Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

domingo, 15 de mayo de 2022

 

LAS CAMPANAS

Leer un artículo de Aramburu me ha llevado a recordar las campanas.

 “Yo las amo, yo las oigo…

 Si por siempre enmudecieran,

 ¡qué tristeza en el aire y el cielo!

¡qué silencio en las iglesias!

 ¡Qué extrañeza entre los muertos!

(Rosalía de Castro)

  A los que ya peinamos canas, vivir la infancia en un pueblo nos puso en contacto con objetos y acontecimientos que los niños de hoy no disfrutan, tal vez ni en los pueblos.

  Podría empezar por hablar del lenguaje de las campanas. Hoy lo recuerdo como si estuviera oyendo su sonido avisando de todos los acontecimientos importantes.

  Tilín- tilín, tilín-tilín. Un sonido agudo y alegre que anuncia un bautizo. Se le llamaba repiqueteo y se producía con la campana pequeña. Porque la mayoría de los campanarios tenían campanas de dos o tres tamaños, cada una con su función específica.

  El sonido que avisaba de una boda era algo argénteo. Tan- tan, tan-tan “Son las campanadas de oro/De las bodas! (Alan Poe)

  En las fiestas como sábado de Gloria, Corpus Cristi, Ascensión, Patrona o patrón del lugar, las campanas volteaban. todas a una, quitándose la voz, alocadas, alegres. Tolón- tolón, talán- talán, tilín -tilín.

 “Y a la voz de una campana, siguen las de sus hermanas/Las campanas, /Las campanas, …/En sonoro ritmo de oro, de almo coro, ¡las campanas! (A. Poe)

  A las doce del mediodía llamaban al rezo del ángelus. Era entonces su sonido alegre, invitaba a rezar y a cantar, a descansar unos minutos del trabajo…

Sin embargo, a las once de la noche, la hora de las ánimas, sonaban de forma parecida a los entierros, Taaan, taaan, taaan; un sondo triste y fantasmagórico. También invitaba a la oración. Y al miedo:

 “era la hora…/ en que tal vez la campana/ de alguna arruinada iglesia/da misteriosos sonidos/ de maldición y anatema, /que los sábados convoca/ a las brujas a su fiesta….

(Espronceda. El estudiante de Salamanca)

Asociados estos sones a la noche de difuntos: “La noche de los difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas. Su tañido monótono y eterno…”

 (G.A. Bécquer “El monte de las ánimas”)

“Llama con voz que vacila, /Al entierro!”

 

  Así se las escuchaba en el anuncio de los entierros: Un campanazo, espacio, otro campanazo, espacio, expandiendo con su son una tremenda tristeza. Taaan…taaan…taaan. Luego todo silencio.

“_Criada. - Ya tengo el doble de esas campanas metido en las sienes…”

 (F. García Lorca “La casa de Bernarda Alba” Acto I. en la acotación: se oyen doblar las campanas.

 

“Cuando la campana suene

(si suena en mi funeral),

Una oración al oírla,

¿ quién murmurará?

(G.A. Bécquer)

   Otra función de las campanas era avisar de peligros: incendio, inundación, tormenta peligrosa… Entonces se decía que tocan a rebato ¡tantantantan! Toques rápidos, urgentes…” Con su son de bronce, ronco. / Grito de espanto ante el fuego” “… clama, clama, clama, / clama pidiendo auxilio” (A. Poe)

  Luego, estaban los toques de llamada a la misa dominical y otros actos religiosos. Tres avisos. Ha dado el primero taan, taan,taan…TAN. Era el momento de ponerse en marcha. Velo, chaqueta o manguitos si era verano y no se debía entrar en la iglesia con manga corta; incluso, a veces, acarrear una silla en la que poder sentarse en los momentos adecuados. Taan, taan, taan…TAN, TAN el segundo toque. Hay que darse prisa no se vaya a quedar una sin el sitio adecuado para ver bien el altar, por ejemplo. Y por fin Taan, taan, taan …TAN, TAN, TAN. El tercer toque te debe coger ya en la iglesia.

  Entre los días que estoy dedicando a pergeñar este texto, se me ha colado el Domingo de Ramos. A primeras horas ya “volteaban “las campanas de la ciudad. Igual que lo hacen cuando la patrona, la virgen de la Fuensanta (pongamos que hablo de Murcia) deja su retiro en el monte y” baja “a vivir unos días entre sus hijos, los murcianos. O luego, regresa a su montaraz hogar.

Varios novelistas escribieron algo en torno a las campanas: Ernest Hemingway:

Por quién doblan las campanas

Charles Dickens el cuento “Las campanas “llamado también “Los carillones”

   Se me dirá que he olvidado mucha información interesante sobre las campanas. Me adelanto a responder que sólo he querido plasmar un recuerdo personal y que el resto, ampliamente, se puede encontrar en Internet.

domingo, 1 de mayo de 2022

   

  

AL FIN LA VIDA

 No. Definitivamente es algo que jamás haría. Lo suyo es resistir, no claudicar.

 Recuerda ,mientras contempla la ría, que va a dar al mar, por la que este asciende cuando sube la marea, desde la casa escondite en la costa cantábrica donde se ha refugiado, los momentos de su vida en que, tal vez inconscientemente, estuvo al borde del abismo.

 Por fortuna jamás sucumbió, salió a flote como un corcho arrojado al agua de un estanque, de un pozo, del océano. De cada una de las vueltas de tuerca a que era sometida, se recuperaba, se regeneraba como ave fénix.

 Cuántas personas, piensa, apenas la vida les deja de sonreír se suicidan o al menos se plantean hacerlo. De cualquier sexo y edad.

Ella no, no; aunque hubo un tiempo…, en que corrió ese riesgo. Pero ¡no! ¡no! ¡Jamás! Rechazó la idea. Por varias razones.

 No obstante, el peligro estuvo ahí. Lo tenía fácil, al alcance de la mano. Regenerarse en un vuelo; o cuando al avistar los focos como dos brillantes ojos, del tren que como una enorme serpiente argéntea entraba en la estación, sentía el impulso de abrazarlo, pero se dirigía al coche número 3 dispuesta a seguir con su vida.

  ¿Razones? varias. No dejar a las personas queridas el recuerdo de una suicida a la que incluso, sobre todo al principio, odiarían. Tal vez se sentirían culpables si recapacitaban un poco. ¡Eso no, por favor! También por evitarles ciertas dramáticas imágenes.  ¡No!  no lo merecen. Debe seguir adelante y luchar.

 Por ella misma. ¿Cómo la iban a recordar siempre?  No sería justo, después de tanto luchar, pasar al recuerdo de familiares y amigos como una loca suicida y cobarde.

 Y… algo más que no quiere ya recordar y es lo que la ha llevado a casi huir y esconderse.

  A partir de ahora vivirá sola, lejos de sus seres queridos y no queridos, pero libre, y cual ave fénix salida de sus propias cenizas. Sí, así fue, ha sido, su vida: un incendio del que le ha costado escapar Aquí piensa acabar sus días. Frente a este Cantábrico, valiente y luchador como ella.

Hasta pronto.