Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

miércoles, 14 de febrero de 2018

Extremadura. 2017. Del 15 al 21 de octubre

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     Suena el teléfono. ¿Quién puede ser? Me pregunto mientras acudo a descolgar.
- ¿Diga?
- ¡Hola soy yo!
- ¡Constanza!  ¿Has vuelto ya de tu Extremadura?
- ¡Guasona! Tú siempre con reminiscencias literarias.  Claro que he vuelto y por eso te llamo. Como tengo mucho que contar te propongo una escapadita a comer y así tenemos tiempo. Es que si me pongo a escribírtelo no acabaré en un año.
-Pero ¡si han sido tres días!
-Ya pero como he estado otras veces quiero relacionar todos los viajes, reunirlos y quedarme con una visión completa.
-Pues tendrás que resumir
-Sí. Por supuesto. ¿quedamos el miércoles?
-Espera que piense y mire mi calendario…Pues sí. Puede ser el miércoles. ¿Dónde siempre?
-De acuerdo. A las dos. Yo reservo.
-Hasta entonces. Un beso.

   Colgué el teléfono y pensé que tendría que preparar la grabadora porque cuando Constanza se pusiera a contarme sus tres viajes a Extremadura me perdería. Si no recuerdo mal había estado por aquellas tierras hace muchos años, con sus hijos pequeños, cuando iniciaron los viajes de verano recorriendo los campings de España con su enorme tienda de campaña. Años después, creo recordar que volvieron solos e incluso entraron en Portugal. Espero que no pretenda unir también este viaje pues tendríamos que recurrir a dos comidas ¡por lo menos! ¡Menuda comida me espera! Eso sí volveré a casa con un conocimiento exhaustivo de la zona.
  Llegado el día, como había pensado, cogí la grabadora lo que me permite hoy reproducir casi al pie de la letra nuestra gastronómica conversación. En fin, lo de conversación es un decir pues más bien fue un monólogo, una conferencia o no sé cómo llamarle.  Constanza hablaba y hablaba. Yo, a veces preguntaba algo para darme tiempo a digerir todo lo que estaba escuchando.
  Nos encontramos, nos besamos, nos sentamos en una mesa un poquito apartada, pedimos el menú del día (berenjenas a la miel, bacalao con salsa de no sé qué y postre. Un vasito de vino. Y café) y empezó a hablar. Yo, la quiero mucho pero cuando entra en materia de viajes, le temo. No pudo evitar recordar a aquel Don Ermeguncio de Moratín, aunque Constanza no es pedante.
  -Pues como te comenté es la tercera vez que visito Extremadura. La verdad es que, si bien he de reconocer que es una tierra magnífica, no entiendo muy bien esta fijación. El caso es que andamos queriendo recordar viajes que ya hicimos y se nos ocurrió empezar por aquí, mejor decir por allí. Recuerdo que las dos veces anteriores me quedó un recuerdo muy bonito, pero ahora me ha decepcionado un poco; por eso quiero relacionar los tres viajes.
  Por aquellos años, recordarás que habíamos descubierto la ventaja de alojarnos en un camping y andábamos de acá para allá con varios críos, una enorme tienda de campaña y muchas ilusiones.
-Sí recuerdo algunos episodios de vuestra vida de campistas. Pero ahora no habréis querido rememorara también eso.
-Qué va. Hemos ido en tren que es muy cómodo y como hay, hasta cierto punto, buenas comunicaciones, permite cierta libertad de movimientos.
  En el viaje de julio del 93 que llevaba incluido Portugal (no te asustes ese ya te lo contaré otro día) como íbamos con nuestro coche hicimos una parada en Tembleque pues yo estaba empeñada en ver su Plaza Mayor. Esto de las plazas Mayor me trae de cabeza me encantan.
Seguimos hacia Guadalupe. ¡Qué carretera!, ¡Qué mareo! Llegamos, vemos el Monasterio, hago fotos y cenamos y dormimos allí. Al día siguiente tempranito un paseo por el pueblo, casi desierto, para hacer fotos y esperar que sus habitantes se despierten y podamos desayunar.
De allí a Trujillo. Uno de los pueblos españoles más bonitos que he visto jamás.
Pasamos por el parque de Monfragüe. Impresionante. Recuerdo que me dio mucha rabia no poder fotografiar un árbol casi esquelético que albergaba un montón de nidos de cigüeñas. Era fantástico.  Y camino de Plasencia visitamos Cuacos de Yuste y Garganta de la Olla. En Yuste y La Garganta ya estuvimos en el primer viaje, cuando íbamos con mis niños.
  Pues, a lo que íbamos. Salimos de aquí el domingo …hubo un pequeño problema. Tuvimos que ir a Alicante a coger el AVE para Madrid. Resulta que yo lo había pensado muy bien. El domingo, después del puente del Pilar casi todos los puenteros estarían ya en casa. De hecho, lo tuve fácil para reservar hotel en Madrid. Pero al ir a sacar los billetes, tres días antes, nos encontramos con que no queda ni una plaza. Solución, lo que te he dicho. Como el AVE (que dicho sea de paso era un ALVIA) salía de alicante a las 10´15 tuvimos que salir de Murcia en un Cercanías a las siete y cuarto. ¡Yo que había planeado salir casi a la una, levantarme como siempre, etc. etc.! El resto del viaje, sin problemas.
 Pero como no hay mal que por bien no venga, llegamos a Madrid a hora de comer, justo frente al hotel y quedamos para cenar con mi hijo y su chica. A otro día, a media mañana salimos para Cáceres con un poquito de retraso, pero nada del otro mundo. Llegamos también con tiempo para comer en el mismo hotel. Como es lunes me veo mi novela de la tele (algún vicio he de tener) y salimos a dar una primera vuelta por la ciudad.
  Recuerdo que en el viaje anterior camino de Cáceres visitamos Coria (la del bobo) y su hermosa catedral casi en ruinas. No quiero pensar cómo estará hoy si alguien no ha decidido poner remido. Nos instalamos en el camping “Ciudad de Cáceres” en cuyo bar había unos carteles que decían:” paella para dos personas humanas”, “sardinas del mar” y “montados de lomo de un cerdo”. ¡Qué risa!
 Ahora nos hemos hospedado cerca de la Plaza Mayor, que, dicho sea de paso, estoy deseando ver pues recuerdo que la primera vez me causó una fuerte impresión. Esa escalinata con el Arco de la Estrella al fondo. Como sin duda sabes data del siglo XVII. La forma oblicua del arco tiene su origen en que fue construido sobre otro del siglo XV para permitir con su mayor altura el paso de los carros. Su nombre se debe a la presencia en su cara interior de una imagen de la Virgen de la Estrella. 

