Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

viernes, 26 de abril de 2013

"Paraíso inhabitado". Novela de Ana Maria Matute



   Una niña nacida en un momento en que ya no se la esperaba, con una hermana bastante mayor con la que difícilmente podrá relacionarse, casi olvidada por todos los miembros de la familia menos del servicio, se crea su propio mundo de fantasía. Como  cualquier niño, mucho más en sus circunstancias.
   Cuando empieza a ir al colegio las cosas se complican, no se adapta, no la aceptan.
Durante una enfermedad que la retiene mucho tiempo en casa, aparece en su vida un amigo real, aunque como ella un poco especial. Esta amistad, llevada a escondidas con la complicidad de las tatas durará hasta que el niño muera víctima de un extraña enfermedad.
  
    Vuelve Ana Mª Matute, con esta novelita, al tema, tan querido por ella y abundante en sus cuentos, de la infancia.
   En más de una ocasión ha dicho: "Hay quienes no se quieren acordar de su infancia…."  "…..La infancia es un mundo total y cerrado. Es decir, el niño no es un proyecto del hombre que será, sino que el hombre es lo que queda, si es que queda algo, de aquel niño, y, desde luego, no para mejorarlo…."
   El tema de la infancia y sus problemas le ha interesado, casi le ha obsesionado por eso también dice en alguna ocasión:"…Uno no puede separar aquello que le obsesiona y, por tanto, escribirá sobre ello, y como le preocupa será personal, porque uno está en sus libros…"

    Y efectivamente, en este libro también está ella.
   Unas veces será la niña que como ella:   "De niña, hablaba con las cosas…" o "Para mí el mundo se dividía en dos partes muy diferenciadas: yo y el resto, al que, como no me entendía, despreciaba olímpicamente…" y que en la novela dice: "Si no tenía acceso a sus vidas, ellos no lo tendrían a la mía. Y la mía era infinitamente mejor"… "Cosas como estas contribuían a aumentar día a día la distancia que me separaba del mundo de las personas mayores: Gigantes   lejanos, impredecibles y un poco ridículos" 

   Otras, será la tía Eduarda. De ella, de Ana Mª ,cuenta su sobrina: "A la tía todo le parecía bien….supongo que la tía debía de ser por aquel entonces eso que dicen de los artistas: bohemia y genial…." "…..Se pasaba horas en la terraza de su casa construyendo sus famosos pueblos, lámparas, o cualquier objeto que le interesase…En una ocasión se le metió en la cabeza que nos haría una casita para jugar"  
Así es la tía Eduarda en la novela. La que  lleva a la niña a merendar y le hace conocer a  unos personajes casi de cuento, la que le hace un regalo para su primera comunión distinto a lo que todos regalaban:"me llevó a una gran tienda de juguetes y me compró un teatrito de guiñol"."Eduarda me hablaba de igual a igual, no como me hablaba todo el mundo: de arriba abajo”

me compró un teatrito de guiñol"

   El ambiente familiar que nos presenta, así como la configuración física de la casa, es casi un reflejo de la que ella vivió de niña, una familia acomodada con sus tatas y sus cocineras...
   Por ejemplo, la autora ha comentado en una entrevista:"La verdad es que no se nos explicaba nada…" Algo de lo que también Adriana se queja en algún momento de la narración.
   O ese cuarto donde la castigan del que dice su sobrina Sapo Pareja Matute"….. en el famoso cuarto de los armarios, la habitación donde castigaban a mi tía y a sus hermanos de  pequeños….".A Adriana la castigan en el cuarto oscuro o de los armarios: " Apenas se cerró la puerta tras mi espalda, una oscuridad amable, podría decirse que protectora me rodeó. Allí nadie me reprocharía nada, allí nadie me preguntaría nada, allí yo estaba sola, deliciosamente sola…."
    Otro rasgo sugerente en lo que al mundo de los personajes se refiere es la figura de la madre. Reconoce la autora que pocas veces aparece su madre en sus obras. No obstante aquí podemos imaginarla retratada en la de Adriana. De su madre ha dicho: "En algunos aspectos mi madre tenía un carácter muy anglosajón: era imperdonable mostrar los sentimientos….." o "Mi madre era una castellana severa; el Cid y ella habrían hecho buenas migas…"  "La verdad es que durante mi infancia la sentí poco, fue como si en cierta manera no la hubiera tenido…"
   Veamos ahora como es la madre de Adriana."Mamá tenía entre los dedos un papel, y llevaba puestas las gafas, lo que le daba un aire aún más severo. …..aquí me cuentan que no te portas bien en el colegio. El primer día te dormiste en la misa y, además, lloraste……yo estaba orgullosa de ti, precisamente porque eres una niña que no llora sin motivo…" (Conviene señalar que la niña tiene cinco años)."Esta vez fue la misma mamá quien me llevó de la mano hasta el castigo. Tan solemne y poco corriente era"…"Mamá, o cuanto ella hacía o decía,…era siempre como una comedia recitada."
   Otros, bastantes, personajes  circulan por la obra con mayor o menor importancia y conforman el entorno social  en que se desenvuelve la protagonista. Son el padre, los amigos de Eduarda, las niñas y las profesoras del colegio, las tatas y los vecinos de arriba sobre todo el niño Gavrila.
   
