Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

martes, 1 de marzo de 2022

  

Entes de ficción.

Acodados en la balaustrada de la terraza contemplan un espléndido atardecer.

Silencio. Raúl vuelto hacia Elia, le coge la cara entre las manos, se la levanta ligeramente para poder ver sus ojos.

_Elia, perdona. No te enfades ni me abandones al oír esto: Te quiero. Te quiero con toda mi alma desde hace mucho tiempo. He guardado silencio por prudencia y respeto, pero no puedo seguir callando.  Solo te pido que no me abandones.

Elia pone sus manos sobre las de él.

_Creí que no te atreverías jamás. ¿Por qué piensas que accedí a compartir esta casa? ¿Exclusivamente por no envejecer sola? ¿Nunca has sospechado nada? Parece que actúo mejor que tú.

Se miran con ternura y amor. Un amor de madurez, sosegado. Sus ojos se acarician, se besan. Se abrazan. Elia refugia su cara en el pecho de su amado Raúl hasta sentirse sosegada. Luego se vuelven hacia ese atardecer donde cielo y mar se funden, como sus ojos.

_ Es posible. Y ¡Que magnífico atardecer junto a ti! El más hermoso jamás vivido y soñado.

_Estoy pensando, comenta Elia, si no seremos ambos unos entes de ficción.

__Dadas las circunstancias, es posible, contesta Raúl.

Hasta la próxima 


















1 comentario:

  1. Muy romántico este diálogo entre dos seres, que no sabemos, ni ellos tampoco, si son reales o sacados de la ficción literaria. Pero el amor vence fronteras. Otra vez la identificación de los ojos con el azul del mar, el símil al que sueles recurrir con frecuencia. También es muy recurrente el tiempo, el atardecer.
    La actitud de los enamorados me recuerda al protagonista de "Niebla" de Unamuno, que discute con su creador (un dios creador) por tener vida propia, por tomar libremente sus decisiones, vivir, amar y ser feliz.

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