Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

sábado, 15 de abril de 2023

 

      

Amaia, el eslabón familiar

   A Arturo, que no se ha separado de su mujer ni un instante durante el parto, le cuesta dominar la emoción cuando ponen en sus manos a su hija. Se la acerca a Sofía que sonríe feliz.  Disfrutan de unos minutos de intimidad en tanto esperan que traigan a la niña para su primera toma. Amaia ha decidido no morir de hambre. Se aferra al pecho de su madre como si llevara una vida ensayando. Pronto se duerme. Como advierte Arturo de que los hermanos y abuelos están a punto de llegar la dejan otro ratito con mamá.

De pronto se abre la puerta y aparecen como un ciclón sus cuatro hermanos. Qué de besos a su madre y a su hermanita. Les dan las gracias a sus padres por el regalo que acaban de hacerles. La miran y le hablan. A los pequeños les asombra que sea tan pequeñita y preguntan si la podrán coger. Claro que podrán, pero ahora han de llevarla al nido para que duerma. La niña, con unos preciosos ojos abiertos como si no llevara apenas dos horas en el mundo, parece mirar a sus hermanos. Incluso emite algún sonido que ellos interpretan como que les ha hablado. Por fin, la enfermera se la lleva.

 También a los abuelos los embarga la emoción. Se marchan con los niños a los que cuesta convencer.  Unas horas después, aparecerán los otros abuelos, esos que, sin serlo realmente, como tales se sienten. Arturo los acompaña al nido para mostrarles a la niña.

Tanto unos como otros comentan que esta niña viene a ser el eslabón que unirá definitivamente a la familia.

Apenas pasadas veinticuatro horas del parto, la doctora da el alta a Sofía. Llegan a casa donde espera al resto de la familia

Incluso Josefina y Queru, que ese día han querido coincidir, han hecho la comida y tienen preparado un regalito para la pequeña Amaia.

No obstante, lo primero que ve Sofía al entrar en casa es, sobre la mesa del salón, una docena de rosas rojas.