Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

martes, 30 de junio de 2020

Morir de amor. (Carta a Melibea)


 

  Mi querida Melibea: No. No se muere de amor ni por amor, a no ser metafóricamente hablando.
  Se puede, sí, entregar la vida por amor, entregarla a los demás. Vivirla por y para aquellos a los que amamos. Se puede dejar de ser uno mismo para ser ese otro que desean y necesitan los seres amados, los padres, la pareja, los hijos, los amigos, el prójimo, en una palabra.
  Pero morir, morir, desengáñate, se muere porque alguna pieza de esta extraordinaria arquitectura que es nuestro cuerpo falla; porque así es la vida sencillamente. ¿Pesimismo? No. Realismo y el resto parafernalias, tragedias inventadas gratuitamente, engaños, a fin de cuentas.
  Piensa un instante. ¿Por qué muere Calisto? ¿Por amor? No. Calisto muere por saltaparedes y allanador de moradas. Si no andase metido en corral ajeno ¿Habría tenido que saltar tapias a toda prisa?
  ¿A dónde vas, Calisto? ¿No habías mandado quitar la escala para que tu presencia en el huerto de Melibea no fuese notada?, pues ¿a qué esa prisa por saltar? ¿Ahora querías hacerte el héroe ante la dama, tú que no fuiste capaz de dar la cara por los desdichados Pármeno y Sempronio? ¡Estamos listos!  Aún, si hubieses salido huyendo de Pleberio cual zorro que abandona el gallinero ante la presencia del dueño, escoba en ristre, la cosa habría tenido su gracia, pero así… ¡Hay que ser tonto!
  Y tú, Melibea, ¡pobrecita! ¿No te sientes capaz de vivir sin Calisto?¡Tan joven! Toda la vida por delante para recordarlo, para honrar su memoria y para volver a amar. ¿No sabías eso de que un clavo saca otro clavo y que la mancha de la mora con otra mora se quita y tantas verdades más de las que nos enseña la vida y pregona el pueblo?
  ¿No sería que te aterrorizó tener que dar explicaciones? ¿Que no te sentías capaz de soportar lo que socialmente se te venía encima? ¿No tendrías que ocultar, perdona, mucho más de lo que siempre se ha dicho?
  ¿Por qué no pensaste en tus padres? Menos habrían sufrido contigo viva, aunque hubieran pasado cierto tiempo  algo avergonzados. Quizá algo de ti les habría compensado. Quizá Calisto habría preferido que vivieras.
  Tu muerte, Melibea, no fue de ni por amor. Fue un arranque de egoísmo, de cobardía, de insensatez.
¡Habría sido tan bonito que no hubieseis hecho tantas sandeces y vuestra historia terminara como la imaginó Azorín:” Calisto y Melibea se casaron…a pocos días de ser descubiertas las rebozadas entrevistas que tenían en el jardín…Viven …ahora marido y mujer en la casa solariega de Melibea; una hija les nació que lleva como su abuela el nombre de Alisa…los ojos de alisa son verdes como los de su madre…” Y tú andarías por la casa ordenando, vigilando, poniendo tus dulces ojos verdes en todo, escuchando las voces y los juegos de tu hija hasta que un día:” ...En el jardín todo es silencio y paz. En lo alto de la solana, … Calisto contempla estático a su hija. De pronto, un halcón aparece revolando rápida y violentamente por entre los árboles. Tras él persiguiéndole todo agitado y descompuesto surge un mancebo. Al llegar frente a Alisa, se detiene absorto, sonríe y comienza a hablar…”
¿Lo ves, Melibea? La historia se repite, la ida vuelve a empezar.
Todas esas muertes de que nos hablan los escritores, no están provocadas precisamente por el amor sino por razones como: atolondramiento (Calisto); insensatez (Melibea); inconsciencia (Romeo y Julieta), etcétera.
  Calisto, Melibea, Isabel, Diego, y todos los amadores de ficción, os equivocasteis, escogisteis el camino más corto que no siempre es el acertado ¡Y así os fue! Vuestras muertes fueron totalmente inútiles. Viviendo, vuestras vidas habrían generado, por amor, otras vidas
Decididamente, Melibea, no. No se muere de ni por amor.
Pd. No es un alegato,es un cuento. No obstante ,cada cual lo puede interpretar a su gusto.

lunes, 15 de junio de 2020

Trilogía de la ciudad blanca. De Eva García Sáenz de Urturi.