Arco de la Estrella

  Pero creo que la Plaza está hoy demasiado concurrida y llena de terrazas de bares y restaurantes. Me parece recordar que la otra vez la vi más limpia de estorbos. Subimos a dar un primer vistazo a parte de la ciudad medieval. Como solemos hacer últimamente buscamos para hacer merienda- cena una cafetería-confitería. Acierto. Bien y barato.
 Es una rara costumbre nuestra madrugar y salir a visitar las ciudades antes de que pongan las calles. No nos molesta nadie a la hora de hacer fotografías, pero encontramos barrenderos, carros de basura, furgonetas de reparto, y todos nos miran como si estuviéramos locos. La verdad es que tal vez lo estamos un poco. Yo empiezo a pensar que podríamos haber dormido una horita más.
  Recorremos la ciudad que yo recordaba bastante bien de las veces anteriores. Traspasada la entrada encontramos la Torre de Bujaco, construcción defensiva árabe del siglo XII. 
 Seguimos por una de esas calles estrechas en las que se respira una cierta nostalgia medieval, y llegamos a la Plaza de Santa María, auténtico centro neurálgico de la ciudad vieja donde destaca la impresionante   Concatedral de Santa María, construida sobre un templo del siglo XII. El edificio actual data del siglo XV y en él se dan elementos románicos y góticos. ¡Esta manía de derribar y construir sobre las ruinas! Es imprescindible detenerse ante el precioso retablo de madera, del siglo XVII. 