   De sus personajes la autora  dice:"Los personajes no se buscan, se encuentran….los personajes nacen en mi interior y se desarrollan hasta tomar cuerpo y estructura  independientes."
   En los cuentos, apenas están descritos, más bien se retratan ellos mismos a través de sus actos, de sus palabras porque a la autora le interesan sobre todo   las interioridades del individuo. Y como cree más, dice la crítica especializada, en la eficacia de una prosa capaz de conmover, recurre una y otra vez a la creación de un clima emotivo y poético. El resultado puede alcanzar gran patetismo. Así también ocurre aquí. Del aspecto físico de  Adri, sabemos por pequeños detalles dichos por ella o algún otro   personaje que es una niña menudita, no demasiado guapa, lleva el pelo corto con flequillo como un niño, y poco más. Pero la vemos hacer, la oímos decir y la sentimos pensar, soñar, opinar: "El mundo a mi entorno era un mapa lleno de laberintos, que había que ir descifrando poco a poco y paso a paso…" Así es como la conocemos a lo largo de toda la novela. Claro que no podemos olvidar que lo que nos está llegando a través del relato son los recuerdos de una infancia ya lejana, aunque tal vez añorada.
   En cuanto a los otros personajes, algunos están definidos por algún rasgo particular: el olor a tostadas de tata María, los ojos azules como los del unicornio de Eduarda y los ojos también azules de Gavrila. Cabría recordar que los ojos le interesan poderosamente a la escritora. Y con frecuencia describe a sus personajes con ojos azules.
   No solo la protagonista, todos los personajes se dan a conocer de la misma manera. Algún detalle de carácter físico y, sobre todo sus acciones, sus palabras. En este sentido desempeñan una función importante los diálogos, a través de los cuales, además, conocemos el punto de vista, la perspectiva desde la que esos personajes ven el mundo que rodea a Adriana.

   Gran parte del mundo novelesco y cuentístico de Ana Mª Matute se halla  en este libro. Parece como si hubiera hecho una recapitulación, excepto en un detalle: La mayoría de sus obras se desarrollan en la España contemporánea a la autora: preguerra, guerra y posguerra. En esta, vuelve a esa época, pero a través de los recuerdos. Precisamente la novela acaba  cuando va a empezar la guerra.
   Decía que vuelve al mundo de sus cuentos. Aquellos cuyos protagonistas son niños a los que "el dolor, la soledad y la tristeza atenazan ". "niños, en efecto, solitarios, ensimismados, incomprendidos o voluntariamente alejados de los mayores; Criaturas que tienen su propio mundo, lleno de fantasías, prodigios y temores, impenetrable para los demás….La muerte ronda siempre a sus personajes……En el complejo mundo de los niños encontraremos tanto dramatismo como poesía, tanto tristeza como generosidad; la ingenua sinceridad de los inocentes, siempre amenazados por una realidad que les es ajena y que los atenaza con su garra implacable"
   Así es Adriana. Su hermana mayor no quiere compartir habitación con ella y entonces le asignan   " una habitación, no en la llamada parte noble de la casa, sino en la zona del cuarto de estudio, el de las Tatas, el de la plancha, la cocina…" O sea, la marginan; pero allí ella se siente más libre:"…allí donde yo me movía libremente y sin temor."
   Otro detalle nos habla de su soledad y tristeza:"Recuerdo ahora algo que entonces no sabía: yo, en mi primera infancia, además de no hablar no me reí nunca."
   Sigámosla ahora  en sus excursiones nocturnas al salón: "….No recuerdo exactamente cuando empecé a saltar de la cama y recorrer el mundo nocturno de la casa……..la casa despertaba precisamente entonces."  
   Su gusto por esconderse donde nadie la puede ver y así escudriñar la vida de los adultos "los gigantes"."Escondida  debajo de la mesa de la plancha, escuchaba sus conversaciones, a menudo tan misteriosas que, cuando hablaban del mundo y de la vida en general, me  despertaban innumerables preguntas, pero si se referían a mí resultaban muy claras." Así es como se entera, por ejemplo, de que había sido una niña no deseada.
   Sus visiones del unicornio "nunca supe por qué el unicornio había intentado escapar del cuadro"…vi cómo echaba a correr…Y desaparecía. ¿Volveré a ver al unicornio?.

