Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

lunes, 15 de mayo de 2023

 

   “Pasaje a Tahití “de Eva García Sáenz de Urturi

  Es la novena de la autora. Me gustan su estilo y su mundo literario. No obstante, no es esta la mejor de las nueve, en mi opinión.

  Encierra como las restantes, emoción, intriga, información sobre costumbres, y psicología, a veces compleja de sus personajes. Algunos se debaten entre posturas, sentimientos encontrados, deben elegir o se decantan normalmente por una u otra situación. Hay dos misterios que se descubren en las últimas páginas, aunque uno se vislumbra desde el principio.

  Encontramos viajes, costumbres, incluso la aparición de personajes reales, como Gauguin

  Como casi siempre, parte de un clan familiar que o bien ocupa toda la historia o se convierte en el hilo conductor de ella. Parece que el tema de la familia con sus complejidades le fascina. Amores, celos, incomprensión, fidelidades o traiciones

 Crea unos personajes con unos rasgos psicológicos muy definidos lo que da lugar a los conflictos tanto familiares como personales. Aquí nos introduce en el mundo empresarial enfrentado a la vida sosegada, podríamos decir a un locus amoenus de nuestra era.

 Los personajes, reflejan las dos caras del ser humano: ambición frente a felicidad natural; sensatez frente a imprudencia; interés frente a amor;

En el misterio que envuelve la historia no podían faltar las pesquisas policiales con los posibles culpables…Es el toque de novela policiaca que aparece casi siempre en esta autora, más o menos definido.

 No falta el amor que, como en todas sus novelas de una u otra forma vence indecibles dificultades.

 He observado que, como en otras novelas juega con el número tres. Una trilogía en el caso de “La ciudad blanca”, personajes agrupados de tres en tres casi siempre. (Ya lo comenté en otro momento). En este caso hay tres países básicamente (espacios, lugares.): España, Francia y Tahití en la Polinesia francesa. Una familia con tres hijos, de los que una, tras la muerte del resto de la familia, pasará a ser protagonista de la novela. Otra en la que van, por un lado, los padres y un hijo, y por otro los otros tres hijos.

Dos hombres y una mujer. Dos hermanos enamorados de o interesados en la misma mujer. Estos dos hermanos podrían recordar, en cierto mod, a los mellizos Ortiz de Zárate de la trilogía, a los dos hermanos longevos Iago y Nagorno , por ejemplo.

Un joven formando familia de tres con unos tahitianos.

Y para finalizar otro trío que no conviene descubrir.

Podrían señalarse más coincidencias en este sentido.

La historia la van contando alternativamente cada uno de los personajes principales: Laia, Bastian y Denis. Tenemos, hasta cierto punto tres puntos de vista de los hechos, aunque acaben coincidiendo. ¿Perspectivismo?

Esta estructura, he comprobado que se repite bastante en la novela actual.

Se cierra con epílogo escrito por un hijo de Denis.

Se lee con gusto y curiosidad





lunes, 1 de mayo de 2023

 

 

NECESIDAD DE DIÁLOGO

1. Diálogo platónico y método socrático 

  La forma y el registro que Platón escogió para abordar toda clase de temas (Amor, Justicia, Arte…), emulan conversaciones entre personalidades, pero tal vez lo importante es precisamente esta forma, el diálogo. Así recrea la técnica de la mayéutica aprendida de Sócrates. Consiste esta en plantear un asunto para que el estudiante lo refute o defienda aportando argumentos, la verdad, que va surgiendo dentro de él.

  Es curioso que, según parece es lo que se pretende con la última reforma de la enseñanza. El problema está en cómo plantearlo. Y, desgraciadamente no presenta muy buenos augurios.

  Según parece se criticó a Platón esta técnica por considerar que el diálogo entorpece el contacto directo e inmediato con la comunicación filosófica.  No se tiene en cuenta que el diálogo es la forma adecuada de la democracia. Hoy, no se trata ya de la Filosofía sino de la enseñanza en general, incluso de las relaciones humanas.

 Según Platón el encuentro con el pensamiento tenía que darse allí donde el pensamiento se “encontraba”: en la absoluta publicidad de un pensamiento compartido. Tendrían que pasar siglos para que el pensamiento se hiciese subjetividad, monólogo; para que se sintiese a la naturaleza distante y al individuo ajeno; para que el hombre huyese del mundo porque, tal vez, el mundo que buscaba ya no estaba ahí. ¿Habremos llegado hoy a esa situación? En esa soledad es donde parece que Platón había descubierto la verdadera esencia de la tragedia. Precisamente, cuando el héroe trágico alcanza su momento supremo, en el que la tragedia se levanta y lo muestra en la plenitud de su ser, entonces se transparenta también la clave de lo trágico: la soledad.

2.Necesitamos dialogar

  Hemos leído que el diálogo es la forma adecuada de la democracia. Y no podemos evitar una reflexión sobre nuestro entorno, nuestra vida actual. Parece ser que vivimos en una democracia, pero ¿Dónde está el diálogo? Los políticos, prácticamente todos, no dialogan, no se escuchan, no reflexionan antes de contestar. Se insultan, se critican, llegan casi a mentir para conseguir el favor de los ciudadanos que los hemos de votar.