Catedral

  En la misma plaza se halla el Palacio Episcopal de estilo gótico-renacentista (según la fachada que contemplemos)
   Damos ahora con la Plaza de San Jorge, unida a la de Santa María y que sirve de nexo entre la parte alta y la parte baja de la ciudad. Allí podemos descubrir una hornacina que alberga al Santo que da nombre a la plaza. Aquí, además, se ubica la Iglesia de San Francisco Javier, de estilo barroco (siglo  XVII).


San Jorge

  A partir de aquí y ahora, vamos a subir y bajar algunas escaleras. La verdad es que he vuelto con las rodillas algo maltrechas. Iremos viendo la Casa de los Solís con su preciosa fachada gótica del siglo XV y que destaca por su hermoso arco de entrada. Frente a ella, otra impresionante edificación: la Torre de Sande, del siglo XIV. Desde luego, en Cáceres faltan ojos para ver todo lo que cada callejuela y cada plaza nos muestran.
Nuestro callejeo nos llevará a la Plaza de San Mateo, en la cual destacan la iglesia dedicada al santo y el Convento de las Clarisas. A la izquierda de la iglesia se levanta la llamada Torre de las Cigüeñas, en realidad Palacio de los Cáceres-Ovando. Destaca el hecho de que esta torre conserva intactas sus almenas, al contrario que el resto (como por ejemplo la Torre de Sande), que fueron desmochadas por orden de los Reyes Católicos como medida para terminar con las guerras internas con las que los nobles de la ciudad entretenían su tiempo.
-Bonita manera de distraerse- interrumpí para dar una tregua a Constanza y que comiera pues yo ya estaba haciendo la digestión del primer plato mientras ella aún lo tenía prácticamente intacto y el camarero nos miraba deseoso de servir el siguiente que seguro se les iba a enfriar. Agregué algunos comentarios acerca de lo que me había contado y cuando vi que había dado cuenta de sus berenjenas le hice al camarero un casi imperceptible gesto que el pobre hombre comprendió. Raudo como la centella se aprestó a servir el segundo.
- ¡Qué ricas estas berenjenas! Continúo. Saliendo de la plaza y siguiendo la calle Condes encontramos el Palacio de los Golfines de Arriba, que llama la atención por su monumentalidad y en el que a día de hoy se ubica el restaurante del mismo nombre. ¡Menudo cambio!
  En la Plaza de las Veletas, situada junto a la de San Mateo, damos con la Casa o Palacio de las Veletas, en la cual se ubican el Museo Provincial y el célebre Aljibe árabe de la ciudad que visitaremos por la tarde. Es muy interesante y en cuanto al aljibe, solo me asomé un poquito pues para verlo bien hay que bajar unas escaleras muy escabrosas. También es cierto que he visto otros.
  Va siendo hora de comer. Nos sentamos en una terraza frente al Arco de la Estrella. Me habría gustado comer las migas del pastor, pero veo que se sirven con huevo frito y esa combinación no me atrae. Y no sé por qué pues las he comido con toda clase de acompañamientos: pescado frito, longaniza y trocitos de magro, melón, higos, ¡con chocolate!, pero ¿con huevo frito? Total, que me inclino por carne de cerdo para variar.
  Como hemos madrugado y llevamos varias horas andando nos vamos al hotel a descansar un poquito.
-Y a ver tu novela. ¿No?
-¡Yeees!. Por la tarde continuamos y vemos, como ya he dicho el museo y el aljibe. También recorremos otra zona de extramuros. Atravesando el Arco de Santa Ana, reconstruido en el siglo XVIII, llegaremos al Adarve del mismo nombre.

