Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

viernes, 15 de mayo de 2020

COVID-19: Los niños confinados.


   
  No quería tocar el tema del o de la COVID 19, pero he recordado que ha habido muchos niños confinados y he pensado dedicarles algo, un cuento donde ellos sean los protagonistas. Es un cuento. No lo olvidéis. Cualquier parecido con la realidad puede parecer casual, aunque no siempre lo es. Las niñas Irene y Lur son reales y les agradezco que hayan sido tan gentiles de hablarme de hacerme partícipe de sus vivencias. El resto es pura invención.
  Viernes, día 13 de marzo. Entramos en la clase de los niños de cuarto curso de Primaria.
La profesora y tutora del curso, va a explicarles el futuro que les espera.
La profesora, Alba: A ver, niñas y niños. (Esto de tener que decir los dos géneros es un fastidio). Sabéis que los días pasados estuvimos hablando del Coronavirus al que vamos a llamar, de ahora en adelante para que sea más fácil COVID 19.
Alumnos: (a la vez y quitándose la palabra). Sí es un virus muy malo que ha venido de China. Sí. Y es muy malo para los abuelos…y… y…
Alba: Bien, bien. Ya veo que os acordáis. Ya lo iremos tratando. Lo que ahora os he de decir es que a partir de mañana ya no hay colegio, no podréis venir a clase.
Alumnos: ¿Nos dan vacaciones? ¡Urraaaaa!
Alba: ¡Noooo! Vamos a trabajar desde casa. usaremos el ordenador, la Tablet, el móvil. Cada cual lo que tenga o pueda usar. Haremos teletrabajo, como los mayores. Cada semana, yo os enviaré las tareas que debéis hacer. Luego, todos los días a media mañana, nos conectaremos uno a uno, o varios a la vez, como podamos. Me podréis preguntar y yo os iré explicando lo que no entendáis. Luego me enviaréis los trabajos que yo corregiré y os iré devolviendo.
Eneko: ¿Podremos preguntar y decir cosas, aunque no sean de estudiar como hacemos en clase?
Alba: Claro. Pon un ejemplo para que tus compañeras y compañeros entiendan tu pregunta.
Eneko: Pues contar lo que hacemos, cómo está nuestra familia, preguntar algo sobre el virus que no entendemos, esas cosas.
Alba: Por supuesto. Además, os recomendaré juegos para disfrutar en casa con los padres o los hermanos; leeremos libros que luego contaréis, etcétera.
  Empezaremos el lunes. ¡Hasta la vista! Cuidaos y cuidad de vuestra familia. Obedeced todo lo que nos digan que debemos hacer para acabar con este problema. Lo siento, pero hoy ya no puedo despediros con abrazos y besos como a mí me gusta. Pero volveremos a poder hacerlo.
Los alumnos al unísono: Hasta pronto. Nos veremos en las pantallas de los ordenadores.
  Ese fin de semana ya fue raro para nuestros niños. No hubo salida al monte, ni a la playa, ni a la plaza a jugar con los amigos.
  Muchos padres y madres recordaron lo que hacían ellos de niños cuando aún no había móviles y la mayoría ni tenía televisión. Sacaron de los altillos juegos de mesa, algunos ya tenían los más modernos, depende de las familias. También recurrieron a cocinar algo que siempre ha gustado a los niños. Eso de meter las manos en la masa, de que los dejen ensuciar un poco la cocina es muy divertido.
  Fueron dos días, pero el lunes algunos padres y madres tenían teletrabajo; otros por su tipo de profesión tal vez tenían que salir, pero había que organizarse para que los niños no se quedaran solos. Poco a poco la nueva forma de vivir se fue normalizando. Al principio pensaron en quince días, al final fueron meses,
  Volvamos a los niños. El lunes no les apetecía madrugar porque si no iban a ir al cole ¿Para qué? Pero, luego se dieron cuenta de que podrían hacer muchas cosas para contarlas cuando se reunieran en la pantalla del ordenador con la profesora y otros niños y niñas.
  La profesora les iba enviando trabajo, solo el necesario para que no pierdan la costumbre de estudiar, pero le interesa más que lean, que lleven un diario, que escriban relatos y que cuenten lo que hacen, lo que sienten…
  Y empiezan los días en que se interconectan.
