Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

sábado, 15 de mayo de 2021

 

  REGRESO

Rosamunde Pilcher (1924 Lelant (Cornualles)- 2019 Longforgam (Escocia) De Cornualles a Escocia.…

  Cuando se ha leído una novela de esta escritora, siempre se deseará seguir leyendo más y más. Si “Los buscadores de conchas” la lanzó a la fama, no desmerecen ninguna de sus otras obras.

Tiene una especial capacidad para captar los sentimientos y la psicología humanos. Al mismo tiempo que es una auténtica maestra de la descripción, una pintora con palabras. Los ambientes cerrados, los paisajes, la naturaleza y la figura humana.

Llaman la atención, sobre todo, las figuras femeninas. Capta de manera extraordinaria el alma de la mujer. Yo destacaría las madres. Sería interesante cotejar las de todas sus novelas, pero no es este el lugar adecuado.

  La que hoy nos ocupa “El regreso” parece recoger algún detalle autobiográfico. El hecho de que al terminar sus estudios trabajara como secretaria en la Armada y que se uniera al servicio femenino de la Armada Real. También su condición de ama de casa y madre se ve fácilmente reflejada en todas sus novelas.

  Vamos, de momento, a centrarnos en los caracteres de los personajes. En general todos sus personajes son bondadosos o tienen, al menos, algún rasgo de bondad. No obstante, como ocurre en la que nos ocupa, hace aparecer alguno de tendencia malévola, tal vez para conferir realismo.

Podremos observar en una lectura detallada que los personajes son presentados paulatinamente, a trechos, un detalle por aquí otro por allí y casi siempre a través unos de otros. Es decir que la autora nos los da según la variada perspectiva de cada uno. También a través de sus acciones. Los vamos descubriendo conforme actúan.

 Cabría agregar que da infinidad de detalles de todo tipo desde el aspecto físico, hasta el menor rasgo distintivo de su carácter

    Observemos en “El regreso” en primer lugar a las mujeres. Al menos las fundamentales, aparecen formando pares en donde cada una es el contrapunto de la otra. En cuanto al carácter, la psicología, incluso el estilo personal de vestir y vivir.

  Así, hay dos madres: Molly Dunbar, es débil de carácter, asustadiza, incapaz de tomar decisiones sin agobiarse. Tiende a dejarse llevar. No le gustan las cosas divertidas. Su aspecto es juvenil. Luce una hueca melena rubia; de rostro redondo y ojos inocentes. Nada inteligente. Según su hermana es femenina, remilgada e insegura y un poco elitista. Débil y egoísta. Muy detallista para todo. Y bebe, tal vez demasiado.

  Diana Carey-Lewis. Destaca su voz ronca y risueña. No hace pensar en una madre. Es esbelta, tiene las cejas finas y arqueadas, y lleva los labios muy rojos. Melenita rubio trigo, lisa y sedosa. Y algo que llama la atención ¡lleva pantalones! Y las uñas rojas. Parece una actriz de cine. Elegante, decidida, no se deja conducir, pero delicada, tiene un gusto exquisito y es sobre todo familiar, cariñosa, hospitalaria, se desvive sin agobiar por las personas a las que acoge en su hogar o bajo su tutela. En algunos momentos puede resultar algo agobiante y manipuladora, pero es toda corazón. Le gusta tener la casa llena de gente, amigos de sus hijos, por ejemplo…

  Otro par de mujeres adultas muy interesante son la cuñada y la hermana de Molly. Tías ambas de la protagonista. También de carácter amable, bondadosas, capaces de hacer cualquier cosa por alguien a quien quieren. Las dos acogerán y arroparán a Judith, la protagonista en todo momento. Cada una a su manera la ayudan y protegen en ausencia de sus padres.

 Louise Forrester hermana del padre, con la que tendrá que pasar sus primeras vacaciones, es elegante y snob. Viuda sin hijos. Siempre jugando al golf. Conductora imprudente. Con personalidad, pero no hermosa. Cacatúa y pesada, poco femenina e insípida según Biddy. Siente la vida como una fiesta casi, es adinerada, y en cierto modo algo irreflexiva no obstante procurar el bien definitivo de su sobrina.