Adarve 
- ¿Qué es eso de adarve?
-Los adarves son estrechos pasadizos que recorren el perímetro amurallado de la ciudad. Su angostura y antigüedad los convierte en lugares mágicos, con un encanto especial. El de Santa Ana tiene algo extraño que no sé describirte, pero emociona. Termina casi en el Arco de la Estrella, frente al Palacio de Moctezuma. Se trata de un edificio impresionante del siglo XVII que debe su nombre a que fue reconstruido por un descendiente de Isabel de Moctezuma, hija del último emperador azteca.
Cabe destacar también el Palacio de Carvajal, del siglo XV con un precioso patio interior; la Calle de la Amargura para entrar en un nuevo adarve: el Adarve del Cristo. No podemos olvidar la Judería con sus típicas calles estrechas. Curioso el Rincón de la Monja y un último adarve: El de Mérida.
  Se hace de noche, hay que pensar en cenar. Lo hacemos igual que el día anterior. Paseando volvemos a nuestro Hotel. Queremos acostarnos temprano pues mañana vamos a Mérida y el tren sale a las 8. O sea, hay que levantarse a las seis y media, tomar un taxi, llegar a la estación, sacar billete y desayunar allí.
  Amenaza lluvia. Hemos de cargar con los paraguas. Llegamos a la estación con tiempo. Sacamos billete de vuelta para las seis. Nos informamos del viaje a Plasencia. Nos vamos a la cafetería a desayunar. El viaje se nos hace corto. A las 9 estamos en Mérida. Un taxi nos deja en la puerta del Museo, pero antes de entrar nos apetece otro café.
  Decidimos empezar por el Museo porque está empezando a llover y además hace fresco. ¡Qué maravilla! La vez anterior quiero recordar que estaba aún en obras. Te cuento un poco del Museo, aunque es algo que hay que ver para disfrutarlo de verdad. El edificio es una construcción ideada por el arquitecto Rafael Moneo que consigue trasladarte al Imperio Romano. Impresionantes mosaicos originales 
Magnífico mosaico

   Esculturas de todas las épocas, cerámicas, joyas, A mí, como siempre, lo que más me atrae es la cerámica, aunque aquí no se puede dejar de mirar y ver nada. Se impone un poco de discusión con mi marido porque se empeña en fotografiar todo, todo, y es agotador ir esperándolo sala por sala. Debimos estar dos horas como mínimo dentro.
  Al salir comprobamos que, efectivamente había llovido. ¡Perfecto! Ahora ha clareado y vamos a visitar toda la zona monumental. Esta zona era el centro de ocio, diversión y entretenimiento (algo salvaje a veces, dicho sea de paso) de Augusta Emérita, que como sabes era el nombre romano de la que fue villa romana importante de Hispania.
  Iniciamos el recorrido por el Anfiteatro que acogía luchas de fieras, combates entre gladiadores, recreaciones bélicas y hasta ejecuciones de esclavos. Las piedras que aún se conservan son la huella de un aforo que llegaba a los 10.000 espectadores. Cuando contemplas dicho espacio aun te parece oír los vítores, aclamaciones, gritos, rugidos de animales. Se puede entrar en las estancias en las que enjaulaba a luchadores y fieras, y hasta pisar el que era el campo de batalla, pero en mi caso puede más el malestar que me producen tales recuerdos que la curiosidad. Es también lo que me ocurre cuando me proponen visitar catacumbas, cárceles o uno de esos lugares donde tuvieron presos y eliminaron judíos, o la casa de Ana Franc.   
  Siguiendo el itinerario de la visita, llegamos al lugar que yo espero con ansiedad: el monumental teatro romano. Las columnas de mármol, los dinteles, las esculturas e incluso la base de la escena son piezas originales del teatro romano. Si bien, cuenta la información leída, los visigodos destruyeron el teatro empleando las sillerías para reforzar la muralla de la ciudad, estos elementos se hallaron en excavaciones y su restauración ha sido un rotundo éxito que recrea fielmente el escenario más refinado del mundo cultural de la antigua Mérida... ¡Menos mal que a veces se hace algo bien! No necesitas que te recuerde que sigue en funcionamiento y los meses de julio y agosto acoge su Festival Internacional de Teatro Clásico. ¡Como me gustaría verlo alguna vez, con una de esas grandes actrices (Nuria Espert, concha Velasco…) representando los papeles de aquellas heroínas que siempre nos impresionaron! Pero no solo eso. Sueño con verme yo sobre el escenario haciendo una Antígona, Andrómaca, Clitemnestra, Electra, Medea, Hécuba…
-Pero bueno. No sabía yo que el gusanillo del teatro fuera tan fuerte en ti. Recuerdo que siempre te ha gustado, que has hecho algo, has dirigido, pero esto…
- ¡Chica, es mi parte oculta, misteriosa!
- Ya veo. Oye, ¿y si nos vamos yendo que los camareros empiezan a mirarnos con cara de pocos amigos y nos instalamos en un rinconcito de algún café a continuar con tu viaje?
-Perfecto.
Pagamos y nos fuimos. Por la calle anduvimos hablando de otros asuntos: maridos, hijos, nietos, lo normal. Como habíamos acordado nos instalamos en un acogedor rincón de un ídem bar y seguimos con el viaje de Constanza que tenía trazas de no acabar.
-Pues como te decía me emocioné una vez más al verme en aquel impresionante lugar. Estuve contemplando desde la parte superior de las gradas (donde curiosamente se dice que se situaban mujeres, libertos y esclavos) el magnífico escenario. Ni que decir tiene que hice fotografías. Creo que te envié una al móvil. 

