Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

lunes, 19 de septiembre de 2016

PONGA UN TACO EN SU VIDA


   Era Simplicia una persona comedida, discreta dentro de un orden;  correcta sin afectación al hablar. No solía levantar mucho la voz pero sobre todo jamás había dicho un taco ni entraba en su proyecto de vida emitir alguno.
   No obstante, la vida nos lleva, a veces, a situaciones en las que acabamos reaccionando de la manera más impensada e impensable. Así fue como una noche se hallaba en su salón del trono (léase su cocina). Sentada ante la mesa. A la izquierda, sobre el fuego, borboteaban dos recipientes, perolas, cacerolas o como guste el lector, con la comida del día siguiente. Sobre la mesa su Hispano Olivetti, una de aquellas que la marca hacía pensando en señoritas tecleadoras, pequeña, elegante, de un delicado color gris perla que había recorrido con ella varios rincones de la madre patria. Junto a ella un paquete de folios escritos a mano que había que “pasar a limpio”. Era un trabajo, un comentario, sobre algunos poemas del poeta Julián Andúgar que daba nombre al Centro en que a la sazón trabajaba. Estaba ilusionada pues era la primera vez que tenía ocasión de hacer un trabajo de crítica literaria pero el tiempo, que es oro y como tal un tesoro, no le sobraba a Simplicia precisamente. Iba justita, tenía que presentar el texto mecanografiado al día siguiente y ya era bastante tarde.
   Escribía, tecleaba con más rapidez de lo que era habitual en ella cuando hete aquí que al presionar la palanca que mueve el carro este sale disparado hacia la izquierda con riesgo incluso de atacar algún puchero y dejarla también sin comida. Ante tamaño contratiempo le salió del alma o de donde fuera un casi alarido que sonó ¡¡¡jóóóóder!!! Aún no había acabado de expulsar de su interior aquel grito inusitado cuando ya tenía a todos los miembros de su familia rodeándola con cara de espanto.
   Entre sollozos, suspiros, abundantes lágrimas contó lo ocurrido a quienes, atónitos, casi no daban crédito aún a lo que habían escuchado de tan prudente persona.
   Cuando todo pasó y se resolvió el problema pensó Simplicia; ¡caramba, si grito socorro no acuden con tanta presteza!
En adelante su lema fue ¡Ponga un taco en su vida!

(20-6-2016)

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