Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

domingo, 31 de enero de 2016

Primer viaje a Euskadi de Constanza Mopas


      Voy a recordar hoy, como me contó Constanza su primer viaje a tierras vascas. Este relato va a ser, como podríamos decir a dos manos o dos voces. Resulta, que en contra de lo que suele ser su costumbre, esta vez no me escribió una carta, ni me pasó unos folios con sus peripecias viajeras. Me invitó a merendar y me fue contando cómo había transcurrido  su primera visita a esa bellísima tierra. Yo después lo escribí como lo iba recordando y ahora ,de la misma manera, lo transcribo..
    Me contaba que llevaban años planteándose el viaje pero guiados por los consabidos tópicos sobre vascos y catalanes, no acababan de decidirse. A Constanza le atraía muchísimo la idea pues a ella la tenían subyugada los magníficos paisajes que le ofrecían las guías de viaje. Además, desde que, siendo casi niña,  escuchara en la radio el Certamen de Habaneras de Torrevieja y en él, como grupo destacado y ganador casi siempre, el Orfeón Donostiarra, pensaba que gente que canta así, tiene que ser magnífica.
   Por fin, por razones familiares que no vienen al caso, se presentó la oportunidad y ya no lo dudaron.
    Como siempre cuando pensaban  en viajar, preparar el  viaje fue tarea suya. Así, entre otras cosas se informó de trenes y horarios. Solo necesitaban eso y hacer la maleta. Allí les esperaban una de sus hijas y su marido que los llevarían a todas partes.
   Había llegado el día. Salieron en un TALGO dirección Madrid a las 9’45. Una de las cosas –dijo Constanza- que más ilusión me hacía del viaje era poder pasar una serie de horas leyendo.
   El viaje hasta Madrid, sin problemas. Llegados a Chamartín comieron en un restaurante de los que hay en el mismo hall de la estación. Muy bien, por cierto, me comentó.
  Y siguió hablando:   Teníamos que esperar unas dos horas para tomar el otro tren, el que nos llevaría a S. Sebastián. Y aquí, como ya debes estar esperando, tuvimos la primera anécdota del viaje. Era cosa de vernos, los dos como pasmarotes mirando los monitores y paneles donde se anuncian las llegadas y salidas de los trenes. Se acercaba la hora y no aparecía ninguno que fuera a S. Sebastián. Yo mosqueadísima. De momento me doy cuenta de que uno que lleva ya un ratito anunciado dice Hendaya. Mi cabecita de chica no brillante piensa, miro los billetes, número del tren y ¡cielo santo, es este. Hay que correr! .le digo a mi marido  Allá que nos tienes corriendo por el pasillo en busca del número del andén, bajamos, el tren es más largo que un día sin pan, nos metemos en un coche, el asiento que creíamos nuestro estaba ocupado; bajamos. El revisor nos dice que subamos que salimos de inmediato y que atravesemos todo el tren hasta llegar a nuestro sitio.
   ¡Uf! Al fin sentados. Ya estamos en marcha. Me di cuenta de que en esa parte del trayecto iba a leer poco. No podía perderme ni un detalle. Tomé nota de todas las estaciones en que parábamos.
   Cómo disfruté oyéndola contar esta anécdota. La verdad es que como ella dijo, ya la esperaba. Son cosas de los viajes de las que ellos no escapan. Constanza me contaba todo esto como si lo estuviera volviendo a vivir.
   Me fue enumerando todas las estaciones y lugares por los que se deslizaba  el tren: Cómo había casi vislumbrado desde su ventanilla las torres de alguna iglesia de Lerma y Aranda; aquellos pueblos que hace ya muchos años visitó con toda su pequeña tropa, como ella llama a sus hijos.. Cruzar el Duero, parar en Burgos, cruzar también el Ebro. En Miranda de Ebro, me contó, el tren se detiene más tiempo porque se divide en dos: una parte se dirige hacia Bilbao y la otra a Hendaya. Entonces comprendió la razón de la longitud, unido ese detalle a que era principios de julio.
  Como es verano y las tardes son largas va a tener la suerte de apreciar el cambio de paisaje.
  Conforme nos acercábamos a Vitoria-me decía- el paisaje parecía de otro mundo: unas alturas extraordinarias, un verde exuberante, una maravilla que no me permitía apartar los ojos de la ventanilla. Y, por fin, la megafonía anunciando “Próxima estación Donostia-San Sebastián.”
Lo primero que vimos, nada más salir de la estación fue un monumental puente. Todo en esta ciudad es bello. Los puentes, las farolas, las casas del siglo XIX, la playa, el casco antiguo, todo…