Teatro romano
 En la misma zona se pueden visitar los restos de las termas, el acueducto de San Lázaro. y el antiguo Circo Romano.
  En el centro de información nos aconsejaron que de camino a la ciudad visitáramos la Casa de Mitreo Así lo hicimos. Muy interesante. Con unos preciosos mosaicos en el suelo y muy completa. Continuamos hacia el centro de la ciudad moderna donde veremos el puntee romano sobre el Guadiana, el Pórtico del Foro la Alcazaba árabe, y, por fin, tras muchas vueltas y preguntar ya bajo un aguacero del demonio conseguimos llegar al Templo de Diana.

Puente romano sobre el río Guadiana



 (Apenas si pudimos disfrutar con su contemplación pues llovía a cántaros, hicimos alguna foto

 como Dios, o tal vez el diablo, nos dio a entender y nos lanzamos a la busca de un sitio donde comer. 



                                                                                      Templo de Diana

   Por la tarde, como había escampado, estuvimos dando un paseo por la ciudad y nos encaminamos a la estación. El tren llegó puntual. Desde él pude ver el Acueducto de Los Milagros y el embalse de Proserpina.
  Llegar a Cáceres, cenar donde siempre y ¡a la cama! Estaba muertita.
  Al día siguiente tocaba ir a Plasencia. El tren salía a las 7 y cuarto. ¡Otro madrugón! Iba ilusionadísima pues guardaba un recuerdo muy bonito de la ciudad. Siento decirlo. Me produjo una gran desilusión. Considerada la capital del norte de Extremadura. Es conocida como la Perla del Norte o la Perla del Valle.
  Llegamos, como te puedes imaginar, muy temprano. La Plaza Mayor que otras veces me había impresionado, la encontré sucia, abarrotada de toda clase de vehículos, y no por la hora, siguió así todo el día. Menos mal que el simpático reloj con personajes de la torre del Ayuntamiento sigue ahí. 