  Los países, se enzarzan en guerras civiles, en guerras entre ellos, unos invaden a otros, son incapaces de resolver los asuntos de cualquier nivel a través del diálogo, del entendimiento.

  Vayamos a los ciudadanos, a los humanos hombres y mujeres, jóvenes y menos jóvenes. ¿Existe un verdadero diálogo entre nosotros? Vivimos la época del egocentrismo, casi egolatría y aunque no lo parezca de la soledad. Cada individuo se cree poseedor de la verdad absoluta, y la expone sin el menor rubor ni decoro.        

  El dialogo no existe. Las conversaciones consisten en hablar todos al mismo tiempo, no se escucha para responder, sino que se está al acecho para intervenir con la idea personal venga o no a cuento. Si alguien toma la palabra puede no dejarla salvo que lo hagan callar. Todos sabemos lo que le ha pasado al otro mejor que él mismo, lo que ha hecho o piensa hacer, lo que va a decir…Cada cual desea e intenta imponer su criterio. A veces todo queda en una sucesión de monólogos o en uno solo, único.

  ¿A qué lleva y puede llevar esta actitud? A la soledad, a la tragedia, como hemos leído más arriba. Si observamos el mundo que nos rodea, nos percataremos de que estamos muy solos. Necesitamos hablar, pero no sabemos dialogar.

 3 El diálogo en la enseñanza.

  Tradicionalmente el método didáctico más extendido, o cabría decir el único, ha sido y, me temo que aún en algunos casos sigue siendo, el de la exposición por parte del profesor y la repetición, a ser posible literal, del alumno al ser preguntado ya sea de forma oral o por escrito. Recuerdo cuando, siempre que me era posible y tal vez sin acordarme de Sócrates, planteaba a mis alumnos cuestiones para que opinaran y justificaran sus respuestas. Al principio les parecía extraño, tendían a defender una verdad única, la suya, tal vez aprendida en libro de texto. Pero cuando comprobaban que varios podían tener razón sin necesidad de coincidir en el diagnóstico se entusiasmaban y hacían girar los temas, las respuestas, razonando y justificando a partir de la lectura detallada, profunda del texto analizado. Este método es muy positivo para el estudio de la obra literaria, aunque, me temo que no muy utilizado. Yo, en cierto modo, o casi en su totalidad lo aprendí de un extraordinario profesor.

Se oye hoy, que la última reforma de la enseñanza, tiende a que el alumno aprenda a razonar, investigar, buscar por sí mismo la verdad. No obstante, si va a dialogar con el ordenador, si su contrincante va a ser una máquina, si le va a preguntar a Google para que le resuelva las dudas, poco habremos avanzado.

El diálogo profesor alumno es necesario, así como entre los alumnos. No digo que haya que renunciar a Internet, o despreciarlo (ni a la memoria). No. Bien utilizado es, puede ser, muy útil, pero no veo o me parece ver que vayan las cosas por buen camino.

 4. El diálogo en la literatura.

La Literatura, la cenicienta de la enseñanza, la denostada, marginada y poco apreciada, incluso hoy repudiada por algunos de los que deberían ser sus defensores, promotores, engalanadores, enriquecedores…

Pues bien. La literatura desde la noche de los tiempos, desde sus primeras manifestaciones, nos ha enseñado el valor del diálogo. Y no es necesario recurrir a lo más fácil, el teatro. ¿Qué hace el teatro si no remedar la vida cotidiana, las relaciones humanas? Sí, ya, existe el mimo. Es una forma excepcional de la que ahora no procede hablar.

Si nos acercamos la CANTAR DE MIO CID leeremos:

_¡Ay, doña Jimena, la mi mujer tan cumplida, Como a la mi alma, yo tanto os quería! Ya lo veis que a partir nos hemos en vida;

_Ay, mi señor, barba tan cumplida, aquí estamos ante vos yo y vuestras hijas, (muy niñas son y de pocos días), con estas mis damas de quien soy yo servida.

Leamos ahora el romance de “La jura de Santa Gadea” en donde también hallaremos el diálogo.

Son dos ejemplos muy significativos de como unos textos básicamente narrativos necesitan y recurren al diálogo que confiere realismo, vida, dinamismo al relato.

 Los ejemplos serían innumerables, pasando por el Quijote y todas las grandes obras y escritores de hoy. Pérez-Revere, Martín Gaite, Muñoz Molina y un interminable etcétera.

 No deberíamos olvidar como Galdós, se enamora del diálogo y lo introduce, incluye en sus novelas. Es un hecho constatado que, si una novela carece de diálogo, domina en ella la narración puede resultar agotadora su lectura.

Además, a través del diálogo se conoce mejor a los personajes. Son muchos los novelistas que nos transmiten casi todos los detalles de sus personajes a través del diálogo. Los oímos discutir, exponer sus ideas, sus sentimientos…Nos transmite su psicología…

 Después de todo ¿Qué es la literatura si no un intento de dialogo del autor con

el lector? ¿Tal vez se escribe, a veces al menos, porque no se encuentra un congénere con quien dialogar? Y, claro, el ser humano necesita comunicarse y la mejor manera es el diálogo.

Viene a ser lo que Carmen Martín Gaite llamó la búsqueda del interlocutor.

FIN