   
      La componen: “El silencio de la ciudad blanca” , “Los ritos del agua”, “Los señores del tiempo”
   La Trilogía contiene todos los ingredientes de novela policíaca: profesionales de la justicia, delincuentes, casos, perspectivismo, interrogatorios, declaraciones, sospechas y sospechosos, intuiciones…Además de realismo en el lenguaje y acciones, escenarios, aunque en algunos momentos se pierda por la conjunción con el mundo casi mágico al que se enfrentan los protagonistas.
  Las historias policíacas se mezclan con las biografías de los personajes.
  Una primera lectura invita casi exclusivamente a seguir leyendo, si se presenta el caso, hasta las tres de la madrugada porque necesitamos saber qué pasará en la página o el minuto siguientes. Tanto es el poder de atracción que contiene.
  No obstante, una vez acabada la lectura, vamos recordando y llegamos a la conclusión de que la trilogía encierra una buena dosis de elementos dignos de ser analizados con detenimiento.
  Empezaré por el narrador.
 Se ha dicho que la única realidad del relato, así como el núcleo de una novela la constituye precisamente su voz. Ya dijo Tacca que sin narrador no hay novela.
 Es el Inspector Unai Ayala, un narrador personaje. Es el caso en que narrador y personaje coinciden en una misma voz. Nos encontramos, por tanto, ante un relato en primera persona. El autor ha prescindido del narrador omnisciente, delegando su función en un personaje, Unai Ayala, que puede resultar más real puesto que conoce lo que ha de contar desde dentro. Esta voz no va a desaparecer nunca del relato, aunque a veces se llegue a mezclar con la de otros personajes. Sería importante reseñar que en el caso que nos ocupa el narrador personaje tiene una personalidad; diríamos, además, que bastante acentuada. Narra la historia, pero es un elemento indispensable en ella como personaje. Es protagonista o coprotagonista con sus dos compañeras, la inspectora Estíbaliz Gauna y la subcomisaria Alba Díez de Salvatierra
  No obstante, hay tal vez algún momento en que narrador y personaje dejan de fundirse y hay una voz que nos recuerda al narrador sin más casi omnisciente.
  Es sencillamente porque el personaje narrador no conoce a fondo los acontecimientos o a los personajes de los que debe hablar. Podría ocurrir cuando se narran las historias de personajes que no han tenido una relación directa con nuestro narrador, inspector Ayala. No obstante, la autora  pronto hace que el narrador conozca a algún personaje que le puede contar la historia, con lo que no ha soltado el hilo conductor, que es lo que interesa. En este caso, por ejemplo, los orígenes de los trillizos Ortiz de Zárate, la historia de Blanca, los orígenes de Alba, etc.
  También él introduce a los personajes que van apareciendo. Les da la palabra y a través de ellos tendremos una clase de historia, de antropología, de arqueología, psicología, etc. En algún momento el mismo Ayala es el que imparte un curso sobre psicópatas y perfilación criminal.
  O bien, como ocurre en “Los ritos del agua” cuando rememora la historia del campamento en Cantabria lo hace, incluso cuando habla de él, en tercera persona. Parece que quisiera poner distancia con aquellos acontecimientos, con aquel momento de su vida.
 En otro orden de cosas diremos que el narrador debe ajustarse al personaje escogido y adoptar la competencia del narrador. Concluiríamos que este narrador no es libre, sino que está sujeto al papel que le asignó la autora que, lógicamente no eligió esta técnica por casualidad. Tengamos en cuenta que cuando un autor decide adoptar la voz de un personaje es consecuente con su elección y ésta no responde a criterios al azar, está muy bien pensada, aun cuando se escojan otros personajes narradores cada uno tiene un relato que contar con un punto de vista diferente al de los otros, y siempre con un lenguaje diferente. Esto dará lugar al perspectivismo tan presente en las novelas que integran esta trilogía
 Viendo las vicisitudes por las que la autora hace pasar a Unai Ayala nos preguntamos por qué no se rebeló al modo de Augusto Pérez. Porque este personaje, (y todos), está sujeto a los caprichos de la autora, no es libre de cambiar el rumbo de los acontecimientos, cuando él como personaje casi real, en algunos momentos de la historia está claro que habría obrado de otra forma. Por otro lado, es interesante como se llega   al empleo del monólogo interior como técnica.
Precisamente así se inicia esta trilogía con el monólogo del Inspector Ayala que está saliendo de un coma causado por un disparo en la cabeza cuando resolvía el caso que relata en la primera de las novelas. Parece que está recordando unos minutos antes de despertar. Dice que lo van a desconectar. O sea, es consciente de su situación. Unos instantes después despierta.
Como consecuencia sufre una afasia de Broca que lo acompañará casi toda la segunda parte.
No solo cuenta la historia, también rememora cosas de su existencia, introduce monólogos y/o soliloquios muy interesantes y necesarios para comprender el rimo de los acontecimientos y a otros personajes. Con frecuencia se siente culpable de las muertes por no haber sido capaz de coger al asesino a tiempo, etc...
  Personajes:  Son tan numerosos que querer estudiarlos a todos sería el cuento de nunca acabar. Me centraré en hablar de las peculiaridades generales y/o más destacadas que pueden afectar a varios de ellos.
  Desde el punto de vista prosoprográfico se trata casi siempre de breves pinceladas, colocadas aquí y allá, siempre o casi, de la mano del narrador. Sin embargo, en la segunda parte son más extensas y detalladas. Otro tanto ocurre con las etopeyas. No obstante, al final tendremos completos, a veces completísimos retratos.
 El retrato más completo es del narrador personaje. No en vano es, además, el protagonista. Tan completo, tan vivo, tan real. Duda, acierta, se equivoca, ama, no es el tipo ideal para su trabajo porque no sabe trabajar en equipo, se involucre tal vez demasiado en los casos…En realidad lo único que no sentirá jamás será odio, a pesar de todo. Es tal la calidad de este personaje que cuando acabamos la lectura de la trilogía lo sentimos como alguien de la familia. Conforme avanza la historia nos preocupa lo que le pueda pasar, que pueda equivocarse y eso le acarree un problema; inconscientemente el lector desea, necesita que este hombre, tan normal por otro lado, tenga una vida, un final feliz. etc.