Casa Consistorial. Reloj
  El Palacio Municipal (Casa Consistorial) es un edificio del siglo XVI de estilo gótico renacentista que incluye en la fachada una doble arcada. Pero ya te digo, casi no se podía contemplar.
  Iniciamos el recorrido por la ciudad. Responde poco a lo que he leído en las guías. No recuerdo bien el orden que seguimos, pero da igual. Digamos que llegamos, de buenas a primeras, a la Plaza de la Catedral, en la que se encuentran las dos catedrales de Plasencia. La Catedral Vieja, estilo de transición del románico al gótico. Su construcción comenzó en el siglo XIII y fue ampliada a mediados del siglo XV. En la fachada se encuentra una bella portada románica, con arco de medio punto. Me llamó la atención que en lugar de torre tiene espadaña. 

Catedral Vieja
  La Catedral Nueva comenzó a construirse en 1498 y se finalizó en 1578. Tiene dos bellísimas fachadas renacentistas, de estilo plateresco. La fachada principal es obra de Juan de Álava (1558); y la fachada del Enlosado o de Siloé, más antigua, es obra de Diego de Siloé y es anterior a 1548.

Catedral Nueva 
  En la nave central destaca el Retablo Mayor, del siglo XVII. También tiene un bonito coro
  En la Plaza de la Catedral podemos ver la Casa del Deán, del siglo XVII, en la que destaca el balcón en ángulo, (uno de esos bonitos balcones renacentistas que también hay en Cáceres, abundan en Trujillo y en Úbeda. Incluso hay uno en Albarracín). con las columnas de estilo corintio y el escudo de la familia Paniagua de Loaisa. 

Balcón de la Casa del Deán

  Rodeando las catedrales y caminando unos metros hacia el sur-este podremos ver parte de las murallas que rodeaban la ciudad de Plasencia desde el año 1200. En la actualidad se conservan 21 de las 71 torres originales de la muralla. la Torre Lucía (o Torre de Lucía), es una de las mejor conservadas. En ella se encuentra el Centro de la Fortaleza y Ciudad Medieval, que ofrece información sobre la desaparecida Fortaleza, la ciudad medieval de Plasencia, su historia y cultura. Mientras mi marido sube a un segundo piso en busca de buenas fotos, yo me embebo de cultura medieval. No solo rodeamos las murallas, sino que paseamos sobre ellas desde las que se ve toda la ciudad. 



Muralla

  Siguiéndolas a pie de calle podemos encontrar puertas de acceso a la ciudad como la de Berrozana, restaurada a finales del siglo XVI.
 Seguimos paseando y encontraremos la Casa-Palacio de los Monroy, también llamada de las Dos Torres, del siglo XIII.  Es el palacio más antiguo de Plasencia, de fachada románica.
Siguiendo nuestro recogido llegamos a la Rúa Zapatería, que lleva por un lado a la Plaza Mayor y por el otro a la Iglesia de San Nicolás, de estilo románico.
Junto a la iglesia se encuentra el Palacio Renacentista de los Marqueses de Mirabel (o Palacio de Mirabel), del siglo XV, Está descrito en todas las guías, y así lo recordaba yo, como uno de los edificios con más atractivo de Plasencia. Recuerdo como la primera vez que estuve en esta ciudad lo iba buscando guiada por la información que tenía. En aquella ocasión al encontrarlo tuve una gran alegría, me emocionó su belleza. Ahora, me ha decepcionado. No sé si lo han abandonado o al haberle dado un uso, creo de hotel o algo así le han restado encanto. También es posible que como en aquellos viajes yo no conocía nada todo me producía entusiasmo y emoción. Algo así como cuando vuelves ya adulto a la casa que de niño te parecía enorme y la encuentras reducidísima.
 Cuando veas las fotos que te voy a pasar pensarás que he exagerado, pero es lo que he sentido.
  Las guías aconsejan paseos por zonas ajardinadas y parques, pero para disfrutarlos habría que alojarse allí y nosotros hemos decidido volver a Cáceres a comer. Sentados en un bar de la plaza Mayor tomando un tentempié, esperamos la hora de volver al tren. Viaje sin retraso y comer en el hotel. Descansar. Mis pies y piernas ya se van quejando más de lo aconsejable. Me viene a la memoria aquel viaje con mis niños en que al llegar al camping después de diez o doce horas pateando montes dijo me hija pequeña: ¡Cielos, qué piltrafa! 
  Por la tarde damos un último paseo por Cáceres. Acabo de recordar que Sorolla pasó por allí, por Plasencia, y pintó escenas de mujeres y del mercado. Parece que le gustó y admiró aquella tierra.
  -Oye! Estoy recordando que cuando leímos “El espíritu áspero” hablamos de que parecía estar situada la acción en Extremadura, tal vez en Cáceres o una “ciudad Frankenstein”, es decir mezcla de varias. Luego leí que podría ser alguna ciudad del norte de Cáceres. ¿No has visto nada que te lo recordara?  
    -Claro! Ahora que lo dices. Todo el viaje lo tuve presente. Cada plaza, cada torre, Pero en Plasencia sentí más cerca aquellos lugares de la novela. Y no sé decirte porqué.   
      Al trasladar al blog este relato viajero de Constanza se me ha ocurrido, en lo que a Plasencia se refiere insertar unos versos de Gabriel y Galán que tal vez vengan a cuento.
Toda ciudad es dichosa
Si tiene historia gloriosa.
……………………….
Sabios hombres que admirar,
Joyas de arte que lucir,
Bellas mujeres que amar,
Patriotismo que sentir
Y caridad que imitar.
………
Y más adelante
Mas yo no sé si hoy tu vida
Es la vida indiferente
De todo pueblo suicida,
O es vida sana y potente
De ricas savias henchida
……………
Pueblo que duerme es suicida
Y yo no puedo creer
Que estés pasando la vida
Lánguidamente dormida
  Sobre tus glorias de ayer 

