Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

domingo, 30 de septiembre de 2012

Mi enésima relectura de “El lazarillo de Tormes” I


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"Los años y los estudios van consolidando en nosotros una peligrosa tendencia a “darnos por enterados” del valor de una obra clásica con arreglo a las opiniones, más o menos prestigiosas, que sobre ella y su autor ha elaborado posteriormente la crítica. Bien sea acatando esas opiniones o reaccionado contra su tiranía, pocas veces nos percatamos de que el juicio resultante nace tiranizado también por esquemas no solo extrínsecos a una relación directa con la obra, sino que atentan contra el aliciente, cada día más embotado, de ponerse a leerla sin prejuicios que bloqueen nuestra capacidad de sorpresa……."
Carmen Martín Gaite. “Mi lectura de Pepita Jiménez.”
   Bajo esa imposición de las teorías vertidas por los grandes sabios que en el mundo han sido, he leído EL LAZARILL DE TORMES incontables veces. Lo he analizado, lo he explicado y me lo he creído, siempre tiranizada por los estudios críticos. Y lo peor, tal vez, sea que eso y solo eso fui capaz de transmitir a mis alumnos. O tal vez no; tal vez los últimos años ya di un poco rienda suelta a mis ideas, a mis descubrimientos. No obstante, eso es lo adecuado al principio, estudiar y aprender, luego ya vendrá el momento de sacar conclusiones y opinar.  
   Pero hoy nadie va a poner trabas a mis juicos y si alguien las pone ya da igual. Como alguien me dijo hace unos días: ya jubilada tengo derecho y casi la obligación de decir lo que pienso, de dar mi opinión personal sobre las obras que leo. Y sobre otras cosas.
   Me abstendré de repetir y enumerar cualquier cosa que se haya escrito sobre la obra. En los prólogos  y remediavagos de la mayor parte de todas las ediciones (yo trabajo con la de Cátedra………),  en todas las Historias de la Literatura y estudios, se pueden encontrar todas las opiniones vertidas por los estudiosos. Y si no es bastante con eso, ahí tenemos  Inter net.
Intento demostrar, en primer lugar, que Lázaro de Tormes no se llamaba Lázaro. Aquí la primera sorpresa y casi escándalo. ¡Qué disparate! ¿Cómo se llamaba, pues? Paciencia y ¡a leer!

De cómo Lázaro de Tormes no se llamaba Lázaro

   Pues sepan vuestra mercedes que a mí me es muy simpático el bueno de Lázaro de Tormes. Me inspira una cierta ternura ese rapazuelo descalzo, huérfano y desdichado  al que llaman Lázaro de Tormes. “Llaman”, que no, “me llamo”. Claro está; como que debía llamarse Tomé González Pérez, “hijo de Tomé González y Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca”.
   
   No olvidemos la costumbre tan española de llamar al primer hijo como el padre, incluso casos hay de que lleven ese nombre un hijo y una hija. No se le quedó esto en el tintero a Cervantes que llamó a los hijos de Sancho Sanchico y Mari Sancha.
   
   Pero ¿de dónde es natural Lázaro? ¿De esa misma aldea? Él sólo dice “mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre. Y ¡qué magnífico nacimiento! ¿Qué importa donde nacieron otros héroes? Él nació a orillas del Tormes” mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río…….y estando mi madre una noche en la aceña preñada de mí tomóle el parto y parióme allí. De manera que con verdad me puedo decir nacido en el río”
   
   Cómo disfrutaría Lázaro cuando aún no era Lázaro, sino un crío feliz con sus padres, ignorante de lo que le deparaba la vida, cómo disfrutaría chapoteando en las orillas del río, jugando con guijarros; incluso se dormiría, en los calurosos veranos salmantinos, bajo un frondoso árbol después de un agradable baño.¿Qué sabía él entonces de maldades, de picardías, de sufrimientos?
   
   Antes de continuar vamos a analizar este asunto del nombre de Lázaro que tanta tinta ha hecho correr.Ya sé. ¿Quién soy yo para enmendar la plana a tantos sabios como en el mundo han sido? pero me gustaría, tratándose de un libro tan sencillo, que no se le hubiera complicado la vida al lector que aunque estudioso quiere disfrutar con la lectura.Quizá aquel alumno mío que me dijo un día “los críticos son escritores fracasados” tenía más razón que un santo. ¿Por qué darle tantas vueltas de tuerca si al final consiguen  en vez de aclarar las cosas oscurecerlas?


