Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

jueves, 14 de marzo de 2024

 

 

 De mentiras y verdades

Tenía que parar. Me lo estaba creyendo…” C.M.G)

 Los textos literarios, novelas por ejemplo, para la inmensa mayoría son fundamentalmente contenido, tema, mensaje, argumento.

 Sólo unos pocos, estudiosos, enamorados de la literatura se aceran a ella para analizar, estudiar y disfrutar de una creación artística.

 No obstante, no es nada desdeñable la aportación de la primera actitud señala.

 Así, por ejemplo, la frase de un personaje de Carmen Martín Gaite, invita a reflexiona sobre determinadas actitudes del ser humano.

Tal vez lo primero que puede venirnos a la memoria es alguna de las historias que los alumnos inventan para justificar la imposibilidad de hacer un examen. Profesora, anoche me atacó un dolor terrible de cabeza, me pasa a veces, y fui incapaz de estudiar…. O bien: Mire Don…ayer murió un familiar, mis padres se fueron al velatorio y me dejaron en casa a cargo de atender las llamadas telefónicas que no pararon nen toda la tarde. No me pude concentrar un momento en el examen… Es muy posible que el chaval, a fuerza de repetirse la historia acabara creyéndosela.

 Otro sería el caso, bastante frecuente, por cierto, de la persona que desea ser vista por los demás de una forma determinada; por ejemplo, como una persona encantadora, o brillante, o ingeniosa y no cesa de contar historias, anécdotas, actitudes personales que van creando en torno la imagen que busca. Posiblemente, a base de repetir la mentira acabará creyéndola y pensando que efectivamente es esa persona que ha inventado. Es muy probable que jamás se percate de lo que está haciendo y no piense lo que el personaje arriba citado.

 Hay quien piensa que recordar es mentir. Es posible pero muy relativo. Puede que al recordar no siempre podamos repetir con exactitud lo que ocurrió, mas si   contamos el recuerdo intentando repetirlo tal y como nos vino en un momento dado, acabemos creyendo que efectivamente fue así.

 Quizá un caso especial y digno de analizar sería el del actor que a base de transformarse día tras día y, a veces año tras año, en un mismo personaje podría perder la conciencia de quién es él en verdad. Suelen decir los actores que se esfuerzan en desligarse del personaje apenas acaba la función. Lógicamente, si no lo hicieran acabarían locos.

No deja de ser peligroso esto de mentir, enredarse en una cadena de mentiras que quién sabe cómo puede acabar. Entre otras cosas podría recordarse el dicho: la mentira tiene las patas muy cortas y que se coge a un mentiroso antes que a un cojo.

 En otro orden de cosas, podríamos aplicar este asunto de la mentira, al final creída, a los creadores de historias, al cuentista, novelistas …

 Creo haber leído en alguna parte que el novelista ha de creerse lo que escribe, a los personajes, etc. si quiere que el lector los crea también. Pero, cabría preguntarse hasta qué punto. ¿Es posible que el novelista, una vez creada la historia se sienta identificado, quizá paulatinamente, con algún o algunos de los personajes, que sienta que vive sus cuitas, esas que les está inventando y que llegado ese momento se vea obligado a escribir la palabra FIN? ¿Sería posible que acabara creyendo real la historia que inventó?

 Tal vez estas sean elucubraciones sin sentido provocadas por la lectura de una frase en una novela. Siempre nos quedaría concluir que “…nada es verdad ni mentira/todo es según el color del cristal con que se mira”.

viernes, 1 de marzo de 2024

 

 

¿Hurgar en el pasado?

 

…” Hurgar en el pasado remoto puede ser un lenitivo. El cercano hace más daño…” (Martín Gaite)

 Pues no sé qué diría yo al respecto. Porque eso de que todo tiempo pasado fue mejor solo es verdad en tanto en cuanto es tiempo ya vivido, ya nuestro. Bueno o malo pero nuestro per in saecula. Es cierto que el pasado nos puede traer hermosos recuerdos pero que, una vez convertidos solo en eso, recuerdos, puede ser bastante triste y desde luego poco lenitivo.

¿El cercano hace más daño? ¿Quién sabe? Puede ser que así sea precisamente por la inmediatez. Ahora bien, si entra en contacto o relación con el pasado puede ocurrir cualquier cosa. O sea que este asunto, como casi todo en la vida, es muy relativo.

Podría ser que en este caso nos indujera  recordar  aquel soneto de Garcilaso que reza:” Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por do me ha traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

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Se me ocurren mil ejemplos, pero, de momento, no voy a incluirlos. Tal vez más tarde. Tiene esto algo que ver con un pasado absolutamente imaginario, pero…