  Junto con sus compañeras, la subcomisaria Alba Díez de Salvatierra y la inspectora Estíbaliz Gauna especialista en victimología, protagonistas con Ayala de la trilogía, serían, si nos atenemos a la teoría de Foster, personajes redondos. Son personajes muy completos, tienen una historia tras ellos, aficiones, fobias, …Además evolucionan a lo largo de la historia que están viviendo. En teoría su función, su objetivo es “enganchar “al lector. Ya he dicho algo en este sentido a propósito de Ayala.
  No deberíamos olvidar que todos y cada uno de los personajes requeriría un exhaustivo análisis psicológico. Para crearlos, para trazarlos con tanta precisión la autora ha debido informarse, y confiesa haberlo hecho, muy bien acerca de la psicología humana. Porque no olvidemos que, si bien cada personaje tiene sus rasgos peculiares, consecuencia de la genética, el ambiente familiar en que se criaron etc., son rasgos, a fin de cuentas, que de una u otra forma, en mayor o menor grado, todos poseemos.
  Con todo, son dignos de especial mención la dependencia de los gemelos Ignacio y Tasio presentes en toda la trilogía, aunque dominan en la primera parte. Son gemelos univitelinos, o sea que además de compartir sexo son idénticos físicamente. Se puede observar que existe una fuerte conexión entre ellos. Parece que Ignacio tiene problemas de dependencia. Por ejemplo, cuando Ayala y Estíbaliz lo visitan comprueban que en su casa todo está organizado en forma de pares o parejas: decoración, muebles, etc. Además, Ignacio mira constantemente en dirección a la casa de su hermano ahora encarcelado.   Es decir que Tasio es el elemento Alfa mientras que Ignacio es el Beta. En estos gemelos la separación prolongada suele ser dolorosa y supone una falta de adaptación. Da la impresión, incluso, de que entre ellos se han dado problemas de competitividad, frecuentes en este tipo de hermanos, que los llevó a elegir carreras muy diferentes y, tal vez, a que Ignacio cuando despareció de la vida pública su hermano, en cierto modo, adoptó la imagen de él, que tal vez envidiaba.
Ignacio, cuando su hermano va a la cárcel cambia de actitud, se vuelve como era Tasio…Tomó algo de su personalidad, pero más comedido…También durante las pesquisas sobre los asesinatos que ocurren en esta parte de la obra, se descubre que tuvieron dificultad en las relaciones de pareja. Se juega bastante con el elemento más común de los juegos debidos al parecido físico. A veces no muy inocentes.
Tal vez subyace en la narración cierta teoría según la cual los gemelos podrían ser los asesinos perfectos
  Por su parte el trillizo, Nancho, aparece ya al final de la primera parte, aunque a poco avezado que sea el lector, desde que se conoce el nacimiento de ese desdichado pelirrojo, su imagen le asaltará en algunos momentos. Será un personaje bastante completo, su evolución conforme su vida se complica es asombrosa.
  De nuevo los problemas psicológicos afloran en la segunda parte como consecuencia de los nuevos asesinatos. Distinción entre ¿psicópata o Psicótico? Se explica la diferencia. Los psicóticos son impredecibles. Parece que a este grupo pertenecen varios de los personajes implicados en las nuevas muertes: Saúl Tovar y su hija Rebeca.
También la hermana de Saúl y Ana Belén, la primera víctima de esta nueva serie, tienen un perfil psicológico enfermizo.
De Saúl Tovar habría destacar:  atractivo profesor de Antropología, incluso en su edad madura, que fascina a las alumnas y entusiasma a los alumnos. Ojos verdes rasgados mitad de brujo mitad de ángel. Llamado por algunos de sus conocidos Barba azul el uxoricida. También su hija en un breve monólogo interior le llama Barba Azul. Catalogador innato de todos cuantos se encuentra. Imposible adivinar sus intenciones, reacciones, etc. Confunde al receptor constantemente. Podría considerarse un personaje redondo.
Por último, en “Los señores del tiempo”: Ramiro Alvar Nograro, el XXV señor de Nograro, un joven de menos de cuarenta. Tímido, muy culto, estudioso, sepultado en vida ene libros. Mecenas discreto.
  Pero pertenece a una familia que ha sufrido desde tiempo inmemorial un trastorno de identidad múltiple, que en cierto modo él ha heredado. El de Ramiro es TDI trastorno de identidad disociativo. Consiste en un alter ego que abusa de su ego normal. El alter ego dominante tiene rasgos narcisistas. Es Hedonista.
  Este caso consiste es alternancia de identidad. Se aportan algunas explicaciones. Todos tenemos varios aspectos de personalidad, pero los hemos integrado. Los TDI no los tienen integrados y por eso surge la amnesia. Se pude curar con la terapia adecuada, pero debería acudir a ella la persona, diríamos, normal. El alter ego no consentiría en ir a terapia. Un psicópata no es un enfermo, es una manera de ser. El psicópata lleva una máscara cotidiana. Suele ser un gran actor.  Juega a la almagemelización, es decir convencer al otro de que son iguales, de que lo protege; lo lleva a confiar en él. El psicópata narcisista se aburre, no tiene empatía, es un experto en fingir.
  En el caso de Ramiro, él es el PAN, o sea la personalidad aparentemente normal de quien se apodera su alter ego Alvar no de forma continua sino alternativamente según momentos o circunstancias.
  Para concluir leemos que las acciones de los narcisistas son como esas piedras que, lanzadas a un estanque, provocan ondas que se convierten en olas y acaban barriendo las vidas de los que tienen a su alrededor.
Es Ramiro Alvar, pues, otro personaje redondo, complejo, muy interesante.
  Si nos atenemos a la teoría de Foster planos serían, en general, los secundarios o casi todos ellos. Son personajes cuyos rasgos y personalidad se mantienen inalterables a lo largo de toda la novela o de cada una de las partes en que aparecen. No obstante, ganan algo de protagonismo según los momentos. Un ejemplo sería el del hacker Matusalem, el abuelo de Unai (en toda la obra); la hermana de Saúl, Rebeca, y alguno más en la segunda parte. O los hermanos Del Castillo, el subinspector Manu Peña y la agente primera Milán Martínez en la segunda y tercera.



