Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

martes, 15 de junio de 2021

 

LA MARQUESITA EULALIA

 Microrrelato)

La marquesita Eulalia tiene lindos ojos azules, es maligna y bella. Su boca es roja y carnosa como una fresa.

La marquesita Eulalia es coqueta y divina.

La marquesita Eulalia es como una mariposa que va de flor en flor y en ninguna se queda.

La marquesita Eulalia es linda, traviesa y siempre ríe, ríe, ríe.

La marquesita Eulalia deshoja con sus rosados dedos una margarita.

La marquesita Eulalia concede a dos rivales a un mismo tiempo risas, dulces miradas y claros coqueteos. Son el hermoso vizconde rubio y el abate joven de los madrigales. Y ríe, ríe, ríe.

¡Pobre de aquel que de su amor y risas se fíe!

La marquesita Eulalia también tiene un paje que la estrechará entre sus brazos en el idílico jardín y que aun siendo su paje será su poeta.

La marquesita Eulalia a los tres seduce y cuando oye sus quejas de amor ríe, ríe, ríe.

La marquesita Eulalia es divina paro cruel. Y siempre ríe, ríe, ríe

¿Dónde nació? ¿De dónde vino la divina Eulalia? ¿De las frías tierras del Norte? ¿De las cálidas del Mediodía?

Quién sabe. Ella sigue con su cruel y eterna risa de fresa.

 Eulalia ríe, ríe, ríe

martes, 1 de junio de 2021

 

NO PUDO SER

(Microrrelato)

      Apareciste como suave brisa, que acaricia las florecillas incipientes, haciéndolas cimbrearse con gentil movimiento. Te acercaste cauteloso como el aire a la esbelta calla, a las amapolas.  

      ¡Primavera, juventud, ingenuidad, confianza…! La halagaste, “engatusaste”, sedujiste, cautivaste. ¡La engañaste!

     Llegó el verano, y con él los ardores excesivos que agotan y agostan; las veraniegas tormentas imprevistas, impredecibles, repentinas que igual que vienen se van y aquí no ha pasado nada. Te empezaste a desenmascarar. La sorprendiste, desconcertaste, aturdiste. ¡La desilusionaste!

     El otoño, todo lo alteró en exceso. Vendavales, huracanes, lluvias, inundaciones, granizo, incluso nieve. La hundiste en un mar de dudas. Ya la llevaste a la decepción absoluta.

     El gélido invierno con sus borrascas continuas y tempestades descubriría una naturaleza casi desconocida. Ahí, fuiste ya, el huracán que anhela dominar, arrasar, subyugar. ¡La descorazonaste!

    Intentaste que volviera a creer, que todo volviera a empezar. Pero era tarde, demasiado tarde. Se había, la habías convertido en la alta torre dispuesta a desafiar tu poder; en la enhiesta roca que no se dejaría romper…Ya no podía ser.  

¡Ya No pudo ser!