  Un día al saludarlos, la profesora les pregunta cómo se encuentran y si quieren hablar del tema del confinamiento. ¿Cómo no? Necesitan hablar entre ellos intercambiar ideas y emociones.
Alba: A ver, niños ¿Quién empieza?
Eneko: Esto de estar encerrados es horrible. Yo necesito moverme, hacer deporte, lo que sea. ¡No puedo máaas!
Rasmi: pero puedes jugar con la Nintendo, y estar todo el día conectado con los amigos.
Eneko: claro y ¿cuándo hago los deberes? Tú todo lo arreglas jugando, así te va.
Alba: ¡cuidado, chicos! No empecemos a discutir. Deberíamos hablar de lo que sentimos, cómo nos encontramos, qué pensáis de esta situación. Ya no sois unos críos. Sabéis bastantes cosas, estáis leyendo libros que os aconsejo…
Irene: Yo No pensaba que esto llegaría a pasar. Al principio creía que era una broma, pero cuando me dijeron que habían suspendido las clases me quedé impactada.
Coloma: Eso mismo me pasó a mí. Casi no me lo creo aún.
Eneko: Claro, eso es lo que pasa que nos ha cogido por sorpresa.
Lur: Pues yo creo que esto es una estupidez porque ese virus ha estado ahí toda nuestra vida y la gente también se moría y si nosotros miráramos atrás nos daríamos cuenta que algo parecido ya ha pasado muchas veces y no hemos hecho esto.
Alba: Sí, Lur, pero te equivocas en un detalle. Virus ha habido siempre y habrá a nuestro alrededor. Lo que ocurre es que este es diferente y nadie sabe cómo acabar con él.
Rubén: Pues a cañonazos.
Coloma: ¡Muy gracioso!
Rubén: era broma. Es que estoy harto de estar metido en casa y todo el día oyendo hablar del bicho este
Alba: Y también es cierto que la gente se moría, pero eran otros tiempos y ahora es el momento de hacer las cosas mejor ¿No crees?
Lur: Sí. Pensándolo bien tienes razón.
Irene: Además, las clases on line son más difíciles de comprender.
Dunia: Esa es otra. A mí me cuesta horrores. Prefiero la clase, aunque Alba a veces nos eche la bronca.
Irene: Claro que ahora tenemos más tiempo de hacer las cosas que nos gustan, pero a veces hasta se acaban las ideas. Echo de menos a familiares, amigos. ¡Hasta el colegio y las actividades extraescolares!
Lur: Y yo echo de menos jugar, reír, correr y saltar con mis amigos. Algunas actividades extraescolares como la música, las hago también en casa.
Irene: Me gustaría ir a la playa. Si vamos, va a tener que haber una organización. Llevamos ya muchos días confinados y al fin ya podemos salir, pero siguiendo unas reglas, claro
Lur. Y los policías nos hacen pensar que no valemos nada, pero nosotros podemos se nuestros propios policías.
Alba: Verdaderamente veo que estáis agobiados. Deberíais intentar olvidaros del asunto un poco, jugar con los hermanos, hablar con los padres, pero no del virus, llamar a los abuelos y hablar con ellos que seguro que os dan buenos consejos y ánimos. En cuanto a los policías, cumplen con su obligación. Si no hubiera personas que no son capaces, como dice Lur, de ser sus propios policías no haría falta que nadie nos vigilara. Vosotros, cumplid con las normas y veréis como nadie tiene que deciros nada.
Irene: ¡Ojalá esto termine ya pronto y podamos quedar!
Coloma: Yo hablo con mi abuela casi todos los días. Tengo mucha gana de verla y de hablar estando sentada a su lado.
Lur: Nosotros, mi tito se encarga de organizarlo, tenemos videollamadas con mis abuelos. Es muy divertido y así nos vemos un poco.
Rubén: nosotros también las organizamos. Es bueno para todos.
Dunia: Pues yo no puedo hablar con mi abuela favorita porque me da mucha pena no estar a su lado. Antes, cuando podía ir a verla, hablábamos y jugábamos a muchos juegos que ella guarda para sus nietos. Cuando yo era más pequeña me enfadaba si no ganaba, ahora ya no me importa, solo quiero estar con ella.