El espacio y el tiempo.

  Decía Charles Du Bos que la longitud es la necesidad primordial de la novela que se proponga situarnos en posesión de un mundo. Esta novela distribuida en tres partes nos da esa posesión.
  También afirmaba que el tiempo del novelista tiene necesidad del espacio para asociarnos a los procesos concretos de los personajes, y para que, en virtud de su entrecruzamiento, pueda darse la composición de un mundo.
  En esta novela el tiempo va asociado casi inexorablemente a fechas más que a la idea de su duración. A veces, tenemos la sensación de que el tiempo se ha detenido; una sensación provocada por la dificultad de avanzar en la resolución de los casos. También por la intercalación de descripciones, monólogos, diálogos, digresiones. Pero lo que verdaderamente importa son las fechas: fechas históricas por ejemplo asociadas a los crímenes que se perpetran.
Podríamos decir que el ritmo de la narración es algo lento, a pesar del género de novela con que nos enfrentamos.
  También podría asociarse la idea de tiempo con la edad de los personajes ya sean víctimas o culpables o cualquier personaje de la historia.
Por otro lado, el tiempo en que transcurre cada una de las partes no suele exceder a unos meses.
  Si atendemos al espacio podríamos decir que hasta cierto punto es reducido. Salvo en alguna ocasión, prácticamente no se sale de la  provincia de  Álava ,ni siquiera de la ciudad de Vitoria.
  En otro orden de cosas tendríamos que hablar de la meticulosidad con que se sitúan las acciones en el lugar correspondiente.
  Detalles descriptivos de la ciudad: calles, lugares emblemáticos, restaurante y tabernas, confiterías, etc. las ermitas de Ochate, San Vicente y Burgondo. Lugares emblemáticos de Vitoria: la Catedral vieja de Vitoria, La casa del Cordón, La virgen Blanca, La balconada de San Miguel, El parque de Arriaga. La almendra, el anillo verde.
También localidades de la provincia en que suceden los hechos o que frecuentan los personajes: Izarra, Villaverde, La Guardia,
  En la segunda parte: el túnel de San Adrián, el monte Dobra, la sierra del Aizkorri-Araatz; San Juan de Gaztelugatxe (Vizcaya) y algunos lugares de Cantabria: Cabezón de la Sal; Santillana Santander.
  En la tercera se continúa prácticamente como en la primera: Vitoria y su entorno.