Añadir leyenda
    Los días siguientes los dedicamos- prosiguió- a ir visitando la ciudad y sus alrededores.. Donostia es una ciudad, como otras muchas, con su parte nueva y su parte vieja. En la nueva podríamos distinguir dos niveles. La zona de la orilla del río con sus señoriales y bellísimas  casas del siglo XIX; los edificios modernos y de buen gusto de la zona de La Concha, por un lado; y un sector de la ciudad que debió ser construido por los años sesenta con sus edificios rectangulares, todos iguales, altos, feos en una palabra, por otro.
   En el casco antiguo están el bulevar, la plaza del ayuntamiento, 

Plaza del Ayuntamiento
       La zona que llaman los donostiarras lo viejo o también El Antiguo es un barrio de casa antiguas, que conserva sus tiendas de toda la vida, con los escaparates que muestran los productos y hasta el polvo de toda la vida y los restaurantes típicos. Una curiosidad. Si se sitúa uno en el centro de la calle por la que se accede al barrio, tiene en un extremo la Catedral del buen Pastor,  con su torre y fachada neogóticas y en el otro la iglesia-basílica de Santa María, con su fachada barroca


Santa María y su fachada barroca
   En unos pocos metros dos ejemplos de artes dan distintos y tan bellos. La Catedral, tiene algo atípico: la torre-campanario  está justo en el centro de la fachada principal, sobre el pórtico de entrada. Según he leído - me comenta Constanza - está inspirada en la Catedral de Colonia. 
   

Iglesia Catedral
  Precisamente en un restaurante de esta zona, comimos con los suegros de mi hija que junto con ella y su marido estuvieron los dos días del fin de semana haciendo de anfitriones.
  Como es natural, me decía, estuvimos todo el día correteando de un lado para otro. Recorrer las tres playas que hay en la ciudad supone andar kilómetros.
  La más importante es La Concha, como sabes, una de las playas más famosas de España. Más o menos en el centro se encuentra el balneario llamado La Perla. Es lógico. En el centro de la concha una perla, digo yo. Está bordeada de magníficos edificios, bonitas farolas, relojes y una preciosa y famosa barandilla.
   
Playa de La Concha con su famosa barandilla y el monte Igueldo (Igeldo) al fondo
    Otra es Ondarreta, más pequeña e informal, se sitúa entre el Palacio de Miramar y el monte Igueldo. Al final de la playa se encuentra el famoso Peine del Viento, escultura de Chillida. ¡Es impresionante!
   
Peine del viento  
   La de Zurriola situada en el barrio de Gros, entre la desembocadura del Urumea y el monte Ulía.
    Su relato fue abrumador y no puedo recordar con exactitud en qué orden y qué día concreto hicieron cada cosa; lo cuento, pues, de manera aproximada.
Aparte de las dos iglesias citadas, otros edificios de interés son, según me comentó, el Palacio de Miramar, el teatro Victoria Eugenia y el Hotel Mª Cristina en el que se alojan las personalidades de visitan San Sebastián y los actores que acuden al Festival de Cine; frente al hotel el elemento discordante para muchos donostiarras: el Kursal, obra de Moneo.; los famosos puentes del Kursal y Mª Cristina; y el espléndido edificio del Ayuntamiento.


Kursal
Teatro Victoria Eugenia
Fachada del Ayuntamiento
      Es una ciudad, me decía, que enamora. Es la misma emoción, el mismo sentimiento de me produjo Praga.
  En realidad todo lo que conozco del norte me entusiasma y en este viaje he disfrutado lo indecible.
  También me habló de su visita al Aquarium que, dice, está situado en un lugar muy pintoresco, en el muelle, junto a la Parte Vieja y desde donde se contemplan unas vistas espléndidas.
   