Coloma: Pues deberías llamarla. Seguro que ella lo está esperando y la hces feliz.
Rasmín: Es verdad. Llámala.
Alba: Así me gusta, veros con espíritu positivo. y para acabar hoy ¡No os quejareis de la clase! ¡Y no ha habido bronca! Hablemos de un último asunto. ¿Sabéis una buena manera de ahuyentar a los virus en general? Llevar una higiene rigurosa, una alimentación sana, respetar la naturaleza, no ensuciar…
Eneko: Y utilizar las energías …no me acuerdo
Alba: renovables. Eso es; en vez de arruinar el planeta buscando energía permitir que sea la naturaleza quien nos la proporcione: el agua, el sol, el viento, las olas del mar y la fuerza de las mareas. Ahí está nuestro futuro sin virus. Y ¡Ojo! Vosotros formáis parte de ese futuro.
Coloma: claro, es verdad. Y si nosotros estudiamos mucho y lo intentamos podremos conseguirlo.
Haizea: Pues a mi no me molesta tanto no salir. Cuando acabo los deberes leo y leo y leo. Y otra cosa. Estudiaré alguna de esas ingenierías nuevas que sirvan para salvar el planeta. ¡Seguro!
Alba: qué alumnos tan inteligentes tengo. Ya veo salvado el planeta. Y ahora, a ver lo que estamos leyendo.
Rasmín: yo estoy leyendo los de Harry Potter, que mi hermano los tiene todos
Coloma: Yo puedo leer casi todos los de Gerónimo Estilton. Mi hermano los leía cuando tenía mi edad y los tiene todos.
Lur: pues yo tengo los del reino de Fantasía y muchos más. Y también veo la tele (dijo bajando un poco la voz)
Alba: (Hace como que no ha oído lo último. Sabe que es inevitable). Veo que aprovecháis muy bien el tiempo. Aunque mañana tendremos que repasar la ortografía porque algunos seguís un poco liados con las tildes, por ejemplo. También debéis aprovechar para pasar buenos ratos con los padres y los hermanos, hablar, contaros cosas. Este confinamiento os puede servir a todos para conoceros mejor. Nos puede servir, debería decir puesto que yo también estoy encerrada con mi familia.
Irene: Es verdad. Yo paso mucho tiempo hablado con mi hermana, más que antes; y también con mis padres.
Lur: Yo el otro día hice con mi padre un futbolín, con una caja de zapatos y unos palitos que él me dio. Luego estuvimos jugando y yo lo ganaba. Espero que no se dejara ganar ja, ja,
Rubén: pues yo jugué por primera vez en mi vida al ajedrez con mi padre. Lo pasamos muy bien pero como no somos muy buenos la partida quedó en tablas. Bueno, y porque mi madre nos llamó para cenar. Pero vamos a jugar otra vez el domingo.
Alba: Bueno, chicos. Mañana más. Sed sensatos y solidarios y veréis que pronto esto habrá acabado. Es posible que el virus este se quede entre nosotros. pero ya vencido, dominado. Nos queda una larga temporada de vivir de manera un poco rara. Pero con voluntad saldremos adelante. ¡Hasta mañana!
FIN
Espero que acabe pronto esta situación.

viernes, 1 de mayo de 2020

El pececillo de plata



 
 ¡Hola! Soy Lepisma Saccharina, Pececillo de plata para los amigos. Dicen que esto de pececillo me viene de que, como vivo entre papeles y libros, me muevo por ellos como si nadara, o sea como pez en el agua. Lo de plata es por mi bonito color plateado. No se calientan mucho la cabeza los humanos a la hora de poner nombres a las cosas. O andan en plan culturoparlante o se bajan al arrollo. ¡Cráneos privilegiados!      
  Pero a lo que íbamos. Me gusta vivir entre papeles, sobre todo entre las páginas de los libros. Pero no, o al menos no solo, por el agradable olor de la cola de encuadernación y por lo calentito que estoy, no. A mí lo que me fascina es pasearme por las páginas de los libros y enterarme de todo lo que en ellas se encierra. Hay mucho saber y también magníficas historias de todo tipo: vidas de santos, de héroes, de personas famosas. Historias de amor y de odio; de guerra y de paz.