Una curiosidad añadida: la presencia casi obsesiva de los números pares y del número tres.
Resulta curios observar que casi todos los personajes aparecen por parejas. Es normal que lo hagan los dos comisarios Unai Ayala y Estíbaliz, o más tarde subinspector Manu Peña y  la agente primera Milán Martínez.
Otros casos: pares de hermanos: Unai y su hermano Germán; Estíbaliz y su hermano Eneko; los gemelos Ortiz de Zárate; los asesinatos de la primera parte son siempre de parejas. Los hermanos Del Castillo; Saúl Tovar y su hermana; los hermanos Vela en “los señores del tiempo”. Incluso nos encontraremos con Ramiro Alvar que gracias a su bipolaridad es dos al mismo tiempo y que también tuvo un hermano.
  Parece como si en el mundo todos debiéramos estar emparejados, casi como si se quisiera reproducir ese rasgo del reino animal del que participamos los humanos de necesitar siempre alguien al lado, la pareja, el hermano, el buen amigo.
  Es curioso así mismo que en estos pares y parejas, incluida la sentimental, los dos componentes tienen rasgos de personalidad distintos y, sin embargo, esto los une más. Los convierte en complementarios. Cada uno de ellos admira en el otro lo que cree que a él le falta.
  Por otro lado, parece casi obsesiva la presencia del número tres. En la primera parte, tras una detenida lectura parece deducirse que ese número puede representar el ojo de Dios que lo ve todo. El la iconografía cristiana es frecuente encontrar a La Santísima Trinidad representada como un triángulo, ese dios que es tres en uno, con un ojo en el centro: El ojo que lo ve todo. Se puede deducir de algo que acompaña a los cadáveres un triángulo isósceles formado por tres eguzkilores (El triángulo del ojo de la Providencia), dado que el asesino iba siempre por delante, parece que veía lo que preparaban los policías antes de lo pudieran poner en práctica, que adivinaba lo que pensaban. Siempre se anticipaba.
Aparte este detalle, son numeroso los casos del trío. Veamos:
1.     Es una trilogía
2.     El grupo de inspectores: Ayala, Estíbaliz y Alba Díez de Salvatierra (subcomisaria)
3.     Unai Ayala, su hermano Germán y el abuelo
4.     Ayala casi siempre forma tríos: con dos amigos periodistas; con los dos hackers; en el accidente en que muere su mujer iban tres en el coche: el amigo que los estrelló, él y su mujer.
5.     Pierde tres seres queridos: su mujer y los mellizos que esperaban
6.     Los trillizos hermanos Ortiz de Zárate: Tasio, Ignacio, Javier. Grupo de Tasio, Ignacio y Aitana que fue novia suya; Tríos de cama
7.     Tres eguzkilores (antiguo símbolo de protección de la cultura vasca) puestos en los cadáveres
8.     Ayala ante el segundo caso tiene tres teorías
9.     El triángulo que forman las ermitas de Ochate, San Vicente y Burgondo.
10. Capítulo 38: Camino de las tres cruces
En “Los ritos del agua” se dice que el número tres es muy importante en la cultura celta. En esta parte encontramos ejemplos en:
11. Ayala tiene como colabores a los hermanos Del Castillo uno historiador y arqueólogo el otro, formando trío.
12. La leyenda de las ninfas romanas: la tríada de Diosas Madres o las tres Madres, asociadas a la fertilidad femenina y a los Genii Cucullatti sus guardianes representados como un trío de encapuchados.
13.  El túnel de San Adrián. La primitiva ermita se erigió en honor de la Santísima trinidad que los vascos llaman Sandrati o Santatria> Sant Adrià. Elemento triple, constante de la cultura celta.
14. Triple muerte celta: ahogar a la víctima, colgarla y quemarla. Tres actos en honor de otros tantos dioses, como castigo por haberlos ofendido.
15. A Annabel le han tocado tres millones de euros a la lotería
16. La maldición de las tres olas (de leche, de lágrimas, de sangre) Leyenda de Euskal Herria,
17. Suicidios de jóvenes. Tres en distintos montes de la costa cántabra.
18. Saúl se hace con la confianza de Asier y Lutxo (una triada de alfas, comenta Ayala)
Aún en la tercera parte se repite, aunque con menos frecuencia este número. Tres asesinatos:
19. envenenamiento con la “mosca española” (la viagra medieval); víctimas emparedadas (voto de tinieblas) y encubamiento.