 Por el contrario, Biddy, hermana de la madre, a Judith le gusta más. Casada, Tiene un hijo. Enamorada de su marido al que quiere con ternura   Su marido, el tío Bob es encantador, cariñoso, melómano, divertido en cierto modo…Judith es la hija que le habría gustado tener. Biddy es muy distinta de su hermana. Es natural, cariñosa y divertida. Es sensata y da buenos consejos. A su sobrina le gusta porque le habla como a una persona adulta. Vive con sencillez, pensando más en las personas que la rodean que en ella misma. Acabará siendo un apoyo definitivo para su sobrina.

  Veamos ahora las que podrían ser las fundamentales, que casi comparten protagonismo. También dos seres casi antagónicos y sin embargo grandes amigas, tanto que llegarán a sentirse casi hermanas.

La protagonista, Judith Dunbar, rubia, pecas, ojos azules. inteligente, además de bonita, bondades estas que irán creciendo con ella.  Es, al principio de la novela, una adolescente de 14 años, madura, reflexiva, responsable, estudiosa. Ha de dejar su escuela de años, con sus amigas, para ir interna a Sant Úrsula. En Cornualles ha disfrutado de cierta libertad. Ante la debilidad de la madre piensa que ha de ser ella la fuerte. A lo largo de la novela la veremos crecer y madurar siempre con inteligencia y sensatez.

  En oposición, Loveday. 12 años. También iría a Santa Úrsula. Una preciosidad de niña, aunque siempre parecerá un chicote malo. Pelo oscuro, rizado y corto. Ojos azul violeta y piel color miel. Desgarbada, alocada, irreflexiva, rebelde, algo caprichosa, pero con un gran corazón. Transmite naturalidad y confianza en sí misma. Será compañera de dormitorio de Judith. Es la única que va a casa los fines de semana y por haber congeniado con Judith la invitará a pasar uno con su familia de donde nacerá una eterna y bonita amistad. También la vemos hacerse mujer, pero sus decisiones serán menos razonables y maduras que las de su amiga.   

  De ambas podría decirse que en cierto modo son el resultado de las familias en que han nacido y se han criado. Judith es hija de Molly; Loveday de   Diana Carey-Lewis.

  También entre las mujeres cabría detenerse en las del servicio en cualquiera de las casas: bondadosas, cariñosas como madres con los hijos de la casa, aunque crezcan y sean ya hombres y mujeres, pendientes de cualquier detalle, agradecidas…

  Otro tanto ocurre con los hombres, aunque tal vez entre ellos no hay tantas diferencias. Solo las propias de su edad, ambiente en que viven o vivieron, pero también impera en su carácter la bondad, el respeto por las mujeres sean de la familia o con las que se cruzan en su vida.

El ya citado tío Bob, podría formar otro tándem especial con el coronel Edgar Carey-Lewis, el padre de Loveday. Ojos dulces y bondadosos (así lo ve Judith) pero tristes. Pronto congeniará con Judith, y le hará fácil la estancia en su casa.

Ambos serán siempre una ayuda para Judith             

Aparte de algún secundario interesante, cabría detenerse en Jeremy Wells, el médico joven al que conocerán Judith y su madre en el tren.

Se le presenta como un joven que lee como si fuera un intelectual, pero con buena figura, atlético, y en forma. Gafas, viste informal pero correcto. Una hendidura le cruza la barbilla. Pelo revuelto de color indefinido. Sonrisa simpática, dentadura perfecta, ojos moteados como una trucha. Acabará siendo definitivamente importante en la vida de Judith. Siempre afectuoso y respetuoso. Lo primero que los une sin saberlo es un puente famoso. ¿Será el puente un símbolo?