   Qué más da, pienso yo que no soy nadie, las razones ocultas y oscuras que pudo tener el autor para dar este nombre a su protagonista, si leyendo con un mínimo de atención, en lugar de hacer conjeturas, se ve con toda claridad. Qué empeño en hacernos creer que cuando alguien se pone a escribir anda buscando en todos los recovecos posibles para algo tan simple como poner un nombre a un niño que va a ser guía de un ciego. Es cierto que el autor se puede dejar llevar por recuerdos, sugerencias, reminiscencias literarias…pero venidas  casi de manera espontánea. No me imagino al autor de El LAZARILLO, por muy culto que fuera, planteándose si llamar a su personaje Lázaro por el de la Biblia, por su vida lacerada, ………Igual que Galdós llamó Benigna a una mujer que iba a ser angelical a lo largo de su novela MISERICORDIA, el autor de la obra que nos ocupa debió pensar ¿cómo llamar a un chaval que va a ser guía de un ciego? ¡Eureka! Lázaro. Pero ¡Ojo!
   
    Al principio del Tratado Primero, Lázaro dice a mí llaman Lázaro de Tormes. A mí llaman; no, me llamo,  ni mi nombre es. O sea, se trata de un apodo o del nombre que le viene de su oficio (esto último apuntan algunas teorías de los eruditos). A poco que nos fijemos es fácil observar que todos los personajes, menos los padres de Lázaro (esto nos llevará a otra cuestión) aparecen nombrados por su oficio o alguna característica pero ninguno por su nombre propio: el ciego, el cura de Maqueda, el hidalgo o escudero, el buldero, el capellán,  el alguacil, el fraile de la Merced, el pintor de panderos, el arcipreste de S. Salvador    ,la moza o criada del arcipreste. Esto nos lleva a concluir que Lázaro es simplemente “el lázaro” del ciego que lo reclutó a orillas del Tormes…. Por tanto quedaría eliminada cualquier otra teoría sobre las razones del autor para dar este nombre a su héroe/antihéroe.
  
   No pasemos por alto otro detalle. Cuando el protagonista habla de su nacimiento dice: “mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre." Ya nos está adelantando que va a tener un sobrenombre, un apodo.No en vano es el protagonista, pues merece tener un nombre aunque la vida también eso le haya robado.
   
:”Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada della un animal que casi tiene forma de toro….(Foto de M et M)

    En apoyo de lo dicho anteriormente cabría señalar que su madre, al entregarlo al ciego y despedirse de él, no lo llama por su nombre, sino que le dice ”hijo, ya sé que no te veré más”…..La primera vez que el ciego se dirige a él es en el episodio del toro y le llama Lázaro. ¿Por qué si no ha oído este nombre a su madre? Sencillamente por eso, porque no sabe cómo se llama y lo nombra por el oficio que va a desempeñar en adelante. Es, además el ciego el que más veces lo llamará por este nombre, cinco; además de otras cinco el escudero que mayormente le llama mozo. En el segundo tratado el cura de Maqueda le llama Lázaro dos veces. En los restantes no aparece su nombre y al llegar al final lo veremos dos veces: Una en boca del propio personaje:” si Lázaro de Tormes no entiende en ello, hacen cuenta de no sacar provecho”; y luego cuando el arcipreste le dice: “Lázaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará.” Y es curioso que aparezca el nombre completo.
   
   La cuestión es bien simple. El ciego recluta al muchachito, no se molesta en preguntar su nombre, es algo sin la menor importancia, va a ser su lázaro y en paz. La gente al verlo aparecer ahora acompañado del niño diría “el ciego se ha agenciado un lázaro”; luego, “¿dónde has encontrado al lázaro?”  A las orillas del Tormes, diría el ciego. Y luego todo es fácil, ahí va el lázaro del ciego, Mira a ver que quiere el lázaro, ¿Qué te manda hoy el amo, lázaro? Y así quedó, como en muchos casos el oficio como nombre.
   
   ¿Que al llamarle de Tormes puede haber alguna reminiscencia de lo de Amadís de Gaula y así, de paso, presentarlo como el antihéroe? Pues sí. ¿Por qué no? Pero recordemos el origen de muchos apellidos españoles que tiene origen geográfico o toponímico, o en oficios, o el ser hijo de: Álvarez de Toledo (un antepasado era conocido por ser de Toledo viviendo fuera de esa ciudad; González, hijo de Gonzalo; Carretero, el que lleva o el que hace carros; Tejero, el que hace tejas….Luego, como en este caso, el nombre común, ha devenido en propio.