Conclusiones
  El esquema de la obra se repite en las tres novelas que componen la trilogía. En “El silencio de la ciudad blanca” se suceden una serie de muertes inspiradas en las teorías que el arqueólogo Tasio Ortiz de Zárate ha ido exponiendo en unos programas televisivos. Se organizan los crímenes siguiendo cronológicamente la historia de Álava. Empiezan con recién nacidos y deberían acabar con los de cuarenta y cinco años. Siempre se trata de parejas que aparecen muy unidas y como acariciándose y con la firma del autor “res eguzkilores” formando una especie de triángulo. Siempre inspirándose en leyendas y simbología vascas.
 Par resolver los casos, los inspectores recurren a otros similares ocurridos veinte años atrás.
 En “Los ritos del agua” las muertes se inspiran en las clases y teoría del antropólogo Saúl Tovar. Se verán implicados los componentes de un campamento de verano en Cantabria que regentó dicho profesor, en el que participó Ayala siendo un adolescente. Otra vez muertes misteriosas, ocurridas en lugares simbólicos, pero ahora en relación con los ancestrales cultos celtas. De nuevo, hay que recurrir al pasado para resolver las muertes del presente. Ahora son individuales pero la muerte es por ahogamiento. Mas bien el rito de “la triple muerte celta”: ahogar a la víctima, colgarla y quemarla. A las víctimas las une una característica: futura maternidad o paternidad.
Tal vez en esta segunda parte es donde más patente se hace el clímax, sobre todo al final que nos invitará a continuar con la lectura del tercer parte sin dilación alguna.
En cuanto a la tercera parte “Los señores del tiempo”, donde también habrá extraños crímenes que resolver, lo más llamativo es la estructura de novela dentro de la novela. “Los señores del tiempo”, novela histórica ambientad en la E. Media, publicada bajo el pseudónimo de Diego Veilaz: Vitoria 1192. Protagonistas Diego Vela, también narrador en primera persona, y su hermano Nagorno. Onneca novia del primero, al creerlo muerto, acaba casad con el segundo. Aparece la costumbre de la prueba de virginidad y las trampas frecuentes en la E. Media. La novela del siglo XII se va intercalando en el relato principal. No es solo esta novela el pretexto para seguir incluyendo casos de crímenes. Debe leerse con atención. No me parece adecuado desvelar el secreto que encierra. Eso queda para los futuros lectores.
 Tras su publicación en 2019 empiezan a aparecer muertes con el modus operandi medieval. Asesinatos idénticos a los descritos en la novela: envenenamiento con la “mosca española” (la viagra medieval) víctimas emparedadas (voto de tinieblas) y encubamiento.
  La primera muerte misteriosa de que habla la novela es la de Furtado de Maestu gran señor de su entorno.  Curiosamente, la primera muerte sucedida en la Vitoria de 2019 es precisamente durante la pretendida presentación del autor de la novela es la del importante empresario Antón Lasaga, envenenado con cantárida (la legendaria viagra medieval).
  Más adelante se habla en la novela medieval de las dos hijas pequeñas del señor de Maestu enviadas al voto de tinieblas: emparedadas en vida en alguna parroquia cercan a la familia. Precisamente el caso en que están trabajando los inspectores protagonistas cuando sucede la muerte del empresario es el de dos hermanas desaparecidas que aparecerán emparedadas siguiendo el modus operandi del voto de tinieblas. Ahora los dos casos se solapan, hay que hacer el seguimiento de ambos.  
  Aún aparecerá un tercer caso, este por encubamiento y en el mismo río en que se produce uno en la novela de tema medieval.
  La investigación llevará a Unai (Kraken)y su equipo a la torre de Noagro, habitada por el último descendiente de los señores de Noagro (siempre habitada por el primogénito varón). En este caso Ramiro Alvar Nograro, el XXV señor de Nograro. Se le describe ampliamente. Destacan sus ojos azules, inteligentísimos y agudos. Personaje que analizamos en el apartado correspondiente.
  Y como una cosa lleva a otra, irán apareciendo otros personajes secundarios más o menos sospechosos hasta que se resuelvan los casos de la manera más insospechada.
  