Los unicornios nunca vuelven

     Y la amistad con ese niño, también solitario y triste que acaba por morir. Será este un personaje muy importante para el desarrollo de la narración. Lo conoce gracias a la enfermedad que la mantiene sin salir de casa, incluso de la habitación, durante un largo periodo de tiempo. El niño, algo mayor que ella también goza (quizá por su vida solitaria) de una gran imaginación. Es como ella un gran lector (otra vez asoma aquí el yo de la autora). Además, aunque esta amistad no le agrada a la madre, acabará cediendo al ver cómo lo necesita la niña. Para Adriana será un tremendo golpe la muerte de su amigo, el único que ha tenido.

   Esta historia le va a servir a la autora para, como es frecuente en ella, hacer una crítica de la sociedad española de la época. Lo vemos en el ambiente familiar que nos presenta; en los rasgos de algunos personajes: los padres, las amigas de la madre, las monjas del colegio, las otras niñas. Pero también a través de las perplejidades de Adriana ante algunos hechos. Así, leemos: " Los Pobres. Algo así como una tribu asentada al otro lado de las murallas, vagamente amenazadora, a la que había que aplacar de Navidad en Navidad con ropas usadas, latas de conservas y juguetes con los que ya nadie se divertía. A Los Pobres también pertenecían las niñas del otro lado del muro que separaba nuestros patios de recreo…." (De estas frases se desprende un tono irónico).O cuando intercala el detalle de que sus hermanos (los gemelos) murieron cada uno en una trinchera, enfrentados….

  Además de la observación del mundo circundante, las lecturas de su infancia son, indiscutiblemente la fuente donde bebió Ana Mª Matute el líquido elemento que conforma el total de su obra literaria. Esas lecturas aparecen recordadas, citadas en "Paraíso inhabitado". "Aquellos libros que tanta importancia tuvieron para mí" En la descripción del ambiente nocturno de la cocina hay una clarísima influencia de esos cuentos: " En la cocina también existía otro retazo del mundo que yo habitaba. Andersen me había dicho que las tazas, las teteras, los tenedores y hasta las sartenes tienen también su vida nocturna……"
   Es más, también nos transmite su sentimiento de amor a la lectura y necesidad de ella:"…me invadía otra oscuridad luminosa: aquella en la que me sumergía cuando iba adentrándome en las páginas de un libro….." Hay un momento en que Adriana se entera de que hay gente que no sabe leer y:"…eso para mí fue un gran asombro: había gente en el mundo que no sabía leer. ¡Qué desgraciados debían de sentirse!"
  
El narrador.
   En general, Matute,  suele optar por unas formas u otras de manera alternativa. En la obra que nos ocupa, ha optado por  la primera persona; tal vez la única posible puesto que recoge recuerdos de la infancia, una infancia que, como hemos visto, tiene bastante de la suya propia...
   El hecho de que  el narrador sea un niño, una niña en este caso, "hace que su mirada descubra la falta de sensatez de los adultos o penetre en las fantasías poéticas de la infancia…..interpretará las vicisitudes por que atraviesan las relaciones familiares con la ingenuidad propia de quien desconoce los disimulos, hipocresías, y formalidades de los mayores. "
   La narración, como en el resto de su obra, es ágil y fluida; contribuye a ello su preferencia por la descripción impresionista a la que ya he aludido. Algo parecido ocurre con los ambientes casi siempre sugeridos  con algunas pinceladas rápidas y gruesas. No obstante llama la atención el detalle con que se describen algunos espacios, lugares que a la niña le interesan o impresionan. Así:"…se trataba de un cuarto pequeño, con una ventana de cortinas azules y amarillas, y gruesos visillos blancos, con un casi invisible zurcido en una esquina, que había cosido tata María….""…al salón se llegaba cruzando el pasillo…..Se trataba de la más espaciosa de las habitaciones. Para mí entonces tan enorme como lo eran los muebles y todo cuanto allí se acumulaba….…..Olía de un modo especial distinto al resto de la casa….Del techo colgaban dos grandes lámparas, como árboles de cuyas ramas, en lugar de hojas nacían cristales…"  Varias páginas ocupa la descripción de este salón, descripción en la que se va fundiendo el mundo real con el imaginado por la niña.
Coincido con la opinión de Julián Moreiro cuando dice que" su obra siempre está tocada por el lirismo, la fantasía y la ternura". En realidad esta niña despierta en el lector gana de abrazarla, mimarla, tan desvalida y sola se la adivina.