  Otro importante no solo en la novela sino también en la vida de la protagonista será Edward, hermano de Loveday.  Rubio. Facciones recias y los mismos ojos azules de su madre. Hombros anchos. Cara de adolescente cuando se conocen. Piel bronceada, dientes blancos y regulares. No le gustan los caballos. Como toda la familia muy afectivo y acogedor. Sencillo siempre dentro del estilo elegante de la familia. Es inteligente, deportista, amigo de vivir intensamente, aunque no exactamente al límite.

  El y Jeremy, aunque distintos serán muy importantes en la vida de Judith. Le tienen un sincero   afecto la respetan y  la ayudan.                                                                                                                                                                                                                                              Solo dos rompen este modelo: Billy Fawcett. Al que se describe cuando aparece por primera vez como un tipo con aire de dispensador de favores El abusador de menores.

Y Walter Mudge, el de los caballos. Atractivo, delgado, moreno, bronceado como un gitano, cabello negro y rizado, ojos oscuros como granos de café…

Acabará haciendo mucho daño.

  Otro gran número de personajes secundarios, aunque no menos importantes para el transcurso de la novela, pululan por sus páginas. Dignos también de un detallado análisis, pero no es este lugar para un estudio más profundo y extenso.                                                                                                                                      

 Llama la atención la importancia que confiere en los retratos a los ojos y los dientes. También al cabello. Es lo que más los define.

 En otro orden de cosas, se ha alabado el indiscutible talento de la autora para recrear las pulsaciones anímicas más sutiles. Tal vez sería un buen ejemplo la forma en que plasma la diferente manera de ver el mundo, incluso de percibir los sentimientos de hombres y mujeres.

  ¿Podríamos deducir que ve y, por tanto, transmite el mundo desde su perspectiva de mujer, ama de casa y madre? No es solo la capacidad de crear unos personajes como los que encontramos en su novela, es el ambiente que los rodea, es la vida cotidiana, la cocina, el cuidado del jardín, los olores, el gusto por el detalle en todos los aspectos y ámbitos de la vida que recrea. Es capaza de fundir lo idílico con lo real, los sueños con la razón

  El espacio: Múltiple y variado. Todos los personajes rodeados o ubicados en ambientes descritos con todo lujo de detalles. Tanto da que sea una habitación juvenil como las caballerizas, la playa, el jardín, un elegante bar o una taberna de pueblo. Hay páginas completas de unas descripciones excelentes. La adjetivación, el léxico general, los colores. Hasta los aromas parecen percibirse tanto de la hierba o las flores como de los alimentos. Parajes idílicos, las más de las veces.

 Todo esto lo percibimos casi siempre a través de la sensación que produce en los personajes, aunque parezca estar expresado por boca del narrador omnisciente que nos cuenta la historia. Este es, tal vez, un detalle importante del estilo narrativo de la autora.

Por razones obvias, no reproduzco textos literalmente.

El tiempo. Varios años. Cuando empieza la obra las dos protagonistas son unas niñas, en la edad que hoy llamaríamos preadolescentes (14 y 12 años) y al acabar las dejamos casadas con 24 y 22 años.

Unos años repletos de acontecimientos, familiares, sociales, una guerra y por fin el final que la autora suele dar a sus novelas, un poco de luz en la vida.

Para terminar, resumiré la temática: el amor, la amistad, las relaciones humanas, la soledad, la familia…toda suerte de sentimientos.

He leído o escuchado, no estoy segura, que si una novela está bien escrita no se puede constatar si es obra de mujer o de hombre. No soy una autoridad en la materia y el hecho de que a mí me guste esta autora y me entusiasmen sus novelas, no me autoriza a decidir si es o no una buena novela. No obstante, me atrevo a decir que tengo mis dudas acerca de que un hombre la hubiera escrito igual,

No creamos que este ambiente de bondad que he señalad, convierte la novela en un texto aburrido o ñoño. Porque, entre otras cosas está presente la segunda guerra mundial con todos los problemas que acarreó y que traerá como consecuencia desgracias y muertes. En absoluto. La autora nos va llevando de la mano por situaciones que despiertan nuestra curiosidad, nos induce a filias y fobias (estas las menos) crea pequeños clímax y anticlímax.