  Es muy interesante el orden en que cada persona organiza sus libros en las estanterías. Unas lo hacen siguiendo el orden alfabético del nombre de los autores, lo que permite pasar de un anónimo cantar de gesta o una novela picaresca a un arcipreste divertidísimo. De los magníficos poemas de Antonio Machado a las extraordinarias Coplas de Manrique. Del gran Pérez Galdós al no menos grande, aunque controvertido Pérez-Reverte.
¿Puede haber mayor placer que ir deslizándose por las páginas de todos esos libros?
  Otro tanto ocurre si los libros están ordenados según los títulos de las obras. Puedo viajar por mundos asombrosamente distintos. Y ¿Qué decir si aparecen ordenados por géneros o materias? Arte, Filosofía, Historia, poesía, teatro, narrativa. ¡Cómo me divierte ir de uno a otro sin preocuparme más que de circular y detenerme donde me pida el cuerpo!
  Ayer, sin ir más lejos, me colé entre las páginas de “Las olas” de una tal Virginia Woolf. Es sorprendente. Jamás había visto algo igual. Esta señora escribe de una forma muy distinta al resto del mundo, al menos el que yo conocía. Aparecen varios personajes. Chicas y chicos que hablan o mejor yo creo que piensan. Son muy distintos unos de otros y van pasando por momentos diferentes de su vida. Lo dicho. Original e interesante.
Otro día me colé en un libro de Arte, uno enorme que se llama “El Bosco”. Tiene muchas láminas y también textos muy interesantes.
¡Madre mía que cosas pintaba este hombre! Me quedé pasmado.
Por suerte no todo lo que hay en esta casa es tan raro. Me lo he pasado de película paseándome por las aventuras del Capitán Alatriste. ¡Qué chulo! Es divertido, ágil, y enseña mucho sobre la historia de España, así sin que lo parezca. Además, como llevo tantos años leyendo, sabréis que puedo vivir muchos años, pues he visto que a veces recuerda otros textos y autores que ya conozco. A veces me recuerda al Lazarillo de Tormes, otras a Pérez Galdós, me encuentro con Góngora y Quevedo o con Lope de Vega o me traslado a la rendición de Breda y de paso veo a Velázquez. ¡Dios, que atracón de cultura y aventuras!
También disfruto cuando navego entre páginas de poetas, de los grandes de siempre. ¿Habrá algo más bonito que esto? Era del año la estación florida/en que el mentido robador de Europa/ media luna las armas de su frente/ y el sol todos los rayos de su pelo/ luciente honor del cielo/ en campos de zafiro pace estrellas…” Luego veo otros muy llamativos:” el caliginoso lecho, el seno oscuro/ ser de la negra noche nos lo enseña /infame turba de nocturnas aves, /gimiendo tristes y volando graves...”  
Luego me topo con otro, Quevedo, que lo odiaba y dice de él que “Érase un hombre a una nariz pegado, erase una nariz superlativa…” Tiene gracia que los poetas se pelearan de esta manera.
Los poetas, cuantos y tantos enormes poetas que hoy muchos han olvidado.
Y no hablaré de Cervantes y su Quijote  porque sería el cuento de nunca acabar. A propósito, este es el título de otro libro en que también he fisgoneado.
Total, que si ¡yo hablara…! He podido comprobar que ha habido y hay mucha gente que escribe. Algunos consiguen fama por buenos, otros, no se sabe por qué; Incluso los hay que sienten que el cielo no les ha dado la gracia que concedió a otros y aunque escriban todo quedará para ellos y, por ende,  en el olvido. O sea que como también dijo un poeta: cuando ya no estén de que pasaron por el mundo ¿Quién se acordará? De ellos solo quedará lo que dijo otro de los grandes “tierra, humo, polvo, sombra, nada”. Pero sus cenizas ¿serán polvo enamorado?
Os dejo. Me voy a seguir navegando entre páginas y páginas de ese inconmensurable mundo de los libros.
Escrito 24 de marzo 2020