Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

viernes, 14 de febrero de 2014

Kafka y la muñeca viajera




KAFKA Y LA MUÑECA VIAJERA de Jordi Sierra i Fabra. Edit. Siruela.
Cuenta con ilustraciones de Pep Montserrat.
   Sencillamente una deliciosa novelita. Está catalogada como literatura infantil y juvenil, categoría en la que ha sido premiada, pero su lectura es absolutamente grata a un adulto de cualquier edad.
Formalmente está estructurada en cuatro partes o capítulos titulados:
Primer sueño: la muñeca perdida;
Segunda fantasía: las cartas de Brígida;
Tercera ilusión: el largo rumbo de la muñeca viajera;
Cuarta sonrisa: el regalo.
Acaba con un corolario, donde se dan algunos detalles biográficos sobre Kafka.

   Es difícil imaginar al Kafka que conocemos de "El castillo", El proceso " o "La metamorfosis", por ejemplo, tratando de consolar a  una niñita que ha perdido una muñeca, inventando para ella una bonita historia de una muñeca que viaja recorriendo el mundo y, por último, entrando en una tienda de juguetes a comprar una muñeca  que regalará a la niña.

   La acción se sitúa , casi exclusivamente en el  parque Steglitz de Berlín. El inicio, al tiempo que realista es muy bonito, muy poético. Describe el ambiente que se respira en el parque, las gentes que lo frecuentan, el silencio, los sonidos, la paz .
   El llanto de una niña provoca un cambio de rumbo. Kafka reflexiona sobre qué es un niño, cómo tratarle, él no tiene hijos y no entiende de niños. Nos describe a la criatura que llora con todo detalle, desde su carita, sus facciones hasta su indumentaria. Por fin se atreve a hablarle, solo una palabra: ¡Hola! .Y la niña, que no lo había visto acercarse, levanta los ojos hacia él, ojos que "…eran dos lagos  desbordados   …." Después de una serie de preguntas más o menos acertadas, descubre que la desolación de la pequeña se debe a que ha perdido su muñeca.
       Continúa preguntando, ahora como si se tratara de un interrogatorio policial, y acaba concluyendo que " la relación de una niña con su muñeca es de las más fuertes del universo". Por de pronto, se le ocurre una idea que resolverá, de momento, el problema: la muñeca se ha ido de viaje. Le cuenta que él es cartero de muñecas y tiene una carta de su muñeca par ella pero con tanto trabajo  se le había olvidado. Reflexiona acerca de la relación de las niñas con sus muñecas, si hablan con ellas, si creen que les hablan.
   Lo cierto es que, por resolver el problema de la niña, se ha metido él en uno personal. Le promete llevarle al parque al día siguiente la carta de Brígida, que es como se llama la muñeca.  
 
Parque en Berlín


   A partir de aquí, cada día tendrá que llevarle a la niña una carta de su muñeca viajera. La va situando en diversos lugares del mundo. Primero en Londres y aprovecha para citar algunos de los lugares más típicos: Picadilly Circus, paseo en barco por el Támesis, caminar por Trafalgar Square e ir a una representación teatral en el Soho. Algunas cosas no son muy apropiadas para una muñeca, pero es que se supone que se ha hecho mayor y ya necesita volar por su cuenta, como hará en su momento la niña Elsi.
   Nos conduce a ese gusto de los niños por saber si los adultos tienen o han tenido sus mismos problemas y para acercarse más a ella Kafka le cuenta que perdió un soldadito de plomo que exploró medio mundo.
Al día siguiente, Brígida recorre París: el Sena, el Louvre, los Campos Elíseos, la Torre Eiffel.  

 
Foto MetM de París.

   La carta siguiente está escrita desde Venecia.

 
Venecia. Foto Mía.


   Y Brígida siguió viajando a una velocidad vertiginosa pues cada día escribía desde lugares cada vez más lejanos y alejados entre sí. Cruzó el mar Muerto, el desierto del Sahara, estuvo en China, en el Himalaya, en Pekín, en Tokio, en Nueva York… 

   Por fin piensa que de alguna manera tiene que poner fin a aquellos viajes y decide escribir una última carta que llega desde Tanzania  en la que Brígida le cuenta a su amita y querida Elsi que se ha enamorado, que se casa y ya no volverá. Lo curioso es que la niña lo comprende todo.
   Ahora había que pensar en un final feliz y fue el regalo de otra muñeca que la niña aceptó con total naturalidad.

   Es muy interesante como a través del personaje de Kafka, el autor nos introduce en el mágico mundo de los niños, su inocencia, su capacidad para creer en las cosas más inverosímiles como esa muñeca viajera que hoy está en Londres y mañana en París, etc. Así como las alusiones a la vida personal de Kafka, al hecho de que  no tenga   hijos  y a su delicada salud.
   Llama la atención como le impresionan los ojos de la niña, de manera que nos lleva a reflexionar sobre ese hecho: la magia especial que desbordan los ojos de los niños.
   En resumen, una delicia  la lectura de esta novela.
   Está inspirada en un hecho real de la vida de Kafka pero esas cartas ,que parece cierto él escribió, no han salida a la luz.Las que escribe aquí son obra del autor que ha recreado esta bella historia.

Casa de Kafka en una calle del castillo de Praga.
    Espero que su lectura haga disfrutar a todos como a mí.
 El libro está editado por Siruela y ha recibido el Premio Nacional de  Literatura Infantil y Juvenil 2007
Otras obras del autor: Banda sonora, Una dulce historia de mariposas y libélulas, Trilogía de las Tierras, Las guerras de Diego.
  Sería bonito e interesante recibir algún comentario,sobre todo de alguien que haya leído la obra, pues enriquecería este sencillo comentario.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Lamentablemente no he leído la novela de la que hablas pero, la verdad, dan ganas de hacerlo. Parece muy sugerente. Casualmente, esta tarde con mi hija Violeta he ido a dar un paseo y, aprovechando, he tirado algunas cosas en la basura una de las cuales era, precisamente, un muñeco. Violeta, cómo no, se ha percatado del hecho y se ha enfadado y mucho. Le he dicho que el muñeco estaba roto, literalmente destrozado y me ha respondido muy enfadada que los muñecos no se tiran". Sus ojos no eran dos lagos desbordados, eran más bien ojos de mirada negra y acerada ante los que apenas he podido balbucear "Mañana, mismo te compro otra". Leyendo tu entrada en el blog hace que uno se de cuenta de lo maravillosa que es la creatividad y la imaginación sobre todo cuando se contrapone, como es mi caso, con una evidente falta de luces.

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