiesta, un desfile o cabalgata (así le llamaron) en la que simular que los Reyes y su séquito entraban en los pueblos y hablaban con los niños. Según los lugares y los medios con que contaban sus habitantes, llegaban en camello, a caballo, en burros, en motos o bicicleta, en avión o barco. Cualquier vehículo siempre que fuera bien enjaezado y adornado con fantasía para crear esa magia que la ilusión de los niños necesitaba y convertía en realidad ¡Qué felices eran los niños con aquella fiesta!
   Se preparaban unas carrozas donde empezaron a participar personajes de los cuentos infantiles y de los dibujos animados. Todo era belleza y fantasía y hecho todo pensando en los niños, solo y exclusivamente en ellos.
  Pueblos había en que los pajes, armados de escaleras muy largas o extensibles, se encaramaban a los balcones para entregar los juguetes en mano a los niños, mientras otros lo hacían entre los que esperaban a pie de calle.
  Había un bonito lugar del Norte del país en que los reyes llegaban al puerto entrando por la ría en un barco que parecía una fantasía de Disney; un barco de vela, todo iluminado de manera que en la oscuridad de la noche solo se veía la luminosa silueta de la nave. Una llegad que emocionaba a niños y a mayores. Esto a pesar de que el 24 de diciembre se había adelantado el Olentzero, su particular Papá Noel 

¿No es mágico?
   Esto era así en todo el país, en las grandes ciudades, en los pequeños pueblos y en cualquier rincón habitado donde hubiera niños, con las variantes que suponían las características de cada uno y las ideas renovadas para el tema de la cabalgata: cuentos infantiles, el mundo de los colores, los libros….
  Pero llegó un momento en que, en una gran y hermosa ciudad, - a un grupo de personas se le ocurrió que había que cambiarlo todo. En ese TODO incluyeron la cabalgata de Reyes. La convirtieron en una especie de desfile carnavalesco, en una payasada en el peor sentido de esta palabra, en algo que no gustó ni a niños ni a padres que vieron frustrada la ilusión de sus hijos, que ¡pobrecitos! bostezaban, se dormían o lloraban. Para llorar era aquello.  Incluso se suprimieron los villancicos que, a fin de cuentas, son parte del folklor de cada país.  ¿Alguien había pensado en los niños? ¡NO!
  Solo pensaron en su ansia de cambiar todo aun a riesgo de cargarse una tradición tan arraigada en el país, una tradición que había tenido origen religioso, pero de ello ya no se acordaba casi nadie. Era LA FIESTA DE LOS NIÑOS Y eso tenía que haber sido sagrado para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.
Entre los mayores hubo opiniones de todos los gustos. La mayoría de los padres pensaban que las tradiciones son de todos, por tanto no hay por que eliminarlas. A quien no le gusten que las ignore, pero cambiar por cambiar, no, y menos jugar con la ilusión de los niños.
Otros pensaban que ya va siendo hora de cambiar muchas cosas y que los niños se acostumbrarán. Algunos, más jóvenes que no tenían tan lejos su infancia y ya la habían olvidado pensaban que había que renovarlo todo y que la cabalgata había sido un acierto.
Así fue como, al menos ese año, acabaron con una bonita tradición.  Solo cabía esperar que no cundiera el ejemplo y la cabalgata de reyes desapareciera para siempre.
¡Esperemos que no ,queridos niños ¡
                                                                                           FIN 
Feliz Navidad a todos los que la amen y felices vacaciones a todos los demás. Después de todo lo importante es ser felices.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Salvados por la campana

       
     Vas en un tren. ¿Un TALGO?  Sabes que es TALGO porque lo sabes no porque lo parezca puesto que cuanto te rodea es oscuridad y noche. Todo en torno es oscuro, casi negro. Parece que el viaje se está desarrollando durante la noche o que esta se ha anticipado a la llegada al destino.
  Curiosamente deberías apearte en ¿¡Calasparra.!? El tren se detiene.  No se ve letrero alguno que anuncie la estación ni nadie avisa de nada. Preguntas y no hay una respuesta lógica.
  Ya es noche cerrada. Piensas que no llegas a tiempo de ver a nadie (no queda claro con quien tenías que verte). Habrá que buscar dónde dormir. La estación ¿estará en el mismo pueblo o se necesitará transporte? ¿Habrá algún taxi?A todo esto, el tren se detiene otra vez y un interventor (debía serlo) se asoma por las ventanillas:” bajo la responsabilidad de todos (¿quién es todos? ¿Nadie se responsabiliza de las posibles consecuencias de no se sabe qué?) vamos a afrontar el tramo peligroso”. Desde tu ventanilla ves que el tren ha de subir una empinadisima pendiente con curvas. Precipicio a la derecha y al fondo una cima altísima toda blanca. Supera la ascensión.  Todos felices. 
  Ahora el tren circula ¡por el agua! La orilla del ¿mar, un lago?  Prácticamente por dentro y tan despacio que un señor mayor se baja y se detiene de espaldas al tren adoptando esa postura normal en  los hombres cuando van a realizar al aire libre una necesidad fisiológica. Se oye el pitido del tren. En ese momento sientes frío y saltas de la cama. Aquí vendría bien aquello de “¡Salvados por la campana”!  
FIN