   Queda pues probado, para mí, que Lázaro era un alias y que el auténtico nombre de nuestro protagonista fue y era Tomé González Pérez. Y queda insinuado al principio de la obra donde los padres de Lázaro aparecen citados(los únicos en toda la obra) con nombre y apellidos. 



Monumento en honor de “El lazarillo de Tormes” (Salamanca)
Gracias por seguirme. Espero comentarios.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Bilingüismo en las aulas.



Yo que, como dice la canción, soy rebelde porque el mundo me hizo así,  me rebelo contra la enseñanza bilingüe. Resulta que, si no lo he entendido mal, nuestros alumnos que apenas si son capaces de expresarse en castellano, ahora deben recibir las clases en inglés. Estas clases las darán profesores de la materia correspondiente que ahora tendrán que estudiar inglés a toda prisa. Puede ser que algunos ya lo hablen. Da igual. Al final, ni hablarán bien castellano, ni inglés. Y para colmo resulta que los alumnos que reciban esta especial enseñanza serán los brillantes, los buenísimos, que, mucho me temo, dejarán de ser buenos en su idioma. Y no a efectos de conocimientos teóricos, sino en lo que al conocimiento real y uso correcto se refiere. Y lo que es más importante: a efectos de amar su lengua, su idioma.
 No se me alboroten los profesores de inglés ni  piensen que voy contra ellos. Todo lo contrario. Creo que nuestros niños y jóvenes deben estar preparados para desenvolverse en el futuro, dentro y fuera de España. Es más, pienso que todos deberíamos saber varios idiomas; más ellos que se van a encontrar, aun  dentro de su país, con una sociedad variopinta y plurilingüe.
Me parece muy bien, es más, imprescindible que nuestro niños y jóvenes aprendan idiomas; no uno, varios. Y no solo por si tienen que,  o desean, irse a trabajar al extranjero sino también para trabajar aquí en su tierra. Como profesores, en una oficina, en la construcción,  sirviendo cafés, como médicos…o como políticos. ¡Caramba! Si alguien quiere dedicarse a la Política tendrá que aprender, antes incluso que a mentir, idiomas. Es más, para contestar y ayudar a cualquiera de los múltiples extranjeros que sin conocer el idioma circulan por nuestras calles.
Pero así como la lengua castellana y asignaturas afines como literatura, teatro, medios de comunicación, deben impartirlas los profesores de lengua y Literatura, los filólogos; así el inglés en todas sus facetas, gramática, lectura y traducción, conversación, etc. debe ser impartido por los especialistas, profesores licenciados en filología moderna, especialidad inglés, que para eso lo estudiaron. Y las demás materias, cada cual en manos de los especialistas correspondientes y en la lengua materna. Luego hay quien se rasga las vestiduras porque gran número de niños catalanes, vascos y gallegos, reciben la educación en su lengua.
Esta situación me trae a la memoria varios textos.
  En un restaurante de Guipúzcoa, hay una inscripción en que se lee :”una lengua no muere porque no la hablen los que no la conocen sino porque dejan de hablarla los que la conocen”. También un poema de Gabriel Celaya “Sin lengua” del que transcribo solo unos versos:
¡Que nos arrancan la lengua!
¡Que nos roban nuestro canto!
Y hasta mis versos son versos
Que traduzco al castellano.
¿Llegaremos a eso para cambiando castellano por inglés? Espero que no ocurra.
Decía el Ministro de Educación, el otro día en Euskadi que los niños vascos no tendrán que competir en el futuro con sus vecinos solamente y…..¿No se ha enterado este señor de que gran número de niños vascos, catalanes y gallegos, esos que reciben enseñanza en sus respectivas lenguas ,son desde su más tierna infancia trilingües?.
¡Señor Ministro! Observe, infórmese y piense antes de decir estas cosas.
Yo aportaría una solución pero no me atrevo, no me gustaría herir demasiadas susceptibilidades.
Escribiendo esto me ha venido a la memoria la historia de “la niña de Rajoy”. ¡En fin…!
Espero vuestros inteligentes comentarios.