                                                                 (  A PLASENCIA en el libro “Extremeñas”

            -Entonces , al final ¿fuisteis a Trujillo? 

   -Pues no. No fue posible y lo sentí porque me hacía ilusión. Es una de las ciudades españolas

 qu   que más me ha gustado, quizá junto a Úbeda, por ejemplo. 

no,     -Bueno,cielo, ya te he mareado bastante. ¡Menuda sesión te he dado!

,           - No, mujer, si me encantan tus relatos de viajes. Pero observo que ya no hay anécdotas

tan   graciosas como en los primeros.    
            
            - Es verdad. Al menos en este no ha habido nada especial. Mira, te he traído una fotos por 

si .     si lo subes a tu blog

            -Es  posible que lo lleve ya que a ti no te importa.
E        Eran  casi las siete de la tarde. Pagamos los cafés y salimos caminando juntas un trecho

 h    hasta el cruce en donde siempre nos separábamos y en plan de guasa al despedirnos siem

         pre decíamos (desde hace años) ¡Tú a Boston y yo a California!
F                                                                                                             FIN       
(E                                                                                     (Escrito en diciembre 2017)

2 comentarios:

  1. muy detallado tu viaje a Extremadura. La verdad es que todo él es interesantísimo. Yo fui cinco veces, algunas de paso hacia Portugal.En una incluía Plasencia, en otra Guadalupe. Una vez dormimos en un hotel estupendo en Mérida en donde visitamos la iglesia de santa Eulalia. Sabrás que hay dos Eulalias santas, la de Mérida y la de Barcelona. Como muy cerca de aquí, en Totana se venera a santa Eulalia (acuérdate de nuestra amiga María Eulalia) yo pregunté una vez cuál de las dos era , me respondieron que la de Mérida. Recuerdo haber probado las migas extremeñas en Cáceres. No tienen nada que ver con las murcianas. Y siguiendo con la gastronomía me encantó el guiso de cordero en la "Casa de la Troya" en Trujillo, donde podías comer todo lo que quisieras por el mismo precio, que le pagabas a una ancianita al salir. No sé si seguirá igual. Siempre me he traído pimentón de la Vega.

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  2. ya recuerdo el nombre del guiso de cordero, "caldereta". Buenísimo.

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