El final nos dejará la dulce sensación de que en el mundo también puede imperar la bondad

sábado, 1 de mayo de 2021

 

  Coloquio entre Lázaro y Pablos

- Buenos días nos dé Dios, Lázaro

_Que no me llames Lázaro, ¡coño ¡

_Y ¿Cómo quieres que te llame, Timoteo? Te llamas Lázaro ¿no?

_No. Me llamo Tomé como mi padre que en gloria esté. A todo el mundo le dio por llamarme Lázaro porque era mozo de ciego. El lázaro pacá, el lázaro pallá, qué quiere el lázaro... Menudo fastidio, me dejaron sin nombre.

_Pues nada. Tomé como tu padre que en gloria esté. Ja ja ¡En gloria!, si era un caco como el mío.

_Que no te enteras. Mucho estudiar latín con tu amo, pero no te enteras de nada. Mi padre hacía pequeños hurtos y no murió en la horca sino en la guerra, en la de Los Gelves, con su señor en defensa de la patria, de las Españas.

_ ¿Tu madre también está en la gloria? En la gloria se quedaría cuando te soltó con el ciego, pero en la otra gloria…que yo sepa no era una santa…era…

_ ¿A mi madre ni mentarla! Ese era…lo guardas para la tuya que tú mismo contaste que era bruja y ¿Qué me dices de aquello de que todos los copleros de Castilla “hicieron cosas” sobre ella? ¿Te crees que me chupo el dedo?

¡Ah! Y no me soltó. Lo hizo sin remedio pues no podía mantenerme a mí y a mi hermanico. Bien que lo sentía.

_Un poco tonto si eras. Mira que creerte lo del toro de piedra. ¡Menuda calabazada! Ja jai. Claro que luego bien que se lo hiciste pagar.

_Cuando lo del toro yo era un crío y luego, pues sí, espabilé; o mejor, me espabilaron, me harté de pasar hambre mientras mis amos comían. Fueron a cuál peor; menos el pobre hidalgo aquel venido a menos que no tenía ni para él. Que vivíamos los dos de la caridad de las buenas vecinas.

_Pues yo no es que comiera mejor, sobre todo en casa del Dómine Cabra aquel. A decir verdad, yo creo que ni los estudiantes comían como Dios manda. Yo pienso que el dómine tenía engañados a los padres.

_Pero tú y tus compinches no hacíais nada bueno. Que me he enterado yo. Lo vuestro sí era robar no los rasguños que yo les hacía a los panes del de Maqueda. ¡Menudo roña! Pero pronto me gané la comida trabajando. Yo de robar nada.

_No te hagas ahora el honrado. A fin de cuentas, pícaros fuimos y pícaros seremos mientras vivamos en las memorias de la gente.

_Yo más que pícaro fui un desgraciado. Para picaros mis amos, menos el hidalgo, el único del que guardo buen recuerdo.

_ ¿Es verdad lo que se dice de que es a él a quien le cuentas tu vida en una carta?

_A quien le cuento mi vida es cosa mía. Además, nunca diré algo que pueda comprometer a un amigo si lo relacionan conmigo. Y cuenta tú. ¿Cómo llevas lo de tu padre?

_Lo asumí bien. Él siempre se sintió orgullosos de su trabajo y murió como un valiente, sin llorar ni nada.

_¡Hombre! Llamarle trabajo a robar…y que el verdugo que te dé matarile sea tu propio hermano ¡menuda familia, compadre!

_Tú y yo tendríamos que irnos al extranjero como hace ahora todo el mundo cuando no está bien en su casa, o en su tierra.

_ ¡A buena hora! Si no recuerdo mal, acabas el relato de tu vida diciendo que te fuiste a otra parte pero que nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres.  Yo creo que cambiar de lugar no cambia a las personas. Te dejo, tío, que me llaman para otra charla.

_Vale, que te vaya bien. Recuerdos a tu mujer…ja ja ja.

_ ¡Vete a la …p.m.!

Hasta la próxima entrada.