    Unai Ayala mientras lee la novela medieval dice que es” una trampa de papel, una emboscada de palabras…, y no podías escapar.”
   Tal ve es la opinión que nos merece a los lectores la trilogía de” La ciudad blanca”, No nos deja escapar.
   Nota: Es aconsejable leer la bibliografía que ofrece la autora tras cada una de las partes para hacerse una idea del trabajo que esta novela lleva tras de sí.




lunes, 1 de junio de 2020

Confinamiento con lectura, más llevadero




   Esto de la pandemia ha llevado a los seres humanos a una actitud, en cierto modo, previsible. Unos se han afanado en dar vueltas de tuerca al asunto como si de ese modo pudieran conjurarlo. Otros, se han dedicado a dar consejos de toda índole. Entre los consejos aparecieron los listados de libros recomendables. Una buena idea. Gracias. Pero yo, tengo mis propios criterios en lo que a lecturas se refiere. Evidentemente he tenido más tiempo del habitual para leer. El resultado es, en parte, esta colección de breves comentarios.
  Lo último que leí antes de que comenzara el confinamiento fue SIDI de Pérez -Reverte de la que ya dejé constancia en este blog en su momento.
  A partir de ahí me enzarcé en la lectura de obras que, o bien no había leído o tenía olvidadas.
  Empecé por “Las olas” de virginia Woolf. Recordaba haberla leído y que me había gustado, pero tengo la impresión de que no supe, en aquel momento, leerla porque me ha parecido estar leyéndola por primera vez. Tal vez me impulsó a leerla el encontrarla citada en “Expiación”. El caso es que me he encontrado con una obra magnífica, original.
  Esa sucesión de monólogos interiores de una serie de personajes de ambos sexos que van pasando de la niñez a la edad adulta es digna de una consideración especial. Llama la atención que cada uno de los monólogos se inicia con. dijo A o B etc. En realidad, es pensó, dijo para sí, que es a fin de cuentas ese tipo de monólogo o subterráneo hablar de la conciencia como le llamó Clarín.
  A través de esos monólogos vamos conociendo no solo al personaje que piensa sino también a los otros. Hay escasa descripción física pero la justa, a base de alguna breve pincelada. Conocemos su estatus social, su carácter, sus sentimientos… Cada personaje tiene temas y metáforas personales que vuelven recurrentemente como “leitmotiv” y actúan como rasgos identificadores. Precisamente una de las funciones asignadas al leitmotiv es la identificadora, a la que ha recurrido con maestría la autora,
Con todo, tal vez lo mejor de la obra sea las poéticas introducciones a cada una de las partes y el tratamiento del tiempo: horas del día que irán asociadas a la evolución en la edad de los personajes.
   Al acabar, me acerqué a una de las estanterías llenas de libros que decoran en parte mi hogar y me salió al paso “El Gatopardo”. Esta no la había leído, a pesar de que estaba en casa varios años. Recordé que se hizo de ella una película, tenida por muy buena, que creo haber visto pero de la que no recuerdo nada. Bueno sí, al protagonista, pero como en un sueño. Un compañero más amante de la historia que de la literatura hablaba con frecuencia de ella y la comparaba con “La Regenta” por aquello de la crítica social.
  No obstante haber disfrutado con su lectura no me despertó el interés por analizarla. Solo puedo decir: una buena novela digna de ser leída.
  Al ir a colocarla en su sitio me salió al paso “Los monederos falsos” de André Gide. ¡Hombre! De esta novela nos habló más de una vez nuestro gran profesor y maestro D. Mariano Baquero. He de leerla. Creo que dijo de ella que es la novela del novelista.
  En “Estructuras de la novela actual” De Baquero leo: Es significativo en este sentido la frecuencia con que en la novela actual se da la "novela del novelista", la que tiene como personaje a un escritor que intenta escribir una novela, en tanto se está ofreciendo al lector la suya propia. Ej.: Los monederos falsos, de André Gide”
  Es una novela compleja y densa. Se podría considerar como   ejemplo de novela construida en forma de variaciones: en realidad consiste en varias historias distintas, con un tema en común; una especie de colección de cuentos con pie forzado. Pero los cuentos no está relatados como un todo cada uno, sino que las historias se interrumpen, se mezclan unas con otras, incluso se solapan.