El puerto visto desde el Aquarium

      Recorrieron lugares del entorno, parajes naturales de una belleza indescriptible. Se refería a paseos por los montes como el Urgull. Se encuentra esta montaña entre la Parte Vieja y el Paseo Nuevo, junto al mar.
  Parece que el nombre es de origen gascón y significa “orgullo”. Se encuentran en él algunas fortificaciones militares que rodeaban la antigua ciudad que hoy albergan exposiciones. Además constituye un magnífico parque urbano con unas vistas espectaculares.


Panorama desde el Urgull
   También paseamos por el Igueldo con su parque de atracciones y magníficas vistas
De hecho, me comenta, mi marido y yo parecíamos un par de locos obseso haciendo fotografías a troche y moche. Sobre todo fotografiamos desde todos sus lados y con perspectivas diferentes la isla de Santa Clara, a la que, en verano, con marea baja, se puede acceder fácilmente y si no en barco. Tuvimos además, me dice entusiasmada, una maravillosa puesta de sol.


Isla de Santa Clara
Bellísima puesta sol
   Antes de seguir adelante con la visita, voy a agregar por mi cuenta algunos datos que me parecen de interés sobre el nombre de la ciudad. Su nombre oficial en castellano es San Sebastián y se debe a un monasterio consagrado a dicho santo que se ubicaba donde hoy está el Palacio de Miramar. El nombre en los documentos antiguos estaba en latín, Sanctus Sebastianus que al evolucionar a romance dio el nombre actual.
  Hasta 1980, este ha sido el nombre oficial de la ciudad que en esta fecha pasó a ser Donostia .A nivel oficial, entre 1980 y 2012 la denominación fue Donostia-San Sebastián pero por evitar confusiones, a partir de 2012 la denominación oficial es Donostia/San Sebastián. El primero se usa para las comunicaciones en euskera y el segundo para las que se hacen en castellano.
  También se conoce esta ciudad como La Bella Easo, o simplemente Easo. Se debe a que durante mucho tiempo se creyó que la ciudad romana de Oiasso o Easo se encontraba situada en lo que hoy es San Sebastián. Aunque más tarde se descubrió que se trataba de un error el gentilicio easonense se utilizaba como variante culta de donostiarra. Hoy ha caído en desuso.
¡Ah! los habitantes de la ciudad son donostiarras o easonianos.
   Otro nombre que tuvo la ciudad se lo daban los pescadores. Es Irutxulo o Hirutxulo,
que  en euskera significa “tres agujeros”, porque desde el mar la ciudad se veía así, como tres agujeros o entradas que se forman entre los montes que la rodean y la isla de Santa Clara.
  Continuemos con el viaje. Me contó Constanza que también habían visitado algunos lugares próximos a la capital. Así Zarautz, por cuya larguísima y espléndida playa pasearon. Tomaron un aperitivo en la terraza del restaurante de Arguiñano. Desde allí contempló por primera vez el famoso “Ratón de Guetaria” (Getaria)
Foto buscaren
  Allí, precisamente se encaminaron después; comieron y se pasearon por ese monte a cuya falda, diríamos que conformando la cola del ratón, se extiende la ciudad, y en cuya cima hay un faro al que subieron, que visto desde lejos parece las orejitas del ratón.

Ratón de Guetaria (Getaria) desde Zarautz
    Como curiosidad cabría citar que es la cuna de Juan Sebastián Elcano y del modisto Balenciaga, al que precisamente en 2011, bastante después de la visita de Constanza, se ha dedicado un interesante Museo.
Cabría destacar la iglesia gótica de San Salvador.

    Otro pueblo costero que visitaron en aquellos días, en que no los dejaron parar un minuto, fue Orio, población situada en la desembocadura del río Oria, a lo que tal vez deba su nombre.
   Aquí le llamó la atención la iglesia de San Nicolás de Bari que tiene como curiosidad una barca colgando del techo en el centro del Altar mayor.

Iglesia de Orio

    Por último una breve visita a Zumaia pues su marido no se quería ir sin ver el flysch 
                                                   
Detalle del famoso flysch de Zumaya (Zumaia)
                                                         
Aquí termina el relato del viaje en lo que a turismo se refiere pues el resto pertenece a la vida privada.
    Espero que resulte interesante







No hay comentarios:

Publicar un comentario