   A pesar de que la historia cuenta un periodo de  la vida de Adriana, su infancia, desde que nace, y la narración se desarrolla en forma lineal siguiendo un orden cronológico, por la forma utilizada para el inicio de la novela casi podría decirse que empieza "in media res". Empieza de repente, con una frase que nos introduce, sin previo aviso, sin tiempo para conocer precedentes, en la acción: "Nací cuando mis padres ya no se querían". Es su forma habitual de iniciar cuentos y novelas. Solo  "El saltamontes verde" se inicia como los cuentos tradicionales "Una vez existió un muchacho llamado Yungo."

    Quedaría hablar del final. Sabido es que el final de cualquier obra narrativa puede ser, además de más o menos original, abierto, cerrado o impreciso. Tal vez en este caso podríamos calificarlo de impreciso y me explico . Por un lado, en el tren va Adriana con Eduarda que se la lleva una temporada para alejarla de ese colegio donde no consigue integrase y en el que ha hecho una travesura que implica que no deba volver ,de momento; no obstante se vislumbra por ciertos leves indicios que la temporada va a ser larga:" Nadie sabía entonces que aquel poco tiempo iba a convertirse en tres largos años, en una guerra que iba a tenernos incomunicadas en zonas enemigas, que iba a enfrentar y matar a mis añorados Jerónimo y Fabián, y que mi padre desaparecería para siempre de mi vida". A pesar de ello, la historia de esta vida que casi acaba de empezar, no ha acabado; seguirá, indudablemente. O sea, se trataría de un final abierto, hasta cierto punto; podemos esperar una segunda parte.
   Pero hay otra cuestión que nos llevaría al final cerrado. La frase con que se cierra la novela:"Los unicornios nunca vuelven" como metáfora de que la infancia no vuelve. La infancia de Adriana acaba aquí. Este viaje en tren hacia un lugar y una vida nuevos podría ser, también metafóricamente, el viaje hacia la madurez. Por tanto, si tomamos la novela como el relato de la infancia de una niña, o de todos los niños, la novela se cierra aquí.
   Si recordamos lo que comentó en su día Julián Moreiro:”...A fin de cuentas ¿de qué otra cosa habla constantemente Ana Mª Matute sino del viejo tema del paraíso perdido?" podríamos decir que Adriana ha sido ya expulsada del paraíso, ese que da nombre al libro.


A mi izquierda pasaban a ráfagas campos mortecinos, apenas vistos bajo la luz crepuscular”

   Es esta, en resumidas cuentas, una deliciosa novela en la que todos podemos encontrar algún retazo de nuestra infancia y que nos debería hacer reflexionar acerca de los niños que tenemos cerca para tratar de comprenderlos. Y para que puedan reír y hablar, que no les ocurra lo que a la protagonista de esta obra; porque nunca volverán a ser niños.

BIBLIOGRAFÍA:
Ana María Matute.La voz del silencio. De  Marie-Lise Gazarian-Gautier.Ed.Planeta
 Prólogo de Julián Moreiro a "El árbol de oro y otros relatos" Ed. Bruño

 Como siempre, espero vuestros sabios comentarios.

lunes, 15 de abril de 2013

Cuento II:" La clase de D. Diccionario"



  Decíamos ayer que un diccionario es un libro en el que están reunidas todas las  palabras que existen colocadas en orden alfabético.
− ¡Profe! : ¿Qué quiere decir orden alfabético?
−Es el orden que tenéis vosotras dentro de esa familia que es el alfabeto.
− ¿Por qué se llama alfabeto? −Preguntó otra de las letras.
−  ¡Qué boba eres ¡ ¿por qué va a ser? Porque empieza por  A, o sea por mí.
−Ya salió la presumida.
− ¡Silencio! Se admiten preguntas y deben hacerse, porque eso significa que tenéis deseos de aprender, pero no hay que insultar a los demás.
− ¡Perdón!  − Dijo A que, en el fondo, era buena persona aunque un poquito engreída.
En realidad − dijo el profesor−  A tiene un poquito de razón. El nombre se lo pusieron los romanos. En latín se llamó alfabetum (alpfabetum) porque la serie ordenada de las letras de una lengua empieza por la alfa= A, seguida de la beta=B.
Estos son los nombres que tenían estas letras en griego. Luego, en castellano le llamamos alfabeto. O sea, que empieza por  A y le sigue  Be.
Eso -dijo Be -  que siempre se olvidan de los segundos. Pues la medalla de plata también es premio, también vale:
− ¡Toma, y la de bronce! −dijo Ce.
−Pero ¿por qué os salís siempre del tema?  Estamos hablando del diccionario.
A ver, ¿una pregunta interesante?
− ¿Están todas, todas las palabras?
− ¿Tú qué piensas?
−Usted ha dicho que todas, pero yo he visto diccionarios muy pequeñitos en  los que no creo que quepan todas las palabras que existen.
− ¿Otra opinión?
− Yo creo que en esos pequeñitos estarán las más importantes ¿No?
− O las más usadas.
− Exactamente. Algunas de las más importantes y muchas de las más usadas.  Así me gusta, que razonéis.
    Otra letra levantó su manita para preguntar.
−Di. ¿Qué te preocupa a ti?
− ¿De qué sirve tener una lista de palabras?
− Es que no solo están las palabras. Cada una va seguida de su significado; a veces de varios significados. De esa manera cuando escribimos y/o leemos podemos saber qué significan las palabras que estamos usando o cuál de sus significados nos conviene más. Por ejemplo: veamos la palabra azotea ¿Sabéis qué significa? Por vuestras caras y el silencio veo que no. Vamos al diccionario. Aquí dice que procede de una palabra árabe y significa cubierta plana de un edificio, o sea, terraza.
− ¡Ah! Pero terraza sí sé lo que es. En mi casa hay una.
−Y en la mía
− ¿Veis? Habéis aprendido dos maneras de llamar a una misma cosa. En algún diccionario más completo también os diría que algunas veces le llamamos azotea a la cabeza.
− ¡Anda, claro! Por eso mi madre a veces dice que le duele la azotea.
−Sí, y la mía cuando hago alguna travesura me dice que parece que estoy mal de la azotea. 


− Entonces ¿debemos usar siempre el diccionario?
− Sí. Es muy importante que sepamos usar el diccionario y lo usemos; porque así iremos aprendiendo sin darnos cuenta muchas palabras y sus significados.
   Dice un señor que sabe bastante de esto que:
"Habría que enseñar a usar diccionarios en el colegio; porque además la gente se divierte y las palabras pueden integrase en nuestras vidas."
− Entonces, debemos buscar las palabras que no tenemos claras, además de las que no sabemos.
− Sí, señor...
− Y ¿También si no sabemos si una palabra se escribe con H o con B?
− ¡Claro! Eso es importantísimo porque así, al no haberla escrito antes mal, la aprenderéis mejor. Veo que lo habéis entendido. Y ahora vamos a hacer prácticas.
−Y ¿en todas las lenguas    hay diccionarios?
 −Efectivamente.
− Abrid el diccionario por la letra X. Elegid una palabra que os llame la atención.
− ¡Xenofobia! Es muy rara.
−Y muy antipática. Leed su significado. Ya que es la X que lea ella.
Y  X leyó: odio a los extranjeros.   



   Se quedaron un poquito preocupadas la letritas al comprobar que con cada una de ellas se podían formar palabras, a veces, tan feas.
   Entusiasmadas con este descubrimiento quisieron buscar más palabras empezaron  a decir las que les venían a la cabeza para luego buscarlas y saber qué significaban:
         Órgano, chuleta, levita, trotamundos, murciélago, yoyó, mastodonte…..
   El sonido del timbre alborotó un poco la clase. El profesor tuvo que llamar un momento al orden para poner la tarea del día siguiente. Cada letra debería buscar en el diccionario cinco palabras que empezaran por la de su nombre, construir con cada una de ellas una frase en que se utilizara con el significado apropiado.

Y  las niñas-letras se fueron a sus casas a comer, pero no comieron perdices aunque sí fueron felices.

   Espero  que a niños y mayores guste también este segundo cuento.
   Pronto habrá más. 
   Vuestros comentarios y observaciones me serán muy útiles para futuras tareas de esta índole.