  Al final, concluiremos que lo que hemos leído es más que una novela la posibilidad de una novela. Encontramos muchas opiniones sobre lo que es o debería ser una novela o un buen novelista. Por ejemplo, leemos que para ser un buen novelista hay que saber escuchar. Yo diría también sabre observar y no tener prisa.
 En cuanto a la creación de los personajes se dice en algún momento (lo piensa Eduard) que cuando un novelista los describe con demasiada meticulosidad está trabando la imaginación del lector al que habría que dejar que se los figure como quiera. Es en la imaginación del lector donde debe conseguirse la precisión, solo a través de dos o tres rasgos colocados donde convenga. Podríamos agregar, colocados con maestría.
  No deja de ser una opinión muy personal. A veces hay personajes muy bien definidos que nos subyugan. Otras, aun dando el narrador muchos detalles, el lector se crea su imagen particular.
 También se habla de la dificultad que supone la creación de los diálogos. Qué importantes son en algunas novelas, no solo en la que nos ocupa. Es a través de ellos como con frecuencia conocemos definitivamente a los personajes, su alma, su carácter…Constituyen estos, aquí y a veces, la red que va uniendo los momentos y las historias. Recordemos como Galdós reconocía haber tomado cariño a este nuevo tipo de novela que introduce en su estructura el diálogo. Quizá fue el afán de realismo y objetividad lo que llevó a D. Benito al empleo del diálogo como total estructura novelesca.
 En otro orden de cosas, el novelista confiesa su dificultad para inventar y su predisposición a fijarse más en lo que podría ser que en lo que ha sido. Tal vez el análisis de otras novelas nos llevaría a pensar que ese “podría ser o haber sido” es lo que mueve con mayor frecuencia al novelista.
 En otro momento, Eduard habla del trabajo del novelista, del proceso creador. Él lleva siempre un cuaderno en el que va anotando todo: “el cuaderno. Es el espejo que paseo conmigo. nada de lo que me sucede cobra existencia hasta que lo veo reflejado en él “(recuerda lo de la novela es un espejo a lo largo del camino).  Necesidad de resguardar las ideas porque “En cuanto el corazón se mete por medio, embota y paraliza el cerebro”.
  Claro que este sistema no es universal. He leído de escritores que llevan un fichero, de los que, como Eduard, llevan una libretita, también de alguno que estructura toda la novela mentalmente y luego la escribe. Después de todo cada hombre es un universo y como reza el dicho popular” cada maestrillo tiene su librillo”
 Para Eduard la novela es el género literario más libre. Con frecuencia hemos leído que la novela es un cajón de sastre, que en ella cabe todo, etc.
  Así mismo opina que para escribir una buena novela hay que empezar por creer lo que se cuenta y narrarlo con sencillez. Evidentemente si el narrador no cree lo que está contando, creando, difícilmente lo podrá creer el lector. Y en cuando a la sencillez, no deja de ser un detalle digno de agradecer, que dicho sea de paso, no debe significar falta de calidad.
  En cuanto a otros problemas con que se encuentra el novelista vuelve (siempre Eduard) a los personajes de los que dice que él nunca los buscó, que le salieron al encuentro y que una vez que están ahí el novelista se debe a ellos. Concluye que a diferencia del científico que siempre busca, el artista encuentra.
  Este hablar de la novela y el arte de novelar casi oculta el resto de temas que encierra la novela.
  Ya he dicho al empezar que es una novela compleja y, por ello entre otras razones, no entro en un estudio exhaustivo, para el que, por otro lado, tal vez, no estoy preparada.
  Mas no quiero dejar de recoger otra interesante idea, que desde el punto de vista literario aporta el autor:” La riqueza de nuestros clásicos estriba en la multiplicidad de interpretaciones de que son susceptibles.”
Yo diría, además: la riqueza de una buena novela.
 También leí “Justine” primera de las cuatro que componen “Cuarteto de Alejandría” de Lawrence Durrell. Pero ésta se queda para cuando consiga leer las tres que faltan.
Entre tanto sigamos leyendo, aunque no estemos confinados porque siempre leer será un placer.