Abro este blog con la intención de mantener un ameno diálogo con todo aquel que se acerque a él. Creo que lo más bonito de las relaciones humanas es esa comunicación que consiste en un intercambio de emociones, conocimientos, ideas….Esa comunicación que enriquece el espíritu.

"La relevancia de la comunicación humana, pues del contacto verbal surge un intercambio que aminora el dolor, palía la soledad y estimula el contento de vivir” Carmen Martí Gaite

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Ro y su viaje ortogeáfico


   Había una vez, una niña preciosa, con unos enormes ojos azules y un bonito pelo rubio rizado llamada Ro . Sus papás la llamaban Ricitos de oro, como la del cuento de los tres osos. También le llamaban la princesita del guisante, como la de otro cuento;  pero ella era la princesita del guisante cocido porque era muy delicada y lloraba desde que abría los ojos cada mañana. Su mamá intentaba convencerla de que no debía llorar tanto diciéndole que no vendrían los Reyes Magos, ni Papá Noel, y  ella decía: pero es que llorar es muy divertido.
   Cuando empezó a ir a la guardería se reveló como un poco trasto, no había quien pudiera con ella.
   No obstante, cuando empezó Primaria cambió y se convirtió en una niña muy estudiosa y con muchas ganas de aprender.
   Estaban empezando a estudiar  la ortografía y ella se lo tomó muy en serio. Constantemente le preguntaba a su mamá cómo se escribe hablar, o lenguaje o calle. Y su mamá le contestaba: búscalo en el diccionario. Esto a Ro le daba mucha rabia porque ella quería respuestas rápidas para acabar pronto los deberes, pero su mamá sabía lo que había dicho la profesora de Lengua y así lo hacía.
   Un viernes, la profesora pensó en hacer algo diferente  para que repasaran la ortografía divirtiéndose un poco. Les dijo que para el próximo día debían llevar a clase un cuento inventado por ellos que tuviera algo que ver con la ortografía.

    Resulta que Ro, ese fin de semana iba a viajar a Jaén a ver a su abuela paterna .Por el camino iba leyendo todos los letreros de la carretera, indicadores de dirección, y nombres de pueblos.
    Los leía en voz alta, y preguntaba sin parar sobre eso o lo que fuera, pues Ro, como decía su mamá no callaba ni debajo del agua.
   ¡Alcantarilla! .Mamá ¿Ese pueblo es una alcantarilla por donde se va el agua?   
 ¡Alhama.! Mira lleva hache. ¿Por qué lleva h?
 Totana, tontaina como dice papá “El primer tontaina que diga para mí”….Y así sin parar a lo largo de más de 300 kilómetros.
   El nombre  que más le llamó la atención fue La Hoya. Mamá ¿esa es una olla de cocinar?
− No, hija, la de cocinar se escribe con ll o sea dos veces l, olla
−Entonces ¿qué es La Hoya
− Es una hondonada, como un hoyo.
−Entonces ¿es la mujer del hoyo?
− Hija, ¿Por qué no callas un poquito? Me estoy mareando. Anda échate un sueñecito que aún faltan más de dos horas para llegar a Jaén.
Eso  − dijo el padre que estaba ya al borde de un ataque de nervios − calla un rato que me llevas loco y vamos a tener un accidente.
   Ro se calló y se durmió un ratito.
   Cuando, el domingo por la noche, fue a hacer los deberes de lengua recordó el viaje y los nombres tan raros que había ido viendo durante el camino y pensó aprovecharlos para escribir el cuento ortográfico.

   A otro día en clase.
¡Buenos días, niños!
¡Buenos días, profesora!
¡Buenos días profe!
¡Buenos días, seño!
   La profesora pasó lista e inmediatamente preguntó por los cuentos. Como podéis imaginar la primera en levantar la mano para leer el suyo fue Ro
−Veamos que nos traes.
   Y Ro  explicó con qué letras había escrito el cuento (la Y y la Ll) y leyó muy despacito y muy claro como le gustaba a la seño.

“EL CUENTO DE LA HOYA Y EL HOYO”.
La profesora lo escribió en la pizarra para que quedara clara la ortografía, pues de eso se trataba.
Una vez una hoya y un hoyo se encontraron paseando por el campo y se enamoraron. La hoya y el hoyo se casaron y tuvieron hijitos y uno se cayó por una alcantarilla, pero no le pasó nada.
   En una casa, había una olla pero resulta que no existen   ollos y se tuvo que casar con un cazo y tuvieron ollitas y cacitos, como cuando se casan una rubia y un moreno y tienen niños rubios y niños morenos, y todos se fueron a vivir a Alhama que era un pueblo, a lo mejor, muy bonito.
   A la profesora le costó aguantar la risa de ver lo ingeniosa que había sido Ro. Le preguntó de dónde había sacado esas ideas y ella le contó lo del viaje.
Un alumno levantó ahora la mano.
−A ver, Dani, tu cuento.
   Dani era el alumno más aplicado de la clase, aunque un poquito repipi, y siempre hacía algo muy distinto de sus compañeros.
−Bien, profesora .Yo, como es natural, tengo un cuento, no obstante….
No había terminado de decir la palabrita cuando saltó Ro − ¡Ha dicho no obstante!
−Sí. ¿Y qué?. Contestó Dani.
−Pues que es una palabreja muy rara y yo creía que sólo la dice mi madre.
−Y la mía. Así es que ya somos tres: tu madre, la mía y yo. Bueno, y la profesora supongo.
−Sí, yo también, pero continúa. No obstante ¿qué?
−Que preferiría no leerlo en voz alta porque me ha salido muy largo.
− Te tengo dicho que debes intentar resumir.
−Lo intento pero no puedo. En cuanto me viene la inspiración no puedo parar.
− ¡Oh, La inspiración ¡ − dijo, otra vez, Ro.
− A ver, Ro. Vas a hacer el favor de callarte un poquito y dejar a los demás que hablen como quieran y, sobre todo, que podamos seguir la clase. Con tanta interrupción va a tocar el timbre y no habrán podido leer su cuento otros compañeros.
−Me callo. Pero ¿me he dormir un poquito?
− ¡Noooo!
   Por fin pudo continuar la clase y cada alumno leyó su cuento. Unos habían elegido palabras con H; otros con B o V; etcétera.
Incluso algunos, como Adrián, habían escrito su cuento en verso.


   Y así fue como Ro, llamada también Ricitos de oro o la princesita del guisante cocido aprovechó un viaje para repasar la ortografía.

Siempre en espera de vuestros comentarios que,como es natural,enriquecerían este blog.

2 comentarios:

  1. ¿Todavía guardas el manuscrito original? ¿O lo has escrito de memoria? ¡vaya! ¡vaya! con ricitos de oro, o Ro mejor dicho. Menudo ingenio.

    ResponderEliminar
  2. Hace tiempo que no tengo manuscritos en el sentido literal de la palabra. De este,sí tenía algunas notas,pues se me ocurrió precisamente en un viaje a Jaén,aunque luego sufrió modificaciones.

